Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
Martes 26 de mayo: Año litúrgico 2019 ~ 2020
Tiempo Pascual ~ Ciclo A ~ Año Par
San
Felipe Neri, presbítero, memoria obligatoria
Salterio:
martes de la tercera semana
Nació
en Florencia el año 1515; marchó a Roma y se dedicó al cuidado de los jóvenes;
destacó en el camino de la perfección cristiana y fundó una asociación para
atender a los pobres. Ordenado sacerdote en 1551, fundó la Congregación del
Oratorio, en la que se cultivaba especialmente la lectura espiritual, el canto
y las obras de caridad. Brilló por sus obras de caridad con el prójimo, por su
sencillez y su alegría. Murió el año 1595.
Laudes
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz sobre los labios
mientras se dice:)
V/. -Señor, Ábreme los
labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
(En Laudes puede omitirse el Salmo con su antífona)
Salmo
94: Invitación a la alabanza divina
Ant: Venid, adoremos al
Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. Aleluya.
o bien: Aclamemos
al Señor en esta celebración de san N. Aleluya.
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos al
Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. Aleluya.
o bien: Aclamemos
al Señor en esta celebración de san N. Aleluya.
Himno
Cantemos nuestra fe y, al confesarla,
unidas nuestras voces de creyentes,
pidamos al Señor que, al proclamarla,
inunde con su luz a nuestras mentes.
El gozo de creer sea alegría
de servir al Señor, y su Palabra
simiente en crecimiento día a día,
que al don de su verdad el mundo abra.
Clara es la fe y oscuro su camino
de gracia y libertad en puro encuentro,
si crees que Jesús es Dios que vino,
no está lejos de ti, sino muy dentro.
Legión es la asamblea de los santos,
que en el Señor Jesús puso confianza,
sus frutos de justicia fueron tantos
que vieron ya colmada su esperanza.
Demos gracias a Dios, que es nuestra roca,
sigamos a Jesús con entereza,
si nuestra fe vacila, si ella es poca,
su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén.
unidas nuestras voces de creyentes,
pidamos al Señor que, al proclamarla,
inunde con su luz a nuestras mentes.
El gozo de creer sea alegría
de servir al Señor, y su Palabra
simiente en crecimiento día a día,
que al don de su verdad el mundo abra.
Clara es la fe y oscuro su camino
de gracia y libertad en puro encuentro,
si crees que Jesús es Dios que vino,
no está lejos de ti, sino muy dentro.
Legión es la asamblea de los santos,
que en el Señor Jesús puso confianza,
sus frutos de justicia fueron tantos
que vieron ya colmada su esperanza.
Demos gracias a Dios, que es nuestra roca,
sigamos a Jesús con entereza,
si nuestra fe vacila, si ella es poca,
su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén.
Primer
Salmo
Salmo
84: Nuestra salvación está cerca
Ant: Tú nos devuelves
la vida, y tu pueblo, Señor, se alegra contigo. Aleluya.
Dios
bendijo a nuestra tierra cuando le envió el Salvador (Orígenes)
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios Salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia,
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
La fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios Salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia,
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
La fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Tú nos devuelves
la vida, y tu pueblo, Señor, se alegra contigo. Aleluya.
Cántico
AT
Isaías
26,1-4.7-9.12: Himno después de la victoria sobre el enemigo
Ant: Confiamos en el
Señor, él nos ha dado la paz. Aleluya.
La
muralla de la ciudad tenía doce basamentos (cf Ap 21,14)
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Confiamos en el
Señor, él nos ha dado la paz. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Ant: La tierra ha dado
su fruto, que canten de alegría las naciones. Aleluya.
Sabed
que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28,28)
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La tierra ha dado
su fruto, que canten de alegría las naciones. Aleluya.
Lectura
Bíblica Rm 12,1-2
Os exhorto hermanos, por la misericordia de Dios, a
presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es
vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por
la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de
Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
V/. Lleva en el
corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.
R/. Lleva en el
corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.
V/. Y sus pasos no
vacilan.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Lleva en el
corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.
Lectura Bíblica
V/. Voy
a escuchar lo que dice el Señor. Aleluya.
R/. Dios
anuncia la paz a su pueblo. Aleluya.
Dios es amor 1Jn 4,11-21
Queridos hermanos:
Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que
permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
Y nosotros hemos
visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del
mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él
en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en
él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
En esto ha llegado
el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del
juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el
amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el
castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos a Dios,
porque él nos amó primero.
