Musica Para el Alma
sábado, 31 de julio de 2021
EVANGELIO DE JUAN 6,24-35 CICLO B
*Lecturas del Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 1 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,24-35)*
En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a
las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las
señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por
la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna.
Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha
puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de
Dios?»
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.»
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos?
¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto,
como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."»
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del
cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que
Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.»
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más
tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»
Palabra del Señor
*(Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que
cree en mí no tendrá sed jamás)*
*En
ocasiones he recibido regalos que no sé cómo usarlo, ni cuál es su
utilidad y simplemente lo guardo como si fuera un suvenir, sin imaginar el gran
tesoro que tengo en mis manos. Eso me pasa con el Señor, que es el pan vivo que
ha bajado del cielo, como un regalo de amor para mí y no le doy el gran valor
que tiene. Y es pan porque me sostiene, es sangre porque me purifica, es
palabra porque me instruye. Si verdaderamente supiera que es lo que estoy
comiendo, si verdaderamente supiera que estoy bebiendo, si verdaderamente amara
las Escritura, no tendría miedo de entregar al Señor todo lo que tengo antes de
que él me lo pida*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES DEL DOMINGO 1 DE AGOSTO. SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Alfonso María de Ligorio*
DOMINGO SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pueblo del Señor, rebaño que él guía, bendice a tu Dios. Aleluya.
Himno: CRISTO, EL SEÑOR
Cristo, el Señor,
como la primavera,
como una nueva aurora,
resucitó.
Cristo, nuestra Pascua,
es nuestro rescate,
nuestra salvación.
Es grano en la tierra,
muerto y florecido,
tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro,
se movió la roca,
y el fruto brotó.
Dueño de la muerte,
en el árbol grita
su resurrección.
Humilde en la tierra,
Señor de los cielos,
su cielo nos dio.
Ábranse de gozo
las puertas del Hombre,
que al hombre salvó.
Gloria para siempre
al Cordero humilde
que nos redimió. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant 2. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Cántico: QUE LA CREACIÓN ENTERA ALABE AL SEÑOR Dn 3, 52-57
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantemos un himno al Señor nuestro Dios. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 - ALABAD AL SEÑOR.
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 36, 25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis
según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO BREVE
V. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
V. Pregonando tus maravillas.
R. Invocando tú nombre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te damos gracias, ¡oh Dios!, invocando tú nombre.
Primera Lectura
Del primer libro de los Reyes 19, 1-9a. 11-21
EL SEÑOR SE MANIFIESTA A ELÍAS
En aquellos días, Ajab refirió a Jezabel cuanto había hecho Elías
y cómo había pasado a cuchillo a todos los profetas. Envió Jezabel un mensajero
a Elías, diciendo: «Que los dioses me hagan esto y me añadan esto otro, si
mañana a estas horas no te he puesto a ti como a uno de ellos.»
Él tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá
y dejó allí a su criado. Él caminó por el desierto una jornada de camino, y fue
a sentarse bajo
una retama. Se deseó la muerte y dijo: «¡Basta ya, Señor! ¡Toma mi vida, porque
no soy mejor que mis padres!»
Se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel lo tocó y le dijo:
«Levántate y come.»
Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de
agua.
Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió por segunda vez el ángel del Señor,
lo tocó y le dijo: «Levántate y come, porque el camino que te queda por andar
es demasiado largo.»
Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta
días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb. Allí entró en una
cueva, y pasó en ella la noche. Le fue dirigida la palabra del Señor, que le
dijo: «Sal y ponte en el monte ante el Señor.»
Y he aquí que el Señor pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las
montañas y quebrantaba las rocas ante el Señor; pero no estaba el Señor en el
huracán. Después del huracán, sobrevino un temblor de tierra; pero no estaba el
Señor en el terremoto.
Después del temblor, vino fuego; pero no estaba el Señor en el fuego. Después
del fuego, se percibió un murmullo ligero de una suave brisa. Al oírlo Elías
cubrió su rostro con el manto, salió y se puso a la entrada de la cueva. Le fue
dirigida una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?»
Él respondió: «Ardo en celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los
hijos de Israel te han abandonado, han derribado, tus altares y han pasado a espada
a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.»
El Señor le dijo: «Anda, vuelve por tu camino hacia el desierto de Damasco.
