Musica Para el Alma
jueves, 30 de junio de 2022
MATEO 9,9-13 CICLO C
*Lecturas del Viernes de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de julio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)*
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a
un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus
discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro
maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no
sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros
corazones antes que mis palabras*
*Sígueme. No
tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos*
*Esta palabra tiene el poder para destruir todo
aquello que trata de distanciarme del Señor. Recuerdo esos días, donde he
estado sentado, lleno de angustia, pensando que es lo que estoy haciendo con mi
vida, hay personas a las que no les caigo bien y que no soy de su agrado por mi
forma de ser. La buena noticia es que con esta palabra: El Señor, está buscando
como romper en mí, esas cadenas que me esclavizan; el Señor, está visitando mis
enfermedades, y me llama para que lo siga, para usar conmigo toda
misericordia*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según
el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 1 DE JULIO 2022
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
VIERNES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Dad
gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad
gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Himno: EDIFICASTE UNA TORRE
Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña.
Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta.
Edificaste una torre,
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas.
Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos,
amargas uvas y espinas.
¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita!
Que mi lagar enrojezca
cuando tu planta lo pise,
y que tu mesa se endulce
con el vino de tu viña. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y
holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR
ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aceptarás
los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant 2. Con
el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE
CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con
el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant 3. Entrad
en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL
TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad
en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE Ef 4, 29-32
No salga de vuestra boca palabra desedificante, sino la que sirva para la
necesaria edificación, comunicando la gracia a los oyentes. Y no provoquéis más
al santo Espíritu de Dios, con el cual fuisteis marcados para el día de la
redención. Desterrad de entre vosotros todo exacerbamiento, animosidad, ira,
pendencia, insulto y toda clase de maldad. Sed, por el contrario, bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha
perdonado en Cristo.
RESPONSORIO BREVE
V. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
R. En
la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Indícame
el camino que he de seguir.
R. Hazme
escuchar tu gracia.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En
la mañana hazme escuchar tu gracia.
V. Hijo mío, conserva mis palabras.
R. Conserva mis mandatos y
vivirás.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías 12, 27-46
INAUGURACIÓN DE LA MURALLA DE JERUSALÉN
En aquellos días, al inaugurar la
muralla de Jerusalén, buscaron a los levitas por todas partes, para traerlos a
Jerusalén a celebrar la inauguración con una fiesta y con acciones de gracias,
al son de platillos, arpas y cítaras. Se reunieron los cantores del valle del
Jordán, de la comarca de Jerusalén, de las aldeas de Netofat, de Bet Guilgal y
de los campos de Loma y Azmaut, porque los cantores se habían construido aldeas
en las cercanías de Jerusalén. Los sacerdotes y los levitas se purificaron y
luego purificaron al pueblo, las puertas y la muralla.
Mandé a las autoridades de Judá
que subiesen a la muralla y organicé dos grandes coros. Uno iba por la derecha,
encima de la muralla, hacia la puerta de la Basura. Cerraban la marcha Oseas,
la mitad de las autoridades de Judá, Azarías, Esdras, Mesulán, Judá, Benjamín,
Semayas, Jeremías; sacerdotes con trompetas, Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de
Semayas, hijo de Matanías, hijo de Miqueas, hijo de Zacur, hijo de Asaf, y sus
hermanos, Semayas, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con
los instrumentos de David, hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de
ellos. Pasaron por la puerta de la Fuente y, siguiendo en línea recta, subieron
a la escalera de la ciudad de David y bajaron por la cuesta de la muralla,
junto al palacio de David, hasta la puerta del Agua, a levante.
El segundo coro, al que seguía yo
con la mitad de las autoridades y los sacerdotes Eliaquín, Maseyas, Minyamín,
Miqueas, Elioenay, Zacarías y Ananías, con trompetas, y Maseyas, Semayas,
Eleazar, Uzí, Juan, Malquías, Elán, Ezer, se dirigió hacia la izquierda, por
encima de la muralla, a lo largo de la torre de los Hornos hasta el muro ancho,
y continuó por la puerta de Efraím, la puerta Antigua, la puerta del Pescado,
la torre de Jananel, la torre de los Cien y la puerta de los Rebaños, hasta
detenerse en la puerta de la Cárcel. Los dos coros se situaron en el templo de
Dios; los cantores cantaban dirigidos por Yizrajías.
