Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina
mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y
devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia
de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO
ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XX
Del Común de la santísima Virgen María. Salterio IV
22 de agosto
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, REINA (MEMORIA).
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a
María, su madre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Cristo, nuestro rey, que ha coronado como reina a
María, su madre.
Himno: VIENES DEL TRONO DE DAVID
Vienes del trono de David profeta
y, radiante de luz, gloriosa brillas
y, en carro de querubes, te levantas,
Virgen María.
Recibes en tu seno inmaculado
al Hijo de quien eres sierva e hija;
Dios en tu vientre virginal se humana,
Virgen María.
Tú misma adoras, en tu casto seno,
a quien el cielo adora de rodillas
y a quien pedimos la celeste gloria,
Virgen María.
Danos, Señor y Padre de las luces,
que vives en eternas alegrías,
habitar con la Reina de los cielos,
Virgen María. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA
VIDA DE LOS HOMBRES.
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es bueno tocar para tu nombre, oh altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Ant 2. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Cántico: DIOS RENOVARÁ A SU PUEBLO - Ez 36, 24-28
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.
Ant 3. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza.
LECTURA BREVE Is 61, 10
Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se
adorna con sus joyas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la eligió y la predestinó.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor la eligió y la predestinó.
V. No
dejamos de orar y pedir por vosotros.
R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Qohelet 11, 7-12, 14
ENTRÉGALE A DIOS LO MEJOR DE TU VIDA
Dulce es la luz y bueno para los ojos ver el sol. Si uno vive
muchos años, que goce de todos ellos, y tenga en cuenta que los días de
tinieblas muchos serán, que es vanidad todo el porvenir.
Alégrate, joven, en tu juventud, que tu corazón disfrute en tus años mozos.
Vete por donde te lleve el corazón y el gusto de tus ojos; ten sólo presente
que de todo ello Dios te pedirá cuentas. Aparta el mal humor de tu pecho y
aleja el sufrimiento de tu carne, pero recuerda que juventud y pelo negro son
también vanidad.
Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, mientras no vengan los días malos y
se echen encima los años en que dirás: «No me agradan»; mientras no se nublen
el sol y la luz, la luna y las estrellas, y retornen las nubes tras la lluvia;
cuando tiemblen los guardias de palacio y se doblen los guerreros; cuando se
detengan las moledoras, por ser ya escasas, y se queden a oscuras las que miran
por las ventanas; cuando se cierren las puertas de la calle, ahogándose el son
del molino; cuando enmudezca el canto del ave y cesen todas las canciones;
cuando en las alturas haya temores y en los caminos angustias.
Y, mientras florece el almendro y está grávida la langosta y revienta la
alcaparra, el hombre se va a su eterna morada y circulan por la calle los
dolientes.
Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, antes de que se rompa el cordón de
plata y se quiebre la lámpara de oro y se haga añicos el cántaro junto a la
fuente y se caiga la polea dentro del pozo; antes de que el polvo vuelva a la
tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo dio.
¡Vanidad de vanidades! -proclama el Qohelet-, ¡todo es vanidad!
El Qohelet, a más de ser un sabio, enseñó doctrina al pueblo. Ponderó e
investigó, compuso muchos proverbios. El Qohelet trabajó mucho en inventar
frases felices y en escribir bien sentencias verdaderas.
Las palabras de los sabios son como aguijadas o como estacas hincadas por un
pastor para controlar el rebaño. Lo que de ellas se saca, hijo mío, es
ilustrarse, pues componer muchos libros es cosa de nunca acabar, y estudiar
demasiado daña la salud.
Basta de palabras. Todo está dicho: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, que
eso es ser hombre cabal. Porque Dios emplazará a juicio todas las acciones, y
él lo ve todo, aun lo oculto, sea bueno o malo.
RESPONSORIO Sal 70, 17. 9; cf. Sal 15, 11
R. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus
maravillas; * en la vejez y las canas, no me abandones.
V. Me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu
derecha.
R. En la vejez y las canas, no me abandones.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Amadeo de Lausana, obispo
(Homilía 7: SC 72, 188. 190. 192. 200)
REINA DEL MUNDO Y DE LA PAZ
Observa cuán adecuadamente brilló por toda la tierra, ya
antes de la asunción, el admirable nombre de María y se difundió por todas
partes su ilustre fama, antes de que fuera ensalzada su majestad sobre los
cielos. Convenía, en efecto, que la Madre virgen, por el honor debido a su
Hijo, reinase primero en la tierra y, así, penetrara luego gloriosa en el
cielo; convenía que fuera engrandecida aquí abajo, para penetrar luego, llena
de santidad, en las mansiones celestiales, yendo de virtud en virtud y de
gloria en gloria por obra del Espíritu del Señor.
Así pues, durante su vida mortal gustaba anticipadamente las primicias del
reino futuro, ya sea elevándose hasta Dios con inefable sublimidad, como
también descendiendo hacia sus prójimos con indescriptible caridad. Los ángeles
la servían, los hombres le tributaban su veneración. Gabriel y los ángeles la
asistían con sus servicios; también los apóstoles cuidaban de ella,
especialmente san Juan, gozoso de que el Señor, en la cruz, le hubiese
encomendado su madre virgen, a él, también virgen. Aquéllos se alegraban de
contemplar a su reina, éstos a su señora, y unos y otros se esforzaban en
complacerla con sentimientos de piedad y devoción.
