*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO ORDINARIO MARTES DE LA SEMANA
III*
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Himno: GRACIAS, SEÑOR POR EL DÍA
Gracias, Señor, por el día,
por tu mensaje de amor
que nos das en cada flor;
por esta luz de alegría,
te doy las gracias, Señor.
Gracias, Señor, por la espina
que encontraré en el sendero,
donde marcho pregonero
de tu esperanza divina;
gracias, por ser compañero.
Gracias, Señor, porque dejas
que abrase tu amor mi ser,
porque haces aparecer
tus flores a mis abejas,
tan sedientas de beber.
Gracias por este camino,
donde caigo y me levanto,
donde te entrego mi canto
mientras marcho peregrino,
Señor, a tu monte santo.
Gracias, Señor, por la luz
que ilumina mi existir;
por este dulce dormir
que me devuelve a tu cruz.
¡Gracias, Señor, por vivir! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu
pueblo.
Salmo 84 - NUESTRA SALVACIÓN ESTA CERCA
Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.
Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?
¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra;
la misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo;
el Señor dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, has sido bueno con tu
tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.
Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor;
mi espíritu madruga por ti.
Cántico: HIMNO DESPUÉS DE LA VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO Is 26, 1-4.
7-9. 12
Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua:
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos,
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor;
mi espíritu madruga por ti.
Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre
nosotros.
Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre
nosotros.
LECTURA BREVE 1Jn 4, 14-15
Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para
ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él y él en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Voy a escuchar lo que
dice el Señor.
R. Dios anuncia la paz a su pueblo.
PRIMERA
LECTURA
Del segundo
libro de los Reyes 18, 17-36
AMENAZAS DE
LOS EMBAJADORES DEL REY DE ASIRIA CONTRA JERUSALÉN
En aquellos días, el rey de Asiria despachó desde Laquis al
general en jefe, al prefecto de eunucos y al copero mayor, para que fueran con
un fuerte destacamento a Jerusalén, al rey Ezequías. Fueron y, cuando llegaron
a Jerusalén, se detuvieron ante el canal de la Alberca de Arriba, que queda
junto a la Calzada del campo del Batanero. Llamaron al rey, y salieron a
recibirlos Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo de palacio, Sobna, el
secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf. El copero mayor les dijo:
«Decid a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria:
"¿En qué fundas tu confianza? Tú piensas que la estrategia y la valentía
militares son cuestión de palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí?
¿Te fías de ese bastón de caña quebrada que es Egipto? Al que se apoya en él,
se le clava en la mano y se la atraviesa; eso es el faraón para los que confían
en él. Y si me replicas: 'Yo confío en el Señor, nuestro Dios', ¿no es ése el
dios cuyas ermitas y altares ha suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a
Jerusalén que se postren ante ese altar en Jerusalén? Por tanto, haz una
apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, si es que
tienes quien los monte. ¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos
siervos de mi señor, confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes?
¿Te crees que he subido a arrasar esta ciudad sin consultar con el Señor? Fue
el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país."»
Eliacim, hijo de Helcías, Sobna y Yoaj dijeron al copero mayor:
«Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos. No nos hables
en hebreo, ante la gente que está en las murallas.»
Pero el copero les replicó:
«¿Crees que mi señor me ha enviado para que os comunique a ti y a
tu señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y
que con vosotros habrán de comer su excremento y beber su orina.»
E, irguiéndose, gritó a voz en cuello, en hebreo:
«¡Escuchad las palabras del emperador, rey de Asiria! Así dice el
rey: "Que no os engañe Ezequías, porque no podrá libraros de mi mano. Que
Ezequías no os haga confiar en el Señor diciendo: 'El Señor nos librará y no
entregará esta ciudad al rey de Asiria'. No hagáis caso a Ezequías, porque esto
dice el rey de Asiria: Rendíos y haced la paz conmigo, y cada uno comerá de su
viña y su higuera y beberá de su pozo, hasta que llegue yo para llevaros a una
tierra como la vuestra, tierra de trigo y mosto, tierra de pan y viñedos,
tierra de aceite y miel, para que viváis y no muráis. No hagáis caso de
Ezequías, que os engaña, diciendo: 'El Señor nos librará'. ¿Acaso los dioses de
las naciones libraron sus países de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde están los
dioses de Jamat y Arpad, los dioses de Sefarvaím, Hena y Avá? ¿Han librado a
Samaría de mi poder? ¿Qué dios de esos países ha podido librar sus territorios
de mi mano? ¿Y va a librar el Señor a Jerusalén de mi mano?"»
Todos callaron y no respondieron palabra. Tenían consigna del rey
de no responder.
RESPONSORIO Is 37, 23. 29. 22
R. ¿Contra quién has alzado la voz y levantado tus ojos altaneros?
¡Contra el Santo de Israel! * Por haberte envalentonado contra mí, pues tu
arrogancia ha subido a mis oídos, te haré volver por el camino por dónde has
venido.
V. Ésta es la palabra que el Señor pronuncia contra el rey de
Asiria.
R. Por haberte envalentonado contra mí, pues tu arrogancia ha
subido a mis oídos, te haré volver por el camino por dónde has venido.
SEGUNDA LECTURA
Comienza la
carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos
(Cap. 1,
1--3, 2; 4, 1-2; 6, 1; 7, 1--8, 1: Funk 1, 203-209)
OS QUIERO
PREVENIR COMO A HIJOS MÍOS AMADÍSIMOS
Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la
amada de Dios, Padre de Jesucristo, la Iglesia santa que habita en Trales del
Asia, digna de Dios y escogida, que goza de paz, tanto en el cuerpo como en el
espíritu, a causa de la pasión de Jesucristo, el que nos da una esperanza de
resucitar como él; mi mejor saludo apostólico y mis mejores deseos de que
viváis en la alegría.
