Vísperas - MARTES XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020
El siguiente es el formulario que
corresponde a vísperas de la liturgia de las horas para el martes, 30 de junio
de 2020.
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en
socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
·
Himno 1
Libra mis ojos de la
muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!)
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo.
Salmodia
Antífona 1: El Señor da la victoria a su
Ungido.
Salmo 19
Oración por la victoria
del rey
Cuantos invoquen el nombre del
Señor se salvarán. (Hch 2,21)
Que te escuche el Señor el día
del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión.
Que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Antífona 2: Al son de instrumentos cantaremos
tu poder.
Salmo 20,2-8.14
Acción de gracias por
la victoria del rey
El Señor resucitado recibió la
vida, años que se prolongan sin término. (S. Ireneo)
Señor, el rey se alegra por tu
fuerza,
¡y cuanto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Antífona 3: Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Ap 4,11;5,9.10.12
Himno de los redimidos
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.
Lectura Breve
1Jn 3,1a.2
Mirad qué amor nos ha tenido el
Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Queridos, ahora somos hijos
de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste,
seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Responsorio Breve
R. Tu palabra, Señor, es
eterna, * Más estable que el cielo. Tu palabra.
V. Tu fidelidad de generación
en generación. * Más estable que el cielo. Gloria al Padre. Tu palabra.
Canto Evangélico
Antifona: Se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Alabemos a Cristo, que mora en
medio de nosotros, el pueblo adquirido por él, y supliquémosle, diciendo:
'Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor'.
Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que
las gobiernan:
—que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la
paz.
Tú que hiciste cautiva nuestra cautividad,
—devuelve la libertad de los hijos de Dios a todos aquellos hermanos nuestros
que sufren esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
—y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
Que los niños imiten tu ejemplo
—y crezcan siempre en sabiduría y en gracia.
Acoge a los difuntos en tu reino,
—donde también nosotros esperamos reinar un día contigo.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre: Padre
nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el
cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Te damos gracias, Señor, Dios
todopoderoso, porque has permitido que llegáramos a esta noche; te pedimos
quieras aceptar con agrado el alzar de nuestras manos como ofrenda de la tarde.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Conclusión
V. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.