Del libro del Deuteronomio 15, 1-18
REMISIÓN DE LAS DEUDAS
En aquellos días, Moisés dijo al pueblo estas palabras:
«Cada siete años harás la remisión. Así dice la ley sobre la remisión: "Todo acreedor condonará la deuda del préstamo hecho a su prójimo; no apremiará a su prójimo, porque ha sido proclamada la remisión del Señor." Podrás apremiar al extranjero, pero lo que hayas prestado a tu hermano lo condonarás.
Es verdad que no habrá pobres entre los tuyos, porque te bendecirá el Señor, tu Dios, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte para que la poseas en heredad, a condición de que obedezcas al Señor, tu Dios, poniendo por obra este precepto que yo te mando hoy. El Señor, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho: tú prestarás a muchos pueblos y no pedirás prestado, dominarás a muchos pueblos y no serás dominado.
Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano, en una ciudad tuya, en esa tierra tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu hermano pobre. Ábrele la mano y préstale a la medida de su necesidad. Cuidado, no se te ocurra este pensamiento rastrero: "Está cerca el año séptimo, año de remisión", y seas tacaño con tu hermano pobre y no le des nada, porque apelará al Señor contra ti, y resultarás culpable. Dale, y no de mala gana, pues por esa acción bendecirá el Señor, tu Dios, todas tus obras y todas tus empresas. Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso yo te mando: "Abre la mano a tu hermano, al pobre, al indigente de tu tierra."
Si se te vende tu hermano, hebreo o hebrea, te servirá seis años, y al séptimo lo dejarás ir en libertad. Cuando lo dejes irse en libertad, no lo despidas con las manos vacías: cárgalo de regalos de tu ganado, de tu era y tu lagar, y le darás según te haya bendecido el Señor, tu Dios. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te redimió; por eso yo te impongo hoy esta ley. Pero si él te dice: "No quiero marcharme, porque me he encariñado contigo y con tu casa" -porque le iba bien contigo-, coge un punzón, clávale la oreja a la puerta y será tu esclavo para siempre, y lo mismo harás con tu esclava. No te parezca muy duro dejarlo irse en libertad; el haberte servido seis años equivale al salario de un jornalero, y además el Señor, tu Dios, bendecirá cuanto hagas.»
RESPONSORIO Lc 6, 35. 36. 37-38
R. Amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; * sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.
V. Perdonad y seréis perdonados, dad y se os dará.
R. Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre.