*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Mateo, apóstol y evangelista, fiesta*
Común de apóstoles
Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Levi,
que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o
recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio
en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de
Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento.
Laudes
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz sobre
los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la alabanza divina
en el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al
fin
Ant: Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este
«hoy» (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Himno
Vosotros que escuchasteis la
llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.
Vosotros que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.
Vosotros que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.
Vosotros que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.
Primer Salmo
Salmo 62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: Éste es
mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Éste es
mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Cántico AT
Daniel 3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Nadie
tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Nadie
tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
.
Segundo Salmo
Salmo 149: Alegría de los santos
Ant: «Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su
Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: «Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.
Lectura Bíblica
Ef 2,19-22
Ya no
sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo
el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo
consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la
construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
V/. Los
nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R/. Los
nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V/. Harán
memorable tu nombre, Señor.
R/. Sobre
toda la tierra.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Los
nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
Lectura Bíblica
V/. Contaron
las alabanzas del Señor y su poder.
R/. Y las
maravillas que realizó.
Diversidad de funciones en un mismo cuerpo
Ef 4,1-16
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la
que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu,
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es
la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe,
un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo,
y lo invade todo.
A cada
uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por
eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los
hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el
que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el
universo.
Y él ha
constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a
otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos
niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de
doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino
que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él,
que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a
través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de
cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo
en el amor.
R/. Ninguna predicción
antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de
Dios, movidos por el Espíritu Santo.
V/. Es el
Señor quien da sensatez, de su boca proceden sabiduría e inteligencia.
R/. Hombres
como eran, hablaron de parte de Dios, movidos por el Espíritu Santo.
Jesús lo vio y, porque lo amó, lo eligió
San Beda el Venerable, presbítero
Homilía 21 (CCL 122,149-151)
Jesús vio
a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Lo
vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio
al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme. Sígueme, que
quiere decir: «Imítame». Le dijo: Sígueme, más que con sus
pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que permanece en Cristo
debe vivir como vivió él.
El
-continúa el texto sagrado- se levantó y lo siguió. No hay que extrañarse del
hecho de que aquel recaudador de impuestos, a la primera indicación imperativa
del Señor, abandonase su preocupación por las ganancias terrenas y, dejando de
lado todas sus riquezas, se adhiriese al grupo que acompañaba a aquel que él
veía carecer en absoluto de bienes. Es que el Señor, que lo llamaba por fuera
con su voz, lo iluminaba de un modo interior e invisible para que lo siguiera,
infundiendo en su mente la luz de la gracia espiritual, para que comprendiese
que aquel que aquí en la tierra lo invitaba a dejar sus negocios temporales era
capaz de darle en el cielo un tesoro incorruptible.
Y,
estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían
acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. La conversión de un solo
publicano fue una muestra de penitencia y de perdón para muchos otros
publicanos y pecadores. Ello fue un hermoso y verdadero presagio, ya que Mateo,
que estaba destinado a ser apóstol y maestro de los gentiles, en su primer
trato con el Señor arrastró en pos de sí por el camino de la salvación a un
considerable grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe,
comienza su ministerio de evangelizador que luego, llegado a la madurez en la
virtud, había de desempeñar. Pero, si deseamos penetrar más profundamente el
significado de estos hechos, debemos observar que Mateo no sólo ofreció al
Señor banquete corporal en su casa terrena, sino que le preparó, por su fe y
por su amor, otro banquete mucho más grato en la casa de su interior, según
aquellas palabras del Apocalipsis: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y
me abre, entraré y comeremos juntos.
Nosotros
escuchamos su voz, le abrimos la puerta y lo recibimos en nuestra casa, cuando
de buen grado prestamos nuestro asentimiento a sus advertencias, ya vengan
desde fuera, ya desde dentro, y ponemos por obra lo que conocemos que es
voluntad suya. Él entra para comer con nosotros, y nosotros con él, porque, por
el don de su amor, habita en el corazón de los elegidos, para saciarlos con la
luz de su continua presencia, haciendo que sus deseos tiendan cada vez más
hacia las cosas celestiales y deleitándose él mismo en estos deseos como en un
manjar sabrosísimo.
