*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
26 de julio
*SANTOS JOAQUÍN Y ANA*, *padres de la Santísima Virgen María. (MEMORIA)*
Una
antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los
padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la
Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto
a san Joaquín es más reciente.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor, abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Aclamemos
al Señor, en esta fiesta de santos Joaquín y Ana.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.
Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA
ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. En
la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
Ant. 2. El Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la
paz.
Cántico: CONSUELO Y GOZO PARA LA CIUDAD
SANTA. Is 66, 10-14a
Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
a su pecho seréis alimentados
y os saciaréis de sus consuelos
y apuraréis las delicias
de sus pechos abundantes.
Porque así dice el Señor:
«Yo haré derivar hacia ella
como un río la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quién su madre consuela,
así os consolaré yo
y en Jerusalén seréis consolados.
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El
Señor hará derivar hacia Jerusalén como un río la paz.
Ant. 3. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
Salmo 146 - PODER Y BONDAD DEL SEÑOR
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.
Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado,
y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Nuestro
Dios merece una alabanza armoniosa.
LECTURA BREVE Is 55, 3
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros
alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.
RESPONSORIO BREVE
V. Por
su entrañable misericordia nos visitó el Señor.
R. Por
su entrañable misericordia nos visitó el Señor.
V. Sacó
de la descendencia de David un Salvador, Jesús.
R. Nos
visitó el Señor.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Por
su entrañable misericordia nos visitó el Señor.
V. El Señor condujo al justo por sendas llanas.
R. Le mostró el reino de Dios.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro de la Sabiduría 5, 1-15
LOS JUSTOS, VERDADEROS HIJOS DE DIOS
El justo estará en pie sin temor delante de los que lo afligieron
y despreciaron sus trabajos. Al verlo, se estremecerán de pavor, atónitos ante
la salvación imprevista; dirán entre sí, arrepentidos, entre sollozos de
angustia: «Éste es aquel de quien un día nos reíamos con coplas injuriosas,
nosotros, insensatos, su vida nos parecía una locura, y su muerte una deshonra.
¿Cómo ahora lo cuentan entre los hijos de Dios y comparte la herencia con los
santos?
Sí, nosotros nos salimos del camino de la verdad, no nos iluminaba la luz de la
justicia, para nosotros no salía el sol; nos enredamos en los matorrales de la
maldad y la perdición, recorrimos desiertos intransitables, sin reconocer el
camino del Señor.
¿De qué nos ha servido nuestro orgullo? ¿Qué hemos sacado presumiendo de ricos?
Todo aquello pasó como una sombra, como un correo veloz; como nave que surca
las undosas aguas, sin que quede rastro de su travesía ni estela de su quilla
en las olas; o como pájaro que vuela por el aire sin dejar vestigio de su paso;
con su aleteo azota el aire leve, lo rasga con un chillido agudo, se abre
camino agitando las alas, y luego no queda señal de su ruta; o como flecha
disparada al blanco: cicatriza al momento el aire hendido y no se sabe ya su
trayectoria.
Igual nosotros: nacimos y nos eclipsamos, no dejamos ni una señal de virtud,
nos malgastamos en nuestra maldad.» Sí, la esperanza del impío es como tamo que
arrebata el viento, como escarcha menuda que el vendaval arrastra; se disipa
como humo al viento, pasa como el recuerdo del huésped de una noche. Los
justos, en cambio, viven eternamente, reciben de Dios su recompensa, el
Altísimo cuida de ellos.
1 Jn 3, 7. 8. 10
R. Que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo. * Quien
comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio.
V. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del
diablo.
R. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca
desde el principio.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Juan Damasceno, obispo
(Disertación 6, Sobre la Natividad de la Virgen María, 2. 4. 5. 6: PG 96, 663.
667. 670)
POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS
Ya que estaba determinado que la Virgen Madre de Dios nacería de Ana, la
naturaleza no se atrevió a adelantarse al germen de la gracia, sino que esperó
a dar su fruto hasta que la gracia hubo dado el suyo. Convenía, en efecto, que
naciese como primogénita aquella de la que había de nacer el primogénito de
toda la creación, en el cual todo se mantiene.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana! Toda la creación os está obligada,
ya que por vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a
saber, aquella madre casta, la única digna del Creador.
Alégrate, Ana, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, la que
no tenías dolores. Salta de gozo, Joaquín, porque de tu hija un niño nos ha
nacido, un hijo se nos ha dado, y será llamado: «Ángel del gran designio» de la
salvación universal, «Dios poderoso». Este niño es Dios.
