24 de septiembre
NUESTRA SEÑORA DE
LA MERCED
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta a los Hebreos 12,2-7,11-13
Hermanos: Tengamos
fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que renunciando
al gozo inmediato, soportó la cruz, sin miedo a la ignominia, y ahora está
sentado a la derecha del Padre. Recordad al que soportó la oposición de los
pecadores, y no os canséis ni perdáis ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre
en vuestra pelea contra el pecado. Habéis olvidado la exhortación paternal que
os dieron: «Hijo mío, no rechaces el castigo del Señor, no te enfades por su
reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos
preferidos.» Aceptad la corrección, porque Dios os trata como hijos. Ningún
castigo nos gusta cuando lo recibimos, sino que nos duele; pero después de
pasar por él, nos da como fruto una vida honrada y en paz. Por esto, fortaleced
las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda
llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
¡Palabra de Dios!