*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA V
Del Común de Vírgenes. Salterio I
10 de febrero
*SANTA ESCOLÁSTICA,
virgen. (MEMORIA)*
Hermana de san Benito, nació en Nursia (Italia), hacia el año 480. Se consagró
a Dios, junto con su hermano, al cual siguió hasta Montecasino, donde murió
hacia el año 547.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de
vírgenes.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de
vírgenes.
Himno: NOS APREMIA EL AMOR, VÍRGENES SANTAS.
Nos apremia el amor, vírgenes santas,
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amor amar divino.
Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida,
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.
Vuestra fe y vuestro amor, un fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza,
vuestra antorcha encendida ansiosamente
ha colmado de luz vuestra esperanza.
Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.
Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt
16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE Ct 8, 7
Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si
alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría
despreciable.
RESPONSORIO BREVE
V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro.
V. Tu rostro buscaré, Señor.
R. Buscad mi rostro.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro.
V. Todos
quedaban maravillados.
R. De las palabras que salían de la boca de Dios.
PRIMERA LECTURA
De la primera carta a los Corintios 3, 1-23
MISIÓN DE LOS MINISTROS DE LA IGLESIA
Por lo que a mí respecta, hermanos, no pude hablaros como a hombres penetrados
del espíritu, sino como a influenciados por la carne, como a niños en Cristo.
Os di a beber leche; no os ofrecí manjar sólido, porque aún no lo admitíais. Y
ni siquiera ahora lo admitís, porque todavía sois endebles en la fe. Desde el
momento que dais lugar entre vosotros a envidias y contiendas, ¿no es verdad
que os dejáis llevar por la carne, que os movéis por principios puramente
humanos?
Siempre que uno dice: «Yo soy de Pablo», y otro: «Yo soy de Apolo», ¿no es
verdad que procedéis por miras puramente humanas? Porque, vamos a ver: ¿Quién
es Apolo?, y ¿quién es Pablo? Servidores, cada uno según la gracia que le dio
el Señor; y por medio de los cuales llegasteis a abrazar la fe. Yo planté;
Apolo regó; pero Dios hacía crecer.
Por lo tanto, ni el que planta ni el que riega son algo, sino Dios que da el
crecimiento. El que planta y el que riega desempeñan un mismo oficio, bien que
cada cual recibirá su remuneración, conforme a su trabajo, pues somos
cooperadores de Dios. Vosotros sois campo de Dios, edificación de Dios.
Conforme a la gracia que Dios me dio, yo, como buen arquitecto, puse los
cimientos; otro va edificando encima. Cada uno mire cómo edifica; pues, en cuanto
al cimiento, nadie puede poner otro sino el que ya está puesto: Jesucristo. Y,
según edifique uno sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno o paja, se pondrá en evidencia su obra: el día del juicio la dará
a conocer, porque se manifiesta en fuego; y el fuego hará ver de qué cualidad
es la obra de cada cual.
Aquel constructor cuya obra resista recibirá su remuneración. Pero aquel cuya
obra sea reducida a cenizas se verá defraudado. Él, sin embargo, se salvará,
pero a duras penas, como quien pasa por el fuego. ¿No sabéis que sois templo de
Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo
de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo
sois vosotros.
Nadie se engañe. El que crea ser sabio entre vosotros, según los principios de
este mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio; pues la sabiduría de este
mundo es necedad ante Dios. Dice a este propósito la Escritura: «Yo cazaré a
los sabios en su astucia.» Y también: «Sabe el Señor que son vanas las razones
de los sabios.»
Así que nadie ponga su gloria en los hombres. Que todo os pertenece: Ya sea
Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro: todo
es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
RESPONSORIO Ef 2, 19b-20; cf. 1Co 3, 16
R. Sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de
Dios; estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, * y
el mismo Cristo Jesús es la piedra angular.
V. Sois templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros.
R. Y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular.
SEGUNDA LECTURA
De los libros de los Diálogos de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 33: PL 66, 194-196)
PUDO MÁS PORQUE AMÓ MÁS
Escolástica, hermana de san Benito, consagrada a Dios desde su infancia,
acostumbraba visitar a su hermano una vez al año. El Hombre de Dios acudía a
ella y la recibía dentro de las posesiones del monasterio, no lejos de la
puerta.
Un día vino como de costumbre, y su venerable hermano bajó hacia ella con
algunos discípulos; pasaron todo el día en la alabanza de Dios y en santas
conversaciones y, cuando ya empezaba a oscurecer, tomaron juntos el alimento.
En medio de santas conversaciones fue transcurriendo el tiempo, hasta que se
hizo muy tarde, y entonces la santa monja suplicó a su hermano:
«Te ruego que no me dejes esta noche, sino que hablemos de los gozos de la vida
del cielo hasta mañana.»
Él le respondió:
«¿Qué es lo que dices, hermana? Yo no puedo en modo alguno quedarme fuera de la
celda.»
La santa monja, al oír la negativa de su hermano, puso sobre la mesa sus manos,
con los dedos entrelazados, y escondió en ellas la cabeza, para rogar al Señor
todopoderoso. Al levantar de nuevo la cabeza, se originó un temporal tan intenso
de rayos, truenos y aguacero, que ni al venerable Benito ni a los hermanos que
estaban con él les hubiera sido posible mover un solo pie del lugar en que se
hallaban. Entonces el hombre de Dios comenzó a quejarse contrariado:
«Dios todopoderoso te perdone, hermana: ¿qué es lo que has hecho?»
