*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Gregorio Magno, Papa, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
3 de setiembre de 2021
TIEMPO
ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA
XXII
Del Común de pastores para un santo papa y del Común de doctores de la Iglesia.
Salterio II
3 de septiembre
SAN GREGORIO MAGNO, papa y doctor de la
Iglesia (MEMORIA).
Nació en Roma hacia el año 540. Desempeñó primero diversos cargos públicos, y
llegó luego a ser prefecto de la Urbe. Más tarde se dedicó a la vida monástica,
fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla. El día 3
de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero
pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y
consolidación de la fe. Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y
dogmática. Murió el día 12 de marzo del año 604.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!
El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.
Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.
Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus
riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren
se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. Mis ojos
se consumen aguardando tu salvación.
R. Y tu promesa de justicia.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Amós 5, 1-17
LAMENTACIONES Y EXHORTACIONES
Escuchad esta palabra, esta elegía que entono contra vosotros, casa de Israel.
Cayó y no se alzará la doncella de Israel, está arrojada en el suelo y nadie la
levanta. Pues así dice el Señor a la casa de Israel: «En la ciudad de donde
partieron mil, quedarán cien; de donde partieron cien, quedarán diez.»
Así dice el Señor a la casa de Israel: «Buscadme y viviréis: no consultéis a
Betel, no vayáis a Guilgal, no paséis a Berseba; que Guilgal irá cautiva y
Betel será reducida a la nada. Buscad al Señor y viviréis. No sea que arda como
fuego la casa de José, y devore inextinguible a Betel.»
El Señor creó las Pléyades y Orión, convierte la sombra en aurora, oscurece el
día en noche; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la
tierra. Su nombre es el Señor. Él lanza la destrucción sobre la fortaleza, y la
devastación llega a la plaza fuerte.
¡Ay de los que convierten la justicia en amargura y arrojan por tierra el
derecho, los que odian a los acusadores en los tribunales y detestan al que
habla con franqueza! Por haber despreciado al pobre, por haberle tomado el
tributo de trigo, cuando construyáis casas de sillares, no las habitaréis,
cuando plantéis cepas escogidas, no beberéis de su vino. Pues conozco vuestros
muchos crímenes, vuestros innumerables pecados: oprimís al justo, recibís
soborno, hacéis injusticia al pobre en el tribunal. Por eso calla el hombre
sensato en esa hora, porque es mala hora.
Buscad el bien, no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor, Dios
de los ejércitos, como deseáis. Odiad el mal, amad el bien, defended la
justicia en el tribunal; quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, de
los supervivientes de José.
Por eso, así dice el Señor, Dios de los ejércitos: «En todas las plazas hay
duelo, en todas las calles gritan: "¡Ay, ay!"; llaman al cantor para
el duelo, y, para el llanto, al maestro de las lamentaciones. Habrá llanto en
todos los huertos, cuando pasen por medio de ti», dice el Señor.
RESPONSORIO Am 9, 7. 8; 5, 14
R. ¿No hice subir a Israel del país de Egipto? —dice el Señor—. Los
ojos del Señor se vuelven contra el reino pecador; * pero
no aniquilaré a la casa de Jacob.
V. Buscad el bien, no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros
el Señor, vuestro Dios.
R. Pero no aniquilaré a la casa de Jacob.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre el profeta
Ezequiel
(Libro 1, 11, 4-6: CCL 142, 170-172)
POR AMOR A CRISTO, CUANDO HABLO DE ÉL, NI A Mi MISMO ME PERDONO
Hijo de hombre, te he puesto como atalaya en la casa de Israel. Fijémonos cómo
el Señor compara sus predicadores a un atalaya. El atalaya está siempre en un
lugar alto para ver desde lejos todo lo que se acerca. Y todo aquel que es
puesto como atalaya del pueblo de Dios debe, por su conducta, estar siempre en
alto, a fin de preverlo todo y ayudar así a los que tiene bajo su custodia.
Estas palabras que os dirijo resultan muy duras para mí, ya que con ellas me
ataco a mí mismo, puesto que ni mis palabras ni mi conducta están a la altura
de mi misión.
