Lecturas
del Sábado de la XIV Semana del Tiempo Ordinario
12 Jul 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un
discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta
al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de
la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis
miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido
que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que
escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan
el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el
fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin
embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues
vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis
miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi
parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del
cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre
del cielo.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Lo que os digo de noche decidlo en pleno día,
y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea).
*La noche es aquel tiempo donde el Señor, fue
a buscarme porque sintió lastima de mi pobre alma, porque el príncipe de las
tinieblas, el dueño de la oscuridad, se estaba dando banquete, torturando mi
pobre alma con sus herramientas favoritas como son; la tristeza, la angustia,
el miedo y tantas otras cosas más que él tiene para hacer daño cuando uno vive
en la oscuridad de la vida. Lo bueno es que en la madrugada, cuando la noche se
hace más oscura, allá a lo lejos está saliendo una luz. Y que hermoso saber que
esa luz cuando penetra toda la vida, cuando ilumina todo mi ser, me regala la
gran oportunidad de saber escuchar para luego hablar de ese gran día, el día
que no conoce el ocaso, el día de Cristo Resucitado. La buena noticia es que el
Señor, hace una invitación a no resistirnos, porque él nos está abriendo el
oído, para hacerme escuchar como discípulo*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.