*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Felicidad y sus
Siete Hijos*
10 de Julio
SABADO
SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos
en su descanso.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: SEÑOR YO SÉ QUE EN LA MAÑANA PURA.
Señor, yo sé que, en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa,
porque todo tuviera su figura.
Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.
Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto,
y en la ribera sin temblor del río;
por eso yo te adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar hasta ti se hizo soneto. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu
misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON
SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por
la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant 2. Dad
gloria a nuestro Dios.
Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU
PUEBLO Dt 32, 1-12
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad
gloria a nuestro Dios.
Ant 3. ¡Qué
admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD
DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Qué
admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
LECTURA BREVE Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran;
llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer
grandezas; atraídos más bien por lo humilde.
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando
salmodie para ti.
R. Te
aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi
lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando
salmodie para ti.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te
aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
Primera Lectura
Del primer libro de Samuel 28 3-25
SAÚL CONSULTA A LA NIGROMANTE DE ENDOR
En aquellos días, Samuel había ya muerto y todo Israel lo había
llorado, siendo sepultado en Ramá, su ciudad. Saúl había echado del país a los
nigromantes y adivinos.
Habiéndose reunido los filisteos, vinieron a acampar en Sunam. Saúl reunió a
todo Israel y acampó en Gelboé. Vio Saúl el campamento de los filisteos y
sintió temor, temblando sobremanera su corazón. Consultó Saúl al Señor, pero el
Señor no le respondió
ni por sueños ni por los urim ni por los profetas. Dijo entonces Saúl a sus
servidores:
«Buscadme una nigromante para que vaya a consultarla.»
Sus servidores le respondieron:
«Aquí en Endor hay una nigromante.»
Se disfrazó Saúl, poniéndose otras ropas, y fue con dos de sus hombres, y,
llegando de noche a donde estaba la mujer, le dijo:
«Adivíname el futuro por medio del espíritu de un muerto y evócame al que yo te
diga.»
La mujer le respondió:
«Bien sabes lo que hizo Saúl, que suprimió de esta tierra a los nigromantes y
adivinos.
¿Por qué tiendes un lazo a mi vida para hacerme morir?»
Saúl juró por el Señor, diciendo:
«¡Vive el Señor!, que ningún castigo te vendrá por este hecho.»
La mujer dijo:
«¿A quién debo evocar?»
Saúl respondió:
«Evócame a Samuel.»
Vio entonces la mujer a Samuel y lanzó un grito, y dijo luego a Saúl:
«¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!»
El rey le dijo:
«No temas, pero ¿qué has visto?»
La mujer respondió:
«Veo un espectro que sube de la tierra.»
Saúl le preguntó:
«¿Qué aspecto tiene?»
Ella respondió:
«Es un hombre anciano que sube envuelto en su manto.»
Comprendió Saúl que era Samuel y, cayendo rostro en tierra, se postró. Samuel
dijo a
Saúl:
«¿Por qué me perturbas evocándome?»
Respondió Saúl:
«Estoy en grande angustia: los filisteos mueven guerra contra mí, Dios se ha
apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni por sueños. Te he
llamado para que me indiques lo que debo hacer.»
Dijo Samuel:
«¿Para qué me consultas, si el Señor se ha separado de ti y se ha pasado a
otro? El Señor te ha cumplido lo que dijo por mi boca: ha arrancado el reino de
tu mano y se lo ha dado a otro, a David, porque no escuchaste la voz del Señor
y no llevaste a cabo la indignación de su ira contra Amalec. Por eso te trata
hoy de esta manera.
También a Israel entregará el Señor en manos de los filisteos. Mañana tú y tus
hijos estaréis conmigo.»
Saúl, sobrecogido, cayó en tierra cuan largo era. Estaba aterrado por las
palabras de Samuel; se hallaba, además, sin fuerzas, porque no había comido
nada en todo el día y toda la noche. Acercóse la mujer a Saúl y, viendo que
estaba tan conturbado, le dijo:
«Tu sierva ha escuchado tu voz y he puesto mi vida en peligro por obedecer las órdenes
que me diste. Escucha, pues, tú también la voz de tu sierva y permíteme que te sirva
un bocado de pan para que comas y tengas fuerzas para ponerte en camino.»
