*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Francisco de Borja*
TIEMPO
ORDINARIO
DOMINGO
SEMANA III
De la Feria. Salterio III
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra
vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo
soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra
tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta
Isaías 22, 1-14
ORÁCULO CONTRA LA FALSA
SEGURIDAD DEL PUEBLO DE DIOS
Oráculo del Valle de la Visión: Pero ¿qué te pasa que te subes en masa a las
azoteas? Llena de ruido, urbe estridente, ciudad divertida. Tus caídos no han
caído a espada, no han muerto en combate. Tus jefes desertaron en bloque, sin
disparar el arco cayeron prisioneros; tus tropas fueron copadas cuando se
alejaban huyendo.
Por eso digo: «Apartaos de mí, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme
de la derrota de mi pueblo.» Porque era un día de pánico, de humillación, de
desconcierto, que enviaba el Señor de los ejércitos. En el Valle de la Visión
socavaban los muros, y subían gritos hacia el monte. Elam se cargaba la aljaba,
los jinetes aparejaban los caballos, Quir desnudaba el escudo. Tus valles
mejores se llenaban de carros, los soldados cargaban contra la puerta, quedaba
al descubierto Judá.
Aquel día, inspeccionasteis el arsenal en la Casa del bosque, y descubristeis
cuántas brechas tenía la ciudad de David; recogisteis el agua del aljibe de
abajo, hicisteis recuento de las casas de Jerusalén y demolisteis algunas de
ellas para reforzar la muralla; entre los dos muros hicisteis un depósito para
el agua del aljibe viejo. Pero no volvisteis los ojos al Autor de todo esto, ni
mirasteis al que desde antiguo lo formó.
El Señor de los ejércitos os invitaba aquel día al llanto y al luto, a raparos
y a ceñiros de saco; mas lo que hubo fue alegría y fiesta, matanza de vacas y
degüello de corderos, comer carne y beber vino, según aquello de «a comer y a
beber, que mañana moriremos». Entonces el Señor de los ejércitos me reveló esto
al oído:
«Juro que no se expiará este pecado hasta que muráis -lo ha dicho el Señor de
los ejércitos-.»
RESPONSORIO Jl 2, 12-13
R. Convertíos a mí de todo corazón con
ayuno, con llanto, con luto. * Rasgad vuestros corazones y no vuestras
vestiduras.
V. Convertíos al Señor, vuestro Dios,
porque es compasivo y misericordioso.
R. Rasgad vuestros corazones y no
vuestras vestiduras.
SEGUNDA LECTURA
De la Regla pastoral de
san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 4: PL 77, 30-31)
EL PASTOR DEBE SABER
GUARDAR SILENCIO CON DISCRECIÓN Y HABLAR CUANDO ES ÚTIL
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil,
de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que
hay que manifestar. Porque así como el hablar indiscreto lleva al error, así el
silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido
adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados poco
prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la
estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey
con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues
callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.
Por eso el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta:
Perros mudos, incapaces de ladrar. Y también dice de ellos en otro lugar: No
acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para
que resistiera en la batalla, en el día del Señor. Acudir a la brecha significa
aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para
defender a la grey; y resistir en la batalla en el día del Señor es lo mismo
que luchar por amor a la justicia contra los malos que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino
huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor
sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la
casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: Tus
profetas te predicaron cosas falsas y vanas, y no revelaron tu culpa para
invitarte a penitencia. Pues hay que tener presente que en la Escritura se da
algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán
caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras.
Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas
falsas y vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los
culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas,
enmudecen ante ellos.
Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas: ella
hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos
que las cometieron. Por eso san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de
exhortar y animar con sana instrucción y rebatir a los contradictores. Y, de
manera semejante, afirma Malaquías: De la boca del sacerdote se espera
instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor. Y
también dice el Señor por boca de Isaías: Grita a voz en cuello, sin cejar,
alza la voz como una trompeta.
Quienquiera pues que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para
ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si
el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo?
Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en
forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía
predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido.
RESPONSORIO Sal 50, 15.
16-17
R. Enseñaré a los malvados tus caminos
y los pecadores volverán a ti. * Y mi lengua cantará tu justicia.
V. Señor, abrirás mis labios: mi boca
proclamará tu alabanza.
R. Y mi lengua cantará tu justicia.
*Lecturas del
Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 3
de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16)*
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para
ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de
repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al
principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará
el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una
sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la
primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete
adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al
verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se
lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el
que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona Quien no recibe la doctrina del reino
de Dios con las disposiciones de un niño no puede entrar en la casa del padre.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona Quien no recibe la doctrina del reino de
Dios con las disposiciones de un niño no puede entrar en la casa del padre.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con
su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
*Ilumina, Señor, a tu pueblo*.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan
extraviados, para que puedan volver al camino recto, concede a todos los
cristianos que se aparten de todo lo que sea indigno de ese nombre que llevan,
y que cumplan lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Francisco de Borja*
*Encuentro con la muerte le da nueva vida*
El mismo año que fue nombrado Virrey de Cataluña, Francisco
recibió la misión de conducir a la sepultura real de Granada los restos
mortales de la emperatriz Isabel. Él la había visto muchas veces rodeada de
aduladores y de todas las riquezas de la corte. Al abrir el ataúd para
reconocer el cuerpo, la cara de la difunta estaba ya en proceso de
descomposición. Francisco entonces tomó su famosa resolución: « ¡no servir
nunca más a un señor que pudiese morir!"» Comprendió profundamente la
caducidad de la vida terrena.
