*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, Arcángeles*
29 de setiembre de 2021
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, delante de los ángeles.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, delante de los ángeles.
Himno: EN LA HORA EN QUE CRISTO RESUCITA.
En la hora en que Cristo resucita,
clama Miguel, el poderoso príncipe:
«¿Quién como tú, mi Dios, Jesús humilde?
Al pecado de los hombres descendiste
y hoy el Padre te signa y te bendice.»
En la hora en que Cristo resucita,
Dice Gabriel, el que anunció a María:
«¡Exulta, Iglesia, virgen afligida,
el santo vencedor es tu Mesías!
Nadie podrá dar muerte a tu alegría.»
En la hora en que Cristo resucita,
Proclama Rafael, el peregrino:
«¡Glorificad conmigo a aquel que dijo:
Yo soy la luz del mundo y el camino!
¡Bendecidle, que el viaje está cumplido!»
En la hora en que Cristo resucita,
se ha tendido la escala misteriosa
y el coro de los ángeles le adora:
«¡Somos, Señor, los siervos de tu gloria,
cielo y tierra cantemos tu victoria!» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Alabemos al Señor, a quien alaban también los ángeles, a quien los
querubines y serafines aclaman, diciendo: «Santo, santo, santo.»
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabemos al Señor, a quien alaban también los ángeles, a quien los
querubines y serafines aclaman, diciendo: «Santo, santo, santo.»
Ant 2. Ángeles del Señor, bendecid al Señor eternamente.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ángeles del Señor, bendecid al Señor eternamente.
Ant 3. En el cielo, Señor, todos los ángeles te proclaman santo, y dicen
a una voz: «Oh Dios, tú mereces alabanza.»
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En el cielo, Señor, todos los ángeles te proclaman santo, y dicen
a una voz: «Oh Dios, tú mereces alabanza.»
LECTURA BREVE Gn 28, 12-13a
Vio Jacob en sueños una escalinata apoyada en la tierra y cuya cima tocaba el
cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y vio al Señor que estaba de
pie sobre ella y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el
Dios de Isaac.»
RESPONSORIO BREVE
V. El ángel se puso en pie junto al altar.
R. El ángel se puso en pie junto al altar.
V. Con un incensario de oro en sus manos.
R. Junto al altar.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El ángel se puso en pie junto al altar.
V. Bendecid
al Señor, ángeles suyos.
R. Poderosos ejecutores de sus órdenes.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 12, 1-17
COMBATE DE MIGUEL CON EL DRAGÓN
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna
bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y
grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Apareció otra
señal en el cielo: una gran Serpiente roja, con siete cabezas y diez cuernos, y
sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las
estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. La Serpiente se detuvo
delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo
diera a luz.
La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con
cetro de hierro, y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. la Mujer
huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí
alimentada mil doscientos sesenta días.
Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron
con la Serpiente. También la Serpiente y sus ángeles combatieron, pero no
prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Fue arrojada la gran
Serpiente, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del
mundo entero; fue arrojada a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con ella.
Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo:
«Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la
potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos lo vencieron en virtud
de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no
amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y
los que moráis en sus tiendas. ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha
bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo.»
Cuando la Serpiente vio que había sido arrojada a la tierra, persiguió a la
Mujer que había dado a luz al Hijo varón. Pero se le dieron a la Mujer las dos
alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos de la
Serpiente, donde tiene que ser alimentada un tiempo, algunos tiempos y medio
tiempo.
Entonces la Serpiente vomitó de su boca detrás de la Mujer como un río de agua,
para arrastrarla con su corriente. Pero la tierra vino en auxilio de la Mujer;
abrió la tierra su boca y tragó al río vomitado de la boca de la Serpiente.
Entonces, despechada la Serpiente contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al
resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
testimonio de Jesús.
RESPONSORIO Ap 8, 1; cf. 12, 7. 10
R. Se hizo un silencio en el cielo, mientras combatía el arcángel
Miguel con la Serpiente, y se oyó una voz que decía: * «¡Victoria,
honor y poder al Dios omnipotente!»
V. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro
Dios, y la potestad de su Cristo.
R. ¡Victoria, honor y poder al Dios omnipotente!
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
(Homilía 34, 8-9: PL 76, 1250-1251)
El NOMBRE DE «ÁNGEL» DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER
Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser, del que
lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son
siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que
solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten
mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran
trascendencia se llaman arcángeles.
Por esto a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el
arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese
transmitido por un ángel de la máxima categoría.
Por la misma razón se les atribuyen también nombres personales, que designan
cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la
visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son
necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son
para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión
específica para la cual nos son enviados. Y, así, «Miguel» significa: «¿Quién
como Dios?», «Gabriel» significa: «Fortaleza de Dios» y «Rafael» significa:
«Medicina de Dios».
Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es
enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie
puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que
por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por
encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos
es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando al fin del mundo será
desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta
Juan: Se entabló una batalla con el arcángel Miguel.
A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios»,
porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de
reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la
fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y
héroe en las batallas.
«Rafael» significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del
hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo
libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con
razón es llamado «Medicina de Dios».
RESPONSORIO Ap 8, 3. 4; Dn 7, 10
R. El ángel se puso en pie junto al altar, con un incensario de oro.
Y se le dio gran cantidad de incienso; * Y el humo del
incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel.
V. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie
delante de él.
R. y el humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del
ángel.
*Lecturas del Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael*
Miércoles, 29 de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (1,47-51)*
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a
un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees?
Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto
y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Os lo digo con toda verdad: «Habéis de ver el cielo abierto y a
los ángeles de Dios, subiendo y bajando en servicio del Hijo del hombre.»
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os lo digo con toda verdad: «Habéis de ver el cielo abierto y a
los ángeles de Dios, subiendo y bajando en servicio del Hijo del hombre.»
PRECES
Adoremos, hermanos, al Señor, a quien proclaman los ángeles a una
voz, y digámosle con gozo:
Bendecid al Señor, todos sus ángeles.
Tú, Señor, que has dado órdenes a tus ángeles para que nos guarden en nuestros
caminos,
condúcenos hoy por tus sendas y no permitas que caigamos en el pecado.
Haz que te busquemos a ti en todo lo que hagamos
y seamos así semejantes a los ángeles que están viendo siempre tu rostro.
Concédenos, Señor, la pureza del alma y la castidad del cuerpo,
para que seamos como tus ángeles en el cielo.
Manda, Señor, en ayuda de tu pueblo al gran arcángel Miguel,
para que nos sintamos protegidos en nuestras luchas contra Satanás y sus ángeles.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable,
llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación,
haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre
protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte
y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, Arcángeles*
*San Gabriel Arcángel*
"Fortitudo Dei" (Fortaleza de Dios), uno de los tres
arcángeles mencionados en la Biblia. Sólo se registran cuatro apariciones de
Gabriel:
En Dn VIII, explica la visión del carnero y del macho cabrío como
presagiando la destrucción del Imperio Persa por el Macedonio Alejandro Magno,
y que posterior a su muerte el reino sería divido entre sus generales. De uno
de ellos nacería Antioco Epifanio.
En el capítulo IX, luego de que Daniel había rezado por Israel,
leemos que "aquél varón Gabriel se me acercó en rápido vuelo" y le
comunicó la misteriosa profecía de las "setenta semanas" de años que
deben pasar antes de la venida de Cristo. En el capítulo x, no queda claro si
es que el ángel es Gabriel o no, pero de cualquier manera podemos atribuirle la
maravillosa descripción de los versículos 5 y 6. En N.T. predice a Zacarías el
nacimiento del Precursor, y a María la Madre de Nuestro Salvador.
