Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO PASCUAL
MIÉRCOLES DE SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
MIÉRCOLES DE SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
22 de mayo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa aurora de este nuevo día,
despierta en nuestras almas la alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el pecado.
Jesús llena de luz el mundo entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas claridades,
glorioso ya sin fin de eternidades.
Torrente de alegría, salte y fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.
Jesús, presente y vivo en tus hermanos,
acoge nuestras manos en tus manos,
conduce el caminar de nuestras vidas
por sendas de vivir ya redimidas.
Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la esperanza
de ser junto a tu Hijo eternamente
reunido por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. En ti, Señor, está la fuente viva. Aleluya.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En ti, Señor, está la fuente viva. Aleluya.
Ant 2. Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra. Aleluya.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra. Aleluya.
Ant 3. Dios reina sobre las naciones, tocad con maestría. Aleluya.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios reina sobre las naciones, tocad con maestría. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa aurora de este nuevo día,
despierta en nuestras almas la alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el pecado.
Jesús llena de luz el mundo entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas claridades,
glorioso ya sin fin de eternidades.
Torrente de alegría, salte y fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.
Jesús, presente y vivo en tus hermanos,
acoge nuestras manos en tus manos,
conduce el caminar de nuestras vidas
por sendas de vivir ya redimidas.
Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la esperanza
de ser junto a tu Hijo eternamente
reunido por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. En ti, Señor, está la fuente viva. Aleluya.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En ti, Señor, está la fuente viva. Aleluya.
Ant 2. Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra. Aleluya.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt 16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra. Aleluya.
Ant 3. Dios reina sobre las naciones, tocad con maestría. Aleluya.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios reina sobre las naciones, tocad con maestría. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre,y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 21, 1-8
LA NUEVA JERUSALÉN
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
«Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos. Les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones, pues el primer mundo habrá desaparecido.»
Y dijo el que estaba sentado en el trono:
«Mirad que voy a renovar todas las cosas.»
Y añadió:
«Escribe, porque éstas son palabras fidedignas y verdaderas.»
Y dijo:
«Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venza poseerá en herencia estos bienes. Yo seré su Dios y él será mi hijo. Los cobardes, los incrédulos, los manchados con abominaciones, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde en fuego y azufre, que es la muerte segunda.»
RESPONSORIO Ap 21, 3. 4
R. Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. * Y les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
V. No habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones, pues el primer mundo habrá desaparecido.
R. Y les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De la Carta a Diogneto
(Cap. 5-6: Funk 1, 317-321)
LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO
Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.
Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida.
Los judíos los combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles mientras esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.
RESPONSORIO Jn 8, 12; Sir 24, 25
R. Yo soy la luz del mundo; * el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Aleluya.
V. En mí está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de fuerza.
R. El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Aleluya.
Del libro del Apocalipsis 21, 1-8
LA NUEVA JERUSALÉN
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
«Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos. Les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones, pues el primer mundo habrá desaparecido.»
Y dijo el que estaba sentado en el trono:
«Mirad que voy a renovar todas las cosas.»
Y añadió:
«Escribe, porque éstas son palabras fidedignas y verdaderas.»
Y dijo:
«Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venza poseerá en herencia estos bienes. Yo seré su Dios y él será mi hijo. Los cobardes, los incrédulos, los manchados con abominaciones, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde en fuego y azufre, que es la muerte segunda.»
RESPONSORIO Ap 21, 3. 4
R. Ésta es la morada de Dios con los hombres, y acampará entre ellos. * Y les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
V. No habrá ya muerte ni desdichas, ni lamentos ni aflicciones, pues el primer mundo habrá desaparecido.
R. Y les enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De la Carta a Diogneto
(Cap. 5-6: Funk 1, 317-321)
LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO
Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.
Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida.
Los judíos los combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles mientras esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.
RESPONSORIO Jn 8, 12; Sir 24, 25
R. Yo soy la luz del mundo; * el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Aleluya.
V. En mí está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de fuerza.
R. El que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Aleluya.
Miércoles,
22 de mayo de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy la vid verdadera, aleluya, y vosotros sois mis sarmientos. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Yo soy la vid verdadera, aleluya, y vosotros sois mis sarmientos. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, y aclamémoslo, diciendo:
Por tu victoria, sálvanos, Señor.
Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido,
ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu Espíritu Santo.
Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado por los hombres,
recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en estas fiestas de tu resurrección.
Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu resurrección
y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.
Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando te manifiestes al mundo,
podamos aparecer también nosotros juntamente contigo en la gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que amas la inocencia y la restituyes a quien la ha perdido, dirige hacia ti los corazones de tus hijos, para que vivan siempre a la luz de la verdad los que han sido librados por ti de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa
fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa
incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en
su corazón reinaba Jesucristo.
Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de
Santa Catalina de Siena. La casa natal de Sta. Rita está cerca del
pueblito de Cascia, entre las montañas, a unas 40 millas
de Asís, en la Umbría, región del centro de Italia.
Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y
rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas,
vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del
mundo parecían más grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran
resolver.
Nacida de devotos padres, Antonio Mancini y Amata Ferri a los que
se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban
para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos
ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su
perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre.
Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.
Parecía que desde el primer momento de su nacimiento Dios tenía
designios especiales para Rita. Según una tradición, desde que era bebé,
mientras dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban sobre su boca,
depositando en ella la dulce miel sin hacerle daño y sin que la niña llorara
para alertar a sus padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría trató
de dispersar las abejas con su brazo herido. Su brazo se sano inmediatamente.
Después de 200 años de la muerte de Santa Rita, algo extraño
ocurrió en el monasterio de Cascia. Las abejas blancas surgían de las paredes
del monasterio durante Semana Santa de cada año y permanecían hasta la fiesta
de Santa Rita, el 22 de Mayo, cuando retornaban a la inactividad hasta la
Semana Santa del próximo año. El Papa Urbano VIII, sabiendo lo de las
misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de
un cuidadoso examen, le ató un hilo de seda y la dejó libre. Esta se descubrió
más tarde en su nido en el monasterio de Cascia, a 138 kilómetros de
distancia. Los huecos en la pared, donde las abejas tradicionalmente
permanecen hasta el siguiente año, pueden ser vistos claramente por los
peregrinos que llegan hoy al Monasterio.
Sus padres, sin haber aprendido a leer o escribir, enseñaron a
Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos
santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a
aprender a escribir o a leer. Santa Catalina le fue dada la gracia de leer
milagrosamente por nuestro Señor Jesucristo, para santa Rita su único libro era
el Crucifijo.
Ella quería ser religiosa toda su vida, pero sus padres, Antonio y
Amata, avanzados ya en edad, escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando,
lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así
darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aun en las
más difíciles circunstancias.
Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego
y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su
fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio.
Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se
preocupó y oró por ellos.
Después de veinte años de matrimonio y oración por parte de Rita,
el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser.
Rita perdona y el deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en
los caminos de Dios. Esto no duró mucho, porque mientras su esposo se había
reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no
fue a la casa. Antes de su conversión esto no hubiera sido extraño, pero en el
Paolo reformado esto no era normal. Rita sabía que algo había ocurrido. Al día
siguiente, lo encontraron asesinado.
Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya eran mayores,
juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban disuadirlos. Fue
entonces que Santa Rita, comprendiendo que más vale salvar el alma que vivir
mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos hijos y que tomara
sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por cometer un pecado
mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos padecieron una enfermedad
fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les habló dulcemente del amor
y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los asesinos de su padre. Rita
estuvo convencida de que ellos estaban con su padre en el cielo.
Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no solamente por
sus superioras, sino por el mismo Señor. Le fue dado el pasaje de la Escritura
del joven rico para que meditara. Ella sentía en su corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!
Un día Rita fue puesta a prueba por su Madre Superiora. Como un
acto de obediencia, Rita fue ordenada a regar cada día una planta muerta. Rita
lo hizo obedientemente y de buena manera. Una mañana la planta se había
convertido en una vid floreciente y dio uvas que se usaron para el vino
sacramental. Hasta este día sigue dando uvas.
Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los
insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario
Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador
llamado Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de
Nuestro Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió
fervientemente al Señor ser partícipe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió
los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de
los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial. Las
llagas de Santa Rita, sin embargo exudan olor podrido, por lo que debía
alejarse de la gente.
Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le
dio una tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió
el estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto
como llegó de nuevo a casa la estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar
de nuevo.
En su vida tuvo muchas llamadas pero ante todo fue una madre tanto
física como espiritualmente. Cuando estaba en el lecho de muerte, le pidió al
Señor que le diera una señal para saber que sus hijos estaban en el cielo. A
mediados de invierno recibió una rosa del jardín cerca de su casa en
Roccaporena. Pidió una segunda señal. Esta vez recibió un higo del jardín de su
casa en Roccaporena, al final del invierno.
Los últimos años de su vida fueron de expiación. Una
enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja
durante cuatro años. Ella observó cómo su cuerpo se consumía con paz y
confianza en Dios.
Durante la enfermedad, a petición suya, le presentaron algunas
rosas que habían brotado de manera prodigiosa en el frío invierno en su
huertecito de Rocaporena. Ella las aceptó sonriente como don de Dios.
