Lo que me dice: El Santo Evangelio:
.
Lunes, 28 de agosto de 2017 (Mateo 23,
13-22). (¡Ay de vosotros!) *No
es sola mente ira aquí se trata de un dolor, al Señor le duele, es el dolor por
mi corazón muchas veces impenitente, que no se conduele, de mi propia vida, que
me resisto a mi propia salvación. Con estas palabras tan duras el Señor no me está
regañando, ni tampoco se está desquitando todo el mal que yo le produzco. Es lo
contrario él está haciendo un esfuerzo extraordinario por reconstruir el puente
que con mi forma contra el yo he tirado por el suelo. Debajo de las durezas de
esta palabra el Señor está preparando una base suave llena de dulzura y de
misericordia. El Señor quiere revelar en mí el otro lado de la misericordia. La
misericordia no es siempre como quiere mi fragilidad y mi carne consentida. Muchas
veces yo quiero misericordia y pido misericordia, pero lo que en realidad estoy
pidiendo es que se me consienta mi modo de ser, que se me apruebe de alguna
manera mi corazón doble, que se me reciba la mentira en la que vivo. Y por eso
hay una misericordia que es dura, y que sigue siendo misericordia; es la dureza
de ese movimiento con el que el Señor extiende el corazón. Aquí pasa como
cuando me dieron un masaje en todo el cuerpo por primera vez en alguno lugares
me trataron más o menos suave, pero llega un punto en el que toca dar un fuerte
tirón, para que se acomoden los huesos en su sitio; y ese tirón me causa un
"¡ay!", me causa un grito; solo que el Señor es un masajista al que
le duelen también los gritos que se van a producir en mi corazón*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL
SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》