*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*DOMINGO SEMANA VI DE
PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios
grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la
tierra,
son suyas las cumbres de los
montes;
suyo es el mar, porque él lo
hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador
nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como
en Meribá,
como el día de Masá en el
desierto;
cuando vuestros padres me
pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían
visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y
dije:
Es un pueblo de corazón
extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es
bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis
adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los
rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los
rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las
zarzas,
en el nombre del Señor los
rechacé.
Empujaban y empujaban para
derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es
poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es
poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del
Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al
Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me
escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los
arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el
Señor:
sea nuestra alegría y nuestro
gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre
del Señor,
os bendecimos desde la casa del
Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es
bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.
Ant 2. Bendito eres, Señor, sobre el trono de tu reino. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de
nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los
siglos.
Bendito tu nombre, Santo y
glorioso:
a él gloria y alabanza por los
siglos.
Bendito eres en el templo de tu
santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los
siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu
reino:
a ti gloria y alabanza por los
siglos.
Bendito eres tú, que sentado
sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los
siglos.
Bendito eres en la bóveda del
cielo:
a ti honor y alabanza por los
siglos.
Creaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los
siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres, Señor, sobre el trono de tu reino. Aleluya.
Ant 3. Adorad al Señor que está sentado en el trono y decid: «¡Amén,
aleluya!»
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto
firmamento.
Alabadlo por sus obras
magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al
Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adorad al Señor que está sentado en el trono y decid: «¡Amén,
aleluya!»
LECTURA BREVE Hch 10, 40-43
Dios resucitó a Jesús al tercer
día e hizo que se apareciese no a todo el pueblo, sino a nosotros, que somos
los testigos elegidos de antemano por Dios. Nosotros hemos comido y bebido con
él, después que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y él nos mandó predicar
al pueblo y atestiguar que ha sido constituido por Dios juez de vivos y
muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran que cuantos tengan fe en él
recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten
piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten
piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
V. Tú que has resucitado de entre
los muertos.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten
piedad de nosotros. Aleluya, aleluya.
PRIMERA LECTURA
De los Hechos de los apóstoles 20, 17-38
EXHORTACIÓN DE PABLO A LOS PASTORES DE LA IGLESIA DE ÉFESO
En aquellos días, desde Mileto,
mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se
presentaron les dijo:
«Vosotros sabéis que todo el
tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia,
he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han
procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio
alguno, que he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a
judíos y griegos a que se convirtieran y crean en nuestro Señor Jesús.
Y ahora me dirijo a Jerusalén,
forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu
Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero
a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y
cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es
la gracia de Dios.
He pasado por aquí predicando el
reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy
que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada, os he
anunciado enteramente el plan de Dios.
Tened cuidado de vosotros y del
rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la
Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo. Ya sé que, cuando os
deje, se meterán entre vosotros lobos feroces que no tendrán piedad del rebaño.
Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los
discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de
noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en
particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra que es gracia, y
tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos.
A nadie le he pedido dinero, oro
ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis
compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer
a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: "Más
dichoso es el que da que el que recibe."»
Cuando terminó de hablar, se
pusieron todos de rodillas, y Pablo rezó con todos ellos. Hubo abundantes
lágrimas por parte de todos, y, echándose al cuello de Pablo, lo abrazaron
afectuosamente. Estaban afligidos, sobre todo porque les había dicho que ya no
lo volverían a ver. Y así lo acompañaron hasta la nave.
RESPONSORIO Hch 20, 28; 1Co 4, 2
R. Tened cuidado del rebaño que
el Espíritu Santo os ha encargado guardar, * como pastores de la Iglesia de
Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo, Aleluya.
V. En un administrador lo que se
busca es que sea fiel.
