*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Eusebio de
Vercelli*
2 de Agosto
LUNES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Himno: ALFARERO DEL HOMBRE, MANO TRABAJADORA
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto los primeros animales.
De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, vigor, origen, meta
de los profundos ríos de la vida.
El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.
No hay brisa si no alientas, monte si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia; vivir es este encuentro:
tú, por la luz; el hombre, por la muerte.
¡Que se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 - DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE CONTEMPLAR EL TEMPLO
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y mi alma desfallece de tristeza:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Ant 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Cántico: SÚPLICA EN FAVOR DE LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN Sir. 36,
1-7. 13-16
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito.
Ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad
y al templo de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Ant 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
SALMO 18 A - ALABANZA AL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
LECTURA BREVE Jr 15, 16
Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, ¡Señor, Dios
de los ejércitos!
RESPONSORIO BREVE
V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
V. Cantadle un cántico nuevo.
R. Que merece la alabanza de los buenos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
Primera Lectura
Del primer libro de los Reyes 21, 1-21. 27-29
ELÍAS DEFENSOR DE LA JUSTICIA PARA CON LOS POBRES
En aquel tiempo, Nabot de Yizreel tenía una viña junto al palacio
de Ajab, rey de Samaría, y Ajab habló a Nabot, diciendo: «Dame tu viña para que
me sirva de huerto para hortalizas, ya que está contigua a mi casa, y yo te
daré por ella una viña mejor que ésta, o si parece bien a tus ojos te daré su precio
en dinero.»
Respondió Nabot a Ajab: «Líbreme el Señor de darte la herencia de mis padres.»
Se fue Ajab a su casa triste e irritado por la palabra que le dijo Nabot de
Yizreel: «No te daré la heredad de mis padres.»
Se acostó en su lecho, volvió su rostro y no quiso comer. Vino hacia él su
mujer, Jezabel, y le habló: «¿Por qué está triste tu espíritu y por qué no quieres
comer?»
Él le respondió: «Porque he hablado con Nabot de Yizreel y le he dicho: “Dame
tu viña por dinero o, si lo prefieres, te daré una viña a cambio”, y me dijo:
“No te daré mi viña.”»
Su mujer, Jezabel, le dijo: «¿Y eres tú el que ejerces la realeza en Israel?
Levántate, come y alégrate. Yo te daré la viña de Nabot de Yizreel.»
Entonces ella escribió cartas en nombre de Ajab y las selló con su sello, y
envió las cartas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot. En las
cartas había escrito: «Proclamad un ayuno y haced sentar a Nabot a la cabeza
del pueblo. Haced que se sienten frente a él dos malvados que lo acusarán diciendo:
“Has maldecido a Dios y al rey”, y lo sacaréis y lo apedrearéis para que
muera.»
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en
su ciudad, hicieron lo que Jezabel les había mandado, de acuerdo con lo escrito
en las cartas que les había remitido. Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a
Nabot a la cabeza del pueblo. Llegaron los dos malvados, se sentaron frente a
él y lo acusaron delante del pueblo, diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios y al
rey.» Lo sacaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió. En seguida enviaron
a decir a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado y ha muerto.» Cuando Jezabel oyó
que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Ajab: «Levántate, toma posesión
de la viña de Nabot, el de Yizreel, el que se negó a dártela por dinero, pues
Nabot ya no vive, ha muerto.» Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se
levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yizreel, para tomar posesión de ella.
Entonces fue dirigida la palabra del Señor a Elías tesbita, de esta manera: «Levántate,
baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría. Está en la viña
de Nabot, a donde ha bajado para apropiársela. Le hablarás de esta manera: “Así
habla el Señor: Has asesinado ¿y además usurpas?” Luego le dirás: “Por esto,
así habla el Señor: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de
Nabot, lamerán también los perros tu propia sangre.”» Ajab dijo a Elías: «Has
vuelto a encontrarme, enemigo mío.» Respondió: «Te he vuelto a encontrar porque
te has vendido para hacer el mal a los ojos del Señor.
