*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO DE
ADVIENTO
JUEVES DE LA SEMANA I
Del común de los pastores, para un santo presbítero - Salterio I
SAN FRANCISCO JAVIER, presbítero. (MEMORIA)
Nació en España, el año 1506; mientras estudiaba en París, se unió a san
Ignacio. Fue ordenado sacerdote en Venecia, el año 1537, y se dedicó a obras de
caridad. El año 1541 marchó hacia Oriente y durante diez años evangelizó
incansablemente la India y el Japón, convirtiendo a muchos. Murió el año 1552,
en la isla de Shangchuan, en China.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Himno: CRISTO, CABEZA, REY DE LOS
PASTORES.
Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.
Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.
El fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.
Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a
la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN
AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad,
cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi
pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr
31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi
pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande
es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande
es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Hb 13, 7-9a
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios:
reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el
mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas
llamativas y extrañas.
RESPONSORIO BREVE
V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he
colocado centinelas.
R. Sobre
tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Ni
de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He
colocado centinelas.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre
tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
V. Escuchad, naciones, la palabra del Señor.
R. Y
proclamadla en todos los confines de la tierra.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 10, 5-21
EL DÍA DEL SEÑOR
¡Ay Asur, vara de mi ira, bastón de mi furor! Contra una nación impía lo envié,
lo mandé contra el pueblo de mi cólera, para entrado a saco y despojarlo, para
hollarlo como barro de las calles. Pero él no pensaba así, no eran éstos los
planes de su corazón; su propósito era aniquilar, exterminar naciones
numerosas. Decía:
«¿No son mis ministros reyes? ¿No fue Calno como Cárquemis? ¿No fue Amat como
Arpad? ¿No fue Samaría como Damasco? Como mi mano alcanzó aquellos reinos, de
ídolos e imágenes mayores que los de Jerusalén y Samaría. Lo que hice con
Samaría y sus imágenes, ¿no lo voy a hacer con Jerusalén y sus ídolos?»
Cuando termine el Señor toda su obra en el Monte Sión y en Jerusalén, castigará
el corazón orgulloso del rey de Asiria, la arrogancia altanera de sus ojos. Él
decía:
«Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente.
Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé, como un
héroe, a sus jefes. Mi mano cogió, como un nido, las riquezas de los pueblos;
como quien recoge huevos abandonados, cogí toda su tierra; y no hubo quien
batiese las alas, quien abriese el pico para piar.»
¿Se envanece el hacha contra quien la blande? ¿Se gloría la sierra contra quien
la maneja? Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara
alzase a quien no es leño.
Por eso, el Señor de los ejércitos meterá enfermedad en su gordura; y debajo
del hígado le encenderá una fiebre, como incendio de fuego. La luz de Israel se
convertirá en fuego, su Santo será llama: arderá y consumirá sus zarzas y sus
cardos en un solo día. El esplendor de su bosque y de su huerto lo consumirá
Dios de médula a corteza, un consumirse de carcoma. Árboles contados quedarán
de su bosque, un niño los podrá numerar.
Aquel día, el resto de Israel, los supervivientes de Jacob, no volverán a
apoyarse en su agresor, sino que se apoyarán sinceramente en el Señor, el Santo
de Israel. Un resto volverá, un resto de Jacob, al Dios guerrero.
RESPONSORIO Jl 2, 1. 2;
2Pe 3, 10
R. Tiemblen
los habitantes del país: que viene, ya está cerca el día del Señor. * Día de oscuridad y tinieblas, día
de nube y nubarrón.
V. Vendrá
el día del Señor como un ladrón: entonces desaparecerán los cielos con
estruendo, los elementos abrasados se disolverán y la tierra con todas sus
obras dejará de existir.
R. Día
de oscuridad y tinieblas, día de nube y nubarrón.
SEGUNDA LECTURA
De las cartas de san Francisco Javier,
presbítero, a san Ignacio.
(De la Vida de Francisco Javier, escrita por H. Tursellini, Roma 1956, libro 4,
cartas 4 [1542] y 5 [1544])
¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIARA LA BUENA NUEVA!
Visitamos las aldeas de los neófitos, que pocos años antes habían recibido la
iniciación cristiana. Esta tierra no es habitada por los portugueses, ya que es
sumamente estéril y pobre, y los cristianos nativos, privados de sacerdotes, lo
único que saben es que son cristianos. No hay nadie que celebre para ellos la
misa, nadie que les enseñe el Credo, el Padrenuestro, el Avemaría o los
mandamientos de la ley de Dios.
Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he
dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido
aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que,
como suele decirse, no sabían distinguir su mano derecha de la izquierda. Los
niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que
les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es
el reino de los cielos.
Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos,
comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les
enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el
Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera
quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos
excelentes cristianos.
Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien
los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de
Europa, principalmente la de París, y de ponerme a gritar por doquiera, como
quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad,
con estas palabras: «¡Ay, cuántas almas, por vuestra desidia, quedan excluidas
del cielo y se precipitan en el infierno!»
¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con
ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han
confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la
meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que
habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían
por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor,
aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea
hasta la India.»
RESPONSORIO Lc 10, 2;
Hch 1, 8
R. La
mies es mucha, pero los operarios son pocos; * rogad al Señor que envíe
trabajadores a su mies.
V. Recibiréis
la fortaleza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros; y seréis mis
testigos hasta los últimos confines de la tierra.
R. Rogad
al Señor que envíe trabajadores a su mies.
*Lecturas del Jueves de
la 1ª semana de Adviento*
Jueves, 2 de diciembre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo
evangelio según san Mateo (7,21.24-27)*
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel
hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron
los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió,
porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel
hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron
los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su
ruina fue grande».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No sois vosotros los que habláis, sino
el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU
PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No
sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla
por vosotros.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor
que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que quisiste que
numerosos pueblos llegaran a conocerte por medio de la predicación de san
Francisco Javier, concede a todos los bautizados un gran celo por la
propagación de la fe, para que así tu Iglesia pueda alegrarse de ver aumentados
sus hijos en todo el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor,
date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: CANTEMOS AL SEÑOR CON ALEGRÍA.
Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste;
te daré gracias por siempre.
Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA
CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor,
Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.
Ant 2. Dichoso
el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR
PERDONADO
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso
el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant 3. El
Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18;
12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los
sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os
exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la
fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con
generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos
en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la
corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE
V. Éste es el que ama a sus hermanos, el
que ora mucho por su pueblo.
R. Éste
es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V. El
que entregó su vida por sus hermanos.
R. El
que ora mucho por su pueblo.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Éste
es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Éste es el administrador fiel y
prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste
es el administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido
pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle
humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones
libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios nuestro, que quisiste que
numerosos pueblos llegaran a conocerte por medio de la predicación de san
Francisco Javier, concede a todos los bautizados un gran celo por la propagación
de la fe, para que así tu Iglesia pueda alegrarse de ver aumentados sus hijos
en todo el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.