*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO
DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del
Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y
alzaré las manos invocándote.
Ant 2. Cantad y exaltad a Dios
eternamente.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Cantad y exaltad a Dios
eternamente.
Ant 3. El Señor ama a su pueblo y adorna
con la victoria a los humildes.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ama a su pueblo y adorna
con la victoria a los humildes.
LECTURA BREVE Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor vuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No
estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. No sólo
de pan vive el hombre.
R. Sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
PRIMERA LECTURA AÑO (I)
Del libro del Deuteronomio 6, 4-25
LEY DEL AMOR
En aquellos días, dijo
Moisés al pueblo estas palabras:
«Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón,
con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán
en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa
y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo,
serán en tu frente una señal; las escribirás en las puertas de tu casa y en tus
portales.
Cuando el Señor, tu Dios, te
introduzca en la tierra que juró a tus padres -a Abraham, Isaac y Jacob- que te
había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, casas
rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya excavados que tú no has
excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, comerás hasta saciarte. Pero
ten cuidado: No olvides al Señor que te sacó de Egipto, de la esclavitud. Al
Señor, tu Dios, temerás y a él solo servirás, sólo en su nombre jurarás. No
seguiréis a dioses extranjeros, dioses de los pueblos vecinos, porque el Señor,
tu Dios, es un Dios celoso en medio de ti. No sea que se encienda la ira del
Señor, tu Dios, contra ti y te extermine de la superficie de la tierra. No
tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba como en Masá.
Guardarás los preceptos del
Señor, tu Dios, las normas y mandatos que te ordenó. Harás lo que al Señor, tu
Dios, le parece bueno y recto, y así te irá bien; entrarás y tomarás posesión
de esa tierra buena, que prometió el Señor a tus padres, arrojando ante ti a
todos tus enemigos, como te dijo el Señor.
Cuando el día de mañana te
pregunte tu hijo: "¿Qué son esas normas, esos mandatos y decretos que os
mandó el Señor, vuestro Dios?", le responderás a tu hijo: "Éramos
esclavos del Faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte.
El Señor hizo signos y prodigios grandes y terribles contra el Faraón y toda su
corte, ante nuestros ojos. A nosotros nos sacó de allí, para traemos y darnos
la tierra que tenía prometida a nuestros padres. Y nos mandó cumplir todos
estos mandatos, temiendo al Señor, nuestro Dios, para nuestro bien perpetuo,
para que siguiéramos con vida, como hasta ahora. Sólo tendremos justificación
si ponemos por obra estos preceptos ante el Señor, nuestro Dios, como nos lo
tiene ordenado."»
RESPONSORIO Dt 6, 3; 7, 9; 6, 5
R. Escucha, Israel, guarda y
pon en práctica todos estos preceptos que te dio el Señor; * así conocerás que
el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y
su favor con los que lo aman.
V. Amarás al Señor, tu Dios,
con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.
R. Así conocerás que el
Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su
favor con los que lo aman.
PRIMERA
LECTURA AÑO (II)
Del libro del
Éxodo 5, 1--6, 1
OPRESIÓN DEL
PUEBLO DE DIOS
En aquellos días, Moisés y Aarón se presentaron al Faraón y le
dijeron:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: "Deja salir a mi pueblo,
para que me celebre una fiesta en el desierto."»
Respondió el Faraón:
«¿Y quién es el Señor, para que tenga que obedecerlo dejando
marchar a los israelitas? Ni reconozco al Señor ni dejaré marchar a Israel.»
Replicaron ellos:
«El Dios de los hebreos nos ha llamado: tenemos que hacer un viaje
de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro
Dios; no sea que nos castigue con peste o espada.»
El rey de Egipto les dijo:
«¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, soliviantáis al pueblo en su
trabajo? Volved a transportar vuestras cargas. Ahora que son ya más numerosos
que los naturales del país, ¿queréis que dejen de transportar cargas?»
Aquel día el Faraón dio órdenes a los capataces y a los
inspectores:
«No volváis a proveerles de paja para fabricar adobes, como
hacíais antes; que ellos vayan y se busquen la paja. Pero la cantidad de adobes
que hacían antes se la seguiréis exigiendo sin disminuir nada. Son unos
holgazanes y por eso andan gritando: "Vamos a ofrecer sacrificios a
nuestro Dios." Imponedles un trabajo pesado y haced que lo cumplan, y no
hagáis caso de sus mentiras.»
Los capataces y los inspectores dijeron al pueblo:
«Esto dice el Faraón: "No os proveeré ya de paja; id vosotros
a buscarla donde la encontréis, pero no disminuirá en nada vuestra
tarea."»
El pueblo se dispersó por todo el país de Egipto para buscar la
paja. Los capataces los apremiaban: «Completad vuestro trabajo, la tarea de
cada día, como cuando se os daba la paja.» y golpeaban a los inspectores
israelitas que habían nombrado, diciéndoles:
«¿Por qué no completáis hoy vuestra cantidad de adobes como antes?»
Entonces los inspectores israelitas fueron a reclamar al Faraón:
«¿Por qué tratas así a tus siervos? No nos dan paja y nos exigen
que hagamos los mismos adobes, y tus siervos son los que se llevan los golpes.»