Aquel día, ofrecieron sacrificios
solemnes y hubo fiesta, porque el Señor los inundó de gozo; también las mujeres
y los niños participaron en ella. La algazara de Jerusalén se escuchaba desde
lejos.
Por entonces, se nombraron los
intendentes de los almacenes destinados a provisiones, ofrendas, primicias y
diezmos, donde se guardaban, por campos y pueblos, las porciones que prescribe
la ley para los sacerdotes y los levitas. Porque los judíos estaban contentos
de los sacerdotes y levitas en funciones, que se ocupaban del culto de su Dios
y del rito de la purificación, como habían mandado David y su hijo Salomón, y
también de los cantores y porteros.
Ya desde antiguo, en tiempos de
David y Asaf, había jefes de cantores y cánticos de alabanza y de acción de
gracias a Dios. Y en tiempos de Zorobabel y de Nehemías todos los israelitas
subvenían diariamente a las necesidades de los cantores y porteros, y hacían
ofrendas sagradas a los levitas, igual que éstos a los descendientes de Aarón.
RESPONSORIO Is 26, 1; cf. Sal 47, 3
R. Tenemos una ciudad fuerte, *
ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
V. El monte Sión, altura hermosa,
es la alegría de toda la tierra y la ciudad del gran rey.
R. Ha puesto para salvarla
murallas y baluartes.
SEGUNDA LECTURA
Del libro de san Agustín, obispo, Sobre la predestinación de los
elegidos.
(Cap. 15, 30-31: PL 44, 981-983)
JESUCRISTO ES DEL LINAJE DE DAVID SEGÚN LA CARNE
El más esclarecido ejemplar de la
predestinación y de la gracia es el mismo Salvador del mundo, el mediador entre
Dios y los hombres, Cristo Jesús; porque para llegar a serlo, ¿con qué méritos
anteriores, ya de obras, ya de fe, pudo contar la naturaleza humana que en él
reside? Yo ruego que se me responda a lo siguiente: aquella naturaleza humana
que en unidad de persona fue asumida por el Verbo, coeterno del Padre, ¿cómo
mereció llegar a ser Hijo unigénito de Dios? ¿Precedió algún mérito a esta unión?
¿Qué obró, qué creyó o qué exigió previamente para llegar a tan inefable y
soberana dignidad? ¿No fue acaso por la virtud y asunción del mismo Verbo, por
lo que aquella humanidad, en cuanto empezó a existir, empezó a ser Hijo único
de Dios?
Manifiéstese, pues, ya a
nosotros, en el que es nuestra Cabeza, la fuente misma de la gracia, la cual se
derrama por todos sus miembros según la medida de cada uno. Tal es la gracia,
por la cual se hace cristiano el hombre desde el momento en que comienza a
creer; la misma por la cual aquel Hombre, unido al Verbo desde el primer
momento de su existencia, fue hecho Jesucristo; del mismo Espíritu Santo, de
quien Cristo fue nacido, es ahora el hombre renacido; por el mismo Espíritu
Santo, por quien se verificó que la naturaleza humana de Cristo estuviera
exenta de todo pecado, se nos concede a nosotros ahora la remisión de los
pecados. Sin duda, Dios tuvo presciencia de que realizaría todas estas cosas.
Porque en esto consiste la predestinación de los santos, que tan soberanamente
resplandece en el Santo de los santos. ¿Quién podría negarla de cuantos
entienden rectamente las palabras de la verdad? Pues el mismo Señor de la
gloria, en cuanto que el Hijo de Dios se hizo hombre, sabemos que fue también
predestinado.