Vete y unge a Jazael como rey de Aram. Ungirás a Jehú, hijo de Nimsí, como rey
de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel-Mejolá, lo ungirás como profeta
en tu lugar. Al que escape a la espada de Jazael lo hará morir Jehú, y al que
escape a la espada de Jehú lo hará morir Eliseo. Pero me reservaré siete mil en
Israel; todas las rodillas que no se doblaron ante Baal, y todas las bocas que
no lo besaron.»
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando.
Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías junto
a él y le echó su manto encima. Eliseo abandonó los bueyes, corrió tras de
Elías y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré.»
Le respondió: «Anda, vuélvete, pero mira lo que he hecho contigo.»
Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los sacrificó, asó su carne con el
yugo de los bueyes y la repartió a sus gentes, que comieron. Después se
levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio.
Responsorio Cf. Ex 33, 22. 20; Jn
1, 18
R. Dijo Dios a Moisés: «Cuando pase mi gloria ante ti, te
pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya
pasado; * pues nadie puede ver a Dios y seguir viviendo.»
V. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo unigénito, que está en
el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
R. Pues nadie puede ver a Dios y seguir viviendo.
Segunda Lectura
Comienza la carta llamada de Bernabé
(Caps. 1, 1-8; 2,1-5: Funk 1, 3-7)
LA ESPERANZA DE LA VIDA, PRINCIPIO Y TÉRMINO DE NUESTRA FE
Salud en la paz, hijos e hijas, en el nombre del Señor que nos ha
amado.
Ya que las gracias de justificación que habéis recibido de Dios son tan grandes
y espléndidas, me alegro sobremanera, y, más que toda otra cosa, de la dicha y
excelencia de vuestras almas. Pues habéis recibido la gracia del don
espiritual, plantada en vosotros.
Me felicito aún más, con la esperanza de ser salvado, cuando veo de verdad el
Espíritu que se ha derramado sobre vosotros del abundante manantial que es el
Señor. Hasta tal punto me conmovió el veros, cosa tan deseada para mí, cuando
estaba entre vosotros.
Aunque os haya hablado ya muchas veces, estoy profundamente convencido de que
me quedan todavía muchas cosas por deciros, pues el Señor me ha acompañado por
el camino de la justicia. Me siento obligado a amaros más que a mi propia vida,
pues una gran fe y una gran caridad habitan en vosotros por la esperanza de
alcanzar la vida divina.
Considerando que obtendré una gran recompensa si me preocupo de hacer
partícipes a unos espíritus como los vuestros, al menos en alguna medida, de
los conocimientos que he recibido, he decidido escribiros con brevedad, a fin
de que, con la fe, poseáis un conocimiento perfecto.
Tres son las enseñanzas del Señor: la esperanza de la vida, principio y término
de nuestra fe; la justicia, comienzo y fin del juicio; el amor en la alegría y
el regocijo, testimonio de las obras de la justicia.
El Señor, en efecto, nos ha manifestado por medio de sus profetas el pasado y
el presente, y nos ha hecho gustar por anticipado las primicias de lo porvenir.
Viendo, pues, que estas cosas se van cumpliendo en el orden en que él las había
predicho, debemos adelantar en una vida más generosa y más excelsa en el temor
del Señor. Por lo que respecta a mí, no como maestro, sino como uno de vosotros,
os manifestaré algunas enseñanzas que os puedan alegrar en las presentes
circunstancias.
Ya que los días son malos y que el Altivo mismo posee poder, debemos, estando vigilantes
sobre nosotros mismos, buscar las justificaciones del Señor. Nuestra fe tiene como
ayuda el temor y la paciencia, y como aliados la longanimidad y el dominio de nosotros
mismos. Si estas virtudes permanecen santamente en nosotros, en todo lo que atañe
al Señor, tendrán la gozosa compañía de la sabiduría, la inteligencia, la
ciencia y el conocimiento.
El Señor nos ha dicho claramente, por medio de los profetas, que no tiene
necesidad ni de sacrificios ni de holocaustos ni de ofrendas, cuando dice: ¿Qué
me importa el número de vuestros sacrificios? —Dice el Señor—. Estoy harto de
holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y
machos cabríos no me agrada, ¿por qué entráis a visitarme? ¿Quién pide algo de
vuestras manos cuando pisáis mis atrios? No me traigáis más dones vacíos, más
incienso execrable. Novilunios, Sábados, asambleas, no los aguanto.
