Lecturas de la 30º Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Viernes, 30 de octubre de 2020
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,1-11):
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos que residen en
Filipos, con sus obispos y diáconos. Os deseamos la gracia y la paz de Dios,
nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios cada vez que os
menciono; siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque
habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día
hasta hoy. Ésta es mi convicción: que el que ha inaugurado entre vosotros una
empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús. Esto que siento
por vosotros está plenamente justificado: os llevo dentro, porque, tanto en la
prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís la gracia
que me ha tocado. Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os echo de
menos, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo
más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así
llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de
justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 110
R/. Grandes son las obras del Señor
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
R/. Grandes son las obras del
Señor
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.
R/. Grandes son las obras del
Señor
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
R/. Grandes son las obras del Señor
Viernes, 30 de octubre de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1-6):
1 Y sucedió que,
habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer,
ellos le estaban observando.
2 Había allí, delante de él, un hombre
hidrópico.
3 Entonces preguntó Jesús a los legistas y a
los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?»
4 Pero ellos se callaron. Entonces le tomó,
le curó, y le despidió.
5 Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros
se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al
momento?»
6 Y no pudieron replicar a esto.
Palabra del Señor
(Entonces le tomó, le curó, y le despidió)
*Puedo notar, el Señor no le pregunta al enfermo si quería
que lo curara sí o no. Cuando el Señor cura al que estaba enfermo, resulto que
entonces se descubrieron las enfermedades de los demás, de lo que se creían que
estaban muy sano. El enfermo que fue curado, cuando lo despiden se fue lleno de
alegría, y los que creían que estaban sanos, cuando se fueron, se fueron
cargado de odio, de resentimiento, de malos deseos. Hay una enseñanza para mí,
y es que no me crea sano delante de los demás. El problema de este enfermo era
que retenía líquidos en su cuerpo, y el problema mío es que retengo dentro de
mí, cosas que me han sucedido muchos años atrás, y cada vez que recuerdo lo
sucedido; me vuelve el sufrimiento, la angustia, la triste o la ira. Es por eso
que el Señor quiere que me reconcilie con mi pasado, para que pueda amar mi
futuro. Porque el Señor ha venido para tocar, para sanarme*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.