Musica Para el Alma
jueves, 30 de septiembre de 2021
EVANGELIO DE LUCAS 10,13-16 CICLO B
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
(« ¡Ay de ti,
Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento del Señor, es un lamento de tristes.
Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que el Señor
realiza en mí constantemente y yo ni las veo, ni me alegro, esto meda un poco
de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en cosas que no provocan vida. El
Señor, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo hacia las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz. La buena noticia para
mi es que el Señor me hace ver que voy por el lugar equivocado y él, está empeñado
en que entre por el camino correcto*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL VIERNES 1. SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)*
VIERENES SEMANA II
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: TE DOY GRACIAS SEÑOR.
Te doy gracias, Señor.
¡Tanto estabas enojado conmigo!
Tú eres un Dios de amor,
y ahora soy tu amigo,
te busco a cada instante y te persigo.
Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va herida,
ansiándote sin tasa ni medida.
En mi tierra desierta,
tú de la salvación eres la fuente;
eres el agua cierta
que se vuelve torrente,
y el corazón arrasa dulcemente.
¡Quiero escuchar tu canto!
¡Que tu Palabra abrase mi basura
con alegría y llanto!
¡Que mi vida futura
espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Ant 2. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cántico: JUICIO DE DIOS - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19
¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.
El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.
Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En Tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.
LECTURA BREVE Ef 2,13-16
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los
que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos,
judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo
las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al
odio.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 20, 1-6
ANUNCIO DE LA DEPORTACIÓN DE EGIPTO Y DE CUSA
El año en que el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria
llegó a Azoto, la
atacó y la conquistó. Entonces, el Señor habló por medio de Isaías, hijo de
Amós. Antes le había dicho: «Anda, desátate el sayal de la cintura, quítate las
sandalias de los pies.»
Él lo hizo y anduvo desnudo y descalzo. Y dijo el Señor:
«Como mi siervo Isaías ha caminado desnudo y descalzo durante tres años, como signo
y presagio contra Egipto y Cus, así el rey de Asiria conducirá a los cautivos
de Egipto y a los deportados de Cus, jóvenes y viejos, descalzos y desnudos,
con las nalgas al aire, vergüenza para Egipto. Sentirán miedo y vergüenza por
Cus, su confianza, y por Egipto, su orgullo.
Y aquel día los habitantes de esta costa dirán: "Ahí tenéis a los que eran
nuestra confianza, a los que acudíamos en busca de auxilio para que nos
libraran del rey de Asiría; pues nosotros, ¿cómo nos salvaremos?".
Responsorio Is 19, 1. 4
R. Mirad al Señor, que, montado en una nube ligera, entra en
Egipto; * vacilan ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los
egipcios se les derrite en el pecho.
V. Oráculo del Señor: Entregaré a los egipcios en manos de un
amo cruel, un rey severo los dominará.
R. Vacilan ante él los ídolos de Egipto, y el corazón de los
egipcios se les derrite en el pecho.
Segunda Lectura
Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre la carta a los Filipenses
(PLS 1, 617-618) ESTAD SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR
Como acabáis de escuchar en la lectura de hoy, amados hermanos, la
misericordia divina, para bien de nuestras almas, nos llama a los goces de la
felicidad eterna, mediante aquellas palabras del Apóstol: Estad siempre alegres
en el Señor. Las alegrías de este mundo conducen a la tristeza eterna, en
cambio, las alegrías que son según la voluntad de Dios durarán siempre y
conducirán a los goces eternos a quienes en ellas perseveren. Por ello, añade
el Apóstol: Os lo repito, estad alegres.
Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus
mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en
este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto
más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante
Dios.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo, es decir, que vuestra santidad de
vida sea patente no sólo ante Dios, sino también ante los hombres; así seréis
ejemplo de modestia y sobriedad para todos los que en la tierra conviven con
vosotros y vendréis a ser también como una imagen del bien obrar ante Dios y
ante los hombres.