Responsorio Ga 2, 16; Gn 15, 6
R. Sabemos que el hombre se justifica por creer en Cristo
Jesús. * Nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados
por la fe en Cristo.
V. Abraham creyó al Señor y le fue reputado por justicia.
R. Nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados
por la fe en Cristo.
*Lecturas del Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 1 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,24-35)*
En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a
las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las
señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por
la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna.
Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha
puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de
Dios?»
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.»
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos?
¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto,
como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."»
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del
cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que
Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.»
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más
tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Antifona: Yo soy el pan de vida; el que venga
a mí no tendrá más hambre, y el que crea en mí jamás
tendrá sed.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antifona: Yo soy el pan de vida; el que venga a mí no tendrá más hambre, y el
que crea en mí jamás tendrá sed.
PRECES
Invoquemos, hermanos, a nuestro Salvador, que ha venido al mundo
para ser «Dios-con-nosotros», y digámosle confiadamente:
Señor Jesús, rey de la gloria, sé tú nuestra luz y nuestro gozo.
Señor Jesús, sol que nace de lo alto y primicia de la humanidad resucitada,
haz que siguiéndote a ti no caminemos nunca en sombras de muerte, sino que
tengamos siempre la luz de la vida.
Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las creaturas están llenas de tus
perfecciones,
para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.
No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza del bien.
Tú que, bautizado por Juan en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
asístenos durante este día para que actuemos movidos por este mismo Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Alfonso María de Ligorio*
San Alfonso nació cerca de
Nápoles el 27 de septiembre de 1696. Siendo aún niño fue visitado por San Francisco
Jerónimo el cual lo bendijo y predijo para él grandes bendiciones y sabiduría.
A los 16 años, caso excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos,
civil y canónico, con notas sobresalientes en todos sus estudios.
Para conservar la pureza de su
alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús
Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía de todos los que
tuvieran malas conversaciones.
Su padre, que deseaba hacer de él
un brillante político, lo hizo estudiar varios idiomas modernos, aprender
música, artes y detalles de la vida caballeresca. Como abogado, el santo
obtenía importantes triunfos; sin embargo, no lo dejaba satisfecho ante el gran
peligro que en el mundo existe de ofender a Dios.
Por revelación divina, San
Alfonso abandona todo y decide convertirse en apóstol incansable del Señor
Jesús. La tarea no fue fácil; tuvo que enfrentar, con gran lucha espiritual, a
su padre y familia, a sus amigos y así mismo. Al fin, a los 30 años de edad
logra ser ordenado sacerdote, y desde entonces se dedicó a trabajar con las
gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades, a quienes les
enseñaba el catecismo.
El 9 de noviembre de 1752 fundó,
junto con otros sacerdotes, la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres
Redentoristas), y siguiendo el ejemplo de Jesús se dedicaron a recorrer
ciudades, pueblos y campos predicando el evangelio. Por 30 años, con su equipo
de misioneros, el santo recorrió campos, pueblos, ciudades, provincias,
permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando, para que no quedara ningún
grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.
San Alfonso fue un escritor muy
prolífico; al morir dejó 111 libros y opúsculos impresos y 2 mil manuscritos.
Durante su vida vio 402 ediciones de sus obras.
En 1762 el Papa lo nombró obispo
de Santa Agueda. San Alfonso, quien no deseaba asumir el cargo, aceptó con
humildad y obediencia, permaneciendo al frente de la diócesis por 13 años donde
predicó el Evangelio, formó grupos de misioneros y dio catequesis a los más
pequeños y necesitados.
Sus últimos años fueron llenos de
sufrimientos y enfermedades dolorosas; el santo soportó pacientemente todos
estos males, rezando siempre por la conversión de los pecadores y por su propia
santidad. San Alfonso muere el 1 de agosto de 1787, a la edad de 90 años. El
Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de
la Iglesia en 1875.
DOMINGO SEMANA II
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ¿DONDE ESTÁ MUERTE, TU VICTORIA?
¿Dónde está muerte, tu victoria?
¿Dónde está muerte, tu aguijón?
Todo es destello de su gloria,
clara luz, resurrección.
Fiesta es la lucha terminada,
vida es la muerte del Señor,
día la noche engalanada,
gloria eterna de su amor.
