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martes, 26 de enero de 2021

LAS LECTURAS DEL MIÉRCOLES 27 DE ENERO MARCOS 4,1-20 CICLO B


 

*Lecturas de la Semana la 3ª Tiempo Ordinario - Ciclo B*

*Miércoles, 27 de enero de 2021*

 

*Hebreos 10,11-18*   *Sal 109,1.2.3.4*   *Marcos 4,1-20*

 

Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-18):

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente; añade: Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 109,1.2.3.4

R/.
 Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec


Oráculo del Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies. R/.

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R/.

Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora. R/.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec. R/.

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,1-20):

   1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.

   2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:

   3 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.

   4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.

   5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;

   

   6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.

   7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.

   8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.»

   9 Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»

   10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas.

   11 El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,

    

   12 para que = por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone.» =

   13 Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?

   14 El sembrador siembra la Palabra.

   15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.

   16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,

   

   17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida.

   18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra,

   19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.

   20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»


Palabra del Señor

 

*(Salió el sembrador a sembrar)*.

 

*El Señor dejo caer semilla en lugares que parasen imposible. También puedo ver que todos los terrenos tenían cierta capacidad de acoger la semilla, y aunque sea por poco tiempo le produjo cierta alegría a esos lugares. Para mí la semilla es La Palabra Del Señor, y los lugares donde caen esas semillas son los distintos estados de ánimo donde muchas veces se encuentra mi alma. Y la buena tierra es mi voluntad, que puede poner a producir la semilla y dar los frutos de bien que se necesitan*.

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. *El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna*.


R. Amén.