*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
San Pablo de la Cruz
MARTES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
Himno: AL CANTO DE LOS GALLOS.
Al canto de los gallos
viene la aurora;
los temores se alejan
como las sombras.
¡Dios, Padre nuestro,
en tu nombre dormimos
y amanecemos!
Como luz nos visitas,
Rey de los hombres,
como amor que vigila
siempre de noche;
cuando el que duerme
bajo el signo del sueño
prueba la muerte.
Del sueño del pecado
nos resucitas,
y es señal de tu gracia
la luz amiga.
¡Dios que nos velas!,
tú nos sacas por gracia
de las tinieblas.
Gloria al Padre y al Hijo,
gloria al Espíritu,
al que es paz, luz y vida,
al Uno y Trino;
gloria a su nombre
y al misterio divino
que nos lo esconde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del
Señor.
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del
Señor.
Ant 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Ant 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.
Salmo 32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA BREVE Rm 13, 11b. 12-13a
Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima;
desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de
la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
Primera Lectura
Del segundo libro de las Crónicas 35, 20-36, 12
CORRUPCIÓN DE JUDÁ. PRIMERA INVASIÓN DE
JERUSALÉN
En aquellos días,
bastante después de que Josías restaurase el templo, el rey de Egipto, Necó, se
dirigió a Cárquemis, junto al Éufrates, para entablar batalla. Josías salió a
hacerle frente. Entonces, Necó le envió este mensaje: «No te metas en mis
asuntos, rey de Judá. No vengo contra ti, sino contra la dinastía que me hace
la guerra. Dios me ha dicho que me dé prisa. Deja de oponerte a Dios, que está
conmigo, no sea que él te destruya.»
Pero Josías, en vez de dejarle paso franco, se empeñó en combatir.
Desatendiendo lo que Dios le decía por medio de Necó, entabló batalla en la
llanura de Meguidó. Los arqueros dispararon contra el rey Josías, y éste dijo a
sus servidores: «Sacadme del combate, porque estoy gravemente herido.»
Sus servidores lo sacaron del carro, lo trasladaron al otro que poseía y lo
llevaron a Jerusalén, donde murió. Lo enterraron en las tumbas de sus
antepasados.
Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. Jeremías compuso una elegía en su
honor, y todos los cantores y cantoras siguen recordándolo en sus elegías. Se
han hecho tradicionales en Israel; pueden verse en las Lamentaciones. Para más
datos sobre Josías, las obras de piedad que hizo de acuerdo con la ley del
Señor y todas sus gestas, de lasprimeras a las últimas, véase el libro de
Israel y Judá.
La gente tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo nombraron rey sucesor en
Jerusalén.
Cuando Joacaz subió al trono tenía veintitrés años, y reinó tres meses en
Jerusalén. El rey de Egipto lo destronó, impuso al país un tributo de cien pesos
de plata y un peso de oro, y nombró rey de Judá y Jerusalén a su hermano
Eliacim, cambiándole el nombre por el de Joaquín. A su hermano Joacaz se lo
llevó Necó a Egipto.
Cuando Joaquín subió al trono tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén once
años.
Hizo lo que el Señor, su Dios, reprueba. Nabucodonosor de Babilonia subió
contra él y lo condujo a Babilonia atado con cadenas de bronce. También se
llevó algunos objetos del templo y, los colocó en su palacio de Babilonia. Para
más datos sobre Joaquín, las iniquidades que cometió y todo lo que le sucedió,
véase el libro de los reyes de Israel yJudá. Su hijo Jeconías le sucedió en el
trono.
Cuando Jeconías subió al trono tenía ocho años, y reinó en Jerusalén tres meses
y diez días. Hizo lo que el Señor reprueba. A principios de año, el rey
Nabucodonosor envió a por él y lo llevaron a Babilonia, junto con los objetos
de valor del templo. Nombró rey de Judá y Jerusalén a su hermano Sedecías.
Cuando Sedecías subió al trono tenía veintiún años, y reinó en Jerusalén once
años.
Hizo lo que el Señor, su Dios, reprueba; no se humilló ante el profeta Jeremías,
que le hablaba en nombre de Dios.
Responsorio Ne 9, 30. 29
R. Fuiste paciente
con ellos durante muchos años, los amonestaste para que volvieran a tu ley;
pero ellos, altivos, no prestaron atención. * Y los entregaste en manos de
pueblos paganos.
