Miércoles, 11 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (17,11-19):
11 Y sucedió que, de camino a
Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea,
12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su
encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia
13 y, levantando la voz, dijeron: « ¡Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!»
14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a
los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió
glorificando a Dios en alta voz;
16 y postrándose rostro en tierra a los pies
de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
17 Tomó la palabra Jesús y dijo: « ¿No
quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria
a Dios sino este extranjero?»
19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha
salvado.»
Palabra del Señor
(«Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»)
*Entender que el Señor utiliza el amor para,
limpiarme de todos mí envares, de todas mis enfermedades, y lo único que me
pide es que me levante y aprenda a perdonar de corazón, (porque para mí perdonar
de corazón es un poco difícil porque tengo que hacer un esfuerzo). La buena
noticia para mi es que el Señor me quiere y me necesita limpio, estar limpio es
cambiar con un giro de 180 grado, que si odiaba, que ya no odie, que me
convierta en una persona prudente con los demás y me hace ver que toda mi
felicidad la puedo encontrar arrojándome por tierra a los pies del Señor,
dándole gracias. Porque lejos del Señor solo soy un extranjero condenado a
vivir lejos de la alegría, de la esperanza. Y le Señor anhela y desea,
pronunciar estas palabras sobre mí: «Levántate, vete; tu fe te ha
salvado.»*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.