Musica Para el Alma

sábado, 11 de octubre de 2025

LUCAS 17,11-19 CICLO C


 

Lecturas del XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

12 Oct 2025

Evangelio

*Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19)*

 

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

 

Palabra del Señor

 

*Que la Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*

 

(¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están?)

*El Señor me invita a que pueda notar la diferencia que existe entre quedar limpio y ser salvado. Puedo ver que todos quedaron limpios, pero uno solo fue salvado. La limpieza es una obra maravillosa del gran amor de Dios. Es una buena noticia que el Señor, quiere limpiar todo lo que está sucio dentro de mí, todas mis enfermedades, todas mis angustias, todas mis manchas interiores, todos mis embarres. El Señor, primero me quiere limpiar y luego me envía a una misión y resulta que mientras voy de camino en obediencia a la misión, puedo notar, puedo sentir y puedo ver que estoy totalmente limpio, y al verme limpio regreso a su presencia y me arrojo a sus pies a darle gracias de corazón, porque algo dentro de mí, me ha hecho ver, que he quedado limpio, de los miedos, de la envidia, del resentimiento, del odio, y de otras manchas muy fea que tenía; y ahora mi corazón está experimentando lo que nunca en mi vida había experimentado: Una Santa Paz Interior, y sentir esta Paz sanadora, me hacen gritar palabras mescladas con alegría y lágrimas como: Gracias Señor, Gracias Señor, Gracias Señor. Pero el Señor, siempre va mas allá, no se conforma con limpiarme, sino que me toma de las manos y me dice: Levántate, vete; tu fe te ha salvado*.   

 

*El que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*

 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


R. Amén.