V. Pecaron contra tus normas, volvieron la espalda con rebeldía; no quisieron
escuchar.
R. Y los entregaste en manos de pueblos paganos.
Segunda Lectura
De la carta de san Agustín, obispo, a Proba
(Carta 130,11, 21-12, 22: CSEL 44, 63-64)
SOBRE LA ORACIÓN DOMINICAL
A nosotros, cuando
oramos, nos son necesarias las palabras: ellas nos amonestan y nos descubren lo
que debemos pedir, pero lejos de nosotros el pensar que las palabras de nuestra
oración sirvan para mostrar a Dios lo que necesitamos o para forzarlo a concedérnoslo.
Por tanto, al decir: Santificado sea tu nombre, nos amonestamos a nosotros
mismos para que deseemos que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí
mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea
nunca despreciado por ellos; lo cual, ciertamente redunda en bien de los mismos
hombres y no en bien de Dios.
Y cuando añadimos: Venga a nosotros tu reino, lo que pedimos es que crezca nuestro
deseo de que este reino llegue a nosotros y de que nosotros podamos reinar en
él, pues el reino de Dios vendrá ciertamente, lo queramos o no.
Cuando decimos: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, pedimos
que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia, para que así cumplamos su
voluntad como la cumplen sus ángeles en el cielo.
Cuando decimos: El pan nuestro de cada día dánosle hoy, con el hoy queremos significar
el tiempo presente, para el cual, al pedir el alimento principal, pedimos ya lo
suficiente, pues con la palabra pan significamos todo cuanto necesitamos,
incluso el sacramento de los fieles, el cual nos es necesario en esta vida
temporal, aunque no sea para alimentarla, sino para conseguir la vida eterna.
Cuando decimos: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores, nos obligamos a pensar tanto en lo que pedimos como en lo quedebemos
hacer, no sea que seamos indignos de alcanzar aquello por lo que oramos.
Cuando decimos: No nos dejes caer en la tentación, nos exhortamos a pedir la
ayuda de Dios, no sea que, privados de ella, nos sobrevenga la tentación y
consintamos ante la seducción o cedamos ante la aflicción.
Cuando decimos: Líbranos del mal, recapacitamos que aún no estamos en aquel
sumo bien en donde no será posible que nos sobrevenga mal alguno. Y estas
últimas palabras de la oración dominical abarcan tanto, que el cristiano, sea cual
fuere la tribulación en que se encuentre, tiene en esta petición su modo de
gemir, su manera de llorar, las palabras con que empezar su oración, la
reflexión en la cual meditar y las expresiones con que terminar dicha oración.
Es, pues, muy conveniente valerse de estas palabras para grabar en nuestra
memoria todas estas realidades.
Porque todas las demás palabras que podamos decir, bien sea antes de la
oración, para excitar nuestro amor y para adquirir conciencia clara de lo que
vamos a pedir, bien sea en la misma oración, para acrecentar su intensidad, no
dicen otra cosa que lo que ya se contiene en la oración dominical, si hacemos
la oración de modo conveniente. Y quien en la oración dice algo que no puede
referirse a esta oración evangélica, si no ora ilícitamente, por lo menos hay
que decir que ora de una manera carnal. Aunque no sé hasta qué punto puede llamarse
lícita una tal oración, pues a los renacidos en el Espíritu solamente les
conviene orar con una oración espiritual.
Responsorio Is 60, 19-20
R. Ya no será el sol
tu luz en el día, ni te alumbrará en la noche la claridad de la luna; *porque
el Señor será tu luz perenne, y tu Dios será tu esplendor.
V. Tu sol ya no se pondrá, ni menguará tu luna.
R. Porque el Señor será tu luz perenne, y tu Dios será tu esplendor.
*Lecturas del Martes de la 29ª semana del Tiempo
Ordinario*
Martes, 19 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (12,35-38)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y
encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor
vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a
quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá,
los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o
de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
PRECES
Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial,
bendigamos por ello a Jesús, el pontífice de nuestra fe, y supliquémosle
diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor Jesús, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real,
haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos
para que por la fuerza del Espíritu Santo nosotros permanezcamos en ti y tú en
nosotros.
