*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Sagrado Corazón de Jesús, solemnidad*
Laudes
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz sobre
los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la alabanza divina
Ant: Venid,
adoremos al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor.
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este
«hoy» (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid,
adoremos al Corazón de Jesús, herido por nuestro amor.
Himno
Hoy, para rondar la puerta
de vuestro santo costado,
Señor, un alma ha llegado
de amores de un muerto muerta.
Asomad el corazón,
Cristo, a esa dulce ventana,
oiréis de mi voz humana
una divina canción.
Muerto estáis, por eso os pido
el corazón descubierto
para perdonar despierto,
para castigar dormido.
Si decís que está velando
cuando vos estáis durmiendo,
¿quién duda que estáis oyendo
a quien os canta llorando?
Y, aunque él se duerma, Señor,
el amor vive despierto;
que no es el amor al muerto,
¡vos sois el muerto de amor!
Que, si la lanza, mi Dios,
el corazón pudo herir,
no pudo el amor morir,
que es tan vida como vos.
Anduve de puerta en puerta
cuando a vos no me atreví;
pero en ninguna pedí
que la hallase tan abierta.
Pues, como abierto os he visto,
a Dios quise entrar por vos:
que nadie se atreve a Dios
sin poner delante a Cristo.
Y aún éste, lleno de heridas,
porque sienta el Padre eterno
que os cuestan, Cordero tierno,
tanta sangre nuestras vidas.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres personas, sólo un Dios. Amén.
Primer Salmo
Salmo 62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: Jesús, en
pie, gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí y beba.»
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Jesús, en
pie, gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí y beba.»
Cántico AT
Daniel 3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Venid a
mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Venid a
mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Segundo Salmo
Salmo 149: Alegría de los santos
Ant: Hijo,
dame tu corazón, y tus ojos guarden mis caminos.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su
Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Hijo,
dame tu corazón, y tus ojos guarden mis caminos.
Lectura Bíblica
Jr 31,33
Así será
la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-:
meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo.
V/. Cargad
con mi yugo y aprended de mí.
R/. Cargad
con mi yugo y aprended de mí.
V/. Que soy
manso y humilde de corazón.
R/. Y
aprended de mí.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Cargad
con mi yugo y aprended de mí.
Lectura Bíblica
V/. Recuerdo las proezas del Señor.
R/. Recuerdo sus antiguos portentos.
El amor de Dios, manifestado en
Cristo
Rm 8,28-39
Hermanos: Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el
bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido,
Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de
muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los
justificó; a los que justificó, los glorificó.
¿Cabe decir más? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?
¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más
aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la
angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la
espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos
tratan como a ovejas de matanza.» Pero en todo esto vencemos fácilmente por
aquel que nos ha amado.
Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni
principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad,
ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo
Jesús, Señor nuestro.
R/. Estando nosotros muertos por los pecados, Dios nos ha hecho vivir
con Cristo por el gran amor con que nos amó.
V/. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia.
R/. Por el gran amor con que nos amó.
En ti está la fuente viva
San Buenaventura, obispo
Opúsculo 3 (El árbol de la vida, 29-30.47: Opera omnia 8,79)
Y tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste
que está pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su
tránsito lo lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas
de compasión natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que
ellas, si con el recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la
compasión te mueve, ni la compunción te aflige, ni la piedad te ablanda!
Para que del costado de Cristo dormido en la cruz se formase la
Iglesia y se cumpliese la Escritura que dice: Mirarán al que
atravesaron, uno de los soldados lo hirió con una lanza y le abrió el
costado. Y fue permisión de la divina providencia, a fin de que, brotando de la
herida sangre y agua, se derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando
de la fuente arcana del corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la
virtud de conferir la vida de la gracia, y fuese para los que viven en Cristo
como una copa llenada en la fuente viva, que salta hasta la vida
eterna.
Levántate, pues, alma amiga de Cristo, y sé la paloma que
anida en la pared de una cueva; sé el gorrión que ha
encontrado una casa y no deja de guardarla; sé la tórtola que esconde
los polluelos de su casto amor en aquella abertura sacratísima. Aplica a ella
tus labios para que bebas el agua de las fuentes del Salvador. Porque
ésta es la fuente que mana en medio del paraíso y, dividida en cuatro
ríos que se derraman en los corazones amantes, riega y fecunda toda la
tierra.
Corre, con vivo deseo, a esta fuente de vida y de luz, quienquiera
que seas, ¡oh alma amante de Dios!, y con toda la fuerza del corazón exclama:
«¡Oh hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de
la eterna luz! ¡Vida que vivificas toda vida y luz que iluminas toda luz y
conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora
fulguran ante el trono de tu divinidad!
¡Oh eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente
oculta a los ojos mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin
término, su anchura ilimitada y su pureza imperturbable!
De ti procede el río que alegra la ciudad de Dios, para
que, con voz de regocijo y gratitud, te cantemos himnos de alabanza, probando
por experiencia que en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la
luz.
