*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MIÉRCOLES DE LA SEMANA III DE PASCUA*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Himno: GLORIOSA AURORA DE ESTE NUEVO DÍA
Gloriosa aurora de este nuevo día,
despierta en nuestras almas la alegría
de ver nuestro Señor glorificado,
vencidos ya la muerte y el pecado.
Jesús llena de luz el mundo entero;
de cuantos vivirán, él el primero
entró en la luz de eternas claridades,
glorioso ya sin fin de eternidades.
Torrente de alegría, salte y fluya
el grito jubiloso de aleluya,
los hombres y los pueblos lo repitan,
sus vidas en el Cristo resucitan.
Jesús, presente y vivo en tus hermanos,
acoge nuestras manos en tus manos,
conduce el caminar de nuestras vidas
por sendas de vivir ya redimidas.
Recibe, Padre santo, la alabanza
del pueblo que te aclama en la esperanza
de ser junto a tu Hijo eternamente
reunido por tu Espíritu clemente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Todos los pueblos vendrán a adorar al Señor. Aleluya.
Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todos los pueblos vendrán a adorar al Señor. Aleluya.
Ant 2. Nuestros ojos contemplarán al Rey en su gloria. Aleluya.
Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33, 13-16
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.
Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?».
El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Nuestros ojos contemplarán al Rey en su gloria. Aleluya.
Ant 3. Toda carne contemplará la salvación de Dios. Aleluya.
Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:
tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Toda carne contemplará la salvación de Dios. Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 6, 8-11
Si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que
también viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue
un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios.
Así también, considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís
para Dios en unión con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
V. Dios resucitó a Cristo de entre los muertos.
Aleluya.
R. Para que nuestra fe y esperanza se centren en
Dios. Aleluya.
PRIMERA
LECTURA AÑO (I)
Del libro del Apocalipsis 9, 1-12
LA PLAGA DE LANGOSTAS
Yo, Juan, vi que el quinto ángel tocaba la trompeta; y vi una estrella caída
del cielo sobre la tierra, a la que entregaron la llave del pozo del abismo.
Abrió el pozo del abismo, y subió del pozo una humareda como la humareda de un
inmenso horno, oscureciéndose el sol y el aire a causa de la humareda del pozo.
Del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder como el que
tienen los escorpiones terrestres. Y se les mandó que no hicieran estragos en
la hierba de la tierra ni en ninguna verdura ni en ningún árbol, sino en los
hombres que no obstentan el sello de Dios sobre sus frentes. Se les dio poder
no para que los matasen, sino para que los atormentasen durante cinco meses. Y
el tormento que producían era como del escorpión cuando muerde al hombre. En
aquellos días los hombres buscarán la muerte y no la hallarán; y ansiarán morir
y la muerte huirá de ellos.
Por sus formas, las langostas parecían caballos equipados para la guerra; en
sus cabezas obstentaban como coronas que parecían de oro; y sus rostros
semejaban rostros de hombres. Tenían cabellos como cabellos de mujer, y sus
dientes eran como de leones. Llevaban corazas como corazas de hierro; y el
estrépito de sus alas era como el estrépito de carros de muchos caballos que se
precipitan en la batalla. Tenían colas y aguijones semejantes a escorpiones; y
en su cola residia el poder de herir a los hombres por cinco meses. Tienen
sobre sí mismas por rey al ángel del abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddón y
en griego Apolión, y significa «el Destructor».
El primer ¡ay! ya pasó. Pero vienen todavía dos ¡ayes! después de este.
RESPONSORIO Jl 2, 30. 32; Mc 13, 33
R. Haré prodigios en el cielo y en la tierra;
sangre, fuego, columna de humo. * Y
todo lo que invoque el nombre del Señor se salvará. Aleluya.
V. Vigilad y estad alerta, pues no sabéis cuándo
será el momento.
R. Y todo lo que invoque el nombre del Señor se
salvará. Aleluya.
SEGUNDA
LECTURA
De la
Apología primera de san Justino, mártir, en favor de los cristianos
(Cap. 61: PG
6, 419-422)
EL BAÑO DE
REGENERACIÓN
Vamos ahora a explicar cómo nos consagramos a Dios los renovados
por Cristo.
A todos los que han aceptado como verdadero lo que les hemos
enseñado y explicado, y se han comprometido a vivir según estas enseñanzas, se
los exhorta a que pidan perdón a Dios de los pecados cometidos, con oraciones y
ayunos, y nosotros nos unimos también a sus oraciones y ayunos.
Después los conducimos hasta el lugar donde se halla el agua
bautismal, y allí son regenerados del mismo modo
que lo fuimos nosotros, es decir, recibiendo el baño de agua en el
nombre del Padre, Dios y Señor de todos, y de nuestro salvador Jesucristo y del
Espíritu Santo.
Jesucristo dijo, en efecto: El que no nace de nuevo no podrá
entrar en el reino de los cielos. Y para todos es evidente que no es posible
que, una vez nacidos, volvamos a entrar en el seno materno.
