Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXI
De la Feria. Salterio I
DOMINGO DE LA SEMANA XXI
De la Feria. Salterio I
25 de agosto
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis
labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA
Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.
Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Ant 3. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.
LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12
¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA
Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.
Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Ant 3. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.
LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12
¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Efesios 4, 17-24
VESTIRSE DE LA NUEVA CONDICIÓN HUMANA
Hermanos: Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como lo hacen los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.
Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús. Cristo os ha enseñado a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos de placer, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
RESPONSORIO Cf. Ef 4, 23-24; cf. Col 3, 9. 10
R. Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos del hombre nuevo, * creado a imagen de Dios, con justicia y santidad verdaderas.
V. Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos de ese hombre nuevo.
R. Creado a imagen de Dios, con justicia y santidad verdaderas.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución pastoral Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núm. 39)
LA TIERRA NUEVA Y EL CIELO NUEVO
Ni conocemos el tiempo de la nueva tierra y de la nueva humanidad, ni sabemos el modo cómo el universo se transformará. Se termina la presentación de este mundo deformado por el pecado, pero sabemos que Dios prepara una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y sobrepasará todos los deseos de paz que brotan en el corazón del hombre. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo y lo que se había sembrado en vileza y corrupción se vestirá de incorrupción y, permaneciendo la caridad y sus frutos, este mundo que Dios creó para el hombre se verá liberado de la esclavitud de la corrupción.
Aunque se nos advierta con toda razón que de nada le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo, sin embargo, la esperanza de la tierra nueva no debe debilitar, al contrario, debe acrecentar nuestro deseo de perfeccionar esta tierra, en la que crece aquella nueva humanidad que presenta ya en sí un vislumbre del mundo futuro. Por eso, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, con todo, este progreso tiene gran importancia para el reino de Dios, por cuanto puede contribuir a una mejor organización de la sociedad humana.
En efecto, los valores de la dignidad humana, de la comunión fraterna y de la libertad, es decir, todos aquellos bienes que son fruto de la misma naturaleza humana o del esfuerzo de los hombres y que nosotros hayamos propagado en la tierra, según el mandato del Señor y por la fuerza de su Espíritu, los volveremos a encontrar, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo devuelva a su Padre «el reino eterno y universal, el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y de la paz». En esta tierra el reino está ya presente de una manera misteriosa, pero, cuando el Señor vuelva, llegará a su plenitud.
RESPONSORIO Sal 95, 11; Is 49, 13; Sal 71, 7
R. Alégrese el cielo, goce la tierra, romped a cantar, montañas, porque el Señor, nuestro Dios, va a venir, * y se compadecerá de los desamparados.
V. En sus días florecerá la justicia y abundará la paz.
R. Y se compadecerá de los desamparados.
De la carta a los Efesios 4, 17-24
VESTIRSE DE LA NUEVA CONDICIÓN HUMANA
Hermanos: Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como lo hacen los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas.
Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús. Cristo os ha enseñado a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos de placer, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
RESPONSORIO Cf. Ef 4, 23-24; cf. Col 3, 9. 10
R. Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos del hombre nuevo, * creado a imagen de Dios, con justicia y santidad verdaderas.
V. Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos de ese hombre nuevo.
R. Creado a imagen de Dios, con justicia y santidad verdaderas.
SEGUNDA LECTURA
De la Constitución pastoral Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núm. 39)
LA TIERRA NUEVA Y EL CIELO NUEVO
Ni conocemos el tiempo de la nueva tierra y de la nueva humanidad, ni sabemos el modo cómo el universo se transformará. Se termina la presentación de este mundo deformado por el pecado, pero sabemos que Dios prepara una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y sobrepasará todos los deseos de paz que brotan en el corazón del hombre. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo y lo que se había sembrado en vileza y corrupción se vestirá de incorrupción y, permaneciendo la caridad y sus frutos, este mundo que Dios creó para el hombre se verá liberado de la esclavitud de la corrupción.
Aunque se nos advierta con toda razón que de nada le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo, sin embargo, la esperanza de la tierra nueva no debe debilitar, al contrario, debe acrecentar nuestro deseo de perfeccionar esta tierra, en la que crece aquella nueva humanidad que presenta ya en sí un vislumbre del mundo futuro. Por eso, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, con todo, este progreso tiene gran importancia para el reino de Dios, por cuanto puede contribuir a una mejor organización de la sociedad humana.