Y ella, situada en la altísima cumbre de sus virtudes, inundada como estaba por
el mar inagotable de los carismas divinos, derramaba en abundancia sobre el
pueblo creyente y sediento el abismo de sus gracias, que superaban a las de
cualquiera otra creatura. Daba la salud a los cuerpos y el remedio para las
almas, dotada como estaba del poder de resucitar de la muerte corporal y
espiritual. Nadie se apartó jamás triste o deprimido de su lado, o ignorante de
los misterios celestiales. Todos volvían contentos a sus casas, habiendo
alcanzado por la madre del Señor lo que deseaban.
Plena hasta rebosar de tan grandes bienes, la esposa, madre del esposo único,
suave y agradable, llena de delicias, como una fuente de los jardines
espirituales, como un pozo de agua viva y vivificante, que mana con fuerza del
Líbano divino, desde el monte de Sión hasta las naciones extranjeras, hacía
derivar ríos de paz y torrentes de gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen
de las vírgenes fue llevada al cielo por el que era su Dios y su Hijo, el rey
de reyes, en medio de la alegría y exultación de los ángeles y arcángeles y de
la aclamación de todos los bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del
Salmista, que decía al Señor: De pie a tu derecha está la reina enjoyada con
oro de Ofir.
RESPONSORIO Ap 12, 1; Sal 44, 10
R. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol,
con la luna bajo sus pies, * y una corona de
doce estrellas sobre su cabeza.
V. De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.
R. Y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Sábado, 22 de agosto de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Mateo (23,1-12):
1 Entonces Jesús se dirigió a la gente
y a sus discípulos
2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se
han sentado los escribas y los fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os
digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las
espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
5 Todas sus obras las hacen para ser vistos
por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas
del manto;
6 quieren el primer puesto en los banquetes
y los primeros asientos en las sinagogas,
7 que se les salude en las plazas y que la gente
les llame "Rabbí".
8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar
"Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos
hermanos.
9 Ni llaméis a nadie "Padre"
vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
10 Ni tampoco os dejéis llamar
"Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.
11 El mayor entre vosotros será vuestro
servidor.
12 Pues el que se ensalce, será humillado; y
el que se humille, será ensalzado.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Excelsa Reina del mundo, siempre Virgen María, tú engendraste a Cristo,
Señor y Salvador de todos los hombres.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Excelsa Reina del mundo, siempre Virgen María, tú engendraste a
Cristo, Señor y Salvador de todos los hombres.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María
Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Palabra eterna del Padre, tú que elegiste a María como arca de tu morada,
líbranos de toda ocasión de pecado.
Salvador del mundo, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,
por su intercesión concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Señor Jesús, que colgado en la cruz entregaste María a Juan como madre,
haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que nos has dado como madre y como reina a la
Madre de tu Hijo, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la
gloria que tienes preparada a tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LOS PUEBLOS QUE MARCHAN Y LUCHAN
Los pueblos que marchan y luchan
con firme tesón
aclamen al Dios de la vida.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Agiten laureles y olivos,
es Pascua de Dios,
mayores y niños repitan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Jesús victorioso y presente
ofrece su don
a todos los justos del mundo.
Cantemos hosanna que viene el Señor.
Resuenen en todo camino
de paz y de amor
alegres canciones que digan:
«Cantemos hosanna que viene el Señor.»
Que Dios, Padre nuestro amoroso,
el Hijo y su Don
a todos protejan y acojan.
Cantemos hosanna que viene el Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Salmo 140, 1-9 - ORACIÓN ANTE EL PELIGRO
Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza;
yo opondré mi oración a su malicia.
Sus jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Suba mi oración, Señor, como incienso en tu presencia.
Ant 2. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Salmo 141 - ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TU ERES MI REFUGIO
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al Señor;
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Me vuelvo a la derecha y miro:
nadie me hace caso;
no tengo adónde huir,
nadie mira por mi vida.
A ti grito, Señor;
te digo: «Tú eres mi refugio
y mi heredad en el país de la vida.»
Atiende a mis clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu nombre:
me rodearán los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú eres mi refugio y mi heredad, Señor, en el país de la vida.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp
2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por
los siglos de los siglos.
LECTURA BREVE Rm 11, 33-36
¡Qué abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios!
¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha
conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha
dado primero, para que él le devuelva? Él es origen, camino y término de todo.
A él la gloria por los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Pondré en el hombro de mi siervo la llave de mi casa: lo que él
abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Pondré en el hombro de mi siervo la llave de mi casa: lo que él
abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.
PRECES
Glorifiquemos a Dios, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y
supliquémosle diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
Padre todopoderoso, haz que abunde en la tierra la justicia
y que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos entren a formar parte de tu reino
y que el pueblo judío sea salvado.
Que los esposos cumplan tu voluntad, vivan en concordia
y que sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor, a nuestros bienhechores
y concédeles la vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge con amor a los que han muerto víctimas del odio, de la violencia o de la
guerra
y dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de los que
te aman, impulsa a tu pueblo a amar lo que pides y a desear lo que prometes,
para que, en medio de la inestabilidad de las cosas humanas, estén firmemente
anclados nuestros corazones en el deseo de la verdadera felicidad. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.