*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Juan Nepomuceno,
Mártir
16 de Mayo*
*Ascensión del Señor, solemnidad*
Laudes
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz sobre
los labios mientras se dice:)
V/. -Señor,
Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
(En Laudes puede omitirse el Salmo
con su antífona)
Salmo
94: Invitación a la alabanza divina
Ant: Aleluya.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que asciende al cielo. Aleluya.
Animaos los unos a los otros, día
tras día, mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
-se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
-se repite la antífona
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
-se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
-se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
-se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Aleluya.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que asciende al cielo. Aleluya.
Himno
"No; yo no dejo la tierra.
No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres."
¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha,
El padre ya os ha sentado
conmigo, a su derecha.
Partid frente a la aurora.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea.
Primer
Salmo
Salmo
62,2-9: El alma sedienta de Dios
Ant: Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado
para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse. Aleluya.
Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado
para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse. Aleluya.
Cántico
AT
Daniel
3,57-88.56: Toda la creación alabe al Señor
Ant: Ensalzad
al Rey de reyes, y cantad un himno a Dios. Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos
todos (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Ant: Ensalzad
al Rey de reyes, y cantad un himno a Dios. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo 149:
Alegría de los santos
Ant: Lo vieron
levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Aleluya.
Los hijos de la Iglesia, nuevo
pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Lo vieron
levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Aleluya.
Lectura
Bíblica
Hb 10,12-14
Cristo
ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a
la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean
puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para
siempre a los que van siendo consagrados.
V/. Cristo subió a lo alto. Aleluya, aleluya.
R/. Cristo subió a lo alto. Aleluya, aleluya.
V/. Llevando cautivos.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Cristo subió a lo alto. Aleluya, aleluya.
V/. El Señor les abrió el entendimiento. Aleluya.
R/. Para comprender las Escrituras. Aleluya.
Subió a lo
alto llevando cautivos
Ef 4,1-24
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como
pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en
mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un
solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis
sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo
trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del
don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y
dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de
la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos
para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros,
evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los
santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de
Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del
Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para
que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo
viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al
error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las
cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien
ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando
a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para
construcción de sí mismo en el amor.
Esto es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya, como
es el caso de los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios, con el
pensamiento a oscuras y ajenos a la vida de Dios; esto se debe a la
inconsciencia que domina entre ellos por la obstinación de su corazón: perdida
toda sensibilidad, se han entregado al vicio, dándose insaciablemente a toda
clase de inmoralidad.
Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si
es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la
verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el
hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el
espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios:
justicia y santidad verdaderas.
R/. Cristo subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los
hombres. Aleluya.
V/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.
R/. Y dio dones a los hombres. Aleluya.
Nadie asciende al cielo, sino el
que desciende del cielo
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
Sermón sobre la Ascensión del
Señor, Mai 98, 1-2
Nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo tal día como hoy; que
nuestro corazón ascienda también con él.
Escuchemos al Apóstol: Ya que habéis resucitado con
Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la
derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Y
así como él ascendió sin alejarse de nosotros, nosotros estamos ya allí con él,
aun cuando todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que nos ha sido
prometido.
Él fue ya exaltado sobre los cielos; pero sigue padeciendo en la
tierra todos los trabajos que nosotros, que somos sus miembros, experimentamos.
De lo que dio testimonio cuando exclamó: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Así como, tuve hambre, y me disteis de comer.
¿Por qué no vamos a esforzarnos sobre la tierra, de modo que
gracias a la fe, la esperanza y la caridad, con las que nos unimos con él,
descansemos ya con él en los cielos? Mientras él está allí, sigue estando con
nosotros; y nosotros, mientras estamos aquí, podemos estar ya con él allí. Él
realiza aquello con su divinidad, su poder y su amor; nosotros, en cambio,
aunque no podemos llevarlo a cabo como él con la divinidad, sí que podemos por
el amor hacia él.
No se alejó del cielo, cuando descendió hasta nosotros; ni de
nosotros, cuando regresó hasta él. Él mismo es quien asegura que estaba allí
mientras estaba aquí: nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del
cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
Esto se refiere a la unidad, ya que es nuestra cabeza, y nosotros
su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos
identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del
hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios.
En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es
uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser
muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es
Cristo», sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un
solo cuerpo formado por muchos miembros.
Bajó, pues, del cielo por su misericordia, pero ya no subió él
solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues,
Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos
confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la
unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.
R/. Después de su pasión, apareciéndoseles durante cuarenta días, les
habló del reino de Dios. Lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de
la vista. Aleluya.
V/. Una vez que comían juntos les recomendó: «No os alejéis de
Jerusalén; aguardad a que se cumpla la promesa de mi Padre.»
R/. Lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Aleluya.