¡Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente inmaculados! Sois
conocidos por el fruto de vuestro vientre, tal como dice el Señor: Por sus
frutos los conoceréis. Vosotros os esforzasteis en vivir siempre de una manera
agradable a Dios y digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra
conducta casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la virginidad, aquella
que había de permanecer virgen antes del parto, en el parto y después del
parto; aquella que, de un modo único y excepcional, cultivaría siempre la
virginidad en su mente, en su alma y en su cuerpo.
¡Oh castísimos esposos Joaquín y Ana! Vosotros, guardando la castidad prescrita
por la ley natural, conseguisteis, por la gracia de Dios, un fruto superior a
la ley natural, ya que engendrasteis para el mundo a la que fue madre de Dios
sin conocer varón. Vosotros, comportándoos en vuestras relaciones humanas de un
modo piadoso y santo, engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es
ahora la reina de los ángeles. ¡Oh bellísima niña, sumamente amable! ¡Oh hija
de Adán y madre de Dios! ¡Bienaventuradas las entrañas y el vientre de los que
saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron, los labios que tuvieron
el privilegio de besarte castamente, es decir, únicamente los de tus padres,
para que siempre y en todo guardaras intacta tu virginidad!
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Alzad fuerte la voz,
alzadla, no temáis.
RESPONSORIO Cf. Lc 2, 37. 38; cf. 7, 16
R. Servían
día y noche al Señor con ayunos y oraciones, * y esperaban la redención de
Israel.
V. Pedían
a Dios que visitase a su pueblo.
R. Y
esperaban la redención de Israel.
*Lecturas del Lunes de la 19ª semana
del Tiempo Ordinario*
Lunes, 26 de julio de 2021
*Evangelio de Mt
13,31-35*
El grano
de mostaza se hace un arbusto, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
En aquel
tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente:
-«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su
huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que
las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los
pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola:
-«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres
medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía
nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo
parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito
sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Bendito
sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo.
PRECES
Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a
servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días,
aclamémosle, diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y la luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el
privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la
intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Santos
Joaquin y Ana Padres de la Santísima Virgen
26 de Julio
Joaquín
(significa Yahweh prepara).
Una
antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y
Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se
introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en
el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
No
conocemos de Joaquín y Ana con certeza mas que sus nombres y el hecho de que
fueron los santos padres de la Madre de Dios. Lo que relatan sobre ellos los
libros apócrifos no es todo confiable y es difícil distinguir lo cierto de la
leyenda.
San
Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano. Es el santo patrón de
numerosos pueblos en Hispanoamérica, España y las Filipinas. Su festividad,
junto a la de su esposa Santa Ana, se celebra el 26 de julio, tras la reforma
del calendario litúrgico. Ellos son los patrones de los abuelos.
SANTA
ANA.
Grande
es la dignidad de Santa Ana por ser la Madre de la Virgen María, predestinada
desde toda la eternidad para ser Madre de Dios, la santificada desde su
concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de todas las gracias. Nieto de
Santa Ana fue el hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el Deseado de las
naciones. María es el fundamento de la gloria y poder de Santa Ana a la vez que
es gloria y corona de su madre.
La
santidad de Santa Ana es tan grande por las muchas gracias que Dios le
concedió. Su nombre significa "gracia". Dios la preparó con
magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son perfectas, era lógico
que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura, superior en santidad a
toda criatura e inferior solo a Dios.
Santa
Ana tenía celo por hacer obras buenas y esforzarse en la virtud. Amaba a Dios
sinceramente y se sometió a su santa voluntad en todos los sufrimientos, como
fue su esterilidad por veinte años, según cuenta la tradición. Esposa y madre
fue fiel cumplidora de sus deberes para con el esposo y su encantadora hija
María.
Muy
grande es el poder intercesor de Santa Ana. Ciertamente santa amiga de Dios,
distinguida sobre todo por ser la abuela de Jesús en cuanto Hombre.
La
Santísima Trinidad le concederá sus peticiones: el Padre, para quien ella
gestó, cuidó y educó a su hija predilecta; el Hijo, a quien le dió madre; el
Espíritu Santo, cuya esposa educó con tan gran solicitud.
Esta
Santa privilegiada sobresale en mérito y gloria, cercana al Verbo encarnado y a
sus Santísima Madre. Sin duda que Santa Ana tiene mucho poder ante Dios. La
madre de la Reina del Cielo, que es poderosa por su intercesión y Madre de
misericordia, es también llena de poder y de misericordia.
Tenemos
muchos motivos para escoger a Santa Ana como nuestra intercesora ante Dios.
