*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA
XXXII
Del Común de pastores: para un santo obispo.
11 de noviembre
SAN MARTÍN DE TOURS, obispo. (MEMORIA)
Nació en Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo recibido el
bautismo y renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia),
donde practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario. Más tarde
fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo de buen pastor
y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y evangelizó a los
pobres. Murió el año 397.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Aclamemos al Señor, al recordar hoy a san Martín.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CRISTO, CABEZA, REY DE LOS PASTORES.
Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Martín, sacerdote de Dios, el cielo, el reino de mi Padre, te ha
sido abierto.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Martín, sacerdote de Dios, el cielo, el reino de mi Padre, te ha
sido abierto.
Ant 2. Con los ojos y las manos continuamente levantados al cielo, no
cejaba en la oración. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Con los ojos y las manos continuamente levantados al cielo, no
cejaba en la oración. Aleluya.
Ant 3. Martín, lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abraham;
Martín pobre y humilde entró en el cielo, cargado de riquezas. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Martín, lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abraham;
Martín pobre y humilde entró en el cielo, cargado de riquezas. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 13, 7-8
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado centinelas.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ábreme,
Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Macabeos 7, 1-19
MARTIRIO DE LOS SIETE HERMANOS
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo
azotar con látigos y nervios para forzarles a comer carne de cerdo, prohibida
por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:
«¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que
quebrantar la ley de nuestros padres.»
Fuera de sí, el rey ordenó poner al fuego sartenes y ollas. Las pusieron al
fuego inmediatamente, y el rey ordenó que cortaran la lengua al que había
hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y le amputaran
las extremidades a la vista de los demás hermanos y de su madre. Cuando el
muchacho estaba ya inutilizado del todo, el rey mandó aplicarle fuego y
freírlo; todavía respiraba. Mientras se esparcía a lo ancho el olor de la
sartén, los otros, con la madre, se animaban entre sí a morir noblemente:
«El Señor Dios nos contempla, y de verdad se compadece de nosotros, como
declaró Moisés en el cántico de denuncia contra Israel: "Se compadecerá de
sus siervos".»
Cuando murió así el primero, llevaron al segundo al suplicio; le arrancaron los
cabellos con la piel, y le preguntaban si pensaba comer antes que lo atormentasen
miembro a miembro. Él respondió en la lengua materna:
«¡No comeré!»
Por eso, también él sufrió a su vez el martirio como el primero; y, estando
para morir, dijo:
«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente. Pero, cuando hayamos muerto por su
ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna.»
Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en
seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente:
«De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio. Espero recobrarlas del
mismo Dios.»
El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los
tormentos. Cuando murió éste, torturaron de modo semejante al cuarto; y, cuando
estaba para morir, dijo:
«Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos
resucitará. En cambio, tú no resucitarás para la vida.»
Después sacaron al quinto, y lo atormentaban; pero él, mirando al rey, le dijo:
«Aunque eres un simple mortal, haces lo que quieres porque tienes poder sobre los
hombres. Pero no te creas que Dios ha abandonado a nuestra nación. Espera un
poco y ya verás cómo su gran poder te tortura a ti y a tu descendencia.»
Después de éste llevaron al sexto; y, cuando iba a morir, dijo:
«No te engañes neciamente. Nosotros sufrimos esto porque hemos pecado contra
nuestro Dios; por eso, han ocurrido estas cosas extrañas. Pero no pienses que
vas a quedar impune tú, que te has atrevido a luchar contra Dios.»
RESPONSORIO Sal 132, 1
R. Por su fidelidad a la alianza del Señor y a las leyes paternas,
los santos de Dios se mantuvieron firmes en el amor fraterno; * porque
tuvieron siempre un solo espíritu y una sola fe.
V. Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos.
R. Porque tuvieron siempre un solo espíritu y una sola fe.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas de Sulpicio Severo
(Carta 3, 6. 9-10, 11. 14-17, 21: SC 133, 336-344)
MARTÍN, POBRE Y HUMILDE
Martín conoció con mucha antelación su muerte y anunció a sus hermanos la
proximidad de la disolución de su cuerpo. Entretanto, por una determinada
circunstancia, tuvo que visitar la diócesis de Candes. Existía en aquella
Iglesia una desavenencia entre los clérigos, y, deseando él poner paz entre
ellos, aunque sabía que se acercaba su fin, no dudó en ponerse en camino, movido
por este deseo, pensando que si lograba pacificar la Iglesia sería éste un buen
colofón a su vida.