Santa de lo Imposible. Oh Santa Patrona de los necesitados, Santa
Rita, cuyas plegarias ante el Divino Señor son casi irresistibles, quien por la
generosidad en otorgar favores has sido llamada Mediadora de los sin esperanza
e incluso de lo Imposible; Santa Rita, tan humilde, tan pura, tan mortificada,
tan paciente y de tan compadecido amor por Jesús Crucificado que podrías
obtener de El cualquier cosa que le pidas. A cuenta de esto recurrimos
confiados a ti, esperando, si no siempre alivio, al menos consuelo. Se
favorable a nuestra petición, mostrando el poder de Dios a nombre de este/a
suplicante, se generosa con nosotros, como lo has sido en tantos casos
maravillosos, para la más grande gloria de Dios, por la divulgación de tu
propia devoción, y por el consuelo de aquellos que confían en ti. Prometemos,
si nuestra petición es concedida, glorificar tu nombre, informando del favor
concedido, para bendecir y cantar tus alabanzas por siempre. Confiando entonces
en los méritos y poder ante el Sagrado Corazón de Jesús, te rogamos:
(Mencione ahora su petición)
Obtén para nosotros nuestra petición:
Por los singulares méritos de tu infancia,
Por la perfecta unión con la Divina Voluntad,
Por los heroicos sufrimientos durante tu vida de casada,
Por el consuelo que experimentaste con la conversión de tu esposo,
Por el sacrificio de tus niños antes de verlos ofender gravemente a Dios,
Por tu milagrosa entrada al Convento,
Por las austeras penitencias y las sangrientas ofrendas tres veces al día.
Por el sufrimiento causado por la herida que recibiste con la espina del Salvador Crucificado;
Por el amor divino que consumió tu Corazón,
Por la notable devoción al Sagrado Sacramento, con el cual exististe por cuatro años,
Por la felicidad con la cual partiste de tus pruebas para reunirte con el Divino Esposo,
Por el ejemplo perfecto que diste a la gente de cada estado de vida.
Santa de lo Imposible
Por la perfecta unión con la Divina Voluntad,
Por los heroicos sufrimientos durante tu vida de casada,
Por el consuelo que experimentaste con la conversión de tu esposo,
Por el sacrificio de tus niños antes de verlos ofender gravemente a Dios,
Por tu milagrosa entrada al Convento,
Por las austeras penitencias y las sangrientas ofrendas tres veces al día.
Por el sufrimiento causado por la herida que recibiste con la espina del Salvador Crucificado;
Por el amor divino que consumió tu Corazón,
Por la notable devoción al Sagrado Sacramento, con el cual exististe por cuatro años,
Por la felicidad con la cual partiste de tus pruebas para reunirte con el Divino Esposo,
Por el ejemplo perfecto que diste a la gente de cada estado de vida.
Santa de lo Imposible
Oremos
Oh Dios, Quien en tu infinita ternura has sido bondadoso para escuchar la plegaria de Tu sierva, Santa Rita, y otorgas a su suplica lo que es imposible a la vista, conocimiento y esfuerzos, en recompensa de su compadecido amor y firme confianza en Tu promesa, ten piedad en nuestra adversidad y socórrenos en nuestras calamidades, que el no creyente pueda saber que Tu eres la recompensa del humilde, la defensa de los sin esperanza, y la fuerza de aquellos que confían en Ti, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amen
Oh Dios, Quien en tu infinita ternura has sido bondadoso para escuchar la plegaria de Tu sierva, Santa Rita, y otorgas a su suplica lo que es imposible a la vista, conocimiento y esfuerzos, en recompensa de su compadecido amor y firme confianza en Tu promesa, ten piedad en nuestra adversidad y socórrenos en nuestras calamidades, que el no creyente pueda saber que Tu eres la recompensa del humilde, la defensa de los sin esperanza, y la fuerza de aquellos que confían en Ti, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amen
La antigua Balcagia, hoy Bayona, bello rincón de la costa gallega,
era sede de Lucio Catelio Severo, régulo de Galicia y Portugal. Su esposa se
llamaba Calsia y ambos eran paganos y enemigos de los cristianos.
Las leyendas cuentan que Calsia tuvo en un solo parto nueve hijas,
y pensando en este hecho extraordinario que por así serlo podía despertar
sospechas de su esposo, sospechas de infidelidad naturalmente, mandó con el
mayor secreto, ya que él estaba ausente, que las nueve niñas fuesen arrojadas
al río de la Ramallosa, distante dos kilómetros de Bayona. La partera, llamada
Sila, cogió a las neófitas y marchó dispuesta a cumplir la orden; pero a mitad
del camino, movida a compasión por aquellas infelices criaturas, pensó
salvarlas y, cambiando de rumbo, se dirigió a un pueblecito próximo. Allí dejó
las niñas al cuidado de ciertas mujeres cristianas que se encargaron de
criarlas. Se las bautizó de inmediato imponiéndoles los nombres de Quiteria,
Liberata (Librada), Victoria, Marina, Germana, Eumelia (Eufemia), Marciana,
Genibera y Basilia. Fueron educadas en la fe cristiana y en el temor de Dios y
las nueve hermanas ofrecieron su virginidad al Señor.
