Abre, Señor, mi boca para
bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para
que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII
De la Feria. Salterio III
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII
De la Feria. Salterio III
9 de octubre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Himno: DETENTE, AURORA DE ESTE NUEVO DÍA.
¡Detente, aurora de este nuevo día,
refleja en mis pupilas tu paisaje!
Mensajera de amor, es tu equipaje
la hermosura hecha luz y profecía.
¡Detente, aurora, dulce epifanía,
rostro de Dios, qué bello es tu mensaje!
Queme tu amor mi amor que va de viaje
en lucha, y en trabajo y alegría.
Avanzamos, corremos fatigados,
mañana tras mañana enfebrecidos
por la carga de todos los pecados.
Arrópanos, Señor, con la esperanza;
endereza, Señor, los pies perdidos,
y recibe esta aurora de alabanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant 2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant 3. Aclamad al Rey y Señor.
Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad al Rey y Señor.
LECTURA BREVE Jb 1, 21; 2, 10b
Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Himno: DETENTE, AURORA DE ESTE NUEVO DÍA.
¡Detente, aurora de este nuevo día,
refleja en mis pupilas tu paisaje!
Mensajera de amor, es tu equipaje
la hermosura hecha luz y profecía.
¡Detente, aurora, dulce epifanía,
rostro de Dios, qué bello es tu mensaje!
Queme tu amor mi amor que va de viaje
en lucha, y en trabajo y alegría.
Avanzamos, corremos fatigados,
mañana tras mañana enfebrecidos
por la carga de todos los pecados.
Arrópanos, Señor, con la esperanza;
endereza, Señor, los pies perdidos,
y recibe esta aurora de alabanza. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Ant 2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud.
Ant 3. Aclamad al Rey y Señor.
Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad al Rey y Señor.
LECTURA BREVE Jb 1, 21; 2, 10b
Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 18, 37--19, 19. 35-37
ORACIÓN DE EZEQUÍAS. PALABRAS DE CONSUELO DE ISAÍAS. SALVACIÓN DE JERUSALÉN
En aquellos días, Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo de palacio, Sobna, el secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, se presentaron al rey con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron las palabras del copero mayor. Cuando el rey Ezequías lo oyó, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y fue al templo; y despachó a Eliacim, mayordomo de palacio, a Sobna, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós:
«Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos llegan al parto y no hay fuerza para darlos a luz. Ojalá oiga el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. ¡Reza por el resto que todavía subsiste!»
Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías, y éste les dijo:
«Decid a vuestro señor: "Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. Yo mismo pondré en él un espíritu y, cuando oiga cierta noticia, se volverá a su país, y allí lo haré morir a espada."»
El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba, pues había oído que se había retirado de Laquis al recibir la noticia de que Tarjaca, rey de Etiopía, había salido para luchar contra él. Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:
«Decid a Ezequías, rey de Judá: "Que no te engañe tu dios en quien confías, pensando que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar? ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que destruyeron mis predecesores: Gozán, Jarán, Resef, y los adanitas de Telasar? ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaím, de Hena y de Avá?"»
Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó; después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:
«Señor, Dios de Israel, sentado sobre querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todos los países y su territorio, han quemado todos sus dioses -porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra-y los han destruido. Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú solo, Señor, eres Dios.»
Aquella misma noche, salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Por la mañana, al despertar, los encontraron ya cadáveres. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive y se quedó allí. Y un día, mientra estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, Adramélec y Saréser lo asesinaron, y escaparon al territorio de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió en el trono.
RESPONSORIO Cf. Sir 48, 22. 23
R. Invocaron al Dios altísimo extendiendo los brazos hacia él; Dios se olvidó de sus culpas * y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
V. Escuchó al momento sus voces, y no los entregó en manos de sus enemigos.
R. Y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos
(Cap. 8, 1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211)
CONVERTÍOS EN CREATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE
Revestíos de mansedumbre y convertíos en creaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre!
Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera.
Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y si alguien gusta de él muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad.
Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles.
Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella.
Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime.
Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado.
RESPONSORIO 2Ts 2, 14-15; Sir 15, 13
R. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. * Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él.
R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
Del segundo libro de los Reyes 18, 37--19, 19. 35-37
ORACIÓN DE EZEQUÍAS. PALABRAS DE CONSUELO DE ISAÍAS. SALVACIÓN DE JERUSALÉN
En aquellos días, Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo de palacio, Sobna, el secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, se presentaron al rey con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron las palabras del copero mayor. Cuando el rey Ezequías lo oyó, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y fue al templo; y despachó a Eliacim, mayordomo de palacio, a Sobna, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós:
«Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos llegan al parto y no hay fuerza para darlos a luz. Ojalá oiga el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. ¡Reza por el resto que todavía subsiste!»
Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías, y éste les dijo:
«Decid a vuestro señor: "Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. Yo mismo pondré en él un espíritu y, cuando oiga cierta noticia, se volverá a su país, y allí lo haré morir a espada."»
El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba, pues había oído que se había retirado de Laquis al recibir la noticia de que Tarjaca, rey de Etiopía, había salido para luchar contra él. Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:
«Decid a Ezequías, rey de Judá: "Que no te engañe tu dios en quien confías, pensando que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar? ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que destruyeron mis predecesores: Gozán, Jarán, Resef, y los adanitas de Telasar? ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaím, de Hena y de Avá?"»
Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó; después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:
«Señor, Dios de Israel, sentado sobre querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todos los países y su territorio, han quemado todos sus dioses -porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra-y los han destruido. Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú solo, Señor, eres Dios.»
Aquella misma noche, salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Por la mañana, al despertar, los encontraron ya cadáveres. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive y se quedó allí. Y un día, mientra estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, Adramélec y Saréser lo asesinaron, y escaparon al territorio de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió en el trono.
RESPONSORIO Cf. Sir 48, 22. 23
R. Invocaron al Dios altísimo extendiendo los brazos hacia él; Dios se olvidó de sus culpas * y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
V. Escuchó al momento sus voces, y no los entregó en manos de sus enemigos.
R. Y los salvó por medio del santo profeta Isaías.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos
(Cap. 8, 1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211)
CONVERTÍOS EN CREATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE
Revestíos de mansedumbre y convertíos en creaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre!
Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera.
Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y si alguien gusta de él muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad.
Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles.
Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella.
Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime.
Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado.
RESPONSORIO 2Ts 2, 14-15; Sir 15, 13
R. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. * Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él.
R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
Miércoles,
9 de octubre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-4):
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Palabra del Señor
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Invoquemos a Cristo, que se entregó a sí mismo por la Iglesia, y le da alimento y calor, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Bendito seas, Señor, Pastor de la Iglesia, que nos vuelves a dar hoy la luz y la vida;
haz que sepamos agradecerte este magnífico don.
Mira con amor a tu grey, que has congregado en tu nombre;
haz que no se pierda ni uno solo de los que el Padre te ha dado.
Guía a tu Iglesia por el camino de tus mandatos,
y haz que el Espíritu Santo la conserve en la fidelidad.
Que tus fieles, Señor, cobren nueva vida participando en la mesa de tu pan y de tu palabra,
para que, con la fuerza de este alimento, te sigan con alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que nos has creado con tu sabiduría y nos gobiernas con tu providencia, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y haz que nuestra vida y nuestras acciones estén del todo consagradas a ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
San Luis Beltrán,
Patrono de Colombia
9 de Octubre
9 de Octubre
Nació en Valencia, España, en 1526. Desde muy niño se caracterizó
por su humildad y obediencia. A los 18 años ingresó a la Orden de Santo Domingo
y en 1547 fue ordenado sacerdote por Santo Tomás de Villanueva.
