Miércoles, 22
de mayo de 2024
Primera
lectura
Lectura
de la carta del apóstol Santiago (4,13-17):
Vosotros decís: «Mañana o pasado
iremos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando dinero». Y ni
siquiera sabéis qué pasará mañana. Pues, ¿qué es vuestra vida? Una nube que
aparece un momento y en seguida desaparece. Debéis decir así: «Si el Señor lo
quiere y vivimos, haremos esto o lo otro.» En vez de eso, no paráis de hacer
grandes proyectos, fanfarroneando; y toda jactancia de ese estilo es mala cosa.
Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo hace es culpable.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
48,2-3.6-7.8-10.11
R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos
Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres. R/.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas? R/.
Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R/.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R/.
Miércoles, 22
de mayo de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (9,38-40)*
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre
no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor
nuestro.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«El que no está contra nosotros está a favor nuestro»).
*Esta palabra me llena de consuelo
y al mismo tiempo me da paz, Juan el discípulo amado de Jesús, en un pequeño
momento no estaba con Jesús, esto me muestra lo difícil que son las cosas
cuando estoy distante de Jesús. El corazón de Juan se llenó de ira y de rabia, al
punto de no querer que un endemoniado fuera liberado, de que un enfermo fuera
sanado, y cuando llega donde Jesús con todo ese malestar que sentía le dice: Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en
tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros. Hasta
ese momento Juan tenía en su mente a un Jesús pequeño, no conocía todavía que
Jesús como Rey del universal. Jesús el gran maestro y amigo le devuelve la paz
y la tranquilidad con estas palabras: No se lo impidáis, porque uno que hace
milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra
nosotros está a favor nuestro. Esta palabra es una invitación a estar siempre a
favor del Señor*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.