*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Santa Martina, Virgen y
Mártir
30 de Enero
SABADO SEMANA III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON INDECIBLE GOZO.
Cantemos al Señor con indecible gozo,
él guarde la esperanza de nuestro corazón,
dejemos la inquietud posar entre sus manos,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Dichoso será aquel que siempre en él confía
en horas angustiosas de lucha y de aflicción,
confiad en el Señor si andáis atribulados,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Los justos saben bien que Dios siempre nos ama,
en penas y alegrías su paz fue su bastión,
la fuerza del Señor fue gloria en sus batallas,
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Envíanos, Señor, tu luz esplendorosa
si el alma se acongoja en noche y turbación,
qué luz, qué dulce paz en Dios el hombre encuentra;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor.
Recibe, Padre santo, el ruego y la alabanza,
que a ti, por Jesucristo y por el Consolador,
dirige en comunión tu amada y santa Iglesia;
abramos nuestro espíritu a su infinito amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Ant 2. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Cántico: DAME SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.
Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.
Mándala de tus santos cielos
y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.
Ant 3. La fidelidad del Señor dura por siempre.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. La fidelidad del Señor dura por siempre.
LECTURA BREVE Flp 2, 14-15
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta
generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Tu
fidelidad, Señor, llega hasta las nubes.
R. Tus sentencias son como el océano inmenso.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Romanos 11, 13-24
SI LA RAÍZ ES SANTA, OTRO TANTO LO SERÁN LAS RAMAS
A vosotros, gentiles, me dirijo ahora: Mientras yo sea apóstol de los gentiles
-y ésta es mi misión-, haré honor a mi ministerio, por ver si consigo despertar
la emulación de los de mi linaje, y logro salvar a algunos de ellos. Que, si su
reprobación supone la reconciliación del mundo con Dios, ¿qué supondrá su
reintegración sino vida que sale de la muerte?
Si las primicias son santas, lo será también la masa; y si la raíz es santa,
otro tanto lo serán las ramas. Si algunas de las ramas han sido desgajadas,
mientras tú, rama de olivo silvestre, has sido injertado en su lugar y has
entrado a participar de la raíz y de la sustancia del olivo, no tienes por qué
engreírte contra las ramas. Si te engríes contra ellas, ten entendido que no
sustentas tú a la raíz, sino que la raíz te sustenta a ti.
Claro que me podrás replicar: "Las ramas han sido desgajadas para ser yo
injertado en el olivo." Muy bien. Han sido desgajadas por su incredulidad;
pero quien te mantiene a ti es la fe. No tienes por qué engreírte. Más bien
teme. Porque, si Dios no perdonó a las ramas legítimas, tampoco te perdonará a
ti.
Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios; severidad para con los que
cayeron, y bondad para contigo, con tal que te mantengas sumiso a esta bondad.
De otro modo, también tú serás desgajado.
En cuanto a los judíos, si no siguen aferrados a su incredulidad, serán
injertados en el olivo; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. En
efecto, tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que por naturaleza
pertenecías, y fuiste injertado en un olivo legítimo, extraño a tu condición
natural. Pues bien, ¿cuánto mejor volverán a ser injertados en su propio, olivo
los judíos, que son ramas connaturales?
RESPONSORIO Cf. Rm 11, 23; 2Co 3, 16
R. Los que cayeron, si no siguen aferrados a su incredulidad, serán
también injertados; * que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
V. Cuando se vuelvan al Señor, será descorrido el velo de sus
corazones.
R. Que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en
el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 18. 22)
EL MISTERIO DE LA MUERTE
El enigma de la condición humana alcanza su vértice en presencia de la muerte.