R. Como pastores de la Iglesia de
Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
Del Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre la segunda
carta a los Corintios
(Cap. 5. 5--6. 2: PG 74, 942-943)
DIOS NOS HA RECONCILIADO POR MEDIO DE CRISTO Y NOS HA CONFIADO EL
MINISTERIO DE ESTA RECONCILIACIÓN
Los que poseen las arras del
Espíritu y la esperanza de la resurrección, como si poseyeran ya aquello que
esperan, pueden afirmar que desde ahora ya no conocen a nadie según la carne:
todos, en efecto, somos espirituales y ajenos a la corrupción de la carne. Porque,
desde el momento en que ha amanecido para nosotros la luz del Unigénito, somos
transformados en la misma Palabra que da vida a todas las cosas. Y, si bien es
verdad que cuando reinaba el pecado estábamos sujetos por los lazos de la
muerte, al introducirse en el mundo la justicia de Cristo quedamos libres de la
corrupción.
Por tanto, ya nadie vive en la
carne, es decir, ya nadie está sujeto a la debilidad de la carne, a la que
ciertamente pertenece la corrupción, entre otras cosas; en este sentido, dice
el Apóstol: Si en un tiempo conocimos a Cristo según la carne, ya ahora no es
así. Es como quien dice: La Palabra se hizo carne y puso su morada entre
nosotros, y, para que nosotros tuviésemos vida, sufrió la muerte según la
carne, y así es como conocimos a Cristo; sin embargo, ahora ya no es así como
lo conocemos. Pues, aunque retiene su cuerpo humano, ya que resucitó al tercer
día y vive en el cielo junto al Padre, no obstante, su existencia es superior a
la meramente carnal, puesto que ya no muere, la muerte no tiene ya poder sobre
él; su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un
vivir para Dios.
Si tal es la condición de aquel
que se convirtió para nosotros en abanderado y precursor de la vida, es
necesario que nosotros, siguiendo sus huellas, formemos parte de los que viven
por encima de la carne, y no en la carne. Por esto, dice con toda razón san
Pablo: El que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha comenzado. Hemos sido, en efecto, justificados por la fe en Cristo, y
ha cesado el efecto de la maldición, puesto que él ha resucitado por librarnos,
conculcando el poder de la muerte; y, además, hemos conocido al que es por
naturaleza propia Dios verdadero, a quien damos culto en espíritu y en verdad,
por mediación del Hijo, quien derrama sobre el mundo las bendiciones divinas
que proceden del Padre.
Por lo cual, dice acertadamente
san Pablo: Todo esto se lo debemos a Dios, que nos ha reconciliado consigo por
medio de Cristo, ya que el misterio de la encarnación y la renovación
consiguiente a la misma se realizaron de acuerdo con el designio del Padre. No
hay que olvidar que por Cristo tenemos acceso al Padre, ya que nadie va al
Padre, como afirma el mismo Cristo, sino por él. Y, así, todo esto se lo
debemos a Dios, que nos ha reconciliado por medio de Cristo, y nos ha confiado
el ministerio de esta reconciliación.
RESPONSORIO Rm 5, 11; Col 1. 19-20
R. Ponemos nuestra gloria y
confianza en Dios gracias a nuestro Señor Jesucristo, * por cuyo medio hemos
obtenido ahora la reconciliación. Aleluya.
V. En él quiso Dios que residiera
toda plenitud; y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas.
R. Por cuyo medio hemos obtenido
ahora la reconciliación. Aleluya.
*Lecturas del Domingo 6º de Pascua - Ciclo C*
Domingo, 22 de mayo de 2022
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan 14,23-29)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama
guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en
él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo
no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a
vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi
nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que
no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y
vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al
Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vosotros conocéis al Espíritu Santo, porque permanece con
vosotros y está con vosotros. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a
su pueblo.
suscitándonos una fuerza de
salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde
antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro
padre Abraham.
Para concedernos que, libres de
temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y
justicia,
en su presencia, todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta
del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de
lo alto,
para iluminar a los que viven en
tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vosotros conocéis al Espíritu Santo, porque permanece con
vosotros y está con vosotros. Aleluya.
PRECES
Invoquemos a Dios, Padre
todopoderoso, que resucitó a Jesús, nuestro jefe y salvador, y aclamémoslo,
diciendo:
*Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo*.
Padre santo, que hiciste pasar a
tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de tu gloria,
haz que podamos llegar también
nosotros a tu luz admirable.
Tú que nos has salvado por la fe,
haz que vivamos hoy según la fe
que profesamos en nuestro bautismo.
Tú que quieres que busquemos las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a tu derecha,
líbranos de la seducción del
pecado.