R/. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él
rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
V/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
R/. Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
*Lecturas
del Sagrado Corazón de Jesús*
Viernes, 11 de junio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (11,25-30)*
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has
revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo
ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce
al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
Cántico Evangélico
Ant: Por su
entrañable misericordia, nos ha visitado Dios y ha redimido a su pueblo.
Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por su
entrañable misericordia, nos ha visitado Dios y ha redimido a su pueblo.
Aleluya.
Preces
Invoquemos, hermanos, a Jesús, que es manso y humilde de corazón,
y pidámosle:
Rey amantísimo, ten piedad de
nosotros
·
- Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad,
haz que participemos del mismo ser de Dios.
·
· - Jesús,
en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer,
haznos conocer, mediante la Iglesia, la multiforme sabiduría de Dios.
·
· - Jesús,
hijo amado y predilecto del Padre,
haz que escuchemos siempre tus palabras.
·
· - Jesús,
de cuya plenitud todos hemos recibido,
danos con abundancia la gracia y la verdad del Padre.
·
· - Jesús
fuente de vida y santidad,
haznos santos e irreprochables por el amor.
·
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Ya que Dios nos ha adoptado como
hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:
Padre nuestro que
estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Dios
todopoderoso, al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito,
recordamos los beneficios de su amor para con nosotros; concédenos recibir de
esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un
ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Si el que preside es un
ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros
corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su
Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y
Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
(Fórmula breve)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y
Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Si se despide a la asamblea
se añade:
V/. Podéis ir
en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
*Sagrado Corazón de Jesús, solemnidad*
Vísperas
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Mi Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte.
Tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Mi Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Mi Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida.
Tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Mi Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero.
¡Oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
Mi Cristo, tú sonríes
cuando te hieren, sordas, las espinas.
Si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Mi Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba.
También mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.
Primer Salmo
Salmo 109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote
Ant: Somete,
Señor, a tus enemigos con tu yugo llevadero.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos
estrado de sus pies (1Co 15,25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Somete,
Señor, a tus enemigos con tu yugo llevadero.
Segundo Salmo
Salmo 110: Grandes son las obras del Señor
Ant: El Señor
es piadoso y clemente, él da alimento a sus fieles.
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente (Ap
15,3)
Doy gracias al Señor de todo
corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor
es piadoso y clemente, él da alimento a sus fieles.
Cántico NT
Filipenses 2,6-11: Cristo, Siervo de Dios, en su misterio
pascual
Ant: Éste es
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo, a pesar de su condición
divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Éste es
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Lectura Bíblica
Ef 2,4-7
Dios,
rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros
muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis
salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con
él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad
para con nosotros en Cristo Jesús.
V/. Cristo
nos amó y nos ha librado, por su sangre.
R/. Cristo
nos amó y nos ha librado, por su sangre.
V/. Nos ha
convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.
R/. Por su
sangre.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Cristo
nos amó y nos ha librado, por su sangre.
Cántico Evangélico
Ant: Nos
acogió el Señor, en su seno y en su corazón, acordándose de la misericordia.
Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Nos
acogió el Señor, en su seno y en su corazón, acordándose de la misericordia.
Aleluya.
Preces
Invoquemos
hermanos, a Jesús, que es nuestro descanso, y pidámosle:
Rey amantísimo, ten piedad de
nosotros
·
- Jesús, de tu corazón traspasado por la lanza salió sangre y
agua, dando así nacimiento a tu esposa, la Iglesia,
haz que sea santa e inmaculada.
·
· - Jesús,
templo sagrado de Dios, destruido por los hombres y levantado de nuevo por el
Padre,
haz que la Iglesia sea verdadera morada del Altísimo.
·
· - Jesús,
rey y centro de todos los corazones, que nos amas con ese amor eterno y nos
atraes hacia ti, compadecido de nosotros,
renueva tu alianza con los hombres.
·
· - Jesús,
paz y reconciliación nuestra, que hiciste las paces entre los hombres,
uniéndolos en un solo hombre nuevo, y mediante la cruz diste muerte al odio,
haz que podamos acercarnos al Padre.
·
· - Jesús,
vida y resurrección nuestra, alivio de los que están agobiados, en quien
encontramos nuestro descanso,
atrae hacia ti a los pecadores.
·
· - Jesús,
que, por el gran amor con que nos amaste, te sometiste incluso a la muerte de
cruz,
resucita a todos los que han muerto en paz contigo.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Con el gozo que nos da el saber
que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Dios
todopoderoso, al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito,
recordamos los beneficios de su amor para con nosotros; concédenos recibir de
esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un
ministro ordenado, o en el rezo individual:
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Si el que preside es un
ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros
corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su
Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y
Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
(Fórmula breve)
V/. El Señor
esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y
Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Si se despide a la asamblea
se añade:
V/. Podéis ir
en paz.
R/. Demos gracias a Dios.