Yo mismo voy a traer el mal sobre ti y voy a barrer tu posteridad y a
exterminar todo varón de los de Ajab, libre o esclavo, en Israel.»
Cuando Ajab oyó estas palabras desgarró sus vestidos y se puso un saco sobre su
carne, ayunó y se acostaba con el cilicio puesto; y caminaba abatido. Entonces
fue dirigida la palabra del Señor a Elías tesbita, diciéndole: «¿Has visto cómo
Ajab se ha humillado en mi presencia? Por haberse humillado en mi presencia, no
traeré el mal en vida suya; en vida de su hijo traeré el mal sobre su casa.»
Responsorio St 4, 8. 9. 10; 5, 6
R. Purificad, pecadores, vuestras manos; lavad vuestros
corazones, los que obráis con doblez. * Llorad y lamentaos,
humillaos en la presencia del Señor.
V. Habéis condenado al justo y le habéis dado muerte, pues él
no os opone resistencia.
R. Llorad y lamentaos, humillaos en la presencia del Señor.
Segunda Lectura
De la carta llamada de Bernabé
(Cap. 2, 6-10; 3,1,3; 4,10-14: Funk 1, 7-9. 13)
LA NUEVA LEY DE NUESTRO SEÑOR
Dios invalidó los sacrificios antiguos, para que la nueva ley de
nuestro Señor Jesucristo, que no está sometida al yugo de la necesidad, tenga una
ofrenda no hecha por mano de hombre. Por esto les dice también: Cuando saqué a
vuestros padres de Egipto, no les ordené ni les hablé de holocaustos y
sacrificios; ésta fue la orden que les di: “Que nadie maquine maldades contra
su prójimo, y no améis los juramentos falsos”. Y, ya que no somos insensatos,
debemos comprender el designio de bondad de nuestro Padre. Él nos habla para
que no caigamos en el mismo error que ellos, cuando buscamos el camino para acercarnos
a él. Por esta razón, nos dice: Sacrificio para el Señor es un espíritu quebrantado;
olor de suavidad para el Señor es un corazón que glorifica al que lo ha plasmado.
Por tanto, hermanos, debemos preocuparnos con todo cuidado de nuestra salvación,
para que el Maligno seductor no se introduzca furtivamente entre nosotros y, por
el error, nos arroje, como una honda a la piedra, lejos de lo que es nuestra
vida.
Acerca de esto afirma en otro lugar: ¿Para qué ayunáis —dice el Señor—,
haciendo oír hoy en el cielo vuestras voces? No es ése el ayuno que yo deseo
—dice el Señor—, sino al hombre que humilla su alma. A nosotros, en cambio, nos
dice: El ayuno que yo quiero es éste —oráculo del Señor—: abrir las prisiones
injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos,
romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, vestir al que ves
desnudo, hospedar a los pobres sin techo.
Huyamos de toda vanidad, odiemos profundamente las obras del mal camino; no
viváis aislados, replegados en vosotros mismos, como si ya estuvierais
justificados, sino reuníos para encontrar todos juntos lo que a todos conviene.
Pues la Escritura afirma: ¡Ay de los que se tienen por sabios y se creen
perspicaces! Hagámonos hombres espirituales, seamos un templo perfecto para
Dios. En cuanto esté de nuestra parte, meditemos el temor de Dios y
esforcémonos por guardar sus mandamientos, a fin de alegrarnos en sus justificaciones.
El Señor juzgará al mundo sin parcialidad. Cada uno recibirá según sus obras;
el bueno será precedido de su justicia, el malo tendrá ante sí el salario de su
iniquidad. No nos abandonemos al descanso, bajo el pretexto de que hemos sido llamados,
no vaya a suceder que nos durmamos en nuestros pecados y el Príncipe de la maldad
consiga poder sobre nosotros y nos arroje lejos del reino del Señor.
Además, hermanos, debemos considerar también este hecho: si, después de tantos signos
y prodigios como fueron realizados en Israel, los veis ahora abandonados,
estemos vigilantes para que no nos suceda a nosotros también lo que afirma la
Escritura: Muchos son los llamados y pocos los elegidos.
