Oración, lecturas del día y reflexión
Tiempo de Cuaresma - Ciclo A
Sábado, 21 de marzo de 2020
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú, tú mismo nos recuerdas
a través de tus santos
que todas nuestras prácticas religiosas,
incluso este sacrificio eucarístico,
no tienen ningún valor
si los usamos para doblegarte a nuestro proyecto egoísta.
Oh Dios, que nos acerquemos a ti
con humildad y arrepentimiento,
listos y dispuestos a encontrarte con amor
y volver a tu camino,
dejando nuestros tortuosos senderos.
Acéptanos, como a hijos e hijas tuyos que somos,
junto con Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Tú, tú mismo nos recuerdas
a través de tus santos
que todas nuestras prácticas religiosas,
incluso este sacrificio eucarístico,
no tienen ningún valor
si los usamos para doblegarte a nuestro proyecto egoísta.
Oh Dios, que nos acerquemos a ti
con humildad y arrepentimiento,
listos y dispuestos a encontrarte con amor
y volver a tu camino,
dejando nuestros tortuosos senderos.
Acéptanos, como a hijos e hijas tuyos que somos,
junto con Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Primera
lectura
Lectura de
la profecía de Oseas (6,1-6):
VAMOS, volvamos al Señor. Porque él ha desgarrado,
y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará. En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos. Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín, qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece. Sobre una roca tallé mis mandamientos;
los castigué por medio de los profetas con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos.
Palabra de Dios
VAMOS, volvamos al Señor. Porque él ha desgarrado,
y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará. En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos. Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín, qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera, como el rocío que al alba desaparece. Sobre una roca tallé mis mandamientos;
los castigué por medio de los profetas con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz. Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
50,3-4.18-19.20-21ab
R/. Quiero misericordia, y no sacrificios
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
R/. Quiero misericordia, y no sacrificios
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
R/. Quiero misericordia, y no sacrificios
V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.
R/. Quiero misericordia, y no sacrificios
V/. Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R/.
R/. Quiero
misericordia, y no sacrificios
Sábado, 21 de marzo de 2020
Evangelio y
reflexión
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (18,9-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor
*El Señor me está mostrando de una
manera muy clara que él está en el otro. Si mis pensamientos y mis palabras no
tienen buenas intenciones y bueno deseos para el otro, tampoco tendré buenos deseos
para el Señor. Estas palabras son una caricia para mi corazón para que pueda
descubrir y cambiar las malas intenciones que pueda tener dentro de mí. La
buena noticia para mí de esta palabra es la invitación que me hace el Señor a
reconocerme como soy interiormente y descubrir algo que se llama ternura que existe
desde siempre dentro de mi*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
Oración después de la Comunión
Oh Padre de nuestro Señor
Jesucristo:
Hemos celebrado en esta eucaristía con tu Hijo
el memorial de su sacrificio.
Danos ahora fuerza y determinación
para convertir nuestra vida de cada día
en una prueba viva
de que somos uno con él
y de que le queremos seguir en el camino,
a través de la muerte hacia la vida plena.
Que él permanezca siempre con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Hemos celebrado en esta eucaristía con tu Hijo
el memorial de su sacrificio.
Danos ahora fuerza y determinación
para convertir nuestra vida de cada día
en una prueba viva
de que somos uno con él
y de que le queremos seguir en el camino,
a través de la muerte hacia la vida plena.
Que él permanezca siempre con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
R. Amén.