Haz que nuestra vida, oculta en
ti con Cristo, brille en el mundo,
para que aparezcan los cielos
nuevos y la tierra nueva.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Dirijámonos ahora al Padre con
las palabras que el Espíritu del Señor resucitado pone en nuestra boca:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso,
continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen
nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
HORA
TERCIA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor confesamos, ¡aleluya!
En la hora de tercia a la mañana
se llenaron los suyos de
esperanza,
y lejos de la noche y de la duda
salieron con la llama y la
palabra.
Al Señor adoramos, ¡aleluya!
Han marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su nombre el nombre de los
siglos,
y en la tierra su voz cual voz
ninguna
convoca seguidores y testigos.
Al Señor esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos al Viviente,
a Jesús victorioso de la muerte;
acéptanos, oh Cristo, cual
liturgia
de gloria que ganaste y a ti
vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 119 - DESEO DE LA PAZ
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios
mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero, afiladas
con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL
PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y
salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de
justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir:. «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro
Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Cf. 1Co
15, 3b-5
Cristo murió por nuestros
pecados, según las Escrituras, y fue sepultado; resucitó al tercer día y vive,
según lo anunciaron también las Escrituras. Y se apareció a Cefas y luego a los
Doce.
V. Verdaderamente ha resucitado
el Señor. Aleluya.
R. Y se ha aparecido a Simón.
Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios todopoderoso,
continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen
nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA
SEXTA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, EL SOL DE
MEDIODÍA
Verbo de Dios, el sol de
mediodía,
amable mensajero de tu rostro,
fecunda nuestra tierra y la
hermosea
como fuente de luz, de vida y
gozo.
Más hermoso tu cuerpo, que es
pleroma
del infinito amor jamás gastado;
y de ese mar sin fondo ni ribera
la Iglesia es tu pleroma
continuado.
Verbo de Dios, que reinas sin
fatiga,
que emerges victorioso del
trabajo,
reina dichoso tú que nos esperas
mientras nosotros vamos
caminando. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 22 - EL BUEN PASTOR
El Señor es mi Pastor, nada me
falta:
en verdes praderas me hace
recostar;
me conduce hacia fuentes
tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas
oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me
acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 75 I- ACCIÓN DE GRACIAS POR
LA VICTORIA
Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del
arco,
el escudo, la espada y la guerra.
Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín
conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
y a los guerreros no les
responden sus brazos.
Con un bramido, ¡oh Dios de Jacob!,
inmovilizaste carros y caballos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 75 - II
Tú eres terrible: ¿quién resiste
frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la
sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para
juzgar,
para salvar a los humildes de la
tierra.
La cólera humana tendrá que
alabarte,
los que sobrevivan al castigo te
rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al
Temible:
él deja sin aliento a los
príncipes,
y es temible para los reyes del
orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ef 2,
4-6
Dios, que es rico en
misericordia, por el gran amor con que nos amó, aún cuando estábamos muertos
por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo -por pura gracia habéis sido
salvados- y nos resucitó con él, y nos hizo sentar en los cielos con Cristo
Jesús.
V. Los discípulos se llenaron de
alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios todopoderoso,
continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen
nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA
NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: REINA EL SEÑOR ALLÍ DONDE
NINGUNO
Reina el Señor allí donde ninguno
ciñe corona que haya dado el
mundo;
reina el Señor allí donde la vida
sin lágrimas es río de delicias.
Reina el Señor, el compasivo
siervo,
que en sus hombros cargó nuestro
madero;
vive el muerto en la cruz, el
sepultado
y con hierro sellado y
custodiado.
Cruzó el oscuro valle de la
muerte
hasta bajar a tumba de rebeldes;
fingía que era suya nuestra pena,
y en silencio escuchó nuestra
sentencia.
Pero reina el Señor, la tierra
goza,
y ya se escuchan los cánticos de
boda.
¡Gloria al Señor Jesús
resucitado,
nuestra esperanza y triunfo
deseado! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y
ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte
de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con
ellos.»
El Señor ha estado grande con
nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra
suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES
INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros
sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras
duermen!
La herencia que da el Señor son
los hijos;
una recompensa es el fruto de las
entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando
litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL
HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de
olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde
Sión,
que veas la prosperidad de
Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus
hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 4
Por nuestro bautismo fuimos
sepultados con Cristo, para participar de su muerte; para que, así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros vivamos una vida nueva.
V. Quédate con nosotros, Señor.
Aleluya.
R. Porque ya es tarde. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Concédenos, Dios todopoderoso,
continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen
nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ LA PAZ Y LA
CORONA
Al fin será la paz y la corona,
los vítores, las palmas
sacudidas,
y un aleluya inmenso como el
cielo
para cantar la gloria del Mesías.
Será el estrecho abrazo de los
hombres,
sin muerte, sin pecado, sin
envidia;
será el amor perfecto del
encuentro,
será como quien llora de alegría.
Porque hoy remonta el vuelo el sepultado
y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.
Se fue, pero volvía, se mostraba,
lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo
contempla,
lo adora más presente todavía.
Hundimos en sus ojos la mirada,
y ya es nuestra la historia que
principia,
nuestros son los laureles de su
frente,
aunque un día le dimos las
espinas.
Que el tiempo y el espacio
limitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo
omnipotente,
a quien gozoso el mundo
glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dios resucitó a Cristo de
entre los muertos y lo hizo sentar en su gloria. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS,
REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus
enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu
nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se
arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de
su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios resucitó a Cristo de
entre los muertos y lo hizo sentar en su gloria. Aleluya.
Ant 2. Habéis renunciado a los
ídolos para consagraros al Dios vivo. Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS
VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a
nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las
naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata
y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el
Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en
el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de
nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los
hombres.
Los muertos ya no alaban al
Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al
Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Habéis renunciado a los
ídolos para consagraros al Dios vivo. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO -
Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con
todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se
dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de
cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el
poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos
y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos
todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y
grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro
Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle
gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. La salvación y la
gloria y el poder son de nuestro Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10,
12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo
sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra
de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por
escabel de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la
perfección en la gloria a los que ha santificado.
RESPONSORIO BREVE
V. Verdaderamente ha resucitado
el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya, aleluya.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado
el Señor. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El que me ama guardará mi
palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL
ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus
fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de
corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de
bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padres-
en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que me ama guardará mi
palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios Padre, que resucitó
a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle:
Haz que participemos, Señor, de
la gloria de Cristo.
Padre justo, que por la victoria
de la cruz elevaste a Cristo sobre la tierra,
atrae hacia él a todos los
hombres.
Por tu Hijo glorificado, envía,
Señor, sobre tu Iglesia al Espíritu Santo,
a fin de que tu pueblo sea en
medio del mundo signo de la unidad de los hombres.
Conserva en la fe de su bautismo
a la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo,
para que alcance la vida eterna.
Por tu Hijo glorificado, ayuda,
Señor, a los que sufren, da la libertad a los presos, la salud a los enfermos
y la abundancia de tus bienes a
todos los hombres.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
A nuestros hermanos difuntos, a
quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de tu Hijo
glorioso,
concédeles la gloria de la
resurrección en el último día.
Terminemos nuestra oración con
las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Dios todopoderoso,
continuar celebrando con amor ferviente estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen
nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso
nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en
socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al
final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente
nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios
todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y
omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por
mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María,
siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a
vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios,
nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Himno: EL CORAZÓN SE DILATA
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino.
Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL
OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del
Altísimo,
que vives a la sombra del
Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío,
alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del
cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las
tinieblas,
ni la epidemia que devasta a
mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu
refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu
tienda,
porque a sus ángeles ha dado
órdenes
para que te guarden en tus
caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la
piedra;
caminarás sobre áspides y
víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi
nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Ap 22,
4-5
Verán el rostro del Señor, y
tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de
lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por
los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
V. Tú, el Dios leal, nos
librarás.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Aleluya.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en
paz,
porque mis ojos han visto a tu
Salvador,
a quien has presentado ante todos
los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Aleluya.
ORACION
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor,
que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de
tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos
alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos
conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA
VIRGEN
Reina del cielo, alégrate,
aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno,
aleluya,
ha resucitado, según su palabra,
aleluya.
Ruega al Señor por nosotros,
aleluya.