Musica Para el Alma

lunes, 20 de marzo de 2017

LECTURA LARGA

De la carta a los Hebreos 3, 1-19
JESÚS, APÓSTOL DE NUESTRA FE
Hermanos, vosotros que habéis sido consagrados a Dios y sois participantes de una vocación celeste, poned vuestra consideración en el apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos, en Jesús. Él es fiel hacia aquel que lo constituyó para esa misión, como lo fue también Moisés en todo para con la casa de Dios. Pero él ha sido juzgado digno de tanta mayor gloria que Moisés, cuanto supera en dignidad a la casa misma aquel que la construyó. Todas las casas tienen su constructor, pero el hacedor de todas las cosas es Dios. Moisés fue fiel a toda la casa de Dios, en su calidad de servidor, cuya tarea fue la de dar testimonio sobre la verdad de cuanto había de revelarse. En cambio, Cristo es fiel en su calidad de Hijo al frente de su propia casa. Y su casa somos nosotros, si mantenemos hasta el fin la firmeza y la alegría confiada de nuestra esperanza.

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: «Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón como en aquella rebelión en el desierto, cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras durante cuarenta años. Por eso me irrité contra aquella generación, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."»

Mirad, hermanos, que no tenga nadie un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a apartarse del Dios vivo. Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el «hoy», para que ninguno de vosotros «se endurezca» en la seducción del pecado. Porque hemos llegado a ser partícipes de Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el fin nuestra confianza primera.

Cuando se dice: «Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón como en aquella rebelión», ¿quiénes son los que se rebelaron después de «haber escuchado la voz» de Dios? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto a las órdenes de Moisés? ¿Contra quiénes «se irritó Dios por espacio de cuarenta años»? ¿No acaso contra los que pecaron y cuyos «cadáveres quedaron en el desierto»? ¿Y a quiénes «juró que no entrarían en su descanso» sino a los rebeldes? Y así, efectivamente, vemos que no pudieron entrar debido a su incredulidad.
RESPONSORIO    Hb 3, 6; Ef 2, 21
R. Cristo es fiel en su calidad de Hijo al frente de su propia casa; * y su casa somos nosotros.
V. Por Cristo todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor.
R. Y su casa somos nosotros.