Lecturas
del ciclo C. Tiempo Ordinario
La Romana
R. D.
Lecturas del SAN BENITO, Abad
Jueves, 11 de julio de 2019
Primera lectura
Lectura del
libro del Génesis 44,18-21.23b-29;45,1-5:
18 Entonces se le
acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo va a pronunciar una
palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo,
pues tú eres como el mismo Faraón.
19 Mi señor preguntó a sus siervos: "¿Tenéis padre o algún hermano?"
20 Y nosotros dijimos a mi señor: «"Sí, tenemos padre anciano, y un hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha quedado éste de su madre, y su padre le quiere."
21 Entonces tú dijiste a tus siervos: «Bajádmelo, que ponga mis ojos sobre él."
23 Pero dijiste a tus siervos: "Pues si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme la cara."
24 Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor.
25 Nuestro padre dijo: "Volved y compradnos algo de comer."
26 Dijimos: "No podemos bajar, a menos que nuestro hermano pequeño vaya con nosotros. En ese caso sí bajaríamos. Porque no podemos presentarnos a aquel hombre si no está con nosotros nuestro hermano el pequeño."
27 Mi padre, tu siervo, nos dijo: “ Bien sabéis que mi mujer me dio a los dos”
28 el uno se me marchó, y dije que seguramente habría sido despedezado, y no le he vuelto a ver más hasta ahora.
29 Y ahora os lleváis también a éste de mi presencia, y le ocurre alguna desgracia, y habréis hecho bajar mi ancianidad al seol con amargura."
1 Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos.
2 (Y se echó a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta la casa de Faraón.)
3 José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él.
4 José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios.
5 Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros.
19 Mi señor preguntó a sus siervos: "¿Tenéis padre o algún hermano?"
20 Y nosotros dijimos a mi señor: «"Sí, tenemos padre anciano, y un hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha quedado éste de su madre, y su padre le quiere."
21 Entonces tú dijiste a tus siervos: «Bajádmelo, que ponga mis ojos sobre él."
23 Pero dijiste a tus siervos: "Pues si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme la cara."
24 Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor.
25 Nuestro padre dijo: "Volved y compradnos algo de comer."
26 Dijimos: "No podemos bajar, a menos que nuestro hermano pequeño vaya con nosotros. En ese caso sí bajaríamos. Porque no podemos presentarnos a aquel hombre si no está con nosotros nuestro hermano el pequeño."
27 Mi padre, tu siervo, nos dijo: “ Bien sabéis que mi mujer me dio a los dos”
28 el uno se me marchó, y dije que seguramente habría sido despedezado, y no le he vuelto a ver más hasta ahora.
29 Y ahora os lleváis también a éste de mi presencia, y le ocurre alguna desgracia, y habréis hecho bajar mi ancianidad al seol con amargura."
1 Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos.
2 (Y se echó a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta la casa de Faraón.)
3 José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él.
4 José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios.
5 Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros.
Palabra de Dios.
Salmo
Sal 104;16-21
R/. Recuerden las maravillas que hizo el Señor.
16 Llamó al hambre sobre aquel país, todo bastón de pan rompió;
17 delante de ellos envió a un hombre, José, vendido como esclavo.
R/. Recuerden las maravillas que hizo el Señor.
16 Llamó al hambre sobre aquel país, todo bastón de pan rompió;
17 delante de ellos envió a un hombre, José, vendido como esclavo.
R/.
Recuerden las maravillas que hizo el Señor
18 Sus pies vejaron con grilletes, por su cuello pasaron las cadenas,
19 hasta que se cumplió su predicción, y le acreditó la palabra de Yahveh.
R/.
Recuerden las maravillas que hizo el Señor
20 El rey mandó a soltarle, el soberano de pueblos, a dejarle libre;
21 le erigió señor sobre su casa, y de toda su hacienda soberano,
R/.
Recuerden las maravillas que hizo el Señor
Lecturas del SAN BENITO, Abad
Jueves, 11 de julio de 2019
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo 10,7-15:
7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.
11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Al entrar en la casa, saludadla.
13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros.
14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.
11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
12 Al entrar en la casa, saludadla.
13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros.
14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
Palabra del
Señor