Contestó el Faraón:
«Holgazanes, eso es lo que sois, holgazanes. Por eso andáis
diciendo: "Vamos a ofrecer sacrificios al Señor." y ahora id a
trabajar, no se os dará paja y vosotros produciréis la misma cantidad de
ladrillos.»
Los inspectores israelitas se vieron en un aprieto cuando les
dijeron: «No disminuirá la cantidad de adobes diaria», y, encontrando a Moisés
y a Aarón que los esperaban a la salida del palacio del Faraón, les dijeron:
«El Señor os examine y os juzgue: nos habéis hecho odiosos al
Faraón y a su corte, le habéis puesto en la mano una espada para que nos mate.»
Moisés volvió al Señor y le dijo:
«Señor, ¿por qué maltratas a este pueblo? ¿Por qué me has enviado?
Desde que me presenté al Faraón para hablar en tu nombre, el pueblo es
maltratado y tú no has librado a tu pueblo.»
El Señor respondió a Moisés:
«Pronto verás lo que voy a hacer al Faraón: se verá forzado a
dejarlos marchar, y aun él mismo los echará de su país.»
RESPONSORIO Ex 5, 1. 3
R. Se presentó Moisés al Faraón y le dijo: «Así dice el Señor: *
"Deja salir a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el
desierto."
V. El Dios de los hebreos me ha enviado a ti con este mensaje:
R. "Deja salir a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en
el desierto."»
SEGUNDA
LECTURA
De los Comentarios
de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 60,
2-3: CCL 39, 766)
EN CRISTO
FUIMOS TENTADOS, EN ÉL VENCIMOS AL DIABLO
Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica. ¿Quién dice
esto? Parece que uno solo. Pero veamos si es uno solo: Te invoco desde los
confines de la tierra con el corazón abatido. Por tanto, no se trata de uno
solo, a no ser en el sentido de que Cristo, junto con nosotros, sus miembros,
es uno solo. ¿Cómo puede uno solo invocar a Dios desde los confines de la
tierra? Quien invoca desde los confines de la tierra es aquella herencia de la
que se ha dicho al Hijo: Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en
posesión, los confines de la tierra.
Por tanto, esta posesión de Cristo, esta herencia de Cristo, este
cuerpo de Cristo, esta Iglesia única de Cristo, esta unidad que formamos
nosotros es la que invoca al Señor desde los confines de la tierra. ¿Y qué es
lo que pide? Lo que hemos dicho antes: Dios mío, escucha mi clamor, atiende a
mi súplica; te invoco desde los confines de la tierra, esto es, desde todas
partes.
¿Y cuál es el motivo de esta súplica? Porque tiene el corazón
abatido. Quien así clama demuestra que está en todas las naciones de todo el
mundo no con grande gloria, sino con graves tentaciones.
Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no
puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de
la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser
coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si
carece de enemigo y de tentaciones.
Aquel que invoca desde los confines de la tierra está abatido, mas
no queda abandonado. Pues quiso prefigurarnos a nosotros, su cuerpo, en su
propio cuerpo, en el cual ha muerto ya y resucitado, y ha subido al cielo, para
que los miembros confíen llegar también adonde los ha precedido su cabeza.
Así pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por
Satanás. Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue
tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el
diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la
condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti
la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para
sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la
tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.
Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en
que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a
ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él.
Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo;
pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras
aprendido de él a vencerla.
RESPONSORIO Jr 1, 19; 39, 18
R. Lucharán contra ti, pero no podrán contigo; * porque yo estoy
contigo para librarte -oráculo del Señor-.
V. No caerás a espada, salvarás tu vida porque confiaste en mí.
R. Porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.
*Lecturas del Domingo 1º de Cuaresma - Ciclo A*
Domingo,
26 de febrero de 2023
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(4,1-11)*
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al
desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar
cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y
le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a
sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no
tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo
darás culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo
servían.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado
por el demonio; y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió
hambre.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc
1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu
al desierto, para ser tentado por el demonio; y, después de ayunar cuarenta
días y cuarenta noches, sintió hambre.
PRECES
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación;
acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y,
bendiciéndole, digamos:
Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.
Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente
contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
concédenos andar hoy en vida nueva.
Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
haz que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.
Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad
terrena,
sin olvidar nunca tu reino eterno.
Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
sana las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al
Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las
penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra
conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas
inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OH BONDADOSO CREADOR.
Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.
A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.
Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él
sólo darás culto.
Ant 2. Ahora es el tiempo propicio, ahora
es el día de salvación.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora es el tiempo propicio, ahora
es el día de salvación.
Ant 3. Ya veis que subimos a Jerusalén, y
todas las cosas que fueron escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya
su cumplimiento.
Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya veis que subimos a Jerusalén, y
todas las cosas que fueron escritas acerca del Hijo del hombre van a tener ya
su cumplimiento.
LECTURA BREVE 1Co 9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el
premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en
todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
RESPONSORIO BREVE
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te
suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú nuestro protector, que
no nos sorprenda el tentador astuto.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador
eterno; sé tú nuestro protector, que no nos sorprenda el tentador astuto.
PRECES
Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la
Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y
supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de tu pueblo.
Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu
pueblo
y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.
Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los
hombres de todas las razas,
y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.
Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.
Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.
Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones y las
penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar en el camino de nuestra
conversión: así conoceremos mejor y viviremos con mayor plenitud las riquezas
inagotables del misterio de Cristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.