Sé que tenéis sentimientos irreprochables e inconmovibles, a pesar
de vuestros sufrimientos, y ello no sólo por vuestro esfuerzo, sino también por
vuestro buen natural: así me lo ha manifestado vuestro obispo Polibio, quien
por voluntad de Dios y de Jesucristo ha venido a Esmirna y se ha congratulado
conmigo, que estoy encadenado por Cristo Jesús; en él me ha sido dado
contemplar a toda vuestra comunidad y por él he recibido una prueba de cómo
vuestro amor para conmigo es según Dios, y he dado gracias al Señor, pues de
verdad he conocido que, como ya me habían contado, sois auténticos imitadores
de Dios.
En efecto, al vivir sometidos a vuestro obispo como si se tratara
del mismo Jesucristo, sois, a mis ojos, como quien anda no según la carne, sino
según Cristo Jesús, que por nosotros murió a fin de que, creyendo en su muerte,
escapéis de la muerte. Es necesario, por tanto, que, como ya lo venís
practicando, no hagáis nada sin el obispo; someteos también a los presbíteros
como a los apóstoles de Jesucristo, nuestra esperanza, para que de esta forma
nuestra vida esté unida a la de él.
También es preciso que los diáconos, como ministros que son de los
misterios de Jesucristo, procuren, con todo interés, hacerse gratos a todos,
pues no son ministros de los manjares y de las bebidas, sino de la Iglesia de
Dios. Es, por tanto, necesario que eviten, como si se tratara de fuego, toda
falta que pudiera echárseles en cara.
De manera semejante, que todos reverencien a los diáconos como a
Jesucristo, al obispo como si fuera la imagen del Padre, y a los presbíteros
como si fueran el senado de Dios y el colegio apostólico. Sin ellos no existe
la Iglesia. Creo que estáis bien persuadidos de todo esto. En vuestro obispo, a
quien recibí y a quien tengo aún a mi lado, contemplo como una imagen de
vuestra caridad; su misma manera del vivir es una magnífica lección, y su
mansedumbre una fuerza.
Mis pensamientos en Dios son muy elevados, pero me pongo a raya a
mí mismo, no sea que perezca por mi vanagloria. Pues ahora sobre todo tengo
motivos para temer y me es necesario no prestar oído a quienes podrían tentarme
de orgullo. Porque cuantos me alaban en realidad me dañan. Es cierto que deseo
sufrir el martirio, pero ignoro si soy digno de él. Mi impaciencia, en efecto,
quizá pasa desapercibida a muchos, pero en cambio a mí me da gran guerra. Por
ello necesito adquirir una gran mansedumbre, pues ella desbaratará al príncipe
de este mundo.
Os exhorto, no yo, sino la caridad de Jesucristo, a que uséis
solamente el alimento cristiano y a que os abstengáis de toda hierba extraña a
vosotros, es decir, de toda herejía.
Esto lo realizaréis si os alejáis del orgullo y permanecéis
íntimamente unidos a nuestro Dios, Jesucristo, y a vuestro obispo, sin
apartaros de las enseñanzas de los apóstoles. El que está en el interior del
santuario es puro, pero el que está fuera no es puro: quiero decir con ello que
el que actúa a espaldas del obispo y de los presbíteros y diáconos no es puro
ni tiene limpia su conciencia.
No os escribo esto porque me haya enterado que tales cosas se den
entre vosotros, sino porque os quiero prevenir como a hijos míos amadísimos.
RESPONSORIO Ef 4, 3-6; 1Co 3, 11
R. Esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo
de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la
esperanza a la que habéis sido convocados. * Un Señor, una fe, un bautismo.
V. Nadie puede poner otro cimiento sino el que ya está puesto:
Jesucristo.
R. Un Señor, una fe, un bautismo.
*Lecturas del Martes de la
27ª semana del Tiempo Ordinario*
Martes, 10
de octubre de 2023
Evangelio
*Lectura del santo Evangelio según san Lucas
(10,38-42)*
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió
en su casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del
Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta, se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y
dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el
servicio? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas
cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la
quitarán.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha suscitado el Señor una
fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus santos profetas.
PRECES
Adoremos a Cristo, que con su sangre ha adquirido el pueblo de la
nueva alianza, y digámosle suplicantes:
Acuérdate, Señor, de tu pueblo.
Rey y redentor nuestro, escucha la alabanza que te dirige tu Iglesia en el
comienzo de este día,
y haz que no deje nunca de glorificarte.
Que nunca, Señor, quedemos confundidos
los que en ti ponemos nuestra fe y nuestra esperanza.
Mira compasivo nuestra debilidad y ven en ayuda nuestra,
ya que sin ti nada podemos hacer.
Acuérdate de los pobres y desvalidos;
que este día que comienza les traiga solaz y alegría.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al
Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso, de quien dimana la bondad y hermosura de todo
lo creado; haz que comencemos este día con ánimo alegre, y que realicemos
nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos, al caer la tarde.
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.
Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor rodea a su pueblo.
Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis
en el reino de los cielos.
Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE Rm 12, 9-12
Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos al bien. En punto
a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a otros. En cuanto a la mutua
estima, tened por más dignos a los demás. Nada de pereza en vuestro celo,
sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la esperanza os tenga alegres;
estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.
PRECES
Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:
Escúchanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu
Hijo;
haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y
obrar.
Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti
procede,
haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre
común:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y
descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora
y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.