Danos tu sabiduría eterna
para que permanezca con nosotros y con nosotros trabaje.
Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
y fuente de esperanza para los decaídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que
Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestra oración matutina y con la luz de tu
misericordia alumbra la oscuridad de nuestro corazón: para que, habiendo sido
iluminados por tu claridad, no andemos nunca tras las obras de las tinieblas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
San Pablo de la Cruz
En la basílica de Santa María la Mayor de Roma, ante la Virgen
"Salus Populi Romani", hizo voto de consagrarse a promover la memoria
de la Pasión de Jesucristo. De regreso a su pueblo se detuvo un poco en
Orbetello, en la ermita de la Anunciación de Monte Argentario. En Castellazzo
se le asoció su hermano Juan Bautista y se fueron a hacer vida eremítica en
Monte Argentario. Después, invitados por Mons. Pignatelli, estuvieron en la
ermita de Nuestra Señora de la Cadena en Gaeta. Mons. Cavallieri los recibió un
tiempo en Troia y volvieron a Gaeta, pero esta vez fueron al santuario de la Virgen
de la Civita, en Itri.
Fracasaban una y otra vez los intentos de fundar una comunidad.
Para ser predicadores de la Pasión necesitaban acceder al sacerdocio por lo que
viajaron a Roma. En el hospital de San Gallicano atendieron a los enfermos
mientras estudiaban teología. El Papa los saludó en el Celio, junto a la
iglesia llamada 'La Navicella' y les permitió oralmente fundar en Monte
Argentario. Una vez ordenados sacerdotes en 1727, los dos hermanos abandonaron
Roma para marchar a Monte Argentario.
Los primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos
en la nueva Congregación encontraron demasiado duro el Reglamento y se
retiraron. Mientras tanto San Pablo de la Cruz y un compañero suyo viajaban por
los pueblos predicando misiones y obteniendo muchas conversiones.
El Papa Benedicto XIV aprobó los Reglamentos pero suavizándolos un
poco. Entonces empezaron a llegar novicios y pronto tuvo tres casas de
religiosos pasionistas.
En todas las ciudades y pueblos a donde llegaba predicaba acerca
de la Pasión y Muerte de Jesucristo. Le gustaba utilizar símbolos que ayudasen
a expresar la pasión. A veces se presentaba con una corona de espinas en la
cabeza, siempre llevaba en la mano una cruz. Con los brazos extendidos, el
santo hablaba de los sufrimientos de Nuestro Señor en forma que conmovía aun a
los más duros e indiferentes. A veces, cuando el público no demostraba
conversión, se azotaba violentamente delante de todos, por los pecados del
pueblo, de modo que hacía llorar hasta a los soldados y a los bandoleros.
Un oficial que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo
he estado en muchas batallas, sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de
los cañones. Pero cuando este padre predica me hace temblar de pies a
cabeza". Es que Dios le había dado la eficacia de la palabra y el Espíritu
Santo le concedía la gracia de conmover los corazones.
En los sermones era duro para no dejar que los pecadores vivieran
en paz con sus vicios y pecados, pero luego en la confesión era comprensivo y
amable, invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de vida,
y aconsejándoles medios prácticos para perseverar siendo buenos cristianos, y
portándose bien.
MARTES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: NOS DIJERON DE NOCHE.
Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo;
La noche entera,
la pasamos queriendo
mover la piedra.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
No supieron contarlo
los centinelas,
nadie supo la hora
ni la manera;
antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto;
la fe velando,
para verte de noche
resucitando.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo 19 - ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.
Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor da la victoria a su Ungido.
Ant 2. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo 20, 2-8. 14 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
LECTURA BREVE 1Jn 3, 1a. 2
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo
somos! Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado
lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
PRECES
Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, su pueblo
adquirido, y supliquémosle diciendo:
Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que
las gobiernan:
que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la
paz.
Tú que al subir al cielo llevaste contigo una gran multitud de cautivos,
devuelve la libertad de los hijos de Dios a nuestros hermanos que sufren
esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
Que los niños imiten tu ejemplo
y crezcan siempre en sabiduría y en gracia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a los difuntos en tu reino,
donde también nosotros esperamos reinar un día contigo.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, porque has permitido
que lleguemos a esta noche; te pedimos aceptes con agrado el alzar de nuestras
manos como ofrenda de la tarde. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.