Fue, por tanto, predestinado
Jesús, para que, al llegar a ser hijo de David según la carne, fuese también,
al mismo tiempo, Hijo de Dios según el Espíritu de santidad; pues nació del
Espíritu Santo y de María Virgen. Tal fue aquella singular elevación del hombre,
realizada de manera inefable por el Verbo divino, para que Jesucristo fuese
llamado a la vez, verdadera y propiamente, Hijo de Dios e hijo del hombre; hijo
del hombre, por la naturaleza humana asumida, e Hijo de Dios, porque el Verbo
unigénito la asumió en sí; de otro modo no se creería en una trinidad, sino en
una cuaternidad de personas.
Así fue predestinada aquella
humana naturaleza a tan grandiosa, excelsa y sublime dignidad, más arriba de la
cual no podría ya darse otra elevación mayor; de la misma manera que la
divinidad no pudo descender ni humillarse más por nosotros, que tomando nuestra
naturaleza con todas sus debilidades hasta la muerte de cruz. Por tanto, así
como ha sido predestinado ese hombre singular para ser nuestra Cabeza, así
también una gran muchedumbre hemos sido predestinados para ser sus miembros.
Enmudezcan, pues, aquí las deudas contraídas por la humana naturaleza, pues ya
perecieron en Adán, y reine por siempre esta gracia de Dios, que ya reina por
medio de Jesucristo, Señor nuestro, único Hijo de Dios y Único Señor. Y así, si
no es posible encontrar en nuestra Cabeza mérito alguno que preceda a su
singular generación, tampoco en nosotros, sus miembros, podrá encontrarse
merecimiento alguno que preceda a tan multiplicada regeneración.
RESPONSORIO Cf. Ga 4, 4-5; Ef 2, 4; Rm 8, 3
R. Mirad que ya se cumplió el
tiempo, y ha enviado Dios a su Hijo a la tierra, nacido de una Virgen, nacido
bajo la ley, * para rescatar a los que estaban bajo la ley.
V. Por el gran amor con que nos
amó, envió a su propio Hijo, sometido a una existencia semejante a la de la
carne de pecado.
R. Para rescatar a los que
estaban bajo la ley.
*Lecturas del Viernes de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de julio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)*
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a
un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus
discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro
maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no
sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. El Señor ha visitado y redimido a su
pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
PRECES
Adoremos a Cristo, que salvó al mundo
con su cruz, y supliquémosle diciendo:
Señor, ten misericordia de nosotros.
Señor Jesucristo, cuya claridad es nuestro sol y nuestro día,
haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo.
Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras,
a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos.
Aparta de nuestros pecados tu vista,
y borra en nosotros toda culpa.
Por tu cruz y tu resurrección,
llénanos del gozo del Espíritu Santo.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios misericordioso, que has iluminado
las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu palabra: acrecienta en
nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir
el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro
Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CALOR DE DIOS EN
SANGRE REDENTORA.
Calor de Dios en sangre redentora,
y un río de piedad en tu costado;
bajo tu cruz quédeme arrodillado,
con ansia y gratitud siempre deudora.
Conózcate, oh Cristo, en esta hora
de tu perdón; mi beso apasionado,
de ardientes labios en tu pie clavado,
sea flecha de amor y paz de aurora.
Conózcame en tu vía dolorosa
y conozca, Señor, en los fulgores
de tus siete palabras, mi caída;
que en esta cruz pujante y misteriosa
pongo, sobre el amor de mis amores,
el amor entrañable de mi vida. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sáname, Señor, porque
he pecado contra ti.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN
ENFERMO.
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname, Señor, porque he pecado
contra ti.
Ant 2. El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO
Y FORTALEZA DE SU PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de los ejércitos está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS
VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se
postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE Rm 15, 1-3
Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, sin complacernos
a nosotros mismos. Cada uno cuide de complacer al prójimo para su bien, para su
edificación; que Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito:
«sobre mí cayeron los ultrajes de quienes te ultrajaron».
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo nos ama y nos ha
absuelto por la virtud de su sangre.R. Cristo nos ama y nos ha
absuelto por la virtud de su sangre.
