Musica Para el Alma
viernes, 31 de marzo de 2023
JUAN 11,45-57 CICLO A
*Lecturas del Sábado de la
5ª semana de Cuaresma*
Sábado, 1
de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(11,45-57)*
En aquel tiempo, muchos judíos que
habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la
nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo
por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente
entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una
ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a
Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en
el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde
estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Caifás,
que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera»).
*Caifás
teme que la popularidad de Jesús pueda llevar a la ira del pueblo romano y
destruir el templo lugar sagrado y a la nación. En su ceguera, él no puede ver
que los judíos mismos son el templo. ¿Me doy cuenta yo también, que soy el
templo del Dios vivo? Señor, quítame la ceguera para que yo pueda verme a mí
mismo como Tú me ves. Los sumos
sacerdotes y los escribas entre las personalidades más letradas y estudiadas de
Israel- no reconocen a Jesús. Cegados por los prejuicios, ellos deciden
llevarlo a la muerte. ¿Alguna vez albergo yo deseos de muerte para otros, aún
en el subconsciente?*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL SABADO 1
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO
DE LA SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.
Himno: LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS.
Los hombros traigo cargados
de graves culpas, mi Dios;
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Yo soy quien ha de llorar,
por ser acto de flaqueza;
que no hay en naturaleza
más flaqueza que el pecar.
Y, pues andamos trocados,
que yo peco y lloráis vos,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Vos sois quien cargar se puede
estas mis culpas mortales,
que la menor destas tales
a cualquier peso excede;
y, pues que son tan pesados
aquestos yerros, mi Dios,
dadme esas lágrimas vos
y tomad estos pecados.
Al Padre, al Hijo, al Amor,
alegres cantad, criaturas,
y resuene en las alturas
toda gloria y todo honor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo
auxilio.
Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO
CORAZÓN
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA
VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temibles por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA
ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.
LECTURA BREVE Is 65,
1b-3a
Dije, «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía
mis manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal
camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara,
continuamente.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. El
que obra la verdad viene a la luz.
R. y
sus obras quedan de manifiesto.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos
10, 11-25
PERSEVERANCIA EN LA FE
Hermanos: Todo sacerdote
asiste de pie cada día, oficiando y ofreciendo muchas veces los mismos
sacrificios, que de ningún modo pueden borrar los pecados. Cristo, en cambio,
habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado
para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus
enemigos sean hechos estrado de sus pies». Así, con una sola oblación, ha
llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.
Nos lo atestigua también el Espíritu
Santo. Después de haber dicho: «Así será la alianza que haré con ellos después
de aquellos días: Imprimiré mi ley en sus corazones, la escribiré en sus
mentes», termina así: «De sus crímenes y pecados ya no me acordaré más.» Así
que, allí donde se da remisión de los pecados, ya no hay más sacrificio por el
pecado.
En virtud de la sangre de
Cristo, tenemos, pues, hermanos, plena seguridad y confianza para entrar en el
santuario. Éste es el camino nuevo y lleno de vida, que ha inaugurado él para nosotros
pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte.
Tenemos, pues, un gran sacerdote al frente de la casa de Dios. Acerquémonos,
por lo tanto, con sinceridad de corazón, con plenitud de fe, purificados los
corazones de toda mancha de que tengamos conciencia y lavado el cuerpo con agua
pura. Mantengamos firmemente la profesión de nuestra esperanza (porque fiel es
Dios que nos hizo las promesas); y miremos los unos por los otros, para
estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertemos de nuestra propia
asamblea, como acostumbran algunos, sino alentémonos unos a otros; tanto más,
cuanto que veis acercarse el Día del Señor.
RESPONSORIO Cf. Hb 9, 15; 10, 20. 19; cf. Mi 2, 13
R. Cristo,
mediador de la nueva alianza, * ha inaugurado para nosotros, pasando por el
velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y
lleno de vida para entrar en el santuario.
V. Delante
marcha el rey, el Señor a la cabeza.
R. Ha
inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de
sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el
santuario.
SEGUNDA
LECTURA
De las Disertaciones de san Gregorio de
Nacianzo, obispo
(Disertación 45, 23-24; PG 36, 654-655)
PARTICIPEMOS PLENAMENTE EN LA PASCUA
Es verdad que ahora celebraremos la Pascua todavía sacramentalmente; sin
embargo, lo haremos ya con un conocimiento más claro que en la antigua ley (ya
que la Pascua de la ley antigua era -no tengo reparo en decirlo- una figura más
oscura que lo que representaba), y de aquí a poco la celebraremos de un modo
más puro y perfecto, a saber, cuando aquel que es la Palabra beba con nosotros
el vino nuevo en el reino de su Padre, dándonos la plena y clara inteligencia
de lo que aquí nos enseñó de un modo más restringido. Decimos «nuevo», pues
siempre resulta nuevo lo que se llega a comprender de una manera diferente.