En efecto, los valores de la dignidad humana, de la comunión fraterna y de la libertad, es decir, todos aquellos bienes que son fruto de la misma naturaleza humana o del esfuerzo de los hombres y que nosotros hayamos propagado en la tierra, según el mandato del Señor y por la fuerza de su Espíritu, los volveremos a encontrar, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo devuelva a su Padre «el reino eterno y universal, el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y de la paz». En esta tierra el reino está ya presente de una manera misteriosa, pero, cuando el Señor vuelva, llegará a su plenitud.
RESPONSORIO Sal 95, 11; Is 49, 13; Sal 71, 7
R. Alégrese el cielo, goce la tierra, romped a cantar, montañas, porque el Señor, nuestro Dios, va a venir, * y se compadecerá de los desamparados.
V. En sus días florecerá la justicia y abundará la paz.
R. Y se compadecerá de los desamparados.
Domingo, 25 de agosto de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,22-30):
En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
Señor, ábrenos;
pero él os dirá:
“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir:
“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Palabra del Señor
En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
Señor, ábrenos;
pero él os dirá:
“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir:
“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Procurad entrar por la puerta estrecha —dice el Señor—; es la puerta de la vida.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Procurad entrar por la puerta estrecha —dice el Señor—; es la puerta de la vida.»
PRECES
Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:
Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.
Creador de la luz, de cuya bondad recibimos, con acción de gracias, las primicias de este día;
te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo.
Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.
Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo,
y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza.
Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
y vivamos durante todo el día en acción de gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de los que te aman, impulsa a tu pueblo a amar lo que pides y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad de las cosas humanas, estén firmemente anclados nuestros corazones en el deseo de la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
San José Calasanz,
Fundador de los Escolapios
25 de Agosto
25 de Agosto
Nació en Aragón, España, en 1556, hijo del
gobernador de la región.
Su padre deseaba que fuera militar, pero los
religiosos que lo instruyeron en su niñez lo entusiasmaron por la vida
sacerdotal, y pidió que le dejaran hacer estudios eclesiásticos. Desde muy
pequeño su gran deseo era poder alejar el mal y el pecado de las almas de los
demás.
En el colegio se burlaban de él los compañeros,
porque les perecía demasiado piadoso, pero poco a poco con su amabilidad los
fue ganando a su favor.
Siendo universitario tuvo que huir de la ciudad
donde estudiaba porque una mujer joven pretendía hacerlo pecar. Imitaba así a
José el de la Biblia, que prefirió perder cualquier amistad aunque fuera de
persona de alta clase social, con tal de no ofender a Dios.
Su padre deseaba que José fuera el heredero
administrador de sus muchos bienes y riquezas. Pero en una gravísima
enfermedad, el joven le prometió a Dios que si le concedía la curación, se
dedicaría únicamente a trabajar por la salvación de las almas. El joven curó de
la enfermedad, y entonces el papá le permitió cumplir su promesa, y fue
ordenado sacerdote. Ya antes se había graduado de doctor en la universidad de
Alcalá.
Cargos
importantes Como tenía fama de gran santidad y de mucha
sabiduría, el señor obispo le fue concediendo puestos de mucha responsabilidad.
Primero lo envío a una región montañosa donde la gente era casi salvaje y muy
ignorante en religión. Allá, entre nieves y barrizales y por caminos
peligrosos, se propuso visitar familia por familia para enseñarles la religión
y el cambio total.
En Barcelona existía una terrible pelea entre dos
familias de las principales de la ciudad, con grave peligro de matanzas. San
José fue enviado a poner la paz y logró que se casara un joven de una de las
familias con una muchacha de la familia contraria y así volvió a ver paz entre
los que antes eran enemigos. El señor obispo de Urgel lo nombró su vicario
general, el más alto puesto en la diócesis después del prelado.
Renuncia
a todo Pero él sentía una voz en su interior que le
decía: "¡Váyase a Roma! ¡Váyase a Roma!" Y en sueños veía multitudes
de niños desamparados que le suplicaban se dedicara a educarlos. Así que
renunciado a sus altos puestos, y repartiendo entre los pobres las grandes
riquezas que había heredado de sus padres, se dirigió a pie a la Ciudad Eterna.
