Lo
que me dice: El Santo Evangelio:
Miércoles, 4 de abril de 2018 (Lucas 24,
13-35). («Mientras conversaban y
discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus
ojos no eran capaces de reconocerlo »). *Estos discípulos regresaban
a su vida de ante, se sentían derrotado, sin esperanza. Con frecuencia me
siento así, cuando algún plan o proyecto no se me da, cuando pido la salud mía
o de un hijo o de un familiar cercano. Como le pido al Señor que me conceda
eso, que para mí es sumamente importante, y no veo ningún resultado me pongo a
discutir y porque esto y porque lo otro, y en medio de mi discutir me lleno, de
odio, de rabia y fluye en mi como un torrente de agua la desesperanza, la
angustia, la depresión, me deprimo, me da miedo, siento como una tristeza
extraña que no puedo ni explicar y mis ojos se llenan de una tiniebla muy
espesa, que no veo al Señor por ningún lado. Y él esta tan cerca de mí que
hasta lo puedo tocar. Y él está a mi lado, pero hasta que no invito al Señor
que entre atreves de la oración, que entre a mi casa, y que se siente a la mesa
con migo y parta en mí el pan de su palabra, sobre mi mesa. Pero para eso yo sé
que es muy importante que yo tenga el deseo ardientemente de que su palabra
penetre profundamente dentro de mí. Entonces el aparecerá en mi vida, y podré
salir a la calle gritando, verdaderamente el Señor ha resucitado*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》