Fuente perenne de la vida,
luz siempre viva de su don,
Cristo es ya vida siempre unida
a toda vida en aflicción.
Cuando la noche se avecina,
noche del hombre y su ilusión,
Cristo es ya luz que lo ilumina,
Sol de su vida y corazón.
Demos al Padre la alabanza,
por Jesucristo, Hijo y señor,
denos su espíritu esperanza
viva y eterna de su amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cristo es sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Ant 2. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 113 B - HIMNO AL DIOS VERDADERO.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria;
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Ts 2, 13-14
Nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos, a quienes
tanto ama el Señor. Dios os eligió desde toda la eternidad para daros la salud
por la santificación que obra el Espíritu y por la fe en la verdad. Con tal fin
os convocó por medio del mensaje de la salud, anunciado por nosotros, para
daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Nuestro Señor es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os
daré descanso.
PRECES
Demos gloria y honor a Cristo, que puede salvar definitivamente a
los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive para interceder en su
favor, y digámosle con plena confianza:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Señor Jesús, sol de justicia que iluminas nuestras vidas, al llegar al umbral
de la noche te pedimos por todos los hombres,
que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre
y santifica a tu iglesia para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí reunida,
que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
y regresen a sus hogares con salud y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge, Señor, a tus hijos difuntos
y concédeles tu perdón y la vida eterna.
Terminemos nuestras preces con la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 1 DE AGOSTO 2021
*Lecturas del Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 1 de agosto de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro del Éxodo (16,2-4.12-15):
En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y
Aarón, y les decían: «¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí
nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero
vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre.»
Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo.
La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero
ver quién obedece mis instrucciones y quién no.»
Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas.
Habla con ellos y diles: "Al atardecer comeréis carne, y por la mañana
comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro
Dios."»
Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y
por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el
rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la
superficie del desierto.
Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros:
«¿Y esto qué es?»
Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 77
R/. El Señor les dio un
trigo celeste
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.
Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R/.
Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido. R/.
Segunda
lectura
Lectura de
la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,17.20-24):
En el nombre del Señor os digo y encargo que no viváis más como los paganos,
que viven de acuerdo con sus vanos pensamientos. Pero vosotros no conocisteis a
Cristo para vivir de ese modo, si es que realmente oísteis acerca de él; esto
es, si de Jesús aprendisteis en qué consiste la verdad. En cuanto a vuestra
antigua manera de vivir, despojaos de vuestra vieja naturaleza, que está
corrompida por los malos deseos engañosos. Debéis renovaros en vuestra mente y
en vuestro espíritu, y revestiros de la nueva naturaleza, creada a imagen de
Dios y que se manifiesta en una vida recta y pura, fundada en la verdad.
Palabra de Dios
*Lecturas del Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 1 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,24-35)*
En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a
las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las
señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por
la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna.
Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha
puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de
Dios?»
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.»
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos?
¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto,
como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."»
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del
cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que
Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.»
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más
tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»
Palabra del Señor
*(Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que
cree en mí no tendrá sed jamás)*
*En
ocasiones he recibido regalos que no sé cómo usarlo, ni cuál es su
utilidad y simplemente lo guardo como si fuera un suvenir, sin imaginar el gran
tesoro que tengo en mis manos. Eso me pasa con el Señor, que es el pan vivo que
ha bajado del cielo, como un regalo de amor para mí y no le doy el gran valor
que tiene. Y es pan porque me sostiene, es sangre porque me purifica, es
palabra porque me instruye. Si verdaderamente supiera que es lo que estoy
comiendo, si verdaderamente supiera que estoy bebiendo, si verdaderamente amara
las Escritura, no tendría miedo de entregar al Señor todo lo que tengo antes de
que él me lo pida*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
viernes, 30 de julio de 2021
EVANGELIO DE MATEO 14,1-12 CICLO B
*Lecturas del Sábado de la 17ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 31 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (14,1-12)*
En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y
dijo a sus cortesanos: «Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los
muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».
Es que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por
causa de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le
estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía
miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. El día del cumpleaños
de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto a
Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, aconsejada por su madre, le dijo: «Dame, ahora mismo, en una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista».
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel.
Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se
la llevó a su madre.
Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y
luego fueron a avisarle a Jesús.
Palabra del Señor
(Ella, instigada
por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan
Bautista.)