Como abuela de Jesucristo, nuestro hermano según la carne, es también nuestra
abuela y nos ama a nosotros sus nietos. Nos ama mucho porque su nieto Jesús
murió por nuestra salvación y María, su hija, fue proclamada Madre nuestra bajo
la Cruz. Nos ama de verdad en atención a las dos Personas que ella amó más en
esta vida: a Jesús y a María. Si su amor es tan grande su intercesión no será
menos. Debemos, por tanto acudir a ella con tal confianza en nuestras
necesidades. No hay la menor duda de que esto agrada a Jesús y a María, quienes
la amaron tan profundamente. Se celebra la fiesta de Santa Ana el 26 de julio.
La
Palabra de Dios
El
logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación. Sal 24, 5
«¡Pero
dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!
Pues os
aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no
lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron. Mt 13, 16-17
Oraciones
propias de la Novena
Gloriosa
Santa Ana, quiero honrarte con especial devoción. Te escojo, después de la Santísima
Virgen, por mi madre espiritual y protectora. Te encomiendo mi alma y mi
cuerpo, todos mis intereses: espirituales y temporales y los de mi familia.
Te
consagro mi mente, para que en todo se guíe por la luz de la fe; para que se
conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a José y a ti misma; mi
voluntad para que, como la tuya, este siempre conforme con la de Dios.
Buenísima
Santa Ana, desbordante de amor para cuantos te invocan y de compasión con los
que sufren. Confiadamente pongo ante ti la necesidad de que me concedas están
gracia en particular (mencione el favor que desea)
Te
suplico recomiendes mi petición a tu Hija, la Santísima Virgen María, para que
ambas, María y tu, la presentéis a Jesús. Por tu valiosa intercesión sea
cumplido mi deseo.
Pero si
lo que pido no fuere voluntad de Dios, obténme lo que sea de mayor bien para mi
alma. Por el poder y gracia con que Dios te ha bendecido dame una mano y
ayúdame.
Te pido
sobre todo, misericordiosísima Santa Ana, me ayudes a dominar mis malas
inclinaciones de mi estado de vida y de practicar las virtudes que sean más
necesarias para mi salvación.
Como
tu, haz que yo logre por el perfecto amor a Dios ser para El en vida y en
muerte. Que después de haberte amado y honrado en la tierra con verdadera
devoción de hijo pueda, por tus oraciones, tener el privilegio de amarte y
honrarte en el Cielo con los ángeles y Santos por toda la eternidad.
Bondadosísima
Santa Ana, madre de aquella que es nuestra vida, muestra tu dulzura y dame
esperanza, intercede ante tu Hija, para que yo alcance la paz.
Memorare
a Santa Ana
Ana,
Maria y niñoRecuerda, gloriosa Santa Ana, pues tu nombre significa gracia y
misericordia, que nunca se ha oído decir que uno solo de cuantos se acogieron a
tu protección o han implorado tu auxilio y buscado tu intercesión hayan sido
desamparados.
Yo,
pecador, animado de tal confianza, acudo a ti, santa madre de la Inmaculada
Virgen María y encantadora abuela del Salvador. No rechaces mi petición, antes
bien escucha y accede a mis ruegos. Amén.
Insigne
y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo
al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar
cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima!
Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre
ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con
gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis
necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la
gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su
intercesión.
Como
ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más
sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta
vida.
Denme
vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción
sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo
viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo
siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Amén
26 de
julio
SANTOS JOAQUÍN Y ANA, padres de la Santísima Virgen María. (MEMORIA)
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CUANDO, SEÑOR, EL DÍA YA DECLINA
Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que, en la noche
del tiempo y de la lucha en que camina,
turba su corazón con su reproche.
Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que en el alto glorioso del camino
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el Don divino.
Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos con vosotros confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.
Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me
pongo a salvo.
Salmo 143 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR
LA PAZ
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tú
eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo.
Ant. 2. Dichoso el pueblo cuyo Dios es el señor.
Salmo 143 II
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.
Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Dichoso
el pueblo cuyo Dios es el señor.
Ant. 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro
Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18;
12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Ahora
se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Rm 9, 4-5
Son ellos israelitas, de quienes es la adopción divina, la manifestación
sensible de la presencia de Dios, las alianzas con él, la legislación de Moisés,
el culto del templo y las promesas de Dios. De ellos son los patriarcas, y de
ellos procede también Cristo según la carne, el cual está por encima de todas
las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Auxilia
a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.R. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose
de su misericordia.
V. Como
lo había prometido a nuestros padres. R. Acordándose de su misericordia.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su
misericordia.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. La
ilustre estirpe de Jesé produjo un hermoso renuevo, del que brotó una flor que
despide olor suavísimo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. La
ilustre estirpe de Jesé produjo un hermoso renuevo, del que brotó una flor que
despide olor suavísimo.
PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el
ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus
grandezas.
Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu
beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.
Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.
Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del
amor.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres.
Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.
Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el
privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la
intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.