Responsorio Ga 3, 24-25. 23
R. La ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo, a fin de ser
justificados por la fe. * Pero una vez llegada la era
de la fe, no estamos más bajo la potestad del ayo.
V. Antes de venir la economía de la fe, estábamos encerrados
bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que había de revelarse.
R. Pero una vez llegada la era de la fe, no estamos más bajo la
potestad del ayo.
*Lecturas del Lunes de la 18ª semana del Tiempo Ordinario*
Lunes, 2 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (14,13-21)*
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se
marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente,
lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le
dio lástima y curó a los enfermos.
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en
despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y
se compren de comer.»
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo: «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los
dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y
se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron
todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras.
Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y
redimido a su pueblo.
PRECES
Demos gracias a nuestro salvador que ha hecho de nosotros un
pueblo de reyes y sacerdotes, y digámosle:
Consérvanos, Señor, en tu servicio.
Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu
sacerdocio:
haz que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables al Padre.
Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu Santo:
comprensión, bondad, amabilidad.
Que la luz de la fe ilumine este nuevo día
y que durante el mismo caminemos por las sendas del amor.
Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
y les ayudemos a progresar en su salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de
este día: danos tu ayuda para que no caigamos hoy en pecado, sino que nuestras
palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Eusebio de Vercelli*
Obispo, nacido en la isla de Cerdeña a finales del siglo III.
Murió, probablemente, en Vercelli (Italia), en el año 371. En el Martirologio
romano figura como mártir, pero son varios los historiadores que lo niegan.
La persecución volvía a sacudir violentamente a la Iglesia.
Constancio, por caminos de sangre, se había hecho dueño absoluto del Imperio
romano; y quería también imponer en ella su voluntad.
Ganado a la herejía arriana por su esposa, de clarábase adicto a
la impiedad, con el mismo tesón con que su padre, Constantino, defendiera a la
Iglesia recién salida de su bautismo de sangre.
Eusebio de Vercelli, es, sin duda, una de las más brillantes
figuras del orden episcopal; y ha pasado a la historia como uno de los más
celosos y fuertes defensores de la fe católica, contra la violencia impetuosa
de la primera gran herejía que conoció la Iglesia: el arrianismo, que negaba la
divinidad de Jesucristo.
Clérigo dotado de vivo ingenio y generoso y noble corazón, residía
en Roma ejerciendo sus ministerios, respetado y venerado por todos. Y aconteció
que, habiendo vacado la sede episcopal de Vercelli, ciudad comprendida hoy en
el Piamonte, y conociendo sus moradores las grandes virtudes de Eusebio, fue
proclamado por todo el clero y pueblo Obispo de la Diócesis.
Los arrianos fueron solamente quienes lamentaron su consagración
episcopal.
El nuevo Prelado vivía comunitariamente con su clero, llevando una
vida parecida a la de los monjes del desierto. Se ocupaban en la oración, el
estudio y el trabajo manual. El fue el primero que reunió, en Italia, la vida
monástica y la clerical.
Su casa era como un pequeño seminario, de donde salieron ilustres
sacerdotes y obispos.
Pero el arrianismo, después de asolar casi toda la Iglesia oriental,
había penetrado hasta Occidente; y no satisfecho Eusebio con mantener a sus
ovejas en la firmeza de la fe católica, no cesaba de declararse contra el
error, por cuyo motivo era considerado como uno de los más temibles enemigos de
la herejía.
Afligido el Papa Liberio por las sangrientas disputas que turbaban
la paz y la tranquilidad de la Iglesia, pensó en la reunión de un Concilio,
pidiendo a Eusebio interpusiera su autoridad ante el emperador para lograr de
él la convocación. Asimismo, el Pontífice le suplicaba que juntamente con sus
legados presidiera la asamblea.
Eusebio, sin considerar el riesgo a que exponía su vida, con su
celo y elocuencia consiguió del emperador la convocación en Milán para fines
del año 355. Reunido el sínodo con la asistencia de gran número de obispos
arrianos, Eusebio tuvo la valentía de proponer que antes que nada se
suscribiera el Símbolo de Nicea, lo que era equivalente a obligar a todos los
asistentes a hacer profesión de fe católica.