*Esta danza que la utilizo, el dueño de la oscuridad
con esta muchacha, y también la utiliza con personas cercanas a mí, para que no
perdone y me llene de odio, contra otras personas, cuando no perdono deseo la
cabeza de esa persona que no perdono. Con esta danza de odio y resentimiento,
el dueño de la oscuridad me invita a que le ofrezca lo que lo que tiene más
valor en mi vida. La buena noticia para mi es que el príncipe de la oscuridad,
el dueño de las danzas sensuales y seductoras, le tiene mucho miedo a La
Palabra del Señor, porque la palabra del Señor tienen el poder de libérame de
la esclavitud y los vicios que él me ofrece*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL SÁBADO 31. SAN IGNACIO DE LOYOLA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Ignacio de Loyola, Presbítero*
31 de julio de 2021
SABADO SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Himno: EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el alba igual que una palabra,
tú pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tu prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas,
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15,
1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tu, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE 2Pe 1, 10-11
Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección.
Si hacéis así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá
generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador
Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
Primera Lectura
Del primer libro de los Reyes 18, 16b-40
ELÍAS VENCE A LOS PROFETAS DE BAAL
En aquellos días, Ajab partió al encuentro de Elías y, cuando lo
vio, le dijo: «¿Eres tú, azote de Israel?» Él respondió: «No soy yo el azote de
Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber abandonado al Señor y haber
seguido a los Baales. Pero ahora, envía a reunir junto a mí a todo Israel en el
monte Carmelo, y a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la
mesa de Jezabel.» Ajab envió mensajeros a todo Israel y reunió a los profetas
en el monte Carmelo. Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: «¿Hasta cuándo
vais a andar cojeando con los dos pies? Si el Señor es Dios, seguidlo; y si lo
es Baal, seguid a éste.» Pero el pueblo no le respondió palabra. Dijo entonces
Elías al pueblo: «He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los
profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que se nos den dos novillos; que
elijan un novillo para ellos, que lo despedacen y lo pongan sobre la leña, pero
que no pongan fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña,
pero no pondré fuego. Invocaréis el nombre de vuestro dios; yo invocaré el
nombre del Señor. Y el dios que responda por el fuego, ése es Dios.» Todo el
pueblo respondió: «Está bien.» Elías dijo a los profetas de Baal: «Elegíos un
novillo y comenzad vosotros primero, pues sois más numerosos. Invocad el nombre
de vuestro dios, pero no pongáis fuego.»
Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal
desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Pero no hubo
voz ni respuesta. Danzaban cojeando junto al altar que habían hecho.
Llegado el mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía:
«¡Gritad más alto, porque es un dios; tendrá algún negocio, le habrá ocurrido
algo, estará de viaje; tal vez esté dormido y se despertará!»
Ellos gritaron más alto, sajándose, según su costumbre, con cuchillos y
lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos. Cuando pasó el mediodía, se
pusieron en trance hasta la hora de hacer la ofrenda, pero no hubo voz, ni
quien escuchara, ni quien respondiera.
Entonces Elías dijo a todo el pueblo: «Acercaos a mí.» Todo el pueblo se acercó
a él. Preparó el altar del Señor que había sido demolido. Tomó Elías doce
piedras según el número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien el Señor había
dicho: "Israel será tu nombre." Erigió con las piedras un altar al
nombre del Señor, e hizo alrededor del altar una zanja que podría contener unas
dos arrobas de simiente.
Dispuso la leña, despedazó el novillo y lo puso sobre la leña. Después dijo: «Llenad
de agua cuatro tinajas y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña.» Lo
hicieron así. Volvió luego a decirles: «Hacedlo otra vez.» Y lo repitieron. De
nuevo les dijo: «Hacedlo por tercera vez.» Y así lo hicieron. El agua corrió
alrededor del altar, y hasta la zanja se llenó de agua. A la hora en que se
presenta la ofrenda, se acercó el profeta Elías y dijo: «Señor, Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tú eres Dios en Israel y que
yo soy tu servidor, y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas.
Respóndeme, Señor, respóndeme, y que todo este pueblo sepa que tú, Señor, eres
el Dios verdadero, que conviertes sus corazones.» Cayó el fuego del Señor que
devoró el holocausto y la leña, y secó el agua de la zanja.