El Señor está cerca. Nada os preocupe: el Señor está siempre cerca de los que
lo invocan sinceramente, es decir, de los que acuden a él con fe recta,
esperanza firme y caridad perfecta; él sabe, en efecto, lo que vosotros necesitáis
ya antes de que se lo pidáis; él está siempre dispuesto a venir en ayuda de las
necesidades de quienes lo sirven fielmente. Por ello, no debemos preocuparnos
desmesuradamente ante los males que pudieran sobrevenirnos, pues sabemos que
Dios, nuestro defensor, no está lejos de nosotros, según aquello que se dice en
el salmo: El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque
el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. Si nosotros procuramos
observar lo que él nos manda, él no tardará en darnos lo que prometió.
En toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios, no sea que, afligidos por la tribulación,
nuestras peticiones sean hechas —Dios no lo permita— con tristeza o estén mezcladas
con murmuraciones; antes, por el contrario, oremos con paciencia y alegría,
dando constantemente gracias a Dios por todo.
Responsorio Sal 39, 3-4
R. El Señor afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis
pasos; * y puso en mis labios un cántico nuevo.
V. Él escuchó mi grito y me levantó de la charca fangosa.
R. Y puso en mis labios un cántico nuevo.
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin
mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle
con fe:
En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.
Tú que nos has dado la luz del nuevo día,
concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,
ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.
Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,
haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.
Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,
purifica con esta agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad
de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó
Jesucristo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo
modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también
las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la
eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa
Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)*
Teresa era la última de cinco hermanas - había tenido dos hermanos
más, pero ambos habían fallecido - Tuvo una infancia muy feliz. Sentía gran
admiración por sus padres: «No podría explicar lo mucho que amaba a papá, decía
Teresa, todo en él me suscitaba admiración».Cuando sólo tenía cinco años, su
madre murió, y se truncó bruscamente su felicidad de la infancia. Desde
entonces, pesaría sobre ella una continua sombra de tristeza, a pesar de que la
vida familiar siguió transcurriendo con mucho amor. Es educada por sus
hermanas, especialmente por la segunda; y por su gran padre, quien supo
inculcar una ternura materna y paterna a la vez. Con él aprendió a amar la
naturaleza, a rezar y a amar y socorrer a los pobres. Cuando tenía nueve años,
su hermana, que era para ella «su segunda mamá», entró como carmelita en el
monasterio de la ciudad. Nuevamente Teresa sufrió mucho, pero, en su
sufrimiento, adquirió la certeza de que ella también estaba llamada al
Carmelo.Durante su infancia siempre destacó por su gran capacidad para ser
«especialmente» consecuente entre las cosas que creía o afirmaba y las
decisiones que tomaba en la vida, en cualquier campo. Por ejemplo, si su padre
desde lo alto de una escalera le decía: «Apártate, porque si me caigo te
aplasto», ella se arrimaba a la escalera porque así, «si mi papá muere no
tendré el dolor de verlo morir, sino que moriré con él»; o cuando se preparaba
para la confesión, se preguntaba si «debía decir al sacerdote que lo amaba con
todo el corazón, puesto que iba a hablar con el Señor, en la persona de él».
Cuando sólo tenía quince años, estaba convencida de su vocación:
quería ir al Carmelo. Pero al ser menor de edad no se lo permitían. Entonces
decidió peregrinar a Roma y pedírselo allí al Papa. Le rogó que le diera permiso
para entrar en el Carmelo; el le dijo: «Entraréis, si Dios lo quiere. Tenía
‹dice Teresa‹ una expresión tan penetrante y convincente que se me grabó en el
corazón».
En el Carmelo vivió dos misterios: la infancia de Jesús y su
pasión. Por ello, solicitó llamarse sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa
Faz. Se ofreció a Dios como su instrumento. Trataba de renunciar a imaginar y
pretender que la vida cristiana consistiera en una serie de grandes empresas, y
de recorrer de buena gana y con buen ánimo «el camino del niño que se duerme
sin miedo en los brazos de su padre».