En Roma se hizo socio de una cofradía que se
dedicaba a enseñar catecismo a los niños y se dio cuenta de que la ignorancia
religiosa era total y que no bastaba con enseñar religión los domingos, sino
que era necesario fundar escuelas para que los jovencitos tuvieran educación e
instrucción durante la semana. En ese tiempo los gobiernos no tenían ni
escuelas ni colegios, y la juventud crecía sin instrucción. Se reunió con unos
sacerdotes amigos y fundó entonces su primera escuela en Roma. Su fin era
instruir en la religión y formar buenos ciudadanos. Pronto tuvieron ya cien
alumnos. Tenían que conseguir profesores y edificio, porque los gobiernos no
costeaban nada de eso. Pronto fueron llegando nuevos colaboradores y los
alumnos fueron ya setecientos. Más tarde eran ya mil los jóvenes que estudiaban
en las escuelas dirigidas por José y su amigos. En sus ratos libres se
dedicaban a socorrer enfermos y necesitados, especialmente cuando llegaban la
peste o las inundaciones. Con su amigo San Camilo eran incansables en ayudar.
Los
Escolapios A sus institutos
educativos les puso por nombre "Escuelas Pías" y los padres que
acompañaban al padre Calasanz se llamaron Escolapios. Después de un par de años
ya había "Escuelas Pías" en muchos sitios de Italia y en muchos
países. Ahora los padres Escolapios tienen 205 casas en el mundo, dedicadas a
la educación, con 1630 religiosos. Son estimadísimos como educadores. Los
envidiosos empezaron a hacer llegar quejas contra las Escuelas Pías, y el Sumo
Pontífice Clemente VIII envió a los sabios Cardenales Baronio y Antoniani a que
hicieran una visita sorpresa a las tales escuelas. Los dos cardenales se
presentaron repentinamente sin previo aviso y encontraron que todo funcionaba
tan sumamente bien, que el Papa al escuchar su excelente informe se propuso
ayudarlas mucho más en adelante. Algo parecido hizo más tarde el Papa Paulo V y
al darse cuenta de los bien que funcionaban las escuelas del padre Calasanz, le
concedió toda su ayuda. Y en verdad que la necesitaba porque las dificultades
que se les presentaban eran muy grandes.
Empiezas
los dolores El padre Calasanz tenía una
gran fuerza y un día se echó sobre sus espaldas una pesadísima campana y se
subió por una escalera para llevarla a la torre. Pero la escalera se partió y
él cayó con la campana y se rompió una pierna. Duró varios meses en cama entre
la vida y la muerte y desde entonces su falta de salud lo hizo sufrir mucho.
Pero los mayores sufrimientos le iban a llegar de otra manera totalmente
inesperada.
Recibió el padre Calasanz como colaborador a un
hombre ambicioso y lleno de envidia, el cual se propuso hacerle la guerra y
quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias de este hombre y de
varios más, nuestro santo fue llevado a los tribunales y solamente la
intervención de un cardenal obtuvo que no lo echaran a la cárcel. Él repetía:
"Me acusan de cosas que no he hecho, pero yo dejo a Dios mi defensa".
El envidioso logró a base de calumnias que a San José Calasanz le quitaran el
cargo de Superior General, y después las acusaciones mentirosas llegaron a tal
punto que la Santa Sede determinó acabar con la congregación que el santo había
fundado. San José al escuchar tan triste noticia, repitió las palabras del
Santo Job: "Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea Dios".
Afortunadamente, después se supo la verdad y al
Fundador le fueron restituidos sus cargos y la Comunidad volvió a ser aprobada
y ahora está extendida por todo el mundo.
Dicen que San Alfonso de Ligorio cuando estaba
fundando la Congregación de Padres Redentoristas, y encontraba fuertes
dificultades y oposiciones, leía la vida de San José de Calasanz para animarse
y seguir luchando hasta conseguir la definitiva aprobación.
El 25 de agosto del año 1648, a la edad de 92 años
pasó este gran apóstol a la eternidad, a recibir el premio de sus grandes obras
apostólicas y de sus muchísimos sufrimientos.
tú que experimentaste en tu vida la llamada de
Jesús,
que fuiste cautivado por la mirada de los niños de
la calle
y, sin pensarlo, dejaste todo para seguir al
Maestro,
tú que en la infancia necesitada descubriste el
Amor Divino,
el camino hacia una misión nueva y gratificante,
y olvidándote de ti mismo no dudaste en servirlos,
en ayudarlos, en entregarte en cuerpo y alma
para darles formación en la fe cristiana
y conocimiento en las letras humanas,
escucha mi plegaria, atiende mis peticiones.