Temió todo el pueblo, y cayeron sobre su rostro y dijeron:
«¡El Señor es Dios!» Elías les dijo: «Echad mano a los profetas de Baal, que no
escape ninguno de ellos.» Les echaron mano y Elías los hizo bajar al torrente
de Quisón donde los hizo degollar.
Responsorio 1 R 18, 2 1; Mt 6, 24
R. Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: «¿Hasta cuándo vais
a andar cojeando con los dos pies? * Si el Señor es Dios,
seguidlo.»
V. Nadie puede servir a dos señores; no podéis servir a Dios y
al dinero.
R. Si el Señor es Dios, seguidlo.
Segunda Lectura
Huye de la intriga y del fraude; más aún, habla a los fieles para
precaverlos contra ello.
Recomienda a mis hermanas que amen al Señor y que vivan contentas con sus
maridos, tanto en cuanto a la carne, como en cuanto al espíritu. Igualmente
predica a mis hermanos, en nombre de Jesucristo, que amen a sus esposas como el
Señor ama a la Iglesia. Si alguno se siente capaz de permanecer en castidad
para honrar la carne del Señor, permanezca en ella, pero sin ensoberbecerse.
Pues, si se engríe, está perdido; y, si por ello se estimare en más que el
obispo, está corrompido. Respecto a los que se casan, esposos y esposas,
conviene que celebren su enlace con conocimiento del obispo, a fin de que el
casamiento sea conforme al Señor y no por solo deseo. Que todo se haga para gloria
de Dios.
Escuchad al obispo, para que Dios os escuche a vosotros. Yo me ofrezco como
víctima de expiación por quienes se someten al obispo, a los presbíteros y a
los diáconos. ¡Y ojalá que con ellos se me concediera entrar a tener parte con
Dios! Colaborad mutuamente unos con otros, luchad unidos, corred juntamente,
sufrid con las penas de los demás, permaneced unidos en espíritu aun durante el
sueño, así como al despertar, como administradores que sois de Dios, como sus
asistentes y servidores. Tratad de ser gratos al Capitán bajo cuyas banderas
militáis, y de quien habéis de recibir el sueldo. Que ninguno de vosotros sea
declarado desertor. Vuestro bautismo ha de ser para vosotros como vuestra
armadura, la fe como un yelmo, la caridad como una lanza, la paciencia como un arsenal
de todas las armas; vuestras cajas de fondos han de ser vuestras buenas obras, de
las que recibiréis luego magníficos ahorros. Así pues, tened unos para con
otros un corazón grande, con mansedumbre, como lo tiene Dios para con vosotros.
¡Ojalá pudiera yo gozar de vuestra presencia todo tiempo!
Como la Iglesia de Antioquía de Siria, gracias a vuestra oración, goza de paz,
según se me ha comunicado, también yo gozo ahora de gran tranquilidad, con esa
seguridad que viene de Dios; con tal de que alcance yo a Dios por mi martirio,
para ser así hallado en la resurrección como discípulo vuestro. Es conveniente,
Policarpo felicísimo en Dios, que convoques un consejo divino y elijáis a uno a
quien profeséis particular amor y a quien tengáis por intrépido, el cual podría
ser llamado "correo divino" a fin de que lo deleguéis para que vaya a
Siria y dé, para gloria de Dios, un testimonio sincero de vuestra ferviente caridad.
El cristiano no tiene poder sobre sí mismo, sino que está dedicado a Dios. Esta
obra es de Dios, y también de vosotros cuando la llevéis a cabo. Yo, en efecto,
confío en la gracia, que vosotros estáis prontos para toda buena obra que atañe
a Dios. Como sé vuestro vehemente fervor por la verdad, he querido exhortaros
por medio de esta breve carta.
Pero, como no he podido escribir a todas las Iglesias por tener que zarpar precipitadamente
de Troas a Neápolis, según lo ordena la voluntad del Señor, escribe tú como
quien posee el sentir de Dios, a las Iglesias situadas más allá de Esmirna, a
fin de que también ellas hagan lo mismo. Las que puedan, que manden delegados a
pie; las que no, que envíen cartas por mano de los delegados que tú envíes, a
fin de que alcancéis eterna gloria con esta obra, como bien lo merecéis.
Deseo que estéis siempre bien, viviendo en unión de Jesucristo, nuestro Dios; permaneced
en él, en la unidad y bajo la vigilancia de Dios.
¡Adiós en el Señor!