El hombre no sólo es torturado por el dolor y la progresiva disolución de su
cuerpo, sino también, y mucho más, por el temor de un definitivo
aniquilamiento. El ser humano piensa muy certeramente cuando, guiado por un
instinto de su corazón, detesta y rechaza la hipótesis de una total ruina y de
una definitiva desaparición de su personalidad. La semilla de eternidad que
lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia, se subleva contra la
muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no
logran acallar esta ansiedad del hombre: pues la prolongación de una longevidad
biológica no puede satisfacer esa hambre de vida ulterior que, inevitablemente,
lleva enraizada en su corazón.
Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, adoctrinada por
la divina revelación, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un
destino feliz que sobrepasa las fronteras de la mísera vida terrestre. Y la fe
cristiana enseña que la misma muerte corporal, de la que el ser humano estaría
libre si no hubiera cometido el pecado, será vencida cuando el omnipotente y
misericordioso Salvador restituya al hombre la salvación perdida por su culpa.
Dios llamó y llama al hombre para que, en la perpetua comunión de la incorruptible
vida divina, se adhiera a él con toda la plenitud de su ser. Y esta victoria la
consiguió Cristo resucitando a la vida y liberando al hombre de la muerte con
su propia muerte. La fe, por consiguiente, apoyada en sólidas razones, está en
condiciones de dar a todo hombre reflexivo la respuesta al angustioso
interrogante sobre su porvenir; y al mismo tiempo le ofrece la posibilidad de
una comunión en Cristo con los seres queridos, arrebatados por la muerte,
confiriendo la esperanza de que ellos han alcanzado ya en Dios la vida
verdadera.
Ciertamente urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar contra el mal,
a través de muchas tribulaciones, y de sufrir la muerte; pero, asociado al
misterio pascual y configurado con la muerte de Cristo, podrá ir al encuentro
de la resurrección robustecido por la esperanza.
Todo esto es válido no sólo para los que creen en Cristo, sino para todos los
hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible;
puesto que Cristo murió por todos y una sola es la vocación última de todos los
hombres, es decir, la vocación divina, debemos creer que el Espíritu Santo
ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo que sólo Dios conoce, se
asocien a su misterio pascual.
Éste es el gran misterio del hombre, que, para los creyentes, está iluminado
por la revelación cristiana. Por consiguiente, en Cristo y por Cristo se
ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que, fuera de su Evangelio, nos
aplasta. Cristo resucitó, venciendo a la muerte con su muerte, y nos dio la
vida, de modo que, siendo hijos de Dios en el Hijo, podamos clamar en el
Espíritu: ¡Padre!
RESPONSORIO Sal 26, 1; 22, 4
R. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? * El
Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
V. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas
conmigo.
R. El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Sábado, 30 de enero de 2021
Evangelio
Lectura del santo evangelio según
san Marcos (4,35-41):
35 Este día, al atardecer, les dice:
«Pasemos a la otra orilla.»
36
Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas
con él.
37
En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de
suerte que ya se anegaba la barca.
38
Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»
39
El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!»
El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.
40 Y
les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
41
Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste
que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Invoquemos a Dios por intercesión de María, a quien el Señor
colocó por encima de todas las creaturas celestiales y terrenas, diciendo:
Contempla, Señor, a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Padre de misericordia, te damos gracias porque nos has dado a María como madre
y ejemplo;
santifícanos por su intercesión.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y
fuera siempre fidelísima hija tuya,
por su intercesión haz que también nosotros seamos de verdad hijos tuyos y
discípulos de tu Hijo.
Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo,
por intercesión de María otórganos los frutos de este mismo Espíritu.
Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz y la llenaste de
alegría con la resurrección de tu Hijo,
por intercesión de María confórtanos en la tribulación y reanima nuestra
esperanza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, fuente y origen de nuestra salvación, haz
que, mientras dure nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos constantemente y
podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Santa Martina, Virgen y
Mártir
30 de Enero
Como en otros casos, el culto de Santa Martina gana fuerza al
revés, o sea, a partir del descubrimiento de su sepultura junto a las de Santos
Concordio y Epifanio (30 de enero), en 1624, en las excavaciones de la vieja
iglesia romana que le había sido dedicada a la santa, por el papa Honorio I. El
papa Urbano VIII, que restauró las más conocidas basílicas romanas, muy
preocupado por la renovación espiritual y material de la Iglesia trasladó su
cuerpo, colocando la cabeza en un relicario aparte, y embelleció la iglesia.