Algunos años más tarde, estando enferma su esposa, pidió a Dios su
curación y una voz celestial le dijo: «Tú puedes escoger para tu esposa la vida
o la muerte, pero si tú prefieres la vida, ésta no será ni para tu beneficio ni
para el suyo.» Derramando lágrimas, respondió: «Que se haga vuestra voluntad y
no la mía.»
La muerte de Doña Leonor, su esposa, ocurrida en 1546 fue un gran
dolor para Francisco. El más joven de sus ocho hijos tenía apenas ocho años
cuando murió Doña Leonor.
El mismo año, el Beato Pedro Favre se detuvo unos días en Gandía y
Francisco hizo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. El 2 de
Junio hizo los votos de castidad, de obediencia y de entrar en la Compañía de
Jesús. El Beato Favre partió de ahí a Roma, llevando un mensaje del duque a San
Ignacio, comunicando al fundador de la Compañía de Jesús que había hecho voto
de ingresar en la orden. San Ignacio se alegró mucho de la noticia; sin
embargo, aconsejó al duque que difiriese la ejecución de sus proyectos hasta
que terminase la educación de sus hijos y que, mientras tanto, tratase de
obtener el grado de doctor en teología en la Universidad de Gandía, que acababa
de fundar. También le aconsejaba que no divulgase su propósito, pues "el
mundo no tiene orejas para oír tal estruendo."
Francisco obedeció puntualmente. Pero al año siguiente, fue
convocado a asistir a las cortes de Aragón, lo cual estorbaba el cumplimiento
de sus propósitos. En vista de ello, San Ignacio le dio permiso de que hiciese
en privado la profesión. Tres años después, el 31 de agosto de 1550, cuando
todos los hijos del duque estaban ya colocados, partió éste para Roma, se
encontró con San Ignacio y, después de renunciar al ducado de Gandía, ingresó
en la Compañía de Jesús a la edad de cuarenta y cuatro años.
Cuatro meses más tarde, volvió a España y se retiró a una ermita
de Oñate, en las cercanías de Loyola. Desde ahí obtuvo el permiso del emperador
para traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos. En seguida se rasuró
la cabeza y la barba, tomó el hábito clerical, y recibió la ordenación
sacerdotal en la semana de Pentecostés, el 26 de mayo de 1551. "El duque
que se había hecho jesuita se convirtió en la sensación de la época. El Papa
concedió indulgencia plenaria a cuantos asistiesen a su primera misa en
Vergara, y la multitud que congregó fue tan grande que hubo que poner el altar
al aire libre.
Su propósito de renunciar a los honores se vio también probado en
la vida religiosa. Carlos V lo propuso como cardenal, pero Francisco no aceptó.
Los superiores de la casa de Oñate le nombraron ayudante del
cocinero: su oficio consistía en acarrear agua y leña, en encender la estufa y
limpiar la cocina. Cuando atendía a la mesa y cometía algún error el santo
duque tenía que pedir perdón de rodillas a la comunidad por servirla con
torpeza.
Inmediatamente después de su ordenación, empezó a predicar en la
provincia de Guipúzcoa y recorría los pueblos haciendo sonar una campanilla
para llamar a los niños al catecismo y a los adultos a la instrucción. Por su
parte, el superior de Francisco le trataba con la severidad que le parecía
exigir la nobleza del duque. Indudablemente que el santo sufrió mucho en
aquella época, pero jamás dio la menor muestra de impaciencia.
En cierta ocasión en que se había abierto una herida en la cabeza,
el médico le dijo al vendársela: "Temo, señor que voy a hacer algún daño a
vuestra gracia". Francisco respondió: "Nada puede herirme más que ese
tratamiento de dignidad que me dais". Después de su conversión, el duque
empezó a practicar penitencias extraordinarias; era un hombre muy gordo, pero
su talle empezó a estrecharse rápidamente. Aunque sus superiores pusieron coto
a sus excesos, San Francisco se las ingeniaba para inventar nuevas penitencias.
Más tarde, admitía que, sobre todo antes de ingresar en la Compañía de Jesús,
había mortificado su cuerpo con demasiada severidad.
Durante algunos meses predicó fuera de Oñate. El éxito de su
predicación fue inmenso. Numerosas personas le tomaron por director espiritual.
Él fue de los primeros en reconocer el valor grandísimo de Santa Teresa de
Jesús. Después de obrar maravillas en Castilla y Andalucía, se sobrepasó a sí
mismo en Portugal.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un
mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.