Es el ángel de la Encarnación y del Consuelo, y en la tradición
cristiana Gabriel es siempre el ángel de la misericordia mientras que Miguel es
más bien el del juicio. Al mismo tiempo, incluso en la Biblia, es de Gabriel,
el poder del ángel de Dios, y es importante notar la frecuencia con la que
tales palabras como: "grande", "pueda", "poder",
y "fuerza" aparecen en los pasajes referidos anteriormente. Los
judíos parecen haber insistido particularmente en este rasgo del carácter de
Gabriel, y es recordado por ellos como el ángel del juicio, mientras que Miguel
es llamado el ángel de la misericordia. Así, atribuyen a Gabriel la destrucción
de Sodoma y de las huestes Senaquerib, sin embargo también lo recuerdan como el
ángel que enterró a Moisés, y como el enviado a marcar la figura Tau en la
frente del elegido (Ez, 4). En literatura judía posterior se consideraba que
los nombres de los ángeles tenían una eficacia peculiar, y el Museo Británico
posee unos recipientes con inscripciones de sortilegios en Hebreo, Arameo y
Sirio en las que aparecen los nombres de Miguel, Rafael y Gabriel. Estos
recipientes fueron encontrados en Hillah, lugar de Babilonia, y constituye una
interesante reliquia de la obsesión judía. En literatura apócrifa cristiana los
mismos nombres aparecen, cf. Enoc, IX, y el Apocalipsis de la Virgen María.
Sangabrielarcangel.jpg
Como ha sido recalcado, Gabriel es mencionado sólo en dos
oportunidades en el Nuevo Testamento, pero no es razonable suponer con la
tradición cristiana que es él quien se apareció a San José y a los pastores, y
también que fue él quien "fortaleció" a nuestro Señor en el jardín
(cf. El himno para Laudes del 24 de Marzo). Gabriel es generalmente llamado
sólo arcángel, pero la expresión usada por San Rafael, "yo soy el ángel
Rafael, uno de los siete que asistimos delante del Señor" (Tob XII, 15) y
las propias palabras de San Gabriel, "Yo soy Gabriel que asisto a la vista
de Dios" (Lc, 1, 19), han llevado a algunos a pensar que estos ángeles
deben pertenecer al mayor rango; pero esto se explica generalmente refiriéndose
a su rango como el mayor de los mensajeros de Dios, y no ubicándolos entre los
Serafines y Querubines (cf. St. Tomás, I, Q. CXII, a.3; III, Q. XXX, a.2, ad
4um).
Fuente: Enciclopedia Católica
El nombre de este arcángel (Raphael = “Medicina de Dios” o “Dios
ha obrado la salud”) no aparece en las Escrituras Hebreas ni en el
Septuagenario; solamente en el Libro de Tobías. Aquí aparece primero disfrazado
en forma humana, como el viajero acompañante del hijo de Tobías, llamándose a
si mismo “Azarías el hijo del gran Ananías”. La historia de esta travesía esta
llena de aventuras, y en ella es visible la influencia protectora del ángel que
se muestra de diferentes maneras, incluyendo la atadura “en el desierto del
alto Egipto” del demonio quien previamente había matado a siete esposos de
Sara, hija de Raquel, y que es pintorescamente relatada en Tobías.
Luego del retorno y la curación de la ceguera de Tobías, Azarías
se hace llamar “el ángel Rafael, uno de los siete que se paran ante el Señor”
(Tob., xii, 15. Cf. Apoc., viii, 2). De estos siete “arcángeles” que aparecen
en la angelología del Judaísmo post-exilio, solo tres, Gabriel, Miguel y Rafael
son mencionados en las Escrituras canónicas. Los otros, de acuerdo al Libro de
Enoc (cf. xxi) son Uriel, Raguel, Sariel y Jerahmeel, mientras que de otras
fuentes apócrifas obtenemos los nombres de Izidkiel, Hanael y Kepharel, en vez
de los últimos tres en la lista anterior.