Saúl se negó, diciendo:
«No quiero comer.»
Pero sus servidores, a una con la mujer, le insistieron hasta que accedió. Se
levantó del suelo y se sentó en el diván. Tenía la mujer en casa un ternero
cebado y se apresuró a degollarlo. Tomó harina, la amasó y coció unos panes ázimos.
Lo sirvió a Saúl y a sus servidores; comieron, se levantaron y partieron
aquella misma noche.
Responsorio Cf. 1 Cro 10, 13. 14
R. Murió Saúl por su infidelidad, por no guardar el precepto
que el Señor le había mandado. * Dios transfirió su
reino a David.
V. También por haber consultado a una nigromante, en vez de
esperar en el Señor.
R. Dios transfirió su reino a David.
Segunda Lectura
De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 126, 2: CCL 40,1857-1858)
EL SEÑOR JESUCRISTO ES EL VERDADERO SALOMÓN
El templo que Salomón edificó para el Señor era tipo y figura de
la futura Iglesia, que es el cuerpo del Señor, tal como dice en el Evangelio:
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Del mismo modo que Salomón
edificó aquel templo, se edificó también un templo el verdadero Salomón,
nuestro Señor Jesucristo, el verdadero pacífico. Porque hay que saber que el
nombre de Salomón significa "Pacífico", y el verdadero pacífico es Jesucristo,
de quien dice el Apóstol: Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una
sola cosa. Él es el verdadero pacífico que unió en su persona, constituyéndose en
piedra angular, los dos muros que provenían de partes opuestas, a saber, el
pueblo de los creyentes que provenían de la circuncisión, y el pueblo de los
creyentes que provenían de la gentilidad incircuncisa; de ambos pueblos hizo
una sola Iglesia, de la que es piedra angular, y por esto es el verdadero
pacífico.
Cristo es el verdadero Salomón, y aquel otro Salomón, hijo de David, engendrado
de Betsabé, rey de Israel, era figura de este Rey pacífico. Por esto, el salmo,
para que pienses más bien en el nuevo Salomón, que es quien edificó la
verdadera casa de Dios, empieza con estas palabras: Si el Señor no construye la
casa, en vano se cansan los albañiles. El Señor es, por tanto, quien construye
la casa, es el Señor Jesucristo quien construye su propia casa. Muchos son los
que trabajan en la construcción, pero, si él no construye, en vano se cansan
los albañiles.
¿Quiénes son los que trabajan en esta construcción? Todos los que predican la
palabra de Dios en la Iglesia, los dispensadores de los misterios de Dios.
Todos nos esforzamos, todos trabajamos, todos construimos ahora; y también antes
de nosotros se esforzaron, trabajaron, construyeron otros; pero, Si el Señor no
construye la casa, en vano se cansan los albañiles. Por esto, los apóstoles, y
más en concreto Pablo, al ver que algunos se desmoronaban, dice: Respetáis
ciertos días, meses, estaciones y años; me hacéis temer que mis fatigas por
vosotros hayan sido inútiles. Como sabía que él mismo era edificado interiormente
por el Señor, por esto se lamentaba por aquéllos, por el temor de haber trabajado
en ellos inútilmente. Nosotros, por tanto, os hablamos desde el exterior, pero
es él quien edifica desde dentro. Nosotros podemos saber cómo escucháis, pero
cómo pensáis sólo puede saberlo aquel que ve vuestros pensamientos. Es él quien
edifica, quien amonesta, quien amedrenta, quien abre el entendimiento, quien os
conduce a la fe; aunque nosotros cooperamos también con nuestro esfuerzo.
Responsorio Cf. 2 Cro 5, 14-6, 1.
4; Jn 2, 19
R. El templo fue construido y la gloria del Señor llenó su
casa; el rey exclamó: * «Bendito sea el Señor Dios
de Israel, porque ha cumplido todo lo que dijo a mi padre David.»
V. Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días.
R. Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha cumplido todo
lo que dijo a mi padre
David.