V. Y ha hecho de nosotros reino y
sacerdotes para el Dios y Padre suyo.R. Por la virtud de su
sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.R. Cristo nos ama y nos ha absuelto
por la virtud de su sangre.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor nos auxilia a
nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
Cántico de María. ALEGRÍA
DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos auxilia a nosotros,
sus siervos, acordándose de su misericordia.
PRECES
Bendigamos a Dios que
escucha con amor la oración de los humildes y a los hambrientos los colma de
bienes; digámosle confiados:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la iglesia que
sufren:
acuérdate que por ellos, Cristo, cabeza de la iglesia, ofreció en la cruz el
verdadero sacrificio vespertino.
Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de
las viudas y de los huérfanos,
y haz que todos nos preocupemos de los que sufren.
Concede a tus hijos la fuerza necesaria
para resistir las tentaciones del Maligno.
Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte:
que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Conduce a los difuntos a la luz donde tu habitas
para que puedan contemplarte eternamente.
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que
los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo
estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo llevadero y con su carga
ligera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 1 DE JULIO 2022
*Lecturas del Viernes de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de julio de 2022
Primera lectura
Lectura de la profecía de Amós (8,4-6.9-12):
Escuchad esto, los que exprimís al
pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para
vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida,
aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre,
al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Aquel
día –oráculo del Señor– haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día
oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en
elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un
llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo. Mirad que
llegan días –oráculo del Señor– en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de
pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de
oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no
la encontrarán.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 118
R/. No
sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.
Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos. R/.
Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.
Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia. R/.
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.
*Lecturas del Viernes de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de julio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)*
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a
un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus
discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro
maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no
sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros
corazones antes que mis palabras*
*Sígueme. No
tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos*
*Esta palabra tiene el poder para destruir todo
aquello que trata de distanciarme del Señor. Recuerdo esos días, donde he
estado sentado, lleno de angustia, pensando que es lo que estoy haciendo con mi
vida, hay personas a las que no les caigo bien y que no soy de su agrado por mi
forma de ser. La buena noticia es que con esta palabra: El Señor, está buscando
como romper en mí, esas cadenas que me esclavizan; el Señor, está visitando mis
enfermedades, y me llama para que lo siga, para usar conmigo toda
misericordia*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón según
el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
miércoles, 29 de junio de 2022
MATEO 9,1-8 CICLO C
*Lecturas del Jueves de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Jueves, 30 de junio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8)*
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su
ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que
tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más
fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate
y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu
casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó
sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros
corazones antes que mis palabras*
«¡Animo!,
hijo, tus pecados te son perdonados.».
*Que gran enseñanza para mi saber que el orden del
Señor es mucho mejor que el mío. Para mí, es más importante lo que se ve por
fuera. El Señor me hace ver que mi verdadera parálisis está dentro de mí. El
orden del Señor es: Primero levantar mi esperanza, levantar mi deseo de vivir,
lavar y purificar mi alma. Él quiere entrar en lo más profundo de mi alma
y ahí desea él depositar en mí, su perdón, su gracia, su amor, su paz y su
misericordia. Luego comenzar a reparar mi vida por fuera y terminada su gran
obra maestra pronuncia sobre mi esta palabra: "Levántate, toma tu camilla
y vete a tu casa"*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 30
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
JUEVES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Himno: CRECE LA LUZ BAJO TU HERMOSA MANO.
Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste, y suben
los hombres matutinos al encuentro
de Cristo Primogénito.
El hizo amanecer ante tus ojos
y enalteció la aurora,
cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo
para poder cantarla.
El es principio y fin del universo,
y el tiempo, en su caída,
se acoge al que es la fuerza de las cosas
y en él rejuvenece.
Él es quien nos reanima y fortalece,
y hace posible el himno
que, ante las maravillas de tus manos,
cantamos jubilosos.
He aquí la nueva luz que asciende y busca
su cuerpo misterioso;
he aquí, en la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro.
Envía, Padre eterno, sobre el mundo
el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra y primogénito
de todos los que mueren. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro
Dios.