Y ¿en qué consiste esa bebida y esa manera nueva de percibir? Eso es lo que
toca a él enseñar a sus discípulos, y a nosotros aprenderlo. Y la doctrina de
aquel que alimenta es también alimento.
Celebremos, pues, ahora también nosotros lo mismo que celebraba la ley antigua,
pero no en un sentido literal, sino evangélico; de una manera perfecta, no
imperfecta; de un modo eterno, no temporal. Sea nuestra capital no la Jerusalén
terrena, sino la metrópoli celestial; quiero decir, no ésta que es ahora
hollada por los ejércitos, sino la que es ensalzada por las alabanzas y
encomios angélicos.
Inmolemos no ya terneros y machos cabríos, que es cosa ya caducada y sin
sentido, sino el sacrificio de alabanza, ofrecido a Dios en el altar del cielo,
junto con los coros celestiales. Atravesemos el primer velo, no nos detengamos
ante el segundo, contemplemos de lleno el santuario. y diré más todavía:
inmolémonos nosotros mismos a Dios, inmolemos cada día nuestra persona y toda
nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios
padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con
denuedo a la cruz.
Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor.
Si quieres imitar al buen ladrón crucificado con él, reconoce honradamente su
divinidad; y así como entonces Cristo fue contado entre los malhechores, por ti
y por tus pecados, así tú ahora, por él, serás contado entre los justos. Adora
al que por amor a ti pende de la cruz y, crucificándote tú también, procura
recibir algún provecho de tu misma culpa; compra la salvación con la muerte;
entra con Jesús en el paraíso, para que comprendas de qué bienes te habías
privado. Contempla todas aquellas bellezas; deja fuera, muerto, lo que hay en
ti de murmurador y blasfemo.
Si quieres imitar a José de Arimatea, pide el cuerpo a aquel que lo mandó
crucificar; haz tuya la víctima expiatoria del mundo.
Si quieres imitar a Nicodemo, el que fue a Jesús de noche, unge a Jesús con
aromas, como lo ungió él para honrarlo en su sepultura.
Si quieres imitar a María, a la otra María, a Salomé y a Juana, ve de madrugada
a llorar junto al sepulcro, y haz de manera que, quitada la piedra del
monumento, puedas ver a los ángeles y aun al mismo Jesús.
RESPONSORIO Hb 13,
12-13; 12, 4
R. Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte
fuera de la ciudad; * salgamos, pues, hacia él fuera del campamento,
cargando con su oprobio.
V. Pues vosotros no habéis resistido aún hasta el derramamiento de sangre en
vuestra lucha contra el pecado.
R. Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio.
*Lecturas del Sábado de la
5ª semana de Cuaresma*
Sábado, 1
de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(11,45-57)*
En aquel tiempo, muchos judíos que
habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la
nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo
por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente
entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una
ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a
Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en
el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde
estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de
Dios dispersos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, que para hacer
de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del bautismo y nos alimenta
con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo:
*Renuévanos con tu gracia, Señor*.
Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de
misericordia, bondad y humildad
y danos comprensión para con todos.
Que sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren,
para imitarte a ti, el buen Samaritano.
Que María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a
tu servicio,
para que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la
Iglesia.
Concédenos la abundancia de tu misericordia
y perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por ellos merecemos.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos
libre del mal:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, aunque continuamente
realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias
más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el
esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos
que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS del Domingo de Ramos
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi
auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: LAS BANDERAS
REALES SE ADELANTAN.
Las banderas reales se adelantan
y la cruz misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero.»
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regia púrpura,
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos.
A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia de los justos
y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das triunfo,
añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Todos los días me
sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me
lleváis para ser crucificado.
Salmo 118, 105-112 -
HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Todos los días me sentaba en el
templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para
ser crucificado.
Ant 2. El Señor me ayuda, por eso no
sentía los ultrajes.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS
MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor me ayuda, por eso no
sentía los ultrajes.
Ant 3. El Señor Jesús se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.
Cántico: CRISTO, SIERVO
DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor Jesús se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.