Me confieso culpable, reconozco mi tibieza y mi negligencia. Quizá esta
confesión de mi culpabilidad me alcance el perdón del Juez piadoso. Porque,
cuando estaba en el monasterio, podía guardar mi lengua de conversaciones
ociosas y estar dedicado casi continuamente a la oración. Pero, desde que he cargado
sobre mis hombros la responsabilidad pastoral, me es imposible guardar el
recogimiento que yo querría, solicitado como estoy por tantos asuntos.
Me veo, en efecto, obligado a dirimir las causas, ora de las diversas Iglesias,
ora de los monasterios, y a juzgar con frecuencia de la vida y actuación de los
individuos en particular; otras veces tengo que ocuparme de asuntos de orden
civil, otras, de lamentarme de los estragos causados por las tropas de los
bárbaros y de temer por causa de los lobos que acechan al rebaño que me ha sido
confiado. Otras veces debo preocuparme de que no falte la ayuda necesaria a los
que viven sometidos a una disciplina regular, a veces tengo que soportar con
paciencia a algunos que usan de la violencia, otras, en atención a la misma
caridad que les debo, he de salirles al encuentro.
Estando mi espíritu disperso y desgarrado con tan diversas preocupaciones,
¿cómo voy a poder reconcentrarme para dedicarme por entero a la predicación y
al ministerio de la palabra? Además, muchas veces, obligado por las
circunstancias, tengo que tratar con las personas del mundo, lo que hace que
alguna vez se relaje la disciplina impuesta a mi lengua. Porque, si mantengo en
esta materia una disciplina rigurosa, sé que ello me aparta de los más débiles,
y así nunca podré atraerlos adonde yo quiero. y esto hace que, con frecuencia,
escuche pacientemente sus palabras, aunque sean ociosas. Pero, como yo también
soy débil, poco a poco me voy sintiendo atraído por aquellas palabras ociosas,
y empiezo a hablar con gusto de aquello que había empezado a escuchar con
paciencia, y resulta que me encuentro a gusto postrado allí mismo donde antes
sentía repugnancia de caer.
¿Qué soy yo, por tanto, o qué clase de atalaya soy, que no estoy situado, por
mis obras, en lo alto de la montaña, sino que estoy postrado aún en la llanura
de mi debilidad? Pero el Creador y Redentor del género humano es bastante
poderoso para darme a mí, indigno, la necesaria altura de vida y eficacia de
palabra, ya que por su amor, cuando hablo de él, ni a mí mismo me perdono.
RESPONSORIO
R. Sacando enseñanzas morales de las sagradas Escrituras e
interpretando sus misterios, encauzó hacia los pueblos las corrientes de agua
viva del Evangelio; * y aun después de su muerte continúa hablando.
V. Recorriendo todo el mundo como un águila, provee de alimento a los
grandes y a los pequeños con su inmensa caridad.
R. Y aun después de su muerte continúa hablando.
*Lecturas del Viernes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 3 de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (5,33-39)*
En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: «Los discípulos
de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los
tuyos, a comer y a beber.»
Jesús les contestó: «¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio
está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.»
Y añadió esta parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para
ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega
al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta
los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el
añejo."»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Gregorio, pastor eximio, fue un modelo acabado de vida pastoral y
nos legó una regla segura para seguir esa vida.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Gregorio, pastor eximio, fue un modelo acabado de vida pastoral y
nos legó una regla segura para seguir esa vida.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus
ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con
amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el
espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la
Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de
sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Gregorio Magno, Papa, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
El Papa Gregorio I, con más justicia llamado "Magno",
fue el primer Pontífice que fue monje y ascendió a la silla apostólica cuando
Italia se hallaba en una condición deplorable como consecuencia de las luchas
entre los ostrogodos y el emperador Justiniano, que terminaron con la derrota y
muerte de Totila, en el año 562.
Aunque San Gregorio cumplía fiel y honrosamente sus funciones como
prefecto, desde hacía tiempo se sentía llamado a una vocación superior, hasta
que por fin resolvió apartarse del mundo y consagrarse al servicio de Dios,
siendo ordenado séptimo diácono de la Iglesia Romana y enviado como embajador
ante la corte bizantina. A principios del año 586, tras volver a Roma, se
convirtió en abad del monasterio de San Andrés.
