La 9ª
semana del Tiempo Ordinario -
Ciclo A
Lecturas
del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Jueves, 4 de junio de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías
(31, 31-34):
Ya llegan días – oráculo del Señor – en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será un alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor – oráculo del Señor -.
Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días – oráculo del Señor – : Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo:
«Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor – oráculo del Señor -, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.
Palabra de Dios
Ya llegan días – oráculo del Señor – en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será un alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor – oráculo del Señor -.
Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días – oráculo del Señor – : Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo:
«Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor – oráculo del Señor -, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.
Palabra de Dios
Salmo
Salmo: Sal 109, 1bcde. 2.3
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Desde Sion extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora». R. R/.
R. Tú eres sacerdote eterno, según
el rito de Melquisedec
Lecturas
del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Jueves, 4 de junio de 2020
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según
san Marcos (14, 12a. 22-25):
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Palabra del Señor
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Palabra del Señor
«Tomad, esto es mi cuerpo».
*En
esta lectura estoy invitado de una manera especial hacer testigo del gran
desprendimiento de amor de parte del Señor para toda la humanidad, pero muy
especialmente conmigo. El Señor primero me regalo sus palabras y todas las
obras de amor y milagro, como si todo eso fuera poco ahora me regala su cuerpo
y su sangre signo de una nueve y eterna alianza que desea hacer conmigo. Puedo
sentir que dentro de mi existe una gran miseria por no saber reconocer tan
grande y admirable regalo. El Señor no se reservó nada todo lo entrego por mí, y
a mi cuanto me cuenta hasta regalarle o desearle a una persona dos palabras
como: Buenos días, o como decirle: Te quiero mucho. El Señor viene a denunciar
que en mi hay una parte que tiene algunas oscuridades que me impiden entregarme
total, gratuita y desinteresadamente. Es por eso que él, entrega su cuerpo y su
sangre para que entren dentro de mí y yo pueda ir poco a poco pueda hacer las
cosas como él*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.