LECTURA BREVE 1Pe
1, 18-21
Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino
a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes
de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los
tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo
resucitó de entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se
centran en Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Te adoramos, oh Cristo,
y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Porque con tu santa cruz redimiste
al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te
bendecimos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Salve, Rey nuestro,
Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el
Salvador que había de venir.
Cántico de María. ALEGRÍA
DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David,
Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de
venir.
PRECES
Adoremos a Cristo,
quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella,
porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de
nuestros pecados, supliquémosle, diciendo:
Ten piedad de tu pueblo, Señor.
Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus
polluelos bajo las alas,
enséñanos a reconocer el tiempo de tu visita.
No abandones a los fieles que te abandonaron,
antes concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios
nuestro.
Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,
concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu
Espíritu.
Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,
para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu
resurrección.
Se pueden añadir algunas
intenciones libres
Tú que reinas en la gloria del Padre,
acuérdate de los que hoy han muerto.
Porque la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y
eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y
muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad,
concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en
su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL SABADO 1 DE ABRIL 2023
*Lecturas del Sábado de la
5ª semana de Cuaresma*
Sábado, 1 de abril de 2023
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):
Esto dice el Señor Dios:
«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los
reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en
mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya
no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus
transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales
pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según
mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica.
Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sis
padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre,
y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los
multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada
junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las
naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en
medio de ellos para siempre».
Palabra de Dios
Salmo
Jr 31,10.11-12ab.13
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
V/. Escuchad, pueblos, la palabra del
Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.
V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
*Lecturas del Sábado de la
5ª semana de Cuaresma*
Sábado, 1
de abril de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(11,45-57)*
En aquel tiempo, muchos judíos que
habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos
creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la
nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año,
habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo
por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente
entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una
ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a
Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en
el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde
estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Caifás,
que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera
por el pueblo, y que no perezca la nación entera»).
*Caifás
teme que la popularidad de Jesús pueda llevar a la ira del pueblo romano y
destruir el templo lugar sagrado y a la nación. En su ceguera, él no puede ver
que los judíos mismos son el templo. ¿Me doy cuenta yo también, que soy el
templo del Dios vivo? Señor, quítame la ceguera para que yo pueda verme a mí
mismo como Tú me ves. Los sumos
sacerdotes y los escribas entre las personalidades más letradas y estudiadas de
Israel- no reconocen a Jesús. Cegados por los prejuicios, ellos deciden
llevarlo a la muerte. ¿Alguna vez albergo yo deseos de muerte para otros, aún
en el subconsciente?*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
jueves, 30 de marzo de 2023
JUAN 10,31-42 CICLO A
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes,
31 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,31-42)*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Elles replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura
llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la
Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros:
“¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el
Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero
a vuestros corazones antes que mis palabras*
(«Os
he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me
apedreáis?»)
*A
menudo, Jesús nos impulsa a actuar según su palabra. Uno puede argumentar con
palabras; pero los hechos hablan por sí solos. La Palabra está instalada
profundamente en mí, y yo ruego, en las palabras del Apóstol Santiago: “déjame
ser un hacedor de la palabra, y no un escucha olvidadizo. Si soy un hacedor que
actúa, seré bendecido en lo que haga”. En la
lectura de hoy, la gente condena a Jesús en el nombre de la imagen particular
que tienen de Dios. ¿Cuál es la imagen que yo tengo de Dios? ¿He condenado
equivocadamente a alguien, en el nombre de la imagen que tengo de Dios?*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL VIERNES 31
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES
DE LA SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
venid, adorémosle.
Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS
Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y
holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR
ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE
CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
—él es Dios;—,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
—No hay otro Dios fuera de mí—.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL
TEMPLO.
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
LECTURA BREVE Is 52,
13-15
Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así
como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni
parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se
admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán
algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.
RESPONSORIO BREVE
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos
al Señor, vuestro Dios.
R. Porque
es compasivo y misericordioso.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
De la carta a los Hebreos
12, 14-29
EL ACCESO AL MONTE DEL DIOS VIVO
Hermanos: Fomentad la paz
con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que
nadie se vea privado de la gracia de Dios. Que ninguna raíz amarga vaya
creciendo y causando turbación entre vosotros, no sea que se inficionen todos.
Y mirad que no haya ningún fornicario ni profanador, como Esaú, que por un
plato vendió su primogenitura. Ya sabéis cómo luego, queriendo heredar la
bendición, fue desechado, Porque no logró cambiar el parecer de su padre,
aunque con lágrimas lo intentó.