Cinco años después fue nombrado maestro de los novicios. Como
profesor San Luis era muy estricto y severo, y se preocupaba porque sus alumnos
renunciaran sinceramente al mundo y se unieran perfectamente a Dios.
En 1562, San Luis Beltrán fue enviado a predicar el Evangelio a
los indígenas de América y llegó al puerto de Cartagena, Colombia. Sólo hablaba
español pero Dios le concedió el don de lenguas, profecía y milagros.
También trabajó en Tubera, Paluato, Cipacoa y Portavento. Durante
su trabajo en América convirtió a miles de indígenas, desde el istmo de Panamá
hasta en las islas del Caribe. Varios años después, en 1569, regresó a España
donde se dedicó a la formación de los nuevos misioneros encargados de continuar
su tarea evangelizadora en América.
Tras una dolorosa enfermedad San Luis Beltrán, patrono de
Colombia, murió el 9 de octubre de 1581 y fue canonizado en 1671.
San Héctor Valdivielso Sáez, Mártir
9 de Octubre
9 de Octubre
Héctor Valdivielso Sáez es uno de los ocho católicos que alcanzó
la corona del martirio durante la llamada Revolución de Asturias, poco antes de
la Guerra Civil Española. Nació en el barrio porteño de Boedo, el 31 de octubre
de 1910. El 26 de mayo de 1913 fue bautizado en la antigua iglesia de San
Nicolás de Bari, y en 1914 viajó junto a su familia a España, donde se
estableció en Briviesca.
A los 24 años de edad, convertido ya en hermano de La Salle fue detenido,
junto con sus compañeros, por los marxistas el 5 de octubre de 1934, en la
escuela Nuestra Señora de Covadonga, del pequeño pueblo de Turón, a 20
kilómetros de Oviedo, donde enseñaban a hijos de mineros.
Después de permanecer varios días en la "Casa del
Pueblo", los siete hermanos lasallanos y el padre pasionista que
evangelizaba con ellos, fueron llevados en la madrugada del 9 de octubre hasta
el cementerio de Turón, ante cuyas tapias los fusilaron los milicianos, sin
acusación ni juicio previo.
En la ceremonia de beatificación, el 29 de abril de 1990, Juan
Pablo II dijo que habían sido martirizados por "odium fidei", es
decir, por odio a la fe, y que aceptaron cristianamente el sacrificio antes de
renunciar a Cristo Jesús.
El historiador Vicente Cárcel Ortí, considerado el más autorizado
experto en el estudio de la persecución religiosa sufrida por España entre 1931
y 1939, dice en su obra "Mártires españoles del siglo XX" que los
mártires de Turón "no fueron víctimas de una acción bélica, ni de una
represión política, sino que murieron a causa de la persecución religiosa
desatada dentro de un plan comunista de conquistar a España, como señaló
Gregorio Marañón al referirse a la llamada revolución de Asturias de 1934.
Luego, a partir de 1936, el plan se aplicó de manera sistemática".
Para la canonización hizo falta comprobar un milagro atribuido a
su intercesión, que se produjo el mismo día de la beatificación, el 29 de abril
de 1990.
Rafaela Bravo Jirón, una joven nicaragüense de 24 años de edad, se
debatía entre la vida y la muerte en el hospital Berta Calderón, de Managua, a
consecuencia de un cáncer de útero. Los médicos apenas le daban unas semanas de
vida. El esposo de la joven, ex alumno de La Salle, siguiendo el consejo del
director del colegio donde había estudiado, rezó dos novenas pidiendo a los
mártires que intercedan.
En la noche del 29 de abril, Rafaela sintió unos dolores
fortísimos pero al día siguiente estaba totalmente curada. Las comisiones
médicas que estudiaron durante años el caso consideran que se trata de una
curación para la cual la ciencia no tiene explicaciones.
Rafaela Bravo no tuvo más síntomas ni molestias de ningún tipo
desde entonces.
La ceremonia de canonización del beato argentino se realizó en el
Vaticano el 21 de noviembre de 1999.