*Lecturas del Sábado de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
Sábado, 10 de julio de 2021*
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (10,24-33)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su
maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su
maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado
Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay
cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a
saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al
oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo,
pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma
y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo,
ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta
los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay
comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los
hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me
niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por
el camino de la paz.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guía
nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.
PRECES
Celebremos la sabiduría y la bondad de
Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en
los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:
Señor, acrecienta nuestro amor.
Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los
hombres.
Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.
Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea
glorificado nuestro Padre que está en el cielo.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como
Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu
y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda
nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada
una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*Santa Felicidad y sus Siete Hijos*
La más antigua
de las listas de fiestas romanas de mártires, conocida como el “Depositio
Martyrum” y que data de la época del Papa Liberio, es decir, alrededor de
mediados del siglo cuarto (Ruinart, Acta sincera, Ratisbon, pág. 631) menciona
siete mártires cuya fiesta se celebraba el 10 de julio. Sus restos habían sido
depositados en cuatro catacumbas distintas: en tres cementerios en la Vía
Salaria y en uno en la Vía Apia. Dos de los mártires, Félix y Felipe,
descansaban en la catacumba de Priscila; Marcial, Vidal y Alejandro, en el
Coemeterium Jordanorum; Silvano en la catacumba de Máximo, y Jenaro en la de
Prætextatus. Junto al nombre de Silvano se añadió que su cuerpo había sido
robado por los Novacianos (hunc Silanum martyrem Novatiani furati sunt). En las
Actas de estos mártires, que realmente existieron en el siglo sexto porque
Gregorio Magno se refiere a ellos en su “Homiliae super Evangelia” (Lib. I,
hom. iii, en P.L., LXXVI, 1087), se indica que los siete fueron hijos de
Felicidad, una dama noble romana. De acuerdo a estas Actas, Felicidad y sus
siete hijos fueron puestos en prisión a causa de su Fe Cristiana, a instigación
de sacerdotes paganos, durante el reinado del Emperador Antonino. Ante el
prefecto Publio adhirieron firmemente a su religión y fueron entregados a
cuatro jueces que los condenaron a diversas formas de muerte. La división de
los mártires entre cuatro jueces se corresponde con los cuatro lugares de su
entierro. La misma Santa Felicidad fue enterrada en la catacumba de Máximo en
la Vía Salaria, al lado de Silvano.
Ruinart juzgó que estas Actas eran genuinas (ob.
cit., 72-74) e incluso distinguidos arqueólogos modernos han considerado, si
bien su forma actual no coincide totalmente con el original, que están
esencialmente basados en archivos genuinos contemporáneos. Investigaciones
recientes de Führer, sin embargo, (ver abajo) han demostrado que esta opinión
tiene poco sustento.
La recensión más antigua de estas Actas, editada
por Ruinart, no es anterior al siglo sexto y parece estar basada en un original
que no es romano sino griego. Además, aparte de la forma actual de estas Actas,
se han cuestionado varios detalles. Si Felicidad fue realmente la madre de los
siete mártires recordados el 10 de julio, es extraño que su nombre no aparezca
en el conocido calendario romano del siglo cuarto. Su fiesta se menciona por
primera vez en el “Martyrologium Hieronymianum”, pero en un día distinto (23
Nov). Sin embargo, es históricamente cierto que tanto ella como los siete
mártires mencionados como sus hijos en las Actas sufrieron por la Fe Cristiana.
Desde muy antiguo, su fiesta se celebró solemnemente en la Iglesia Romana el 23
de noviembre, porque ese día Gregorio Magno pronunció una homilía en la
basílica que erigida sobre su tumba. Su cuerpo, descansó después en la
catacumba de Máximo. Todos los itinerarios romanos o guías a los lugares de
entierro de los mártires ubican el suyo en ese cementerio en la Vía Salaria,
especificando que su tumba estaba en una iglesia sobre esa catacumba (De Rossi,
Roma sotterranea, I, 176-77), y que el cuerpo de su hijo Silvano también estaba
allí. La cripta donde se enterró a Felicidad fue más tarde ampliada en una
capilla subterránea y redescubierta en 1885. Todavía es visible un fresco del
siglo diecisiete en la pared posterior de esta capilla, representando en un
grupo a Felicidad y a sus siete hijos, y encima la figura de Cristo
concediéndoles la corona eterna.