R/. Fue Mateo
un ágil escribano, doctísimo en la ley del Dios del cielo, adiestró su corazón
para investigar la ley del Señor, para practicar y enseñar sus mandatos, según
el don que él le otorgó misericordiosamente.
V/. A él le
fue confiado el Evangelio de la gloria de Dios.
R/. Adiestró
su corazón para investigar la ley del Señor, para practicar y enseñar sus
mandatos, según el don que él le otorgó misericordiosamente.
Lecturas del San Mateo, apóstol y
evangelista
Martes, 21 de septiembre de 2021
Evangelio
Lectura del santo evangelio según
san Mateo (9,9-13):
9 Cuando se
iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el
despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.
10 Y sucedió
que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y
pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Al verlo
los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los
publicanos y pecadores?»
12 Mas él, al
oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal.
13 Id, pues,
a aprender qué significa aquello de: = Misericordia quiero, que no sacrificio.
= Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: Vio Jesús
a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vio Jesús
a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.
Preces
Queridos hermanos, habiendo recibido de los apóstoles la herencia
de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:
*El coro de
los apóstoles te ensalza, Señor*
· -
Por la mesa de tu cuerpo y de tu sangre, que nos transmitieron los apóstoles,
con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
·
· -
Por la mesa de tu Palabra, que nos transmitieron los apóstoles,
con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
·
· -
Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles,
por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
·
· -
Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles,
con la cual quedamos limpios de todos los pecados:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
·
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Terminemos nuestra oración con la
plegaria que nos enseñó el Señor:
Padre
nuestro….
Final
Oh Dios,
que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo
de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su
intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
San Mateo, Apóstol, Evangelista (Fiesta)
San Mateo, hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaún, en el lago de
Galilea. Es llamado Leví por los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue un
publicano, es decir, un colector de impuestos para los romanos. Cuando Jesús lo
ve sentado a la mesa de recaudación de impuestos lo llama para que sea uno de
los Doce (Mt 9,9ss). El mismo episodio lo narran también los otros Evangelios
sinópticos (Mc 2, 14ss, Lc 5, 27ss). San Mateo es el octavo en la enumeración
de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 13) y en la del mismo Mateo (Mt 10,3),
que cuando se nombra a sí mismo se llama "Mateo, el publicano", y el
séptimo en la lista de San Marcos y San Lucas (Mc. 3, 13; Lc 6, 12). Debido a
su profesión provienen los atributos con los cuales se le representan: una
bolsa de dinero o un tablero de contar.
Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años
en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Poco
antes de esta dispersión escribe su Evangelio, siendo el primero de los cuatro,
tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, el cual es citado en la
Historia Eclesiástica por Eusebio: "Mateo ordenó (compuso) las palabras
(logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego
como pudo". Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los
judíos. El Apóstol San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí.
Según varias fuentes apócrifas, que no siempre coinciden en todos
los detalles, luego de predicar en Judea, fue a predicar entre los partos y los
persas, pero sobre todo en Etiopía, donde venció a dos magos que se hacían
adorar como dioses y a los dragones que los acompañaban. Después resucitó a la
hija del rey Egipo (o Hegesipo). Fue martirizado por oponerse al matrimonio del
rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al
cristianismo por la predicación del Apóstol. Fue muerto a filo de espada cuando
estaba orando al pie del altar después de misa, lo cual le vale otro de los
atributos de su iconografía: la espada, que a veces se cambia por alabarda o
hacha.
San Mateo, en cuanto evangelista, es representado con un libro o
rollo de modo genérico. Pero cada uno de los cuatro evangelistas tiene un
símbolo especial, inspirado en la visión de los "Cuatro Vivientes"
que nos trae el profeta Ezequiel (Ez. 1, 5ss) y que recoge el Apocalipsis (Ap.