Si alguno dice:
«Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su
hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de
él este mandamiento: Quien ama a Dios, ame también a su hermano.
R/. Dios
nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros
pecados. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en
él. Aleluya.
V/. El
Señor fue nuestro salvador; con su amor nos rescató.
R/. Y
nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Aleluya.
Estad siempre alegres en el Señor
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
(Sermón 171,1-3.5: PL 38,933-935)
El Apóstol nos
manda alegrarnos, pero en el Señor, no en el mundo. Pues, como afirma la
Escritura: El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. Pues
del mismo modo que un hombre no puede servir a dos señores, tampoco puede
alegrarse en el mundo y en el Señor.
Que el gozo en el
Señor sea el triunfador, mientras se extingue el gozo en el mundo. El gozo en
el Señor siempre debe ir creciendo, mientras que el gozo en el mundo ha de ir
disminuyendo hasta que se acabe. No afirmamos esto como si no debiéramos
alegrarnos mientras estamos en este mundo, sino en el sentido de que debemos
alegrarnos en el Señor también cuando estamos en este mundo.
Pero alguno puede
decir: «Estoy en el mundo, por tanto, si me alegro, me alegro allí donde
estoy». ¿Pero es que por estar en el mundo no estás en el Señor? Escucha al
apóstol Pablo cuando habla a los atenienses, según refieren los Hechos de los
apóstoles, y afirma de Dios, Señor y creador nuestro: En él vivimos,
nos movemos y existimos. El que está en todas partes, ¿en dónde no está?
¿Acaso no nos exhortaba precisamente a esto? El Señor está cerca; nada
os preocupe.
Gran cosa es ésta:
el mismo que asciende sobre todos los cielos está cercano a quienes se
encuentran en la tierra. ¿Quién es éste, lejano y próximo, sino aquel que por
su benignidad se ha hecho próximo a nosotros?
Aquel hombre que
cayó en manos de unos bandidos, que fue abandonado medio muerto, que fue
desatendido por el sacerdote y el levita y que fue recogido, curado y atendido
por un samaritano que iba de paso, representa a todo el género humano. Así,
pues, como el Justo e Inmortal estuviese lejos de nosotros, los pecadores y
mortales, bajó hasta nosotros para hacerse cercano quien estaba lejos.
No nos trata como
merecen nuestros pecados pues somos hijos. ¿Cómo
lo probamos? El Hijo unigénito murió por nosotros para no ser el único hijo. No
quiso ser único quien, único, murió por todos. El Hijo único de Dios ha hecho
muchos hijos de Dios. Compró a sus hermanos con su sangre, quiso ser reprobado
para acoger a los réprobos, vendido para redimirnos, deshonrado para honrarnos,
muerto para vivificarnos.
Por tanto,
hermanos, estad alegres en el Señor, no en el mundo: es decir,
alegraos en la verdad, no en la iniquidad; alegraos con la esperanza de la
eternidad, no con las flores de la vanidad. Alegraos de tal forma que sea cual
sea la situación en la que os encontréis, tengáis presente que el Señor
está cerca; nada os preocupe.
R/. Hermanos,
alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios
del amor y de la paz estará con vosotros. Aleluya.
V/. Que
el Dios de la esperanza colme vuestra fe de alegría y de paz.
R/. Y
el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Aleluya.
Martes, 26
de mayo de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (17,1-11a):
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»
Palabra del Señor
Cántico
Evangélico
Ant: No seréis vosotros
los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a
recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: No seréis vosotros
los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.
Preces
Demos gracias a
Cristo, el buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle,
diciendo:
*Apacienta a tu pueblo, Señor*
·
- Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos
has revelado tu misericordia y tu amor,
haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
·
- Señor Jesucristo, que a través de los santos
pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
·
- Señor Jesucristo, que por medio de los santos
pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
·
- Señor Jesucristo que has adoctrinado a la Iglesia
con la prudencia y el amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Ver las intenciones del Santo Padre
para este mes de mayo
- (Por la Evangelización) Por los diáconos.
- (Por la Evangelización) Por los diáconos.
Recemos para que los diáconos, fieles al servicio
de la Palabra y de los pobres, sean un signo vivificante para toda la Iglesia.
Padre nuestro que estás en
el cielo, santificado sea tu Nombre venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del
mal.
Final
Señor Dios, que no cesas de enaltecer a tus siervos
con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos encienda con
aquel mismo fuego con que abrasó el corazón de san Felipe Neri. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en
el rezo individual:
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.R/. Amén.