Sábado, 22 de diciembre de 2018
Lo
que me dice el Evangelio de Lucas (1,46-56) (Ciclo C) (Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del
trono a los poderosos y a los ricos los despide vacíos). *En éste canto, esta
proclamación, esta alabanza, puedo notar. María me habla de siete cosas que
puedo disfrutar como un favor prometido a Abrahán, pero existen tres cosas que
el Señor reprueba: (Dispersa a los soberbio de corazón) (Derriba del trono a
los poderosos) (A los ricos los despide vacíos). ¿Qué relación tienen estas
tres cosas con migo? son las cosas por los cuales me alejó, me aparto del
Señor, mi corazón que en ocasiones se pone necio, terco, bruto, con tal de no pedir
perdón. Como uso el poder o sutileza o inteligencia para humillar, para
aplastar, para imponer me, en lo que quiero y deseo. Me considero un rico, que
no necesito de nadie, que yo solo puedo. El Señor se entristece, porque con esa
actitud tiene que despedirme, sin su gracia, sin su bendición, como el joven
rico, por no querer compartir. Lo que tengo no es para mí, es para que lo
administre y lo comparta con los demás, especialmente con aquel que está a mi
lado, muy cerca de mí. María me da un abrazo lleno de ternura y esperanza, con
éste cántico, quiere que me cuide y me alegre, como ella se alegró en Dios, su
salvado*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》