En el año 590, una terrible epidemia arrebató la vida al Papa
Pelagio y el pueblo escogió a Gregorio como nuevo Pontífice. Desde el momento
que asumió el cargo de Papa, se impuso el doble deber de catequizar y cumplir
con la disciplina; prohibió el cobro injusto de primas por entierros en
iglesias, por ordenaciones o por conferir el palio y no permitió a los diáconos
dirigir la parte cantada de la misa a menos que fueran escogidos por sus voces
más que por su carácter. También destacó como predicador escogiendo temas del
Evangelio del día y, hasta nosotros ha llegado algunas de sus homilías, llenas
de elocuencia y sentido común, terminadas con una enseñanza moral que podía
adaptarse a cada caso. Fue un excelente administrador de la Sede Pontificia
pues todos los súbditos estaban contentos con lo que les tocaba en la
distribución de bienes y aún entraba dinero a la tesorería.
De toda su labor religiosa en occidente, la conversión de
Inglaterra y el éxito que coronó sus esfuerzos encaminados hacia esta dirección
fue para él, el mayor triunfo de su vida. Se le reconoce a San Gregorio la
compilación del Antiphonario, la revisión y reestructuración del sistema de
música sacra, la fundación de la famosa Schola Cantorum de Roma y la
composición de varios himnos muy conocidos. Pero su verdadera obra se proyecta
en otras direcciones. Se le venera como el cuarto Doctor de la Iglesia Latina,
por haber dado una clara expresión a ciertas doctrinas religiosas que aún no
habían sido bien definidas y quizá su mayor labor fue el fortalecimiento de la Sede.
De su tarea de consolador y maestro de espiritualidad hallamos una
excelente ilustración en las Homilías sobre el Evangelio o sobre Ezequiel,
pronunciadas en Roma en 590-593, cuando todo parecía derrumbarse. En Moralia
llevó a cabo una exégesis del libro bíblico de Job. Presenta a Job como figura
del Redentor; en su mujer ve simbolizada la vida carnal, y en sus amigos, a los
herejes, orientando siempre la interpretación hacia las lecciones morales y
teológicas.
Los Diálogos, escritos entre los años 593 y 594, fueron
probablemente su obra más difundida. Habiéndose retirado por algún tiempo,
cansado de las preocupaciones y responsabilidades de su cargo, a un lugar
apartado, Gregorio expresa al diácono Pedro su disgusto por no haber podido
dedicarse a la vida ascética, con la que tantos hombres pudieron alcanzar la
perfección. Accediendo a los ruegos de Pedro, pasa luego a mostrar con ejemplos
concretos la verdad de tal aserto, describiendo la vida y enumerando los
milagros de santos italianos, tal como los aprendió de testimonios seguros o de
su personal experiencia. La forma dialogada, usada ya desde antiguo en obras de
este género, por ejemplo por Sulpicio Severo, constituye para el autor un
simple medio para dar vivacidad a la narración y facilitar las transiciones; la
forma intencionadamente simple y clara favoreció la grandísima difusión de la
obra, pronto traducida a diversas lenguas y celebrada por escritores
contemporáneos y posteriores.
Si la actividad política del papa Gregorio Magno tuvo una importancia
excepcional para el equilibrio político-religioso de la Europa medieval, su
obra literaria constituyó hasta el siglo XII una incomparable fuente de
meditación y de luz espiritual para todo el Occidente. A él se le atribuye
también la compilación del Antifonario gregoriano, gran colección de cantos de
la Iglesia romana.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.
Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.
Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE St 3, 17-18
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la
paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante,
sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la
justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El papa san Gregorio realizaba en su vivir lo que enseñaba con sus
labios; así fue ejemplo vivo de aquella vida cristiana que explicó con su
palabra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El papa san Gregorio realizaba en su vivir lo que enseñaba con sus
labios; así fue ejemplo vivo de aquella vida cristiana que explicó con su
palabra.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con
amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el
espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la
Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de
sus pastores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.