4, 6-11) en el Nuevo Testamento. Por comenzar a narrar la genealogía humana de
Jesús, a Mateo le corresponde el "rostro humano" del tercer Viviente
(Ap. 4, 7), por ello un hombre alado es el símbolo de su Evangelio. Este
simbolismo fue fijado por San Jerónimo.
La Liturgia aplica a San Mateo las siguientes palabras del libro
de Esdras: "Este maestro, muy instruido en la Ley dada a Moisés por Yavé,
Dios de Israel (...) sobre él estaba la bondadosa mano de su Dios. (...) se
había dedicado con todo su corazón a poner por obra la Ley de Yavé y a enseñar
a Israel sus mandamientos y preceptos." (cfr. Esd. 7, 6-10).
El hecho de haber tenido como invitado al Señor a su mesa, y el
trabajo al que se dedicaba cuando fue llamado por el Señor se aluden en la
liturgia de su fiesta. En la oración colecta se señala que Dios,
"inexpresable misericordia", se dignó "elegir a san Mateo para
convertirlo de recaudador de impuestos en un apóstol". En la oración
postcomunión se hace referencia al "gozo salvífico que experimentó san
Mateo cuando recibió en su casa como comensal al Salvador". Y en el himno
de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh Mateo, ¡qué riquezas tan
grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...) apegado a las
monedas! / A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro
(...)".
San Mateo es patrono de los banqueros, y su fiesta se celebra el
21 de septiembre.
Vísperas
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Benditos son los pies de los que
llegan
para anunciar la paz que el mundo espera,
apóstoles de Dios que Cristo envía,
voceros de su voz, grito del Verbo.
De pie en la encrucijada del camino
del hombre peregrino y de los pueblos,
es el fuego de Dios el que los lleva
como cristos vivientes a su encuentro.
Abrid, pueblos, la puerta a su llamada,
la verdad y el amor son don que llevan;
no temáis, pecadores, acogedlos,
el perdón y la paz serán su gesto.
Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.
Primer Salmo
Salmo 115: Acción de gracias en el templo
Ant: Vosotros
sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza (Hb 13,15)
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vosotros
sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.
Segundo Salmo
Salmo 125: Dios, alegría y esperanza nuestra
Ant: Yo estoy
en medio de vosotros como el que sirve.
Si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo
(2Co 1,7)
Cuando el Señor cambió la suerte
de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Yo estoy
en medio de vosotros como el que sirve.
Cántico NT
Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador
Ant: Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Ya no os
llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
Lectura Bíblica
Ef 4,11-13
Cristo ha
constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a
otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función
de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que
lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al
hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
V/. Contad a
los pueblos la gloria del Señor.
R/. Contad a
los pueblos la gloria del Señor.
V/. Sus
maravillas a todas las naciones.
R/. La gloria
del Señor.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Contad a
los pueblos la gloria del Señor.
Cántico Evangélico
Cántico [en Español] [en Latín]
Ant: «Misericordia
quiero y no sacrificios -dice el Señor-: que no he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores.»
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: «Misericordia
quiero y no sacrificios -dice el Señor-: que no he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores.»
Preces
Hermanos,
edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo
santo, diciendo:
Acuérdate,
Señor, de tu Iglesia
· -
Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se
manifestara en primer lugar a los apóstoles,
haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del
mundo
· -
Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres,
haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas
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Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro trabajo, para que,
alegres, demos fruto con nuestra perseverancia
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Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres
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Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,
admite a los difuntos en tu reino de felicidad
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
ver las intenciones del Santo Padre
para este mes de septiembre
ver las intenciones de oración de ETF
Terminemos nuestra oración con
las palabras que nos enseñó el Señor:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Oh Dios,
que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo
de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su
intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos
fórmulas finales:
(Fórmula larga)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el
amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
(Fórmula breve)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Si se despide a la asamblea se añade:
V/. Podéis ir
en paz.
R/. Demos gracias a Dios.