*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Damián de Molokai*
15 de Abril
TIEMPO
PASCUAL
JUEVES
DE SEMANA II
Propio del Tiempo. Salterio II
15 de abril
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: EL AGUA PURA, DON DE LA MAÑANA
El agua pura, don de la mañana,
da a los ojos el brillo de la vida,
y el alma se despierta cuando escucha
que el ángel dice: «¡Cristo resucita!»
¡Cómo quieren las venas de mi cuerpo
ser música, ser cuerdas de la lira,
y cantar, salmodiar como los pájaros,
en esta Pascua santa la alegría!
Mirad cuál surge Cristo transparente:
en medio de los hombres se perfila
su cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado, serena compañía.
El que quiera palparlo, aquí se acerque,
entre con su fe en el Hombre que humaniza,
derrame su dolor y su quebranto,
dé riendas al amor, su gozo diga.
A ti, Jesús ungido, te ensalzamos,
a ti, nuestro Señor, que depositas
tu santo y bello cuerpo en este mundo,
como en el campo se echa la semilla. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Yo soy la vid, vosotros sois los sarmientos. Aleluya.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy la vid, vosotros sois los sarmientos. Aleluya.
Ant 2. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Aleluya.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Aleluya.
Ant 3. El Señor nos alimentó con flor de harina. Aleluya.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos alimentó con flor de harina. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 8, 10-11
Si Cristo está en vosotros, aunque vuestro cuerpo haya muerto por causa del
pecado, el espíritu tiene vida por la justificación. Y si el Espíritu de aquel
que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que
resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. Dios
resucitó al Señor. Aleluya.
R. Y nos resucitará también a nosotros por su poder. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 3, 1-22
EXHORTACIÓN A LAS IGLESIAS DE SARDES, FILADELFIA y LAODICEA
Yo, Juan, oí que el Señor me decía:
«Escribe al ángel de la Iglesia de Sardes:
"Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas:
Conozco tus obras. Tienes nombre como alguien que vive, pero estás muerto.
Ponte alerta y reanima lo que queda y que está a punto de morir, pues no he
hallado perfectas tus obras en la presencia de mi Dios. Así que, recuerda cómo
has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Porque, si no
estás alerta, vendré como el ladrón, sin que sepas la hora en que voy a llegar.
Tienes, sin embargo, en Sardes algunas pocas personas que no han manchado sus
vestidos; ellos andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos de ello.
El vencedor será así revestido con vestiduras blancas. No borraré jamás su
nombre del libro de la vida, sino que lo proclamaré en presencia de mi Padre y
de sus ángeles. El que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las
Iglesias."
Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe:
"Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David, el que abre
sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir: Conozco
tus obras. He abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar. Porque, no
obstante tus pocas fuerzas, has guardado mi palabra y no has renegado de mi
nombre, voy a entregarte algunos adeptos de la sinagoga de Satanás, de los que,
mintiendo, se proclaman a sí mismos judíos, sin serlo en realidad. Vo los haré
venir y se postrarán a tus pies y sabrán que yo te he amado. Y, porque has
guardado la palabra de mi constancia, yo también te guardaré en la hora de la
prueba que va a venir sobre el mundo entero, para probar a los habitantes de la
tierra. Llegaré pronto: sostén lo que tengas, para que nadie te quite tu
corona.
Al que venza lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya nunca saldrá fuera,
y sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios,
de la nueva Jerusalén, que baja del cielo desde mi Dios, y mi nombre nuevo. El
que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias."
Al ángel de la iglesia de Laodicea escribe:
"Esto dice 'el Amén', el testigo fiel y veraz, el principio de la creación
de Dios: Conozco tus obras, no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o
caliente! Pero, porque eres tibio y no eres frío ni caliente, estoy por
vomitarte de mi boca. Dices: 'Soy rico, he acumulado riquezas y de nada tengo
necesidad'; y no sabes que eres tú el desventurado, el miserable, el indigente,
el ciego y el desnudo. Por eso yo te aconsejo que compres de mi oro acrisolado
por el fuego para enriquecerte, vestiduras blancas para vestirte y, así, no
descubrir la vergüenza de tu desnudez, y colirio para untar tus ojos y poder
ver.
Yo reprendo y corrijo a cuantos amo. ¡Animo, pues, Y arrepiéntete! Mira que
estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y me abre la puerta entraré
en su casa, cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí,
me senté en el trono de mi Padre, junto a él. El que tenga oídos oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias."»
RESPONSORIO Ap 3, 20; 2, 7
R. Si alguno escucha mi voz y me abre la puerta * entraré
en su casa, cenaré con él y él conmigo. Aleluya.
V. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el
paraíso de Dios.
R. Entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Gaudencio de Brescia, obispo
(Tratado 2: CSEL 68, 30-32)
EL DON DE LA NUEVA ALIANZA QUE NOS DEJÓ EN HERENCIA
El sacrificio celestial instituido por Cristo es verdaderamente el don de su
nueva alianza que nos dejó en herencia, como prenda de su presencia entre
nosotros, la misma noche en que iba a ser entregado para ser crucificado. Éste
es el viático de nuestro camino, con el cual nos alimentamos y nutrimos durante
el peregrinar de nuestra vida presente, hasta que salgamos de este mundo y
lleguemos al Señor; por esto decía el mismo Señor: Si no coméis mi carne y no
bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros.
Quiso, en efecto, que sus beneficios permanecieran en nosotros, quiso que las
almas redimidas con su sangre preciosa fueran continuamente santificadas por el
sacramento de su pasión; por esto mandó a sus fieles discípulos, a los que
instituyó también como primeros sacerdotes de su Iglesia, que celebraran
incesantemente estos misterios de vida eterna, que todos los sacerdotes deben
continuar celebrando en las Iglesias de todo el mundo, hasta que Cristo vuelva
desde el cielo, de modo que, tanto los mismos sacerdotes como los fieles todos,
teniendo cada día ante nuestros ojos y en nuestras manos el memorial de la pasión
de Cristo, recibiéndolo en nuestros labios y en nuestro pecho, conservemos el
recuerdo indeleble de nuestra redención.
Además, puesto que el pan, compuesto de muchos granos de trigo reducidos a
harina, necesita, para llegar a serlo, de la acción del agua y del fuego,
nuestra mente descubre en él una figura del cuerpo de Cristo, el cual, como
sabemos, es un solo cuerpo compuesto por la muchedumbre de todo el género
humano y unido por el fuego del Espíritu Santo.
Jesús, en efecto, nació por obra del Espíritu Santo y, porque así convenía para
cumplir la voluntad salvífica de Dios, penetró en las aguas bautismales para
consagrarlas, y volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo, que había
descendido sobre él en forma de paloma, como atestigua el evangelista san
Lucas: Jesús regresó de las orillas del Jordán, lleno del Espíritu Santo.
Asimismo, también el vino que es su sangre, resultante de la unión de muchos
granos de uva de la viña por él plantada, fue exprimido en el lagar de la cruz,
y fermenta, por su propia virtud, en el espacioso recipiente de los que lo
beben con espíritu de fe.
Todos nosotros, los que hemos escapado de la tiranía de Egipto y del diabólico
Faraón, debemos recibir, con toda la avidez de que es capaz nuestro religioso
corazón, este sacrificio de la Pascua salvadora, para que nuestro Señor
Jesucristo, al que creemos presente en sus sacramentos, santifique nuestro
interior; él, cuya inestimable eficacia perdura a través de los siglos.
RESPONSORIO Lc 22, 19; Jn 6, 59
R. Jesús tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo: * «Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros;
haced esto en memoria mía.» Aleluya.
V. Éste es el pan que ha bajado del cielo; el que coma de este pan
vivirá para siempre.
R. Esto es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros; haced esto
en memoria mía. Aleluya.
Jueves, 15 de abril de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (3,31-36):
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de
la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de
todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su
testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con
medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el
Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la
ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas.
Aleluya.
PRECES
Oremos confiados a Dios Padre, que quiso que Cristo fuera la
primicia de la resurrección de los hombres, y aclamémoslo, diciendo:
Que el Señor Jesús sea nuestra vida.
Tú que por la columna de fuego iluminaste a tu pueblo en el desierto,
ilumina hoy con la resurrección de Cristo el día que empezamos.
Tú que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí,
haz que Cristo, por su resurrección, sea hoy palabra de vida para nosotros.
Tú que con el maná alimentaste a tu pueblo peregrino en el desierto,
haz que Cristo, por su resurrección, sea durante este día nuestro pan de vida.
Tú que por el agua de la roca diste de beber a tu pueblo en el desierto,
por la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de vida.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den
fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Damián de Molokai*
15 de Abril
Su Vida
Lo han llamado "el leproso voluntario", porque con tal
de poder atender a los leprosos que estaban en total abandono, aceptó volverse
leproso como ellos.
Lo beatificó el Papa Juan Pablo II en el año 1994.
El Padre Damián nació el 3 de enero de 1840, en Tremeloo, Bélgica.
De pequeño en la escuela ya gozaba haciendo como obras manuales,
casitas como la de los misioneros en las selvas. Tenía ese deseo interior de ir
un día a lejanas tierras a misionar.
De joven fue arrollado por una carroza, y se levantó sin ninguna
herida. El médico que lo revisó exclamó: "Este muchacho tiene energías
para emprender trabajos muy grandes".