En cuanto a las funciones atribuidas a Rafael, tenemos un poco más
que su declaración a Tobías, que cuando el último estuvo ocupado en su trabajo
de misericordia y caridad, él (Rafael) ofreció sus plegarias al Señor, ya que
él fue enviado por el Señor para curar a Tobías de su ceguera y para sacar a
Sara, la esposa de su hijo, de las garras del demonio. La categoría judía de
los arcángeles es reconocida en el Nuevo Testamento (I Thess., iv, 15; Judit,
9), pero solo Gabriel y Miguel son mencionados en nombre. Sin embargo, muchos
comentadores identifican a Rafael con el “ángel del Señor” mencionado en Juan
5. Esta conjetura se basa en la importancia del nombre y en el rol de curación
atribuido a Rafael en el Libro de Tobías. La Iglesia asigna la fiesta de San
Rafael el 24 de octubre. Los himnos del Oficio llaman a su poder de curación y
a su victoria sobre el demonio. Las enseñanzas del primer Nocturno y de las
Antífonas del Oficio completo son tomadas del Libro de Tobías, y las enseñanzas
del segundo y tercer Nocturno de los trabajos de San Agustín, viz. para el
segundo Nocturno un sermón de Tobías (sermón I en el quinceavo domingo), y para
el tercer, una homilía del verso de apertura de Juan, v. La lectura bíblica en
la Misa es tomada del capítulo 12 de Tobías, y el Evangelio de Juan 5:1-4, refiriéndose
a la piscina llamada probática, donde la multitud de enfermos yacía esperando
la agitación del agua, ya que el “ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a
la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación
del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera”. Así las conjeturas
hechas antes por los comentadores son confirmadas por la Liturgia oficial de la
Iglesia.
Fuente: Enciclopedia Católica
(Hebreo “¿Quién como Dios?”)
San Miguel es uno de los principales ángeles; su nombre era el
grito de guerra de los ángeles buenos en la batalla librada en el cielo en
contra del enemigo y sus seguidores. Su nombre se encuentra cuatro veces en la
Escritura:
(1) Daniel 10,13-21: Gabriel le dice a Daniel, cuando él le pide a
Dios que le permita a los judíos volver a Jerusalén: "El Ángel (B.D.,
príncipe) del Reino de Persia me ha hecho resistencia… pero Miguel, uno de los
Primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda… Nadie me presta ayuda para esto,
excepto Miguel, vuestro Príncipe.”
(2) Daniel 12: el Ángel, hablando del fin del mundo y del
Anticristo dice: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende
a los hijos de tu pueblo."
(3) En la epístola católica de San Judas 1,9: “En cambio el
arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de
Moisés, etc.” San Judas alude a la antigua tradición judía de una disputa entre
San Miguel y Satanás sobre el cuerpo de Moisés, un relato de lo cual también se
puede encontrar en el libro apócrifo de la asunción de Moisés (Orígenes,
"De principiis", III.2.2). San Miguel escondió la tumba de Moisés; sin
embargo Satanás al destaparla, trató de seducir al pueblo judío al pecado del
culto a los héroes. San Miguel también custodia el cuerpo de Eva, de acuerdo a
la “Revelación de Moisés” (“Evangelios Apócrifos”, etc., ed. A. Walker,
Edimburgo, p.647).
(4) Apocalipsis 12,7: “Entonces se entabló una batalla en el
cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.” San Juan habla del gran
conflicto al final de los tiempos, que refleja también la batalla en el cielo
al principio de los tiempos. De acuerdo a los Padres a menudo hay controversia
sobre San Miguel en la Escritura donde no se menciona su nombre. Dicen que él
era el querubín que estuvo en la puerta del paraíso, “para guardar el camino
del árbol de la vida” (Gén. 3,24), el ángel a través de quien Dios publicó el
Decálogo para su pueblo escogido, el ángel que se puso en el camino para
estorbarle a Balaam (Núm. 22,22 ss.), el ángel que puso en fuga al ejército de
Senaquerib (2 Ry. 19,35).