Opusiéronse enseguida a ello los arrianos, y el emperador, que
asistía a la asamblea, intentó obligar por la fuerza a los obispos católicos a
que firmaran un documento en el que se condenaba a San Atanasio, el heroico
defensor de las verdades definidas en el concilio de Nicea. Y aunque algunos
débiles, por cobardía, condescendieron, revestido Eusebio de la fortaleza del
apóstol, resistió junto con los legados papales a tan injusta pretensión.
Ofendido el emperador por esta intransigencia, mandó fueran enviados al exilio.
Grandes fueron las penalidades vividas resignadamente por el
Obispo Eusebio a través de su largo destierro.
En Scitópolis, cayó en manos de uno de los hombres más crueles del
arrianismo, llegando al extremo de no suministrarle cosa alguna de alimento
durante varios días. Pero los adeptos y fieles hijos de Vercelli, expusieron su
vida, haciendo llegar a su amado pastor limosnas para aliviar sus necesidades,
así cono cartas llenas de filial afecto. Enterados de ello los arrianos,
recrudecieron los castigos y los malos tratos.
Muerto Constancio, el nuevo emperador Juliano el Apóstata concedió
a los obispos el derecho de regresar del destierro y a sus respectivas sedes.
Entonces es cuando empieza para Eusebio una nueva etapa gloriosa.
Comisionado por el Papa, visita las iglesias de Oriente en las cuales la
herejía había hecho grandes estragos. En todas ellas el sabio Obispo deja las
huellas de su celo apostólico; prepara y ordena sacerdotes y obispos capaces de
defender la ortodoxia y atacar el error.
Concluida esta difícil expedición, de la cual consiguió positivos
resultados, por su tenacidad, competencia y sacrificios, emprende el ansiado
retorno a su querida diócesis de Vercelli, donde es recibido como el gran
defensor de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
LUNES SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: PRESENTEMOS A DIOS NUESTRAS TAREAS.
Presentemos a Dios nuestras tareas,
levantemos orantes nuestras manos,
porque hemos realizado nuestras vidas
por el trabajo.
Cuando la tarde pide ya descanso
y Dios está más cerca de nosotros,
es hora de encontrarnos en sus manos,
llenos de gozo.
En vano trabajamos la jornada,
hemos corrido en vano hora tras hora,
si la esperanza no enciende sus rayos
en nuestra sombra.
Hemos topado a Dios en el bullicio,
Dios se cansó conmigo en el trabajo;
es hora de buscar a Dios adentro,
enamorado.
La tarde es un trisagio de alabanza,
la tarde tiene fuego del Espíritu:
adoremos al Padre en nuestras obras,
adoremos al Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la
gracia.
Salmo 44 I - LAS NUPCIAS DEL REY.
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la
gracia.
Ant 2. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Salmo 44 II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna:
prendado está el rey de tu belleza,
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Llega el esposo, salid a recibirlo.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza, cuando llegase el momento culminante.
LECTURA BREVE 1Ts 2, 13
Nosotros continuamente damos gracias a Dios; porque habiendo recibido la
palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana,
sino - como es en realidad- como palabra de Dios, que ejerce su acción en
vosotros, los creyentes.
RESPONSORIO BREVE
V. Suba, Señor, a ti mi oración.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
V. Como incienso en tu presencia.
R. A ti mi oración.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.
PRECES
Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor,
y roguémosle confiados diciendo:
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.
Haz, Señor, que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.
Guarda con tu protección al papa Francisco y a nuestro obispo N.,
ayúdalos con el poder de tu brazo.
Ten compasión de los que no encuentran trabajo
y haz que consigan un empleo digno y estable.
Señor, sé refugio de los oprimidos
y protégelos en todas sus necesidades.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el
ministerio para el bien de tu iglesia:
que también te celebren eternamente en tu reino.
Fieles a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el
trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos
que, al llegar al término de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio
vespertino de acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te
dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.