*Lecturas
del Ascensión del Señor - Ciclo B*
Domingo, 16 de mayo de 2021
Evangelio
*Conclusión
del santo evangelio según san Marcos (16,15-20)*
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará;
el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán
estos signos: echarán demonios en Mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán
serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño.
Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de
Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor
cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor
Cántico
Evangélico
Ant: Subo al
Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro. Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Subo al
Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro. Aleluya.
Preces
Invoquemos
alegres al Rey de la gloria que, elevado sobre la tierra, atrae a todos hacia
sí, y aclamémosle, diciendo:
*Tú eres el Rey de la gloria,
Cristo*
·
- Señor Jesús, Rey de la gloria que, habiéndote ofrecido una sola
vez como oblación por nuestros pecados, subiste vencedor a la derecha del
Padre, perfecciona para siempre a los que van siendo consagrados
·
· -
Sacerdote eterno y ministro de la nueva alianza, que vives para siempre para
interceder en nuestro favor,
salva al pueblo que pone en ti su esperanza
·
· - Tú que
después de la pasión diste pruebas de que estabas vivo, apareciéndote durante
cuarenta días a los apóstoles,
dígnate robustecer la debilidad de nuestra fe
·
· - Tú que
en el día de hoy prometiste a los apóstoles el Espíritu Santo, para que fueran
tus testigos hasta los confines del mundo,
con la fuerza de este mismo Espíritu robustece también nuestro testimonio
cristiano
·
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Por Jesús hemos sido hechos hijos
de Dios; por esto, nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Concédenos,
Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de
alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y
donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también
nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
*San Juan Nepomuceno,
Mártir
16 de Mayo*
Nació en Bohemia (Checoslovaquia) entre los años 1340 - 1350, en
un pueblo llamado Nopomuc, de ahí el sobrenombre Nepomuceno.
Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de
Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado.
El rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles
pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan
Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía
contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir
que le revelara estos secretos, se propuso matarlo. Luego el rey tuvo otro gran
disgusto, consistió en que el monarca se proponía apoderarse de un convento
para regalar las riquezas que allí había a un familiar. El Vicario Juan
Nepomuceno se opuso a esto rotundamente, ya que evidentemente esos bienes
pertenecían a la Santa Iglesia.
El rey se llenó de cólera, el Santo fue torturado y su cuerpo
arrojado al río Mondalva. Esto ocurrió en el año 1393. Los vecinos recogieron
el cadáver para darle santa sepultura.
En 1725, más de 300 años después del suceso, una comisión de
sacerdotes, médicos y especialistas encontarron que la lengua del mártir se
encontraba incorrupta, aparentemente seca y gris. De repente, en presencia de
todos empezó a tomar apariencia de ser la de una persona viva. Todos se
pusieron de rodillas ante este milagro. Fue el cuarto milagro que realizó el
santo antes de ser proclamado oficialmente como tal.
San Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores,
porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión. En Praga,
en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de este
gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente.
*Ascensión del Señor, solemnidad*
Vísperas
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, oscuro,
en soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dónde volverán ya sus sentidos?
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura
que no les sea enojos?
Quién gustó tu dulzura.
¿Qué no tendrá por llanto y amargura?
Y a este mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al fiero viento, airado,
estando tú encubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?
Ay, nube envidiosa
aún de este breve gozo, ¿qué te quejas?
¿Dónde vas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! Amén.
Primer
Salmo
Salmo
109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote
Ant: Subió al
cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Subió al
cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
46: El Señor es rey de todas las cosas
Ant: Dios
asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Está sentado a la derecha del
Padre, y su reino no tendrá fin
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
Él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y Él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dios
asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Cántico
NT
Apocalipsis
11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios
Ant: Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado con él. Aleluya.
Gracias te damos, Señor Dios
omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado con él. Aleluya.
Lectura
Bíblica
1P 3,18.21b-22
Cristo
murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para
conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu,
fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una
suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la
resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles,
autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
V/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
R/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
V/. Al Dios mío y Dios vuestro.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: Oh Rey de
la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos
dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad.
Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Oh Rey de
la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos
dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad.
Aleluya.
Preces
Aclamemos alegres a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha
del Padre, y digámosle:
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo
·
·
- Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar en tu cuerpo la
pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo,
purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad
·
· - Tú que
por el camino del amor descendiste hasta nosotros,
haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti
·
· - Tú que
prometiste atraer a todos hacia ti,
no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo
·
· - Que con
nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo,
donde ha sigo glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra
·
· - Ya que
te esperamos como Dios y juez de todos los hombres,
haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con
nuestros hermanos difuntos
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Concluyamos nuestra súplica con
la oración que el mismo Señor nos enseñó:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Concédenos,
Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza,
porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos
ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como
miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.