Memorable y bendito educador san José de Calasanz
tú que sabes los que es estudiar y rendir examen,
te pido que me des paz y que me acompañes,
humildemente te ruego intercedas ante el Señor
y le solicites que sea mi guía y apoyo,
que me dé el valor y la constancia necesarias
para aprovechar cada minuto de mis estudios,
que pueda reflexionar con calma lo que me enseñan,
y llegado el momento de la prueba, del examen,
pídele que refuerce mi memoria y capacidad,
que sea cuidadoso, creativo y eficiente
para poder manejarme ante las dificultades que
surjan;
así mismo que conceda paz y paciencia
a los que me van a examinar,
que sean equitativos y justos con todos.
San José de Calasanz bienaventurado,
por último te imploro me asistas y protejas en esta
vida,
enséñame a imitar tus dones de caridad y paciencia,
de amor, bondad y entrega con mis semejantes
para llegar a merecer las recompensas Eternas.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Rezar con mucha confianza, el Credo,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos cada vez que se
necesite
ayuda en los estudios, y antes de cada examen.
Oración
para pedir por los Hijos a San José de Calasanz Bienaventurado
san José de Calasanz elegido por el Señor para cuidar a los niños y jóvenes
para darles amor, refugio, educación y oración,
elegido por tus virtudes para formar y educar su
espíritu
en la sabiduría, el amor y la piedad,
y prepararlos en ante la vida y sus durezas.
San José de Calasanz, tú que lleno de bondad y
entrega
contribuiste grandemente a la reforma de la
sociedad
y con infatigable actividad e invencible paciencia
animaste a todos los que llamabas tus hijos a la
perseverancia,
hoy acudo ante ti para rogar por mi hijo(a)
Decir aquí su petición
Enséñale a ser una buena persona
y que tu ejemplo le sirva para ser mejor.
Aléjale de falsos amigos, de malas compañías,
de quien quiera dañarle o busque su perdición,
aléjale de cualquier vicio o dependencia
y de todo enemigo peligro, accidente y mal.
Tú que con amor y devoción te entregaste a Dios
Padre
y a nuestra Madre, la Santísima Virgen María,
tú que nunca dejaste de confiar en su
protección,
te ruego lleves hasta Ellos mis suplicas,
ruega por mi hijo(a) ....... que necesita ayuda:
diles que en su bendita misericordia siempre estén
a su lado,
pídeles que pongan en su camino gente honesta
y que dirijan sus pasos por las sendas correctas.
Suplícales llenen su corazón de fortaleza y
sabiduría
y goce de buena salud de cuerpo y espíritu.
Tu que a tantos niños y jóvenes diste alivio y
consuelo
haz que no sufra por carencias ni por necesidades,
que sus anhelos y metas se cumplan
y su vida esté llena de amor, paz y bendiciones
para que alcance la felicidad y la prosperidad.
Por tu humildad, caridad, paz y alegría con los
necesitados
ahora quiero solicitar tu especial asistencia
en estos momentos que mi hijo(a) ....... pasa por
dificultades,
ruega a los Cielos que envíen ayuda para
remediar
este problema que tanto me intranquiliza y causa angustia:
(exponer la necesidad o problema
y pedir confiadamente lo que se desea conseguir).
Glorioso san José de Calasanz,
por el amor que diste y sigues dando a los niños y
jóvenes
no dejes que mi hijo(a) pase por esta mala
situación,
intercede para que mis deseos se hagan realidad
y vea en breve solucionado mi sufrimiento y
aflicción,
que de tu inmensa caridad venga tu auxilio
al concederme los favores que a ti pido y de ti
espero.
Protege, cuida y ampara a mi hijo(a) hoy y siempre,
te lo imploro por la Virgen María,
por su Hijo nuestro Señor Jesucristo,
por el Padre Eterno y por el Espíritu Santo.
Así sea.