LECTURA BREVE Is 66,1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies:
¿Qué templo podréis construirme?; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo
hicieron mis manos, todo es mío —oráculo del Señor—. En ése pondré mis ojos: en
el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»
RESPONSORIO BREVE
V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Ábreme,
Señor, los ojos.
R. Y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías 9, 22-37
ORACIÓN DE LOS LEVITAS
En aquellos días, los levitas continuaron la oración:
«Señor, tú entregaste a nuestros padres reinos y pueblos, repartiste a cada uno
su región. Se apoderaron del país de Sijón, rey de Jesbón, de la tierra de Og,
rey de Basán.
Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, los introdujiste en la
tierra que habías prometido a sus padres en posesión. Entraron los hijos para
ocuparla y derrotaste ante ellos a sus habitantes, los cananeos. Los pusiste en
sus manos, igual que a los reyes y a los pueblos del país, para que dispusieran
de ellos a placer.
Conquistaron fortalezas y una tierra fértil; poseyeron casas rebosantes de
riquezas, pozos excavados, viñas y olivares, y abundantes árboles frutales;
comieron hasta hartarse y engordaron y disfrutaron de tus dones generosos.
Pero, indóciles, se rebelaron contra ti, se echaron tu ley a las espaldas y
asesinaron a tus profetas, que los amonestaban a volver a ti, cometiendo
gravísimas ofensas.
Los entregaste en manos de sus enemigos, que los oprimieron. Pero, en su
angustia clamaron a ti, y tú los escuchaste desde el cielo; y, por tu gran
compasión, les enviaste salvadores que los salvaron de sus enemigos.
Pero, al sentirse tranquilos, hacían otra vez lo que repruebas; los abandonabas
en manos de sus enemigos, que los oprimían; clamaban de nuevo a ti, y tú los
escuchabas desde el cielo, librándolos muchas veces por tu gran compasión. Los
amonestaste para que volvieran a tu ley, pero ellos, altivos, no obedecieron
tus preceptos y pecaron contra tus normas, que dan la vida al hombre si las
cumple. Volvieron la espalda con rebeldía; tercamente, no quisieron escuchar.
Fuiste paciente con ellos durante muchos años, tu espíritu los amonestó por tus
profetas, pero no prestaron atención y los entregaste en manos de pueblos
paganos. Mas, por tu gran compasión, no los aniquilaste ni abandonaste, porque
eres un Dios clemente y compasivo.
Ahora, Dios nuestro, Dios grande, valiente y terrible, fiel a la alianza y
leal, no menosprecies las aflicciones que les han sobrevenido a nuestros reyes,
a nuestros príncipes, sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu
pueblo desde el tiempo de los reyes asirios hasta hoy.
Eres inocente en todo lo que nos ha ocurrido, porque tú obraste con lealtad, y
nosotros somos culpables. Ciertamente, nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y
padres no cumplieron tu ley ni prestaron atención a los preceptos y avisos con
que los amonestabas. Durante su reinado, a pesar de los grandes bienes que les
concediste y de la tierra espaciosa y fértil que les entregaste, no te
sirvieron ni se convirtieron de sus malas acciones.
Por eso, estamos ahora esclavizados, esclavos en la tierra que diste a nuestros
padres para que comiesen sus frutos excelentes. Y sus abundantes productos son
para los reyes a los que nos sometiste por nuestros pecados, y que ejercen su
dominio a su arbitrio sobre nuestras personas y ganados. Somos unos
desgraciados.»
RESPONSORIO Ne 9, 32. 33
R. Dios nuestro, Dios grande, valiente y terrible, fiel a la alianza
y leal, * no menosprecies las aflicciones que nos han sobrevenido.
V. Eres inocente en todo lo que nos ha ocurrido, porque tú obraste
con lealtad, y nosotros somos culpables.
R. No menosprecies las aflicciones que nos han sobrevenido.
SEGUNDA LECTURA
Homilía de san Jerónimo, presbítero, a los recién bautizados,
sobre el salmo cuarenta y uno.