Según estos pasajes bíblicos, la tradición cristiana le da a San
Miguel cuatro oficios:
• Pelear contra Satanás.
• Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo,
especialmente a la hora de la muerte.
• Ser el campeón del pueblo de Dios: los judíos en la antigua Ley,
los cristianos en el Nuevo Testamento; por lo tanto él era el patrón de la
Iglesia, y de la orden de caballeros durante la Edad Media.
• Llamar de la tierra y traer las almas de los hombres a juicio
(signifer S. Michael repraesentet eas in lucam sanctam, Offert. Miss Defunct. "Constituit eum principem super
animas suscipiendas", Antiph. off. Cf. El Pastor de Hermas, III,
Simil. 7, 3).
Las opiniones varían en cuanto a su rango en la jerarquía
celestial. San Basilio (Hom. de angelis) y otros Padres Griegos, también Salmeron,
Bellarmine, etc., ubican a San Miguel sobre todos los ángeles; dicen que se le
llama “arcángel” porque es el príncipe de los demás ángeles. Otros (cf. P.
Buenaventura, op. cit.) creen que es el príncipe de los serafines, el primero
de los nueve órdenes angélicos. Pero, de acuerdo a Santo Tomás (Summa,
Ia:113:3) él es el príncipe del último y más bajo coro, los ángeles. La
liturgia romana parece seguir a los Padres Griegos; lo llama Princeps militiae
coelestis quem honorificant angelorum cives. El himno del Breviario Mozárabe
ubica a San Miguel incluso sobre los veinticuatro ancianos. La liturgia griega
lo llama Archistrategos, "general altísimo" (cf. Menaea, 8 nov. y 6
sept.).
VENERACION
Habría sido natural para San Miguel, defensor del pueblo judío,
ser el defensor de los cristianos, dándoles la victoria en la guerra contra sus
enemigos. Sin embargo, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires
como sus patrones militares: San Jorge, San Teodoro, San Demetrio, San Sergio,
San Procopio, San Mercurio, etc; pero a San Miguel le dieron el cuidado de sus
enfermos. En Frygia, el lugar donde fue venerado por primera vez, su prestigio
como sanador angelical obscureció su interposición en asuntos militares. Él fue
desde los primeros tiempos el centro del verdadero culto a los santos ángeles.
La tradición relata que en los primeros tiempos San Miguel hizo surgir un
manantial medicinal en Chairotopa, cerca de Colosas, donde todos los enfermos
que se bañaban allí, invocando a la Santísima Trinidad y a San Miguel, se
curaban.
Más famosos aún son los manantiales que se dice San Miguel hizo
surgir de la roca en Colosas (Chonae, la actual Khonas, en el Lico). Los
paganos dirigieron un arroyo contra el santuario de San Miguel para destruirlo,
pero el arcángel dividió la roca con un trueno, para darle un nuevo lecho a la
corriente, y santificó para siempre las aguas que venían de la quebrada. Los
griegos afirman que esta aparición tuvo lugar a mediados del siglo I, y
celebran una fiesta en conmemoración de esto el 6 de septiembre (Analecta Bolland.,
VIII, 285-328). También en Pitia en Bitinia y en todas partes de Asia, los
manantiales termales eran dedicados a San Miguel.
De la misma manera en Constantinopla, san Miguel era considerado
el gran médico celestial. Su santuario principal, el Michaelion, estaba en
Sosthenion, casi 50 millas al sur de Constantinopla; ahí se dice que el
arcángel se le apareció al Emperador Constantino. Los enfermos dormían en esa
iglesia de noche, esperando una manifestación de San Miguel; allí su fiesta se
celebraba el 9 de junio. Otra famosa iglesia estaba dentro de los muros de la
ciudad, en los baños termales del Emperador Arcadio; ahí la sinaxis del
arcángel se celebraba el 8 de noviembre. Esta fiesta se propagó por toda la
Iglesia Griega, y las Iglesias de Siria, Armenia y Alejandría también la
adoptaron; ahora es la principal fiesta de San Miguel en el Oriente. Se pudo
haber originado en Frigia, pero su estación en Constantinopla fue las Termas de
Arcadio (Martinov, “Annus Graeco-slavicus”, 8 nov.). Otras fiestas de San
Miguel en Constantinopla eran: 27 de octubre, en la iglesia “Promotu”; 18 de
junio, en la iglesia de San Julián, en el Foro; y el 10 de diciembre en Athae.
