*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Juan Macías*
18 de Setiembre
SABADO SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: DADOR DE LUZ ESPLÉNDIDO
Dador de luz espléndido,
A cuya luz serena,
Pasada ya la noche,
El día se despliega.
Mensajero de luz
que de luz centellea,
no es del alba el lucero:
eres tú, Luz de veras,
más brillante que el sol,
todo luz y pureza;
enciende nuestro pecho,
alumbra el alma nuestra.
Ven, Autor de la vida,
prez de la luz paterna,
sin cuya gracia el cuerpo
se sobresalta y tiembla.
A Cristo, rey piadoso,
y al Padre gloria eterna,
y por todos los siglos
al Espíritu sea. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE 2 Pe 3, 13-15a
Nosotros conforme a la promesa del Señor esperamos cielos nuevos y tierra
nueva, en los que tiene su morada la santidad. Por eso, carísimos, mientras
esperáis estos acontecimientos, procurad con toda diligencia que él os
encuentre en paz, sin mancha e irreprensibles. Considerad esta paciente espera
de nuestro Señor como una oportunidad para alcanzar la salud.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
Primera Lectura
Del segundo libro de los Reyes 15, 1-5. 32-35; 16, 1-8
REINADOS DE AZARÍAS, YOTÁN Y AJAZ EN JUDÁ
Azarías, hijo de Amasías, subió al trono de Judá el año
veintisiete del reinado de Jeroboam de Israel. Cuando subió al trono tenía
dieciséis años, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba
Yecolía, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor aprueba, igual que su
padre, Amasías. Pero no desaparecieron las ermitas de los altozanos: allí
seguía la gente sacrificando y quemando incienso. El Señor le envió una enfermedad
de la piel hasta su muerte, así que vivió recluido en casa. Su hijo Yotán estaba
al frente del palacio y gobernaba la nación.
Yotán, hijo de Azarías, subió al trono de Judá el año segundo del reinado de
Pecaj de Israel, hijo de Romelía. Cuando subió al trono, tenía veinticinco
años, y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Yerusá, hija de
Sadoc. Hizo lo que el Señor aprueba, igual que su padre, Azarías. Pero no
desaparecieron las ermitas de los altozanos: allí seguía la gente sacrificando
y quemando incienso. Yotán construyó la puerta superior del templo. Ajaz, hijo
de Yotán, subió al trono de Judá el año diecisiete del reinado de Pecaj, hijo
de Romelía. Cuando subió al trono tenía veinte años, y reinó en Jerusalén
dieciséis años. No hizo, como su antepasado David, lo que el Señor aprueba.
Imitó a los reyes de Israel.
Incluso sacrificó a su hijo en la hoguera, según las costumbres aborrecibles de
las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas. Sacrificaba y
quemaba incienso en los altozanos, en las colinas y bajo los árboles frondosos.
Por entonces, Rasín de Damasco y Pecaj de Israel, hijo de Romelía, subieron
para atacar a Jerusalén; la cercaron, pero no pudieron conquistarla. También
por entonces, el rey de Edom reconquistó Eilat y expulsó de allí a los judíos;
los de Edom fueron a Eilat y se establecieron allí hasta el día de hoy.
Ajaz mandó una embajada a Tiglat Piléser, rey de Asiria, con este mensaje: «Soy
hijo y vasallo tuyo. Ven a librarme del poder del rey de Siria y del rey de
Israel, que se han levantado en armas contra mí.» Ajaz cogió la plata y el oro
que había en el templo y en el tesoro del palacio y se lo envió al rey de
Asiria como regalo.
Responsorio Cf. 2R 16, 5; cf. Is 7,
4
R. Rasín de Damasco y Pecaj de Israel, hijo de Romelía, subieron
para atacar a Jerusalén. * Lucharon contra Ajaz, pero no pudieron vencerlo.
V. El Señor dijo a Ajaz: «No temas, no te acobardes ante esos
dos cabos de tizones humeantes.»
R. Lucharon contra Ajaz, pero no pudieron vencerlo.
Segunda Lectura
Del sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
(Sermón 46,11-12: CCL. 41, 538-539)
OFRECE EL ALIVIO DE LA CONSOLACIÓN
El Señor, dice la Escritura, castiga a sus hijos preferidos. Y tú
te atreves a decir: "Quizás seré una excepción." Si eres una
excepción en el castigo, quedarás igualmente exceptuado del número de los
hijos. "¿Es cierto —preguntarás— que castiga a cualquier hijo?"
Cierto que castiga a cualquier hijo, y del mismo modo que a su Hijo único.
Aquel Hijo, que había nacido de la misma substancia del Padre, que era igual al
Padre por su condición divina, que era la Palabra por la que había creado todas
las cosas, por su misma naturaleza no era susceptible de castigo. Y,
precisamente, para no quedarse sin castigo, se vistió de la carne de la especie
humana. ¿Con qué va a dejar sin castigo al hijo adoptado y pecador, el mismo
que no dejó sin castigo a su único Hijo inocente? El Apóstol dice que nosotros fuimos
llamados a la adopción. Y recibimos la adopción de hijos para ser herederos
junto con el Hijo único, para ser incluso su misma herencia: Pídemelo: te daré
en herencia las naciones. En sus sufrimientos, nos dio ejemplo a todos
nosotros.
Pero, para que el débil no se vea vencido por las futuras tentaciones, no se le
debe engañar con falsas esperanzas, ni tampoco desmoralizarlo a fuerza de
exagerar los logros.
