Jueves, 11 de febrero de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,24-30)*
24 Y partiendo de allí, se fue a la
región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no
logró pasar inadvertido,
25 sino que, en seguida, habiendo oído
hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y
se postró a sus pies.
26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de
nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio.
27 El le decía: «Espera que primero se
sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los
perritos.»
28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que
también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.»
29 El, entonces, le dijo: «Por lo que has
dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija.»
30 Volvió a su casa y encontró que la niña
estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
Palabra del Señor
(«Tienes
razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que
tiran los niños.»)
*Este lenguaje
del Señor parece duro y fuerte, como que no se corresponde a la misión sanadora
del Señor. Pero para mí en el fondo es todo un lenguaje cargado de amor, de
ternura, y de solidaridad, puedo ver que el amor del Señor no tiene distancia,
ni barrera, ni color, ni raza, ni frontera, está diseñado, especialmente para
mí. La buena noticia para mi es que el Señor se coloca en un lugar donde lo
pueda ver, y me dice que lo más importante es la sinceridad, que el punto débil
del Señor es la sinceridad, y me invita a ser sincero primero con él, hacer
sincero con migo y con los demás*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.