También propuso a los romanos y toda la Iglesia la devoción a Santa Martina,
fijando la celebración el 30 de enero. Él mismo compuso el elogio con el himno:
“Martinae celebri", una clara invitación a honrar a la santa por su
testimonio. La memoria litúrgica pasó a toda la Iglesia hasta la reforma
litúrgica de 1969.
Pero la cosa es un poco más antigua, afortunadamente. Las noticias
más tempranas (sin dejar de ser tardías) son del siglo VI, cuando el Papa
Honorio I le dedicó una iglesia en Roma (lo cual habla de un culto previo,
aunque fuera limitado); y que en el siglo VIII ya se celebraba su fiesta en
toda Roma, pero nada más. Debido a esta escasez de noticias, se recurrió a
copiar de otras "pasión" de santos, escribiendo una historia
totalmente legendaria que, en resumen dice que Martina era una diaconisa, hija
de un noble romano. Al quedar huérfana dejó todos sus bienes a los pobres para
dedicarse a la oración y la caridad. Debido a esto, que la señaló como
cristiana, fue arrestada en tiempos de Alejandro Severo (222-235). Aquí la
"pasión" se entretiene en contarnos detalles, como que la llevaron al
templo de Apolo donde Martina se negó a sacrificar al dios, mientras que para
probar la veracidad de su fe, destruye el templo y la estatua de Apolo (esto le
ha valido el patronato contra los terremotos y los derrumbes, y por extensión
sobre los mineros, siempre expuestos a los últimos).
Luego se siguen una cantidad de tormentos típicos en las leyendas
de santos: Un día es sometida a golpes, azotes, aceite hirviendo en las
heridas. Al otro día es llevada al templo de Diana, que se incendia mediante un
rayo, lo cual le ha valido el patrono contra las tormentas y rayos. Atormentada
de nuevo con peines de hierro en el potro, es dejada por muerta, pero sobrevive
y es arrojada a los leones, que no la atacan, sino que lamen sus heridas. Ante
esto es llevada a la hoguera, que se vuelve contra sus ejecutores. Al final
morirá decapitada (quizás sea el único martirio al que realmente fue sometida)
en el 235.
De todo esto hay que quedarse con lo único que se sabe: El cuerpo
de una mártir llamada Martina fue hallado en su tumba y puesto en veneración,
como tantos otros.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desead la paz a Jerusalén.
Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desead la paz a Jerusalén.
Ant 2. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde la aurora hasta la noche mi alma aguarda al Señor.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 19-21
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar
atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día
y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Ante todo habéis de saber
que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; pues nunca
fue proferida alguna por voluntad humana, sino que, llevados del Espíritu
Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Abriré mis labios para hablar en parábolas; declararé cosas que
han estado ocultas desde la creación del mundo.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos se refugian en él, y
digámosle:
Míranos y escúchanos, Señor.
Testigo fiel y primogénito de entre los muertos, tú que nos purificaste con tu
sangre
no permitas que olvidemos nunca tus beneficios.
Haz que aquellos a quienes elegiste como ministros de tu Evangelio
sean siempre fieles y celosos dispensadores de los misterios del reino.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las
naciones
para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Sé ayuda para cuantos son víctimas de cualquier segregación por causa de su
raza, color, condición social, lengua o religión
y haz que todos reconozcan su dignidad y respeten sus derechos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A los que han muerto en tu amor dales también parte en tu felicidad
con María y con todos tus santos.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a
decir:
Padre nuestro...
ORACION
Mira con misericordia a estos tus hijos, Señor, y multiplica tu
gracia sobre nosotros, para que, fervorosos en la fe, la esperanza y el amor,
perseveremos en el fiel cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.