Un día siendo apenas de ocho años dispuso irse con su hermanita a
vivir como ermitaños en un bosque solitario, a dedicarse a la oración. El susto
de la familia fue grande cuando notó su desaparición. Afortunadamente unos
campesinos los encontraron por allá y los devolvieron a casa. La mamá se
preguntaba: ¿qué será lo que a este niño le espera en el futuro?
De joven tuvo que trabajar muy duro en el campo para ayudar a sus
padres que eran muy pobres. Esto le dio una gran fortaleza y lo hizo práctico
en muchos trabajos de construcción, de albañilería y de cultivo de tierras, lo
cual le iba a ser muy útil en la isla lejana donde más tarde iba a misionar.
A los 18 años lo enviaron a Bruselas (la capital) a estudiar, pero
los compañeros se le burlaban por sus modos acampesinados que tenía de hablar y
de comportarse. Al principio aguantó con paciencia, pero un día, cuando las
burlas llegaron a extremos, agarró por los hombros a uno de los peores
burladores y con él derribó a otros cuatro. Todos rieron, pero en adelante ya
le tuvieron respeto y, pronto, con su amabilidad se ganó las simpatías de sus
compañeros.
Religioso. A los 20 años escribió a sus padres pidiéndoles permiso
para entrar de religioso en la comunidad de los sagrados Corazones. Su hermano
Jorge se burlaba de él diciéndole que era mejor ganar dinero que dedicarse a
ganar almas (el tal hermano perdió la fe más tarde).
Una gracia pedida y concedida. Muchas veces se arrodillaba ante la
imagen del gran misionero, San Francisco Javier y le decía al santo: "Por
favor alcánzame de Dios la gracia de ser un misionero, como tú". Y sucedió
que a otro religioso de la comunidad le correspondía irse a misionar a las
islas Hawai, pero se enfermó, y los superiores le pidieron a Damián que se
fuera él de misionero. Eso era lo que más deseaba.
Su primera conquista. En 1863 zarpó hacia su lejana misión en el
viaje se hizo sumamente amigo del capitán del barco, el cual le dijo: "yo
nunca me confieso. soy mal católico, pero le digo que con usted si me
confesaría". Damián le respondió: "Todavía no soy sacerdote pero
espero un día, cuando ya sea sacerdote, tener el gusto de absolverle todos sus
pecados". Años mas tarde esto se cumplirá de manera formidable.
Empieza su misión. Poco después de llegar a Honolulú, fue ordenado
Damián_Igl_SanJosé.jpg (17713 bytes) sacerdote y enviado a una pequeña isla de
Hawai. las Primeras noches las pasó debajo de una palmera, porque no tenía casa
para vivir. Casi todos los habitantes de la isla eran protestantes. Con la
ayuda de unos pocos campesinos católicos construyó una capilla con techo de
paja; y allí empezó a celebrar y a catequizar. Luego se dedicó con tanto cariño
a todas las gentes, que los protestantes se fueron pasando casi todos al
catolicismo.
Fue visitando uno a uno todos los ranchos de la isla y acabando
con muchas creencias supersticiosas de esas pobres gentes y reemplazándolas por
las verdaderas creencias. Llevaba medicinas y lograba la curación de numerosos
enfermos. Pero había por allí unos que eran incurables: eran los leprosos.
Molokai, la isla maldita. Como en las islas Hawai había muchos
leprosos, los vecinos obtuvieron del gobierno que a todo enfermo de lepra lo
desterraran a la isla de Molokai. Esta isla se convirtió en un infierno de
dolor sin esperanza. Los pobres enfermos, perseguidos en cacerías humanas, eran
olvidados allí y dejados sin auxilios ni ayudas. Para olvidar sus penas se
dedicaban los hombres al alcoholismo y los vicios y las mujeres a toda clase de
supersticiones.
Enterrado vivo. Al saber estas noticias el Padre Damián le pidió
al Sr. Obispo que le permitiera irse a vivir con los leprosos de Molokai. Al
Monseñor le parecía casi increíble esta petición, pero le concedió el permiso,
y allá se fue.
En 1873 llego a la isla de los leprosos. Antes de partir había
dicho : "Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me
contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado grande si se hace
por Cristo". Los leprosos lo recibieron con inmensa alegría. La primera
noche tuvo que dormir también debajo de una palmera, porque no había habitación
preparada para él. Luego se dedicó a visitar a los enfermos. Morían muchos y
los demás se hallaban desesperados.
Trabajo y distracción. El Padre Damián empezó a crear fuentes de
trabajo para que los leprosos estuvieran distraídos. Luego organizó una banda
de música. Fue recogiendo a los enfermos más abandonados, y él mismo los
atendía como abnegado enfermero. Enseñaba reglas de higiene y poco a poco
transformó la isla convirtiéndola en un sitio agradable para vivir.