Los cristianos de Egipto, pusieron al río que les daba la vida, el
Nilo, bajo la protección de San Miguel; adoptaron la fiesta griega y la
celebraban el 12 de noviembre; el día 12 de cada mes, celebraban una
conmemoración especial al arcángel, pero el 12 de junio, cuando el río
comenzaba a crecer, guardaban como feriado de obligación de la fiesta de San
Miguel “por la crecida del Nilo”, euche eis ten symmetron anabasin ton potamion
hydaton.
En Roma, el Sacramentario Leonino (siglo VI) tiene el "Natale
Basilicae Angeli via Salaria", 30 de septiembre; de las cinco Misas para
la celebración, tres mencionan a San Miguel. El Sacramentario Gelasiano (siglo
VII) da la fiesta S. Michaelis Archangeli, y el Sacramentario Gregoriano (siglo
VIII), Dedicatio Basilionis S. Angeli Michaelis, 29 de septiembre. Un
manuscritotambién añade aquí “via salaria” (Ebner, "Miss. Rom. Iter
Italicum", 127). Esta iglesia de la Via Salaria estaba a seis millas al
norte de la ciudad; en el siglo IX fue llamada Basilica Archangeli in Septimo
(Armellini, "Chiese di Roma", p. 85), la cual desapareció hace
doscientos años. En Roma también se le dio a San Miguel el rol de médico
celestial. De acuerdo a unaleyenda (¿apócrifa?) del siglo X, él se apareció
sobre los Moles Hadriani (Castel di S. Angelo), en el 650, durante la procesión
que realizó San Gregorio en contra de la pestilencia, lo cual hizo cesar la
plaga. El Papa San Bonifacio IV (608-15) construyó en los Moles Hadriani una
iglesia en honor a él, a la que llamó St. Michaelis inter nubes (in summitate
circi).
Bien conocida es la aparición de San Miguel (c. 494 o 530-40),
como se relata en el Brevario Romano, el 8 de mayo, en su famoso santuario en
el Monte Gárgano, donde le fue restaurada su gloria original como patrono de la
guerra. Los lombardos de Sipontum (Manfredonia) le atribuyen su victoria sobre
los griegos napolitanos, el 8 de mayo de 663, a su intercesión. En
conmemoración de esta victoria la iglesia de Sipontum instituyó una fiesta
especial en honor del arcángel, el 8 de mayo, que se ha esparcido por toda la
Iglesia Latina, y ahora es llamada (desde el tiempo de Pío V) "Apparitio
S. Michaelis", aunque originalmente no conmemoraba la aparición, sino la
victoria.
En Normandía San Miguel es el patrón de los marineros en su famoso
santuario de Mont-Saint-Michel, en la diócesis de Coutances. Se dice que
apareció ahí en el año 708, a San Auberto, obispo de Avranches. En Normandía su
festividad "S. Michaelis en periculo maris" o "en Monte
Tumba", se celebraba universalmente el 18 de octubre, el aniversario de la
dedicación de la primera iglesia, 16 de octubre del 710; la fiesta luego se
confinó a la Diócesis de Coutances. En Alemania, luego de su evangelización,
San Miguel reemplazó para los cristianos al dios pagano Wotan, a quien se
consagraron muchas montañas, por ende las numerosas capillas de San Miguel en
toda Alemania.
