*LAS LAUDES
Y LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
*Los Santos
Inocentes, fiesta
Común de
mártires*
Fiesta de
los Santos Inocentes, mártires, niños que fueron ejecutados en Belén de Judea
por el impío rey Herodes, para que pereciera con ellos el niño Jesús, a quien
habían adorado los Magos. Fueron honrados como mártires desde los primeros
siglos de la Iglesia, primicia de todos los que habían de derramar su sangre
por Dios y el Cordero.
Laudes
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
(En Laudes
puede omitirse el Salmo con su antífona)
Salmo
94: Invitación a la alabanza divina
Ant: Venid, adoremos
a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid,
adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.
Himno
Tanto al
tirano le place
hacer de su orgullo ley,
que por deshacer a un Rey
un millar de reyes hace.
Hace reyes de excelencia
con cabezas coronadas,
pues son coronas logradas
el martirio y la inocencia.
Con los niños desvalidos
hace de su fuerza alarde
y, como es sólo un cobarde,
no espera a verlos crecidos.
Por matar a un enemigo
siembra de sangre Belén,
y en Belén, casa del trigo,
no muere un Rey, nacen cien.
Y así su cólera loca
no puede implantar su ley,
pues quiere matar a un Rey
y corona a cuantas toca.
La furia del mal así
no puede vencer jamás,
pues, cuando me hiere a mí,
estás tú, Señor, detrás.
Estás para convertir
en corona cada muerte,
para decirnos que el fuerte
es el que sabe morir. Amén.
Primer
Salmo
Salmo
62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: «Caminarán
conmigo, porque son dignos», dice el Señor
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: «Caminarán
conmigo, porque son dignos», dice el Señor
Cántico
AT
Daniel
3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Los niños
alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.
Alabad al
Señor, sus siervos todos (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Los niños
alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.
Segundo
Salmo
Salmo
149: Alegría de los santos
Ant: De la
boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: De la
boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.
Lectura
Bíblica
Jr 31,15
Una voz se escucha en Ramá: gemido y llanto amargo: Raquel está
llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen.
V/. Los santos y los justos viven eternamente.
R/. Los santos y los justos viven eternamente.
V/. Reciben de Dios su recompensa.
R/. Viven eternamente.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Los santos y los justos viven eternamente.
Lectura
Bíblica
V/. Los santos entonaban un cántico
nuevo ante el trono de Dios y del Cordero.
R/. Y toda la tierra se llenó de sus
voces.
Matanza de
los niños hebreos en Egipto
Ex
1,8-16.22
En aquellos días, subió al trono en Egipto un
Faraón nuevo, que no había conocido a José, y dijo a su pueblo:
«Mirad, el pueblo de Israel está siendo más
numeroso y fuerte que nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no,
cuando se declare la guerra, se aliará con el enemigo, nos atacará, y después
se marchará de nuestra tierra.»
Así, pues, nombraron capataces que los
oprimieran con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitom y
Ramsés. Pero, cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más.
Hartos de los israelitas, los egipcios les impusieron trabajos crueles, y les
amargaron la vida con dura esclavitud: el trabajo del barro, de los ladrillos,
y toda clase de trabajos del campo; les imponían trabajos crueles.
El rey de Egipto ordenó a las comadronas
hebreas -una se llamaba Séfora y otra Fua-:
«Cuando asistáis a las hebreas y les llegue
el momento, si es niño lo matáis, si es niña la dejáis con vida.»
Entonces el Faraón ordenó a toda su gente:
«Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es
niña, dejadla con vida.»
R/. Me gozaré de mi pueblo: Ya no se oirán
en él gemidos ni llantos.
V/. Ya no habrá muerte, ni luto, ni
llanto, ni dolor. Todo lo hago nuevo.
R/. Ya no se oirán en él gemidos ni
llantos.
Todavía no
hablan, y ya confiesan a Cristo
San Quodvultdeus, obispo
Sermón 2
sobre el símbolo (PL 40,655)
Nace un niño pequeño, un gran Rey. Los magos
son atraídos desde lejos; vienen para adorar al que todavía yace en el pesebre,
pero que reina al mismo tiempo en el cielo y en la tierra. Cuando los magos le
anuncian que ha nacido un Rey, Herodes se turba, y, para no perder su reino, lo
quiere matar; si hubiera creído en él, estaría seguro aquí en la tierra y
reinaría sin fin en la otra vida.
¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un
Rey? Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú
no entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no
escape el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños.
Ni el dolor de las madres que gimen, ni el
lamento de los padres por la muerte de sus hijos, ni los quejidos y los gemidos
de los niños te hacen desistir de tu propósito. Matas el cuerpo de los niños,
porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees que, si consigues tu
propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente quieres matar a la
misma Vida.
Pero aquél, fuente de la gracia, pequeño y
grande, que yace en el pesebre, aterroriza tu trono; actúa por medio de ti, que
ignoras sus designios, y libera las almas de la cautividad del demonio. Ha
contado a los hijos de los enemigos en el número de los adoptivos.
Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo;
los padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos
testigos suyos a los que todavía no podían hablar. He aquí de qué manera reina
el que ha venido para reinar. He aquí que el liberador concede la libertad, y
el salvador la salvación.
Pero tú, Herodes, ignorándolo, te turbas y te
ensañas y, mientras te encarnizas con un niño, lo estás enalteciendo y lo
ignoras.
¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos
para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo.
Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya
consiguen la palma de la victoria.
R/. Adoraron al que vive por los
siglos de los siglos, arrojando sus coronas ante el trono del Señor, su Dios.
V/. Cayeron rostro a tierra ante el
trono, y bendijeron al que vive por los siglos de los siglos.
R/. Arrojando sus coronas ante el
trono del Señor, su Dios.
*Lecturas de Los Santos Inocentes*
Martes, 28
de diciembre de 2021
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):
Os anunciamos el mensaje que hemos oído a
Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a
él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si
vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos
con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que
no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos
nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos
limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos
mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no
pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a
Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no
sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios
Cántico
Evangélico
Ant: Niños inocentes
murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados niños de
pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria a ti,
Señor.»
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Niños
inocentes murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados
niños de pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria
a ti, Señor.»
Preces
Celebremos la gloria de Cristo,
que, sin escuadrones de hombres armados, sino sólo con una blanca milicia de
niños, venció al tirano, y aclamémosle:
Te ensalza, Señor, el blanco ejército de los mártires
·
- Cristo, de quien los Inocentes, no de palabra, sino con su
sangre, dieron testimonio,
concédenos confesarte, de palabra y de obra, ante los hombres.
·
- Tú que hiciste dignos del laurel de la victoria a los que aún no
estaban preparados para la lucha,
no nos dejes caer a los que hemos recibido tanta ayuda para vencer.
·
- Tú que lavaste con tu sangre los vestidos de los Inocentes,
líbranos de todo pecado.
·
- Tú que has colocado a los niños los primeros en el reino de los
cielos,
no nos excluyas del banquete eterno.
·
- Tú que en la infancia sufriste persecución y destierro,
guarda a los niños que hoy sufren por el hambre, la guerra o la injusticia
de los mayores.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Como
hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo
nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no
de palabra, sino con su muerte; concédenos, por su intercesión, testimoniar con
nuestra vida la fe que confesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Los
Santos Inocentes, fiesta
Común
de mártires
Fiesta de
los Santos Inocentes, mártires, niños que fueron ejecutados en Belén de Judea
por el impío rey Herodes, para que pereciera con ellos el niño Jesús, a quien
habían adorado los Magos. Fueron honrados como mártires desde los primeros
siglos de la Iglesia, primicia de todos los que habían de derramar su sangre
por Dios y el Cordero.
Vísperas
Inicio
†
(se hace la
señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Ver a
Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal
y ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo! Amén.
Primer
Salmo
Salmo
109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote
Ant: Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te
engendré, como rocío, antes de la aurora.
Cristo
tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co
15,25)
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te
engendré, como rocío, antes de la aurora.
Segundo
Salmo
Salmo
129: Desde lo hondo, a ti grito, Señor
Ant: Del Señor
viene la misericordia y la redención copiosa.
Él
salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1,21)
Desde lo
hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Del Señor
viene la misericordia y la redención copiosa.
Cántico
NT
Colosenses
1,12-20: Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de
entre los muertos
Ant: En el
principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha
nacido como Salvador del mundo.
Damos
gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En el
principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha
nacido como Salvador del mundo.
Lectura
Bíblica
Ef 2,3b-5
Naturalmente, estábamos destinados a la reprobación como los
demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo. Por
pura gracia estáis salvados.
V/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
V/. Y acampó entre nosotros.
R/. Aleluya, Aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. La Palabra se hizo carne. Aleluya, Aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: La Virgen
inmaculada y santa nos ha engendrado a Dios, revistiéndole con débiles miembros
y alimentándole con su leche materna; adoremos todos a este Hijo de María que
ha venido a salvarnos.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La Virgen
inmaculada y santa nos ha engendrado a Dios, revistiéndole con débiles miembros
y alimentándole con su leche materna; adoremos todos a este Hijo de María que
ha venido a salvarnos.
Preces
Dios envío a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley,
para rescatar a los que estaban bajo la ley. Fortalecidos con esta esperanza
oremos confiados, diciendo:
Que la gracia de tu Hijo nos acompañe, Señor
·
- Oh Dios de amor y de paz, acrecienta en todos los cristianos la
fe en la encarnación de tu Hijo,
para que vivan siempre en acción de gracias.
·
- Levanta, Señor, la esperanza de los enfermos, de los pobres, de
los ancianos,
y da tu ayuda a los oprimidos, a los descorazonados, a los que sufren.
·
- Acuérdate, Señor, de los que están detenidos en las cárceles,
y de los que viven lejos de su patria.
·
- Tú que en el nacimiento de tu Hijo hiciste que se oyera a los
ángeles que cantaban tu gloria,
haz que los difuntos puedan asociarse eternamente al canto de los ángeles en
tu reino.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres.
Con el
gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y
semejanza, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por
Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado
compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.