Permaneció por un tiempo en aquella población o comunidad, donde había
establecido su morada. Una vez restablecida la paz entre los clérigos, cuando
ya pensaba regresar a su monasterio, de repente empezaron a faltarle las
fuerzas; llamó entonces a los hermanos y les indicó que se acercaba el momento
de su muerte. Ellos, todos a una, empezaron a entristecerse y a decirle entre
lágrimas:
«¿Por qué nos dejas, padre? ¿A quién nos encomiendas en nuestra desolación?
Invadirán tu grey lobos rapaces; ¿quién nos defenderá de sus mordeduras, si nos
falta el pastor? Sabemos que deseas estar con Cristo, pero una dilación no hará
que se pierda ni disminuya tu premio; compadécete más bien de nosotros, a
quienes dejas».
Entonces él, conmovido por este llanto, lleno como estaba siempre de entrañas
de misericordia en el Señor, se cuenta que lloró también; y, vuelto al Señor,
dijo tan sólo estas palabras en respuesta al llanto de sus hermanos:
«Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo; hágase tu
voluntad».
¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido
por la tumba, igualmente dispuesto a lo uno y a lo otro, que no tembló ante la
muerte ni rechazó la vida! Con los ojos y las manos continuamente levantados al
cielo, no cejaba en la oración; y como los presbíteros, que por entonces habían
acudido a él, le rogasen que aliviara un poco su cuerpo cambiando de posición,
les dijo:
«Dejad, hermanos, dejad que mire al cielo y no a la tierra, y que mi espíritu,
a punto ya de emprender su camino, se dirija al Señor».
Dicho esto, vio al demonio cerca de él, y le dijo:
«¿Por que estás aquí, bestia feroz? Nada hallarás en mí, malvado; el seno de
Abrahán está a punto de acogerme». Con estas palabras entregó su espíritu al
cielo. Martín, lleno de alegría, fue recibido en el seno de Abrahán; Martín,
pobre y humilde, entró en el cielo, cargado de riquezas.
RESPONSORIO
R. ¡Oh tu, verdaderamente dichoso, en cuyos labios no hubo engaño,
que a nadie juzgaste, a nadie condenaste! * nunca
se encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la misericordia.
V. ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas
ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
R. Nunca se encontró en su boca otra cosa que Cristo, la paz y la
misericordia.
Miércoles, 11 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (17,11-19):
11 Y sucedió que, de camino a
Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su
encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: « ¡Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a
los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió
glorificando a Dios en alta voz;
16 y postrándose rostro en tierra a los pies
de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: « ¿No
quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria
a Dios sino este extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha
salvado.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh varón dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se
alegran los ángeles, se regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la
multitud de las vírgenes lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para
siempre.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh varón dichoso, cuya alma posee ya el paraíso! Por ello se
alegran los ángeles, se regocijan los arcángeles; y el coro de los santos y la
multitud de las vírgenes lo aclaman, diciendo: «Quédate con nosotros para
siempre.»
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus
ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Renueva, Señor, en nosotros las maravillas de tu gracia, para que,
al celebrar hoy la memoria de san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con
su vida como con su muerte, nos sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la
vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas
ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas
ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!
Ant 2. Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo;
hágase tu voluntad.
Salmo 111- FELICIDAD DEL JUSTO
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyo el trabajo;
hágase tu voluntad.
Ant 3. El obispo san Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso
con Cristo, como gloria de los sacerdotes.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El obispo san Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso
con Cristo, como gloria de los sacerdotes.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los
sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os
exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la
fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con
generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos
en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la
corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V. El que entregó su vida por sus hermanos.
R. El que ora mucho por su pueblo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a
Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin
haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido,
sin embargo, la palma del martirio!
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a
Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin
haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido,
sin embargo, la palma del martirio!
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Renueva, Señor, en nosotros las maravillas de tu gracia, para que,
al celebrar hoy la memoria de san Martín, obispo, que te glorificó, tanto con
su vida como con su muerte, nos sintamos de tal modo fortalecidos, que ni la
vida ni la muerte puedan separarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.