Se dice que los himnos del Oficio Romano fueron compuestos por
Rábanus Mauro de Fulda (m. 856). En el arte San Miguel es representado como
guerrero angélico, armado con un casco, espada y escudo (frecuentemente la
armadura presenta la inscripción en latín: Quis ut deus), parado sobre el
dragón, a quien a veces clava con una lanza. También sostiene un par de
balanzas en donde pesa las almas de los difuntos (cf. Rock, “The Church of Our
Fathers”, III, 160), o el libro de la vida, para demostrar que él toma parte en
el juicio. Su fiesta (29 de septiembre), en la Edad Media era celebrada como un
feriado de precepto, pero junto con otras fiestas fue gradualmente abolida
desde el siglo XVIII (ver fiestas eclesiásticas). El Día de San Miguel, en
Inglaterra y otros países, es uno de los días trimestrales regulares para el
ajustamiento de rentas y cuentas; pero ya no es notable por la hospitalidad con
que se celebraba antes. En algunas parroquias (Isle de Skye) tenían una
procesión en este día y preparaban un pastel, llamado la hogaza de San Miguel.
Fuente: Enciclopedia Católica
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ENVÍA CRISTO A TU VALIENTE JEFE.
Envía Cristo a tu valiente jefe,
al ángel de la paz, a san Miguel,
y crecerá tu pueblo, con su ayuda,
próspero y fiel.
Visite siempre nuestro sacro templo
el ángel fuerte, el singular Gabriel,
y arroje fuera al enemigo antiguo,
falso luzbel.
Envía al ángel que a tu pueblo sana;
manda, oh Cristo, del cielo a Rafael,
que acompañe a tu pueblo peregrino,
nuevo Israel.
Nos asistan tus ángeles gloriosos,
Cristo, gloria del coro angelical,
y con ellos cantemos al Dios trino
himno triunfal. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ensalzaste tu majestad sobre los cielos, oh Rey de los ángeles.
Salmo 8 MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.
Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzaste tu majestad sobre los cielos, oh Rey de los ángeles.
Ant 2. Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Delante de los ángeles tañeré para ti, Dios mío.
Ant 3. Vi en medio, donde estaba el trono, un Cordero en pie y como
degollado; y oí un coro de muchos ángeles alrededor del trono.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vi en medio, donde estaba el trono, un Cordero en pie y como
degollado; y oí un coro de muchos ángeles alrededor del trono.
LECTURA BREVE Ap 1, 4b-5
Gracia y paz a vosotros de parte de aquel que es, que era y que será; de parte
de los siete espíritus que están ante su trono; y de parte de Jesucristo, el
testigo veraz, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de
la tierra, aquel que nos ama y que nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre.
RESPONSORIO BREVE
V. El humo del incienso subió a la presencia de Dios.
R. El humo del incienso subió a la presencia de Dios.
V. De mano del ángel.
R. A la presencia de Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El humo del incienso subió a la presencia de Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El ángel Gabriel dijo a María: «Concebirás y darás a luz un hijo,
a quien llamarás Jesús.»
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El ángel Gabriel dijo a María: «Concebirás y darás a luz un hijo,
a quien llamarás Jesús.»
PRECES
Oremos al Señor, pidiéndole que nos haga siempre prontos a la voz
de su palabra, como los ángeles, y supliquémosle, diciendo:
Escúchanos, Señor.
Para que, por mano de los ángeles, suban nuestras oraciones hasta ti como aroma
de perfume.
Para que, por mano de los ángeles, sean llevadas nuestras ofrendas a tu
presencia hasta el altar del cielo.
Para que, con el ejército celestial de los ángeles, demos gloria a Dios en el
cielo y anunciemos en la tierra la paz a los hombres.
Para que, al fin de nuestra vida, nos reciban los ángeles y nos lleven a la
patria del paraíso.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Para que el arcángel san Miguel conduzca a todos los difuntos al lugar de la
luz y de la paz.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable,
llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación,
haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre
protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte
y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.