A los 23 años enfermó de tuberculosis; murió un año más tarde en
brazos de sus hermanas del Carmelo. En los últimos tiempos, mantuvo
correspondencia con dos padres misioneros, uno de ellos enviado a Canadá, y el
otro a China, y les acompañó constantemente con sus oraciones. Por eso, Pío XII
quiso asociarla, en 1927, a san Francisco Javier como patrona de las misiones.
El camino espiritual de Teresa Martin fue solitario. Cierto que
recibió mucho de su familia, de sus educadores y de sus maestros del Carmelo,
pero ningún sacerdote la marcó profundamente. El Espíritu Santo trazó en ella
un sendero de autenticidad - "No he buscado mas que la verdad" - que
le reveló las profundidades del Amor trinitario y un " caminito" para
unirlos sin ninguna preocupación didáctica. Todo surgió de la vida, de los
acontecimientos cotidianos releídos a la luz de la Palabra de Dios. Su
aportación incomparable a la espiritualidad del siglo XX es una vuelta al
Evangelio en su pureza más radical. " Si no os hacéis como niños no
entraréis en el reino de los Cielos". (Mateo 18,3).
Es verdad que Teresa no dispuso de un texto completo del Antiguo
Testamento, pero descubrió la meditación de la Palabra de Dios. Sin ninguna iniciación,
sin ninguna cultura bíblica, cita más de mil veces la Biblia en sus escritos. A
los 22 años dos textos del Antiguo Testamento cristalizan después de una larga
búsqueda, en el descubrimiento de " la vía de la infancia espititual"
que será su gran aportación.
VIERENES SEMANA II
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: OH CRISTO, TÚ NO TIENES.
Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114 - ACCIÓN DE GRACIAS
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120 - EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE 1Co 2, 7-10a
Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios
antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los
príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni
el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los
que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó
siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba con amor las
lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
Señor, ten piedad.
Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados, pon ahora
tus ojos en los sufrimientos de los pobres
y consuela a los deprimidos.
Escucha los gemidos de los agonizantes
y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.
Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro, que puedan
regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.
Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.
Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena
confianza:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de
una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos contemplar, con tal
plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre
nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL VIERNES 1 DE OCTUBRE 2021
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Primera
lectura
Lectura del
libro de Baruc (1,15-22):
Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo, y a nosotros nos abruma hoy la
vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén, a nuestros reyes y gobernantes,
a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres; porque pecamos contra el
Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo
los mandatos que el Señor nos había dado. Desde el día en que el Señor sacó a
nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro
Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y
la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a
nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel. No
obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados,
los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y
haciendo lo que el Señor, nuestro Dios, reprueba.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
78,1-2.3-5.8.9
R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre
Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.
Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R/.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
*Lecturas del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 1 de octubre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,13-16)*
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en
Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que
se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el
juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafárnaún,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a
mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza
a mí rechaza al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
(« ¡Ay de ti,
Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido)
*Este lamento del Señor, es un lamento de tristes.
Este lamento hoy también es para mí, porque son tantas las obras que el Señor
realiza en mí constantemente y yo ni las veo, ni me alegro, esto meda un poco
de tristeza, porque estoy enfocando mi vida en cosas que no provocan vida. El
Señor, lo que esta es tratando de despertar en mí un deseo hacia las cosas que
producen vida, que producen justicia, que producen paz. La buena noticia para
mi es que el Señor me hace ver que voy por el lugar equivocado y él, está empeñado
en que entre por el camino correcto*.
*El que desea y
quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
miércoles, 29 de septiembre de 2021
EVANGELIO DE LUCAS 10,1-12 CICLO B
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
*San Jerónimo*
Jueves, 30
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,1-12)*
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño
de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa,
decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la
misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de
vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban,
salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha
pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que
está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para ese pueblo.»