No os habéis acercado a una
realidad sensible: fuego que arde, oscuridad o tinieblas; ni a huracán, sonido
de trompeta, o clamor de palabras tal, que quienes lo oyeron pidieron que no se
les hablara más, pues no podían soportar lo mandado: «Quien toque el monte,
aunque sea animal, sea lapidado.» Y tan terrible era el espectáculo, que el
mismo Moisés dijo: «Estoy aterrado y temblando.»
Vosotros os habéis acercado
al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de
los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el
cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su
destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora
de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Guardaos de rechazar al que
os habla, pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba
la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda
al que nos habla desde el cielo. Su voz hacía entonces temblar la tierra;
ahora, en cambio, hace esta promesa: «Todavía haré estremecer una vez más no
sólo la tierra, sino también el cielo.» Estas palabras, «todavía una vez más»,
quieren significar que las cosas que van a ser estremecidas serán cambiadas, ya
que son realidades creadas, para que subsistan aquellas que son inconmovibles.
Así pues, ya que recibimos
un reino inconmovible, retengamos firmemente esta donación gratuita y, por
medio de ella, sirvamos a Dios con amor filial y reverencia para agradarle, pues
nuestro Dios, en efecto, «es un fuego devorador».
RESPONSORIO Dt 5, 23. 24; cf. Hb 12,22
R. Vosotros,
cuando oísteis la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, os
acercasteis a Moisés y le dijisteis: * «El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado
su gloria y su grandeza.»
V. Ahora
os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo.
R. El
Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo,
Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)
SE ENTREGÓ POR NOSOTROS
Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y
único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres
que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel
sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente
según la carne, él solo, por nosotros.
Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como
oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo
sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la
sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que
significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la
sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.
Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era
necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y
templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos
perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos
reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición
de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque
bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.
Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único
de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y
sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu
Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento
sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con
el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia
católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la
tierra, el sacrificio de pan y vino.
Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de
pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón
de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de
gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de
la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san
Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño
que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de
Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.
Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría
en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya
nos ha sido dado.
Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería
muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada
esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros
todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en
el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.
RESPONSORIO Cf. Col 1,
21-22; Rm 3,25
R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por
las obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo
mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y
sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su
propia sangre y mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
*Lecturas del Viernes de la
5ª semana de Cuaresma*
Viernes,
31 de marzo de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,31-42)*
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Elles replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de
ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo
un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura
llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la
Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros:
“¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las
obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el
Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se
quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver
—dice el Señor—, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver —dice el Señor—, ¿por cuál de
ellas me queréis apedrear?»
PRECES
Demos gracias a Cristo, el Señor, que al
morir en cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:
*Tú que por nosotros moriste, escúchanos,
Señor*.
Maestro y Salvador nuestro, tú que nos revelaste con tu palabra el designio de
Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,
no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.
Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,
para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.
Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal
y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.
Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes
y llénanos de tu gracia y de tus dones.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Perdona, Señor, las culpas que hemos
cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la
esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.
Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?
Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra
ti.
Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Ant 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios
de Jacob.
Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU
PUEBLO
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios
de Jacob.
Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15,
3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA BREVE 1Pe 2,
21b-24
Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus
huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando le
insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al
contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados
subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus
heridas nos han curado.
RESPONSORIO BREVE
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas
obras, que hago en nombre de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de
Dios.
PRECES
Oremos a Jesús, el Señor, que santificó
por su propia sangre al pueblo, y digámosle:
Compadécete, Señor, de tu pueblo.
Redentor nuestro, por tu pasión, concede a tus fieles la fuerza necesaria para
mortificar sus cuerpos, ayúdalos en su lucha contra el mal y fortalece su
esperanza,
para que se dispongan a celebrar santamente tu resurrección.
Haz que los cristianos cumplan con su misión profética anunciando al mundo tu
Evangelio
y dando testimonio de él por su fe, esperanza y caridad.
Conforta, Señor, a los que están tristes,
y otórganos a nosotros el poder consolar a nuestros hermanos.
Haz que tus fieles aprendan a participar en tu pasión con sus propios
sufrimientos,
para que sus vidas manifiesten tu salvación a los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Tú que eres autor de la vida, acuérdate de los difuntos
y dales parte en tu gloriosa resurrección.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Perdona, Señor, las culpas que hemos
cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la
esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.