Pidiendo al extranjero. Empezó a escribir al extranjero,
especialmente a Alemania, y de allá le llegaban buenos donativos. Varios barcos
desembarcaban alimentos en las costas, los cuales el misionero repartía de
manera equitativa. Y también le enviaban medicinas, y dinero para ayudar a los
más pobres. Hasta los protestantes se conmovían con sus cartas y le enviaban
donativos para sus leprosos.
Confesión a larga distancia. Pero como la gente creía que la lepra
era contagiosa, el gobierno prohibió al Padre Damián salir de la isla y tratar
con los que pasaban por allí en los barcos. Y el sacerdote llevaba años sin
poder confesarse. Entonces un día, al acercarse un barco que llevaba
provisiones para los leprosos, el santo sacerdote se subió a una lancha y casi
pegado al barco pidió a un sacerdote que allí viajaba, que lo confesara. Y a
grito entero hizo desde allí su única y última confesión, y recibió la absolución
de sus faltas.
Haciendo de todo. Como esas gentes no tenían casi dedos, ni manos,
el Padre Damián les hacía él mismo el ataúd a los muertos, les cavaba la
sepultura y fabricaba luego como un buen carpintero la cruz para sus tumbas.
Preparaba sanas diversiones para alejar el aburrimiento, y cuando llegaban los
huracanes y destruían los pobres ranchos, él en persona iba a ayudar a
reconstruirlos.
Leproso para siempre. El santo para no demostrar desprecio a sus
queridos leprosos, aceptaba fumar en la pipa que ellos habían usado. Los
saludaba dándoles la mano. Compartía con ellos en todas las acciones del día. Y
sucedió lo que tenía que suceder: que se contagió de la lepra. Y vino a saberlo
de manera inesperada.
La señal fatal. Un día metió el pie en un una vasija que tenía
agua sumamente caliente, y él no sintió nada. Entonces se dió cuenta de que
estaba leproso. Enseguida se arrodilló ante un crucifijo y exclamó:
"Señor. por amor a Ti y por la salvación de estos hijos tuyos, acepté esta
terrible realidad. La enfermedad me ira carcomiendo el cuerpo, pero me alegra
el pensar que cada día en que me encuentre más enfermo en la tierra, estaré más
cerca de Ti para el cielo".
La enfermedad se fue extendiendo prontamente por su cuerpo. Los
enfermos comentaban: "Qué elegante era el Padre Damián cuando llegó a
vivir con nosotros, y que deforme lo ha puesto la enfermedad". Pero él
añadía: "No importa que el cuerpo se vaya volviendo deforme y feo, si el
alma se va volviendo hermosa y agradable a Dios".
Sorpresa final. Poco antes de que el gran sacerdote muriera, llegó
a Molokai un barco. Era el del capitán que lo había traído cuando llegó de
misionero. En aquél viaje le había dicho que con el único sacerdote con el cual
se confesaría sería con él. Y ahora, el capitán venía expresamente a confesarse
con el Padre Damián. Desde entonces la vida de este hombre de mar cambió y
mejoró notablemente. También un hombre que había escrito calumniando al santo
sacerdote llegó a pedirle perdón y se convirtió al catolicismo.
Y el 15 de abril de 1889 "el leproso voluntario", el
Apóstol de los Leprosos, voló al cielo a recibir el premio tan merecido por su
admirable caridad.
En 1994 el Papa Juan Pablo II, después de haber comprobado
milagros obtenidos por la intercesión de este gran misionero, lo declaró beato,
y patrono de los que trabajan entre los enfermos de lepra.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ES LA PASCUA REAL, NO YA LA SOMBRA.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera pascua del Señor;
la sangre del pasado es solo un signo,
la mera imagen de la gran unción.
En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.
Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.
Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción.
Cristo, Rey eterno, te pedimos
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo está constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo está constituido por Dios juez de vivos y muertos. Aleluya.
Ant 2. Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.
Ant 3. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo y lo será siempre. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los
culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como
poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no
consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una
conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le
sometieron ángeles autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El que tiene fe en el Hijo tiene la vida eterna. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que tiene fe en el Hijo tiene la vida eterna. Aleluya.
PRECES
Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó
fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, y
aclamémoslo, suplicantes:
Rey de la gloria, escúchanos.
Señor Jesús, tú que, por tu propia sangre y por tu resurrección, penetraste en
el santuario de Dios,
llévanos contigo al reino del Padre.
Tú que, por tu resurrección, robusteciste la fe de tus discípulos y los
enviaste a anunciar el Evangelio al mundo,
haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.
Tú que, por tu resurrección, eres nuestra reconciliación y nuestra paz,
haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.
Tú que, por tu resurrección, diste la salud, al tullido del templo,
mira con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que, por tu resurrección, fuiste constituido primogénito de los muertos que
resucitan,
haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den
fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.