Responsorio 1 Co 15, 58; 2 Ts 3, 13
R. Manteneos firmes e inconmovibles en la fe, haciendo siempre
progresos en la obra del Señor; * sed conscientes de
que vuestro trabajo no es vano a los ojos del Señor.
V. No os canséis de hacer el bien.
R. Sed conscientes de que vuestro trabajo no es vano a los ojos
del Señor.
*Lecturas del Sábado de la 17ª semana del Tiempo Ordinario*
Sábado, 31 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (14,1-12)*
En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y
dijo a sus cortesanos: «Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los
muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».
Es que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por
causa de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le
estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía
miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. El día del cumpleaños
de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto a
Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, aconsejada por su madre, le dijo: «Dame, ahora mismo, en una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista».
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel.
Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se
la llevó a su madre.
Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y
luego fueron a avisarle a Jesús.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice
misericordioso y fiel de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y
supliquémosle diciendo:
Muéstranos, Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
te consagramos este nuevo día.
Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
encamina hoy nuestros pasos para que obremos también como ella según tu
voluntad.
Haz que mientras vivimos aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna
y por la fe, la esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a
nuestro Dios, diciéndole:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo
ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de
la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Ignacio de Loyola, Presbítero*
Mientras se proponía seriamente
convertirse, una noche se le apareció Nuestra Señora con su Hijo Santísimo. La
visión lo consoló inmensamente. Desde entonces se propuso no dedicarse a servir
a gobernantes de la tierra sino al Rey del cielo.
Apenas terminó su convalecencia
se fue en peregrinación al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí
tomó el serio propósito de dedicarse a hacer penitencia por sus pecados. Cambió
sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen
Santísima e hizo confesión general de toda su vida.
Y se fue a un pueblecito llamado
Manresa, a 15 kilómetros de Monserrat a orar y hacer penitencia, allí estuvo un
año. Cerca de Manresa había una cueva y en ella se encerraba a dedicarse a la
oración y a la meditación. Allá se le ocurrió la idea de los Ejercicios
Espirituales, que tanto bien iban a hacer a la humanidad.
Después de unos días en los
cuales sentía mucho gozo y consuelo en la oración, empezó a sentir aburrimiento
y cansancio por todo lo que fuera espiritual. A esta crisis de desgano la
llaman los sabios "la noche oscura del alma". Es un estado
dificultoso que cada uno tiene que pasar para que se convenza de que los
consuelos que siente en la oración no se los merece, sino que son un regalo
gratuito de Dios. Luego le llegó otra enfermedad espiritual muy fastidiosa: los
escrúpulos. O sea el imaginarse que todo es pecado. Esto casi lo lleva a la
desesperación.
Pero iba anotando lo que le
sucedía y lo que sentía y estos datos le proporcionaron después mucha habilidad
para poder dirigir espiritualmente a otros convertidos y según sus propias
experiencias poderles enseñar el camino de la santidad. Allí orando en Manresa
adquirió lo que se llama "Discreción de espíritus", que consiste en
saber determinar qué es lo que le sucede a cada alma y cuáles son los consejos
que más necesita, y saber distinguir lo bueno de lo malo. A un amigo suyo le
decía después: "En una hora de oración en Manresa aprendí más a dirigir
almas, que todo lo que hubiera podido aprender asistiendo a
universidades".
En 1523 se fue en peregrinación a
Jerusalén, pidiendo limosna por el camino. Todavía era muy impulsivo y un día
casi ataca a espada a uno que hablaba mal de la religión. Por eso le
aconsejaron que no se quedara en Tierra Santa donde había muchos enemigos del
catolicismo. Después fue adquiriendo gran bondad y paciencia.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ¿QUIÉN ES ÉSTE QUE VIENE?
¿Quién es éste que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?
Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?
Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.
Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos.
Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Ant 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2,
6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la
tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE Col 1, 3-6a
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento,
rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que
tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los
cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena
Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el
mundo igual que entre vosotros.
RESPONSORIO BREVE
V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del
Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón.
PRECES
Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha
escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle
diciendo:
Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.
Padre lleno de amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro
obispo N.;
protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para que así tengan también parte en su consuelo.
Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y haz que encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra
para que a nadie falte el pan de cada día.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor, ten piedad de los difuntos
y ábreles la puerta de tu mansión eterna.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a
la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los
gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.