Palabra del Señor
《La mies
es abundante y los obreros pocos: rueguen, pues, al dueño de la mies que mande
obreros a su mies》
*Hoy está palabra es un llamado especial para mí,
porque está palabra (Rueguen) es pedir con seriedad en oración, el deseo
sincero de la Evangelización. Rogar es pedir ser un obrero en la mies, puedo
ver esto como un regalo, como una oportunidad que me concede el dueño de la
viña. Y qué bueno que esto no depende de lo que yo sepa, de los títulos que
pueda conseguir, de lo hermoso o bello que pueda hablar, de las relaciones
humanas que pueda tener, nada de eso. Esto es totalmente un regalo del Dueño de
la mies. El Señor me hace una invitación a la sinceridad con esta lectura,
porque he pedido al Señor que mande obreros a su mies, pero no me incluyo, (eso
no es para mí), pienso que eso es para otra persona. Pero el Señor, es a mí,
que me dice, que "Ruegue" (que pida en oración) al Señor, que me
mande a mí, no a otro*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL JUEVES 30. SAN JERÓNIMO, DOCTOR DE LA IGLESIA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Jerónimo, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
30 de setiembre de 2021
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Himno: PARA VOSOTROS, EL MISTERIO DEL PADRE.
Para vosotros, el misterio del Padre;
con vosotros, la luz del Verbo;
en vosotros, la llama del Amor
que es fuego.
¡Hontanares de Dios!,
¡hombres del Evangelio!,
¡humildes inteligencias luminosas!,
¡grandes hombres de barro tierno!
El mundo tiene hambre de infinito
y sed de cielo;
las criaturas nos atan a lo efímero
y nos vamos perdiendo en el tiempo.
Para nosotros,
el misterio que aprendisteis del Padre;
con nosotros, la luz que os dio el Verbo;
en nosotros, el Amor ingénito.
¡Hombres de Cristo, maestros de la Iglesia!
dadnos una vida y un anhelo,
la angustia por la verdad,
por el error el miedo.
Dadnos una vida de rodillas
ante el misterio,
una visión de este mundo de muerte
y una esperanza de cielo.
Padre, te pedimos para la Iglesia
la ciencia de estos maestros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA
Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.
¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;
su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.
Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6
Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.
Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.
Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.
Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA
Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:
acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;
porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.
Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!
No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;
los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
LECTURA BREVE Sb 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, reparto sin envidia, y no me guardo sus
riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren
se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE
V. El pueblo cuenta su sabiduría.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. La asamblea pregona su alabanza.
R. Cuenta su sabiduría.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El pueblo cuenta su sabiduría.
V. Señor, ¿a
quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de las Crónicas 29, 1-2; 30, 1-16a
LA PASCUA SACERDOTAL DEL REY EZEQUÍAS
Cuando Ezequías subió al trono tenía veinticinco años y reinó en Jerusalén
veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías. Hizo lo que el
Señor aprueba, igual que su antepasado David.
Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraím y
Manasés para que acudiesen al templo de Jerusalén, con el fin de celebrar la Pascua
del Señor, Dios de Israel. El rey, las autoridades y toda la comunidad de
Jerusalén decidieron en consejo celebrar la Pascua durante el segundo mes, ya
que no habían podido hacerlo a su debido tiempo porque quedaban muchos
sacerdotes por purificarse y el pueblo no se había reunido aún en Jerusalén. Al
rey y a toda la comunidad les pareció acertada la decisión. Entonces, acordaron
pregonar por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, que viniesen a Jerusalén a
celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, porque muchos no la celebraban
como está mandado. Los mensajeros recorrieron todo Israel y Judá llevando las
cartas del rey y de las autoridades, y pregonando por orden del rey:
«Israelitas, volved al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y el Señor volverá
a estar con todos los supervivientes del poder de los reyes asirios. No seáis
como vuestros padres y hermanos, que se rebelaron contra el Señor, Dios de sus
padres, y éste los convirtió en objeto de espanto, como vosotros mismos podéis
ver. No seáis tercos como vuestros padres. Entregaos al Señor, acudid al
santuario que ha sido consagrado para siempre. Servid al Señor, vuestro Dios, y
él apartará de vosotros el ardor de su cólera. Si os convertís al Señor, los
que deportaron a vuestros hermanos e hijos sentirán compasión de ellos y los
dejarán volver a este país. Porque el Señor, vuestro Dios, es clemente y
misericordioso, y no os volverá la espalda si volvéis a él.»