En el siglo II una funesta persecución amenazaba a los cristianos
extendiéndose hasta Balcagia. Los paganos denunciaron a las santas vírgenes que
fueron detenidas y llevadas a la presencia de Lucio Catelio. Éste las amenazó
con el suplicio si continuaban en el cristianismo; pero ellas no vacilaron ante
las amenazas del régulo y contestaron con firmeza que preferían mil veces la
muerte antes que abandonar la fe de Cristo. Catelio, impresionado ante la
fortaleza de las niñas y encontrándoles un extraño parecido con su esposa,
indagó su origen, y llamando a Calsia, las reconoció como sus hijas. Se entabló
entonces una lucha en su corazón entre el amor de padre y la autoridad de juez:
tenía ahora mayor empeño en convencerlas y les suplicó con todo cariño que
sacrificasen a los dioses; su madre intentó también con lágrimas persuadirlas,
pero nada consiguieron. El padre, enfurecido, renovó las amenazas
concediéndoles un día de plazo para decidirse a adorar a los ídolos o morir.
Las nueve hermanas convinieron en evitar el crimen de que fuese su propio padre
quien las matara y escaparon de la ciudad cada una por diferente camino.
Posteriormente, cada una de ellas fue apresada y fueron martirizadas en
diferentes sitios.
Quiteria se retiró a la soledad de un monte, donde vivió algún
tiempo en oración. Pero recibió un anuncio de un ángel del Señor que le ordenó
volver a la casa de sus padres. Volvió a Balcagia y al entrar en el Palacio de
su padre, éste la recibió con gran admiración y gozo; procuró persuadirla de
que se casase diciendo que tenía ya persona digna, el rico y noble Germano.
Quiteria contestó: “padre mío, no tengo que entregarme a esposo en la tierra,
porque el mío es el Rey del Cielo, Cristo Jesús, al que amo con todo mi corazón
y Él me ama tanto que dio su vida por mí”. Enojado el padre, avisó a Germano de
esta resolución diciéndole que para vengar tal agravio, le cortasen la cabeza.
Pero Quiteria consiguió escaparse, saliendo de noche.
Un ángel del Señor indicó a Quiteria el camino a seguir, y la
Santa llegó hasta los Montes de Toledo, donde el ángel también le había dicho
que recibiría la Palma del Martirio. Pero hasta aquéllas lejanas tierras
consiguió llegar Germano. Sabiéndose Quiteria perseguida, mientras caminaba por
un valle cercano a Marjaliza (Toledo), se escondió en el hueco de un árbol y
dijo a un pastor que había por allí que si preguntaban por ella, no la
descubriese. Se refugió la santa doncella y al poco llegó el cruel Germano, y
preguntó al pastor y éste dijo que no había visto a nadie, pero con el dedo
señalaba el refugio. Entonces, Germano descubrió a Quiteria y cogiéndola de sus
preciosos cabellos, mandó que le cortasen la cabeza. Quiteria oró al Señor
diciendo: “Recibid Señor mi alma, librad de las enfermedades a los que se
valiesen de mi patrocinio”. Y una voz del Cielo le respondió: “Así te lo ha
concedido en la gloria Dios, como tú lo has pedido en tu martirio”. La Santa
hinca las rodillas en el suelo, fija el corazón en el Cielo y entrega el cuello
al cuchillo.
Hizo bastantes milagros, comenzando por el pastor, ya que al ser
descubierta Quiteria, sus perros rabiaron y le hicieron varias heridas. El
pastor se arrodilló delante de ella y ésta le perdonó y le mandó que se lavase
las heridas con el agua de la fuente que hizo brotar la Santa. Es invocada como
abogada contra la rabia (la hidrofobia). La fiesta de Santa Quiteria se celebra
el 22 de mayo, día en que sufrió el Martirio en torno al año 130.
Algunas hermanas de Santa Quiteria también son muy veneradas, como
Santa Marciana, el 12 de julio; Santa Marina, el 18 de julio; Santa Librada, el
20 de julio; y Santa Victoria (también llamada Rita) el 17 de noviembre, en
compañía de San Acisclo.
Información obtenida de: “Historia de Santa
Quiteria, Virgen y Mártir” (1972), de la Hermandad de Santa Quiteria de Fuente
el Fresno (Ciudad Real), copiada del Breviario de Toledo en 1898. “Leyendas de
Galicia y Asturias” (1995), de Francisco Caudet Yarza.