(CCL 78, 542-544)
PASARÉ AL LUGAR DEL TABERNÁCULO ADMIRABLE
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Como la cierva del salmo busca las corrientes de agua, así también nuestros
ciervos, que han salido de Egipto y del mundo, y han aniquilado en las aguas
del bautismo al Faraón con todo su ejército, después de haber destruido el
poder del diablo, buscan las fuentes de la Iglesia, que son el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo.
Que el Padre sea fuente, lo hallamos escrito en el libro de Jeremías: Me han
abandonado a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas,
incapaces de retener el agua. Acerca del Hijo, leemos en otro lugar: Han
abandonado la fuente de la sabiduría. Y del Espíritu Santo: El que beba del
agua que yo le dé, se convertirá en él en manantial, cuyas aguas brotan para
comunicar vida eterna, palabras cuyo significado nos explica luego el
evangelista, cuando nos dice que el Salvador se refería al Espíritu Santo. De todo
lo cual se deduce con toda claridad que la triple fuente de la Iglesia es el
misterio de la Trinidad.
Esta triple fuente es la que busca el alma del creyente, el alma del bautizado,
y por eso dice: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. No es un tenue deseo
el que tiene de ver a Dios, sino que lo desea con un ardor parecido al de la
sed. Antes de recibir el bautismo, se decían entre sí: ¿Cuándo entraré a ver el
rostro de Dios? Ahora ya han conseguido lo que deseaban: han llegado a la
presencia de Dios y se han acercado al altar y tienen acceso al misterio de
salvación.
Admitidos en el cuerpo de Cristo y renacidos en la fuente de vida, dicen
confiadamente: Pasaré al lugar del tabernáculo admirable, hacia la casa de
Dios. La casa de Dios es la Iglesia, ella es el tabernáculo admirable, porque
en él resuenan los cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.
Decid, pues, los que acabáis de revestiros de Cristo y, siguiendo nuestras
enseñanzas, habéis sido extraídos del mar de este mundo, como pececillos con el
anzuelo: «En nosotros, ha sido cambiado el orden natural de las cosas. En
efecto, los peces, al ser extraídos del mar, mueren; a nosotros, en cambio, los
apóstoles nos sacaron del mar de este mundo para que pasáramos de muerte a
vida. Mientras vivíamos sumergidos en el mundo, nuestros ojos estaban en el
abismo y nuestra vida se arrastraba por el cieno; mas, desde el momento en que
fuimos arrancados de las olas, hemos comenzado a ver el sol, hemos comenzado a
contemplar la luz verdadera, y por esto, llenos de alegría desbordante, le
decimos a nuestra alma: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de
mi rostro, Dios mío."»
RESPONSORIO Sal 26, 4
R. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: * Habitar
en la casa del Señor por los días de mi vida.
V. Gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
R. Habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.
*Lecturas del Jueves de la 13ª semana del
Tiempo Ordinario*
Jueves, 30 de junio de 2022
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8)*
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su
ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que
tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más
fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate
y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu
casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó
sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de
nuestros enemigos.
PRECES
Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y
supliquémosle diciendo:
Bendícenos y santifícanos, Señor.
Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
acepta los deseos y las acciones de este día.
Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean
para que logremos así ser imágenes de tu bondad.
En la mañana haznos escuchar tu gracia
y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar
el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros
las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
JUEVES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VENGO, SEÑOR, CANSADO.
Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.
Salí por la mañana
Entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.
¡Tantos hombres maltrechos,
sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.
Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.
Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN
PELIGRO DE MUERTE
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por
siempre.
Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos
le servirán.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 6-9
Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas
pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que,
aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y
gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis
visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con
un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de
vuestras almas.
RESPONSORIO BREVE
V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y
digámosle:
Escucha, Señor, nuestra oración.
Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,
haz que recordemos siempre tus maravillas.
Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.
Que el mundo prospere y avance según tus designios
y que los que lo construyen no trabajen en vano.
Envía, Señor, operarios a tu mies
para que tu nombre sea conocido en el mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las
tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora
comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día,
podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.