Los mensajeros recorrieron de ciudad en ciudad la tierra de Efraím y Manasés,
hasta Zabulón, pero se reían y se burlaban de ellos. Sólo algunos de Aser,
Manasés y Zabulón se mostraron humildes y acudieron a Jerusalén. Los judíos,
por gracia de Dios, cumplieron unánimes lo que el Señor había dispuesto por
orden del rey y de las autoridades.
El segundo mes se reunió en Jerusalén una gran multitud para celebrar la fiesta
de los Ázimos; fue una asamblea numerosísima. Suprimieron todos los altares que
había por Jerusalén y eliminaron todas las aras de incensar, arrojándolas al
torrente Cedrón. El catorce del segundo mes inmolaron la Pascua. Los sacerdotes
levíticos confesaron sus pecados, se purificaron y llevaron holocaustos al
templo. Cada cual ocupó el puesto que le correspondía según la ley de Moisés,
hombre de Dios.
RESPONSORIO 2Cro 30, 8; Is 30, 29
R. Entregaos al Señor, acudid al santuario que ha sido consagrado
para siempre. * Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el
ardor de su cólera.
V. Entonaréis un cántico como en noche sagrada de fiesta: se os
alegrará el corazón como se le alegra al que va al compás de la flauta hacia el
monte del Señor.
R. Servid al Señor, vuestro Dios, y él apartará de vosotros el ardor
de su cólera.
SEGUNDA LECTURA
Del prólogo al comentario de san Jerónimo, presbítero, sobre el
libro del profeta Isaías.
(Núms. 1. 2: CCL 73, 1-3)
IGNORAR LAS ESCRITURAS ES IGNORAR A CRISTO
Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que dice: Ocupaos en
examinar las Escrituras, y también: Buscad y hallaréis, para que no tenga que
decirme, como a los judíos: Estáis en un error; no entendéis las Escrituras ni
el poder de Dios. Pues si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de
Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el
poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es
ignorar a Cristo.
Por esto quiero imitar al amo de casa, que de su provisión saca lo nuevo y lo
antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los cantares: He guardado para
ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así, expondré el libro de Isaías,
haciendo ver en él no sólo al profeta, sino también al evangelista y apóstol.
Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a los demás evangelistas, dice: ¡Qué
hermosos son los pies de los que anuncian el bien, de los que anuncian la paz!
Y Dios le habla como a un apóstol, cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a
ese pueblo? Y él responde: Aquí estoy, mándame.
Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido de este
libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en efecto, al
Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos admirables, que
morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y será el Salvador
de todos los hombres.
¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro es como un
compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz de
pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro contiene
unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo: Cualquier
visión se os volverá —dice— como el texto de un libro sellado: se lo dan a uno
que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No puedo,
porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole: «Por
favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».
Y si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que dice el
Apóstol: Cuanto a los dotados del carisma de profecía, que hablen dos o tres, y
que los demás den su dictamen; y, si algún otro que está sentado recibiera una
revelación, que calle el que está hablando. ¿Qué razón tienen los profetas para
silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca
de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas
que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a
oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios
quien hablaba en su interior, como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en
mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Padre!», y asimismo: Voy a
escuchar lo que dice el Señor.
RESPONSORIO 2Tm 3, 16-17; Pr 28, 7
R. Todas las partes de la Escritura están inspiradas por Dios y son
útiles para instruir y para educar en la buena conducta, * así,
el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para toda buena obra.
V. El que guarda la ley es hijo prudente.
R. Así, el siervo de Dios se hará perfecto y estará preparado para
toda buena obra.
*Lecturas del Jueves de la 26ª semana del Tiempo Ordinario*
Jueves, 30
de septiembre de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,1-12)*
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante,
de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño
de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando
como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y
no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa,
decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la
misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de
vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban,
salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha
pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que
está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para ese pueblo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la
justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la
justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus
ovejas, y supliquémosle diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.
Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu
misericordia y tu amor,
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único
pastor de tu pueblo,
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los
cuerpos y de las almas,
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas
de una vida santa.
Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el
amor de los santos,