San
José de Calasanz en la Enciclopedia Católica Llamado en religión “(José) de la Madre de Dios”, fundador de los
Piaristas (ndt: Escuelas Pías. “Orden de Clérigos Regulares pobres de la Madre
de Dios de las Escuelas Pías”.), nacido el 11 de septiembre de 1556, en el
castillo de Calasanz, en Peralta del la Sal, Aragón (Huesca - España);
fallecido el 25 de agosto de 1648 en Roma, este día se celebra su fiesta. Sus
padres, Don Pedro Calasanz y Doña María Gastonia, dieron a José, el más joven
de siete hijos, una buena educación en casa y en la escuela de Peralta. Después
de sus estudios clásicos de humanidades en Estadilla, estudió filosofía y
derecho en Lérida y recibió el grado de Doctor en Leyes, y completó con honores
sus estudios teológicos en Valencia y Alcalá de Henares. Su madre y hermanos
habían muerto, Don Pedro deseaba que José se casara para perpetuar la familia.
Dios intervino a través de una enfermedad, en 1582, que llevó rápidamente a
José al borde de la tumba. Tras su recuperación fue ordenado sacerdote, el 17
de diciembre de 1583, por Hugo Ambrosio de Moncada, obispo de Urgel. José
empezó su labor como sacerdote en la diócesis de Albarracín dónde el obispo De
la Figuera lo nombró su teólogo y confesor, examinador del sínodo y procurador
y, cuando el obispo fue transferido a Lérida, su teólogo lo siguió a la nueva
diócesis. En 1586, de la Figuera fue enviado, como visitador apostólico, a la
Abadía de Montserrat y José le acompañó como secretario. El obispo murió el año
siguiente y José marchó, pero fue urgentemente requerido para que permaneciera.
Solo se regresó con apremio a Calasanz para estar presente en la muerte de su
padre. Entonces fue llamado por su obispo de Urgel para actuar como
vicario-general en el distrito de Tremp. En 1592 se embarcó para Roma, dónde
encontró un protector en el cardenal Marco Antonio Colonna que lo eligió como
su teólogo e instructor de su sobrino. Roma ofrecía un campo espléndido para
los trabajos de caridad, sobre todo para la instrucción de niños abandonados y
sin casa ni hogar, muchos de los cuales había perdido a sus padres. José
congregó una Confraternidad de Doctrina Cristiana y recogió a los muchachos y
muchachas de las calles y los llevó a la escuela. Los maestros, pobremente
pagados, se negaron a aceptar trabajo adicional sin remuneración. El párroco de
Santa Dorotea, Antonio Brendani, le ofreció dos habitaciones y prometió
ayudarle en la enseñanza y, cuando otros dos sacerdotes prometieron una ayuda
similar, José, en noviembre de 1597, abrió la primera escuela pública gratuita
en Europa. El Papa Clemente VIII dio una contribución anual y muchos otros
compartieron la buena obra, para que en poco tiempo José tuviera
aproximadamente mil niños bajo su cargo. En 1602 alquiló una casa en San Andrés
del Valle y comenzó una vida de comunidad con sus ayudantes e inició la
fundación de la Orden de las Escuelas Pías. Mucha envidia y oposición se
levantaron contra él y su nuevo instituto, pero todas fueron superadas a
tiempo. En 1612 la escuela fue trasladada al palacio Torres, adjunto a San Pantaleón.
Aquí José pasó los restantes años de su vida dedicado a su vocación. Vivió y
murió como un fiel hijo de la iglesia, un verdadero amigo de los niños
desamparados. Su cuerpo descansa en San Pantaleón. Fue solemnemente beatificado
el 7 de agosto de 1748, y canonizado por Clemente XIII, el 16 de julio de 1767.
(ndt: el 13 de agosto de 1948 el papa Pío XII lo proclamó patrono de las
Escuelas Populares Cristianas del mundo. Para más información visite:
www.escolapios.es)
La vida de San José de Calasanz ha sido escrita por
- Timon-David (Marsella, 1883); Hubert (Maguncia, 1886); Tomaseo (Roma, 1898);
Heidenreich (1907). Cf.
Hist. polit. Blatter, CXX, 901; Fehr in Kirchenlexicon, s. v.
FRANCIS MERSHMAN Trascrito por Robert Lewi
Traducido por Quique Sancho. A la parroquia de S. José de Calasanz de Valencia.