Ella respondió:
«Ya ves, te he suplicado a ti, y no has querido escucharme; he suplicado a mi
Dios, y me ha escuchado. Ahora, pues, sal, si puedes, déjame y vuelve al
monasterio.»
Y Benito, que no había querido quedarse por propia voluntad, tuvo que hacerlo
por fuerza. De este modo, pasaron toda la noche en vela, recreándose en santas
conversaciones sobre la vida espiritual.
Y no es de extrañar que prevaleciera el deseo de aquella mujer, ya que, como
dice san Juan, Dios es amor, y, por esto, pudo más porque amó más.
Tres días mas tarde, el hombre de Dios, estando en su celda, elevó sus ojos al
cielo y vio el alma de su hermana, libre ya de las ataduras del cuerpo, que
penetraba, en forma de paloma, en las intimidades del cielo. Lleno de alegría
por una gloria tan grande, dio gracias a Dios con himnos y alabanzas, y envió a
sus hermanos para que trajesen su cuerpo al monasterio y lo enterraran en el
mismo sepulcro que había preparado para sí mismo.
De este modo, ni la misma sepultura pudo separar los cuerpos de aquellos cuya
alma había estado siempre unida en Dios.
RESPONSORIO
R. Cuando aquella santa virgen suplicó a Dios que su hermano no
partiese, * consiguió mucho del Señor, porque había amado mucho.
V. Ved que paz y que alegría, convivir los hermanos unidos.
R. Consiguió mucho del Señor porque había amado mucho.
Miércoles, 10 de febrero de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,14-23)*
14 Llamó otra vez a la gente y les dijo:
«Oídme todos y entended.
15 Nada hay fuera del hombre que, entrando
en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina
al hombre.
16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
17 Y cuando, apartándose de la gente, entró
en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola.
18 El les dijo: «¿Conque también vosotros
estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el
hombre no puede contaminarle,
19 pues no entra en su corazón, sino en el
vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es
lo que contamina al hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los
hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos,
22 adulterios, avaricias, maldades, fraude,
libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez.
23 Todas estas perversidades salen de dentro
y contaminan al hombre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Esta es la virgen prudente que unida a Cristo, resplandece como el
sol en el reino celestial.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Esta es la virgen prudente que unida a Cristo, resplandece como el
sol en el reino celestial.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y
supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.
Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,
concédenos que nada nos aparte de tu amor.
Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,
por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.
Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad,
consagradas a ti en cuerpo y alma,
ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu
amor eterno.
Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes
esperaban,
concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.
Por intercesión de santa Escolástica, que fue virgen sensata y una de las
prudentes,
concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, te pedimos,
Señor, que, siguiendo su ejemplo, te sirvamos con un amor puro y experimentemos
las delicias de tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
10 de febrero
*SANTA ESCOLÁSTICA,
virgen. (MEMORIA)*
Hermana de San Benito, se consagró a Dios desde su más tierna
edad. Mientras su hermano residió en Monte Casino, ella se hallaba en
Plombariola, fundando y gobernando un monasterio.
Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como
no estaba permitido que entrar al monasterio, él salía a su encuentro para
llevarla a una casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando,
cantando himnos de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales. Sobre la
última visita, San Gregorio hace una notable descripción, en la cual, la santa
presintiendo que no volvería ver más a su hermano, le rogó que no partiera esa
noche sino al día siguiente, pero San Benito se sintió incapaz de romper las
reglas de su monasterio.
Entonces, Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración
para que interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta
que impidió que su hermano regresara al monasterio. Los dos santos pasaron la
noche hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales. Tres días
después, la santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración
tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.
Oh Dios, que nos
mostraste hacia donde la inocencia conduce, Tú hiciste que el alma de la virgen
Santa Escolástica se elevara al cielo como una paloma en vuelo. Obtenedme a
través de ella por sus méritos y sus oraciones que podamos así vivir en la
inocencia para lograr las alegrías eternas. Te lo pedimos a través de Nuestro
Señor.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: DICHOSA TÚ, QUE ENTRE TODAS
Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.
Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.
Enséñanos a vivir,
ayúdenos tu oración,
danos en la tentación
la gracia de resistir.
Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria,
y gloria por esta gloria
que alegra a la humanidad. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE 1Co 7, 32. 34
El célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo
mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma.
RESPONSORIO BREVE
V. Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre
alegría.
R. Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre
alegría.
V. Van entrando en el palacio real.
R. Las traen entre alegría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre
alegría.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te
trae preparada.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te
trae preparada.
PRECES
Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen
vírgenes a causa del reino de Dios, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.
Señor Jesucristo, tú que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia
sin mancha ni arruga,
haz que sea siempre santa e inmaculada.
Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus
lámparas encendidas,
no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las
vírgenes que se han consagrado a ti.
Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen guardó siempre fidelidad intacta,
concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.
Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la fiesta de santa Escolástica,
virgen,
concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,
admite también a nuestros hermanos difuntos en el convite festivo de tu reino.
Oremos con Jesús, diciendo a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, te pedimos,
Señor, que, siguiendo su ejemplo, te sirvamos con un amor puro y experimentemos
las delicias de tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.