Ciertas referencias históricas a Santa Felicidad
y sus hijos son anteriores a las Actas mencionadas, como por ejemplo un sermón
de San Pedro Crisólogo del siglo quinto (Sermo cxxxiv, en P.L., LII, 565) y un
epitafio métrico escrito por el Papa Dámaso (m. 384) o compuesto poco después
de la época en que vivió y sugerido por su poema en alabanza a la mártir:
Discite quid meriti præstet pro rege feriri; Femina non timuit gladium, cum
natis obivit, Confessa Christum meruit per sæcula nomen (Aprendan cuan
meritorio es morir por el Rey (Cristo). Esta mujer no temió la espada y pereció
con sus hijos. Confesó a Cristo y mereció fama eterna. –Ihm, Damasi Epigrammata
(Leipzig, 1895), pág. 45) Tenemos por lo tanto la confirmación de una antigua
tradición romana, independientemente de las Actas, a los efectos de que la
Felicidad que descansaba en la catacumba de Máximo y cuya fiesta conmemoraba la
Iglesia Romana el 23 de noviembre sufrió martirio con sus hijos. No hay
constancia, sin embargo, de ningún detalle relativo a estos hijos. Puede
notarse que la tumba de San Silvano, uno de los siete mártires (10 de julio),
estaba junto a la de Santa Felicidad y fue igualmente honrada; es muy posible,
por lo tanto, que la tradición haya identificado a los hijos de Santa Felicidad
con los siete mártires y que esto haya sido la base de las Actas existentes. La
tumba de San Jenaro en la catacumba de Prætextatus es de fines del siglo dos,
período en el cual deben haber tenido lugar los martirios, probablemente bajo
Marco Aurelio. Si Santa Felicidad no sufrió martirio en la misma ocasión, no
tenemos forma de determinar la fecha de su muerte. En un antiguo edificio
romano cerca de las ruinas de los Baños de Tito existió a principios de la Edad
Media una capilla en honor a Santa Felicidad. Una pintura descolorida en esta
capilla la representa con sus hijos tal como en el fresco de su cripta
mencionado anteriormente.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN QUE LLEGAS
Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.
Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.
¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!
Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando
mientras los ojos se duermen.
Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro
Salvador.»
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a los pueblos y decidles: «Mirad, viene Dios, nuestro
Salvador.»
Ant 2. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en aquel
día habrá una gran luz. Aleluya.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad: el Señor vendrá y todos sus santos vendrán con él; en aquel
día habrá una gran luz. Aleluya.
Ant 3. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los
hombres.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrá el Señor con gran poder y lo contemplarán todos los
hombres.
LECTURA BREVE 1Ts 5, 23-24
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser
-espíritu, alma y cuerpo- sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de
nuestro Señor Jesucristo. Fiel es a sus promesas el que os ha convocado; y él
las cumplirá.
RESPONSORIO BREVE
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Y danos tu salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la
tierra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mirad: el Señor viene de lejos y su resplandor ilumina toda la
tierra.
PRECES
Invoquemos a Cristo, alegría y júbilo de cuantos esperan su
llegada, y digámosle:
Ven, Señor, y no tardes más.
Esperamos alegres tu venida,
ven, Señor Jesús.
Tú que existes antes de los tiempos,
ven y salva a los que viven en el tiempo.
Tú que creaste el mundo y a todos los que en él habitan,
ven a restaurar la obra de tus manos.
Tú que no despreciaste nuestra naturaleza mortal,
ven y arráncanos del dominio de la muerte.
Tú que viniste para que tuviéramos vida abundante,
ven y danos tu vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que quieres congregar a todos los hombres en tu reino,
ven y reúne a cuantos desean contemplar tu rostro.
Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las
palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, despierta en tus fieles el deseo de prepararse a la venida
de Cristo por la práctica de las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha,
merezcan poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.