También el profeta Isaías nos enseña de qué manera apartan de sí
el pecado los que han faltado y se arrepienten. He aquí sus palabras: Lavaos,
purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal,
aprended a obrar bien; buscad lo que es justo, haced justicia al oprimido,
defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid, y litigaremos -dice
el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la
nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán blancos como lana. Pero, si
no sabéis obedecer, la espada os comerá. -Lo ha dicho el Señor-.
Los apóstoles nos explican la razón de todo esto. En nuestra
primera generación, fuimos engendrados de un modo inconsciente por nuestra
parte y por una ley natural y necesaria, por la acción del germen paterno en la
unión de nuestros padres, y sufrimos la influencia de costumbres malas y de una
instrucción desviada. Mas, para que tengamos también un nacimiento, no ya fruto
de la necesidad natural e inconsciente, sino de nuestra libre y consciente
elección, y consigamos por el agua el perdón de los pecados anteriormente
cometidos, se pronuncia sobre aquel que quiere ser regenerado y está
arrepentido de sus pecados el nombre del Padre, Señor y Dios de todos; y éste
es el único nombre que aplicamos a Dios, al llevar a la piscina bautismal al
que va a ser bautizado.
Nadie hay, en efecto, que pueda llamar por su nombre propio al
Dios inefable, y, si alguien se atreviese a decir que puede ser capaz de ello,
daría pruebas de una locura sin remedio.
Este baño se llama iluminación, porque son iluminadas las mentes
de los que aprenden estas cosas. Pero, además, el que es iluminado es también
lavado en el nombre de Jesucristo (que fue crucificado bajo el poder de Poncio
Pilato), y en el nombre del Espíritu Santo, que anunció de antemano, por boca
de los profetas, todo lo referente a Jesús.
RESPONSORIO Jn 3, 5-6
R. Jesús dijo a Nicodemo: «Yo te lo aseguro: * el que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.» Aleluya.
V. Lo que de la carne nace carne es, y lo que nace del espíritu
espíritu es.
R. El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios. Aleluya.
*Lecturas del Miércoles de
la 3ª semana de Pascua*
Miércoles,
26 de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(6,35-40)*
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí
no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré
afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad
del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio,
sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga
vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Todo el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Todo el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y
resucitado para nuestra justificación, y aclamémoslo, diciendo:
Por tu victoria, sálvanos, Señor.
Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte
nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido,
ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la
gracia de tu Espíritu Santo.
Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra
eres adorado por los hombres,
recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en
estas fiestas de tu resurrección.
Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo
que confía en tu resurrección
y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.
Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando te manifiestes al
mundo,
podamos aparecer también nosotros juntamente contigo en la gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración, diciendo juntos las palabras de
Jesús, nuestro maestro:
Padre nuestro...
ORACION
Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la
fe, concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HOY ROMPE LA CLAUSURA
Hoy rompe la clausura
del surco empedernido
el grano en él hundido
por nuestra mano dura;
y hoy da su flor primera
la rama sin pecado
del árbol mutilado
por nuestra mano fiera.
Hoy triunfa el buen Cordero
que, en esta tierra impía,
se dio con alegría
por el rebaño entero;
y hoy junta su extraviada
majada y la conduce
al sitio en que reluce
la luz resucitada.
Hoy surge, viva y fuerte,
segura y vencedora,
la Vida que hasta ahora
yacía en honda muerte;
y hoy alza del olvido
sin fondo y de la nada
al alma rescatada
y al mundo redimido. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Vuestra tristeza se convertirá en gozo. Aleluya.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vuestra tristeza se convertirá en
gozo. Aleluya.
Ant 2. Ya vivamos, ya muramos, del Señor
somos. Aleluya.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya vivamos, ya muramos, del Señor
somos. Aleluya.
Ant 3. De él todo procede, por él existe
todo, en él todo subsiste: a él la gloria por los siglos. Aleluya.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA
CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De él todo procede, por él existe
todo, en él todo subsiste: a él la gloria por los siglos. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 7, 24-27
Jesús, como permanece para siempre, tiene un
sacerdocio eterno. De aquí que tiene poder para llevar a la salvación
definitiva a cuantos por él se vayan acercando a Dios, porque vive para siempre
para interceder por ellos. Y tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía:
santo, sin maldad, sin mancha, excluido del número de los pecadores y exaltado
más alto que los cielos. No tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de
ofrecer víctimas cada día, primero por sus propios pecados y luego por los del
pueblo. Esto lo hizo una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
Aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Todos los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y a los que vengan
a mí yo no los echaré fuera. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todos los que el Padre me ha dado
vendrán a mí, y a los que vengan a mí yo no los echaré fuera. Aleluya.
PRECES
Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado
a la derecha del Padre, y digámosle:
Cristo, que vives por siempre para interceder por los hombres, escucha nuestra
oración.
Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado a tu servicio,
que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.
Concede, Señor, el espíritu de justicia a los que gobiernan las naciones
y haz que trabajen en bien de la paz, para que todos podamos vivir según tu
ley.
Concede la paz a nuestros días
y multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las
riquezas de tu bondad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo salvador, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y con tu
resurrección has dado a los hombres una prenda de su inmortalidad,
concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la
fe, concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Él, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.