Dile: Prepárate para las pruebas, y quizá comience a retroceder, a estremecerse
de miedo, a no querer dar un paso hacia adelante. Tienes aquella otra frase:
Fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere vuestras fuerzas. Pues
bien, prometer y anunciar las tribulaciones futuras es, efectivamente,
fortalecer al débil. Y, si al que experimenta un temor excesivo, hasta el punto
de sentirse aterrorizado, le prometes la misericordia de Dios, y no porque le
vayan a faltar las tribulaciones, sino porque Dios no permitirá que la prueba
supere sus fuerzas, eso es, efectivamente, vendar las heridas.
Los hay, en efecto, que, cuando oyen hablar de las tribulaciones venideras, se fortalecen
más, y es como si se sintieran sedientos de la que ha de ser su bebida. Piensan
que es poca cosa para ellos la medicina de los fieles y anhelan la gloria de
los mártires.
Mientras que otros, cuando oyen hablar de las tentaciones que necesariamente
habrán de sobrevenirles, aquellas que no pueden menos de sobrevenirle al
cristiano, aquellas que sólo quien desea ser verdaderamente cristiano puede
experimentar, se sienten quebrantados y claudican ante la inminencia de
semejantes situaciones.
Ofréceles el alivio de la consolación, trata de vendar sus heridas. Di:
"No temas, que no va a abandonarte en la prueba aquel en quien has creído.
Fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere sus fuerzas." No son
palabras mías, sino del Apóstol, que nos dice: Tendréis la prueba que buscáis
de que Cristo habla por mí. Cuando oyes estas cosas, estás oyendo al mismo
Cristo, estás oyendo al mismo pastor que apacienta a Israel. Pues a él le fue
dicho: Nos diste a beber lágrimas, pero con medida. De modo que el salmista, al
decir con medida, viene a decir lo mismo que el Apóstol: No permitirá él que la
prueba supere vuestras fuerzas. Sólo que tú no has de rechazar al que te
corrige y te exhorta, te atemoriza y te consuela hiere y te sana.
Responsorio Sal 43, 23; Rm 8, 37;
Sal 43, 12
R. Por tu causa, Señor, estamos siendo asesinados continuamente,
nos tratan como a ovejas de matanza. * Pero en todo esto
vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
V. Nos entregas como ovejas al matadero y nos has dispersado
por las naciones.
R. Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha
amado.
*Lecturas del Sábado de la 24ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 18 de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (8,4-15)*
En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos,
otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: «Salió el sembrador a
sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y
los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se
secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo
al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio
fruto al ciento por uno.»
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esa parábola?»
Él les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino
de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no
entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios.
Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se
lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del
terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría,
pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de
la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los
afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la
tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra,
la guardan y dan fruto perseverando.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al
mundo, y supliquémosle diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor, Padre de todos, tú que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
haz que toda nuestra vida unida a la de Cristo sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad,
que tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
para que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal,
y presérvanos de todo pecado.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro padre:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, luz esplendente y día sin ocaso, al
volver a comenzar un nuevo día te pedimos que nos visites con el esplendor de
tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Juan Macías*
Nació en Rivera de Fresno, en
Extremadura, España, el 2 de marzo de 1585. Era muy niño cuando sus padres
murieron, quedando él bajo el cuidado de un tío suyo que lo hizo trabajar como
pastor. Después de un tiempo conoció a un comerciante con el cual comenzó a
trabajar, en 1616 el mercader viajó a América y Juan junto con él.
Llegó primero a Cartagena y de ahí decidió dirigirse al interior
del Reino de Nueva Granada, visitó Pasto y Quito, para llegar finalmente al
Perú donde se instalaría por el resto de su vida. Recién llegado obtuvo trabajo
en una hacienda ganadera en las afueras de la capital y en estas circunstancias
descubrió su vocación a la vida religiosa. Después de dos años ahorró un poco
de dinero y se instaló definitivamente en Lima.
Repartió todo lo que tenía entre los pobres y se preparó para
entrar a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos
de Santa María Magdalena donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó
los hábitos.
Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la
penitencia y la caridad. Por las austeridades a las que se sometía sufrió una
grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa
operación. Ocupó el cargo de portero y este fue el lugar de su santificación.
El portón del monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos
y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. El propio Virrey
y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos.
Andaba por la ciudad en busca de limosna para repartir entre los
pobres. No se limitaba a saciar el hambre de pan, sino que completaba su ayuda
con buenos consejos y exhortaciones en favor de la vida cristiana y el amor a
Dios.
Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue canonizado el 28 de
setiembre de 1975 por Pablo VI.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los pueblos que marchan y luchan
con firme tesón
aclamen al Dios de la vida.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Agiten laureles y olivos,
es Pascua de Dios,
mayores y niños repitan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Jesús victorioso y presente
ofrece su don
a todos los justos del mundo.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Resuenen en todo camino
de paz y de amor
alegres canciones que digan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Que Dios, Padre nuestro amoroso,
el Hijo y su Don
a todos protejan y acojan.
Cantemos hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Ant 2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son
sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente
del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él
le devuelva? Él es origen, camino y término de todo. A él la gloria por los
siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más
altos que los vuestros», dice el Señor.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más
altos que los vuestros», dice el Señor.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y
supliquémosle diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre todopoderoso, haz que abunde en la tierra la justicia
y que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y que el pueblo judío sea salvado.
Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor, a nuestros bienhechores
y concédeles la vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la
guerra
y dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de
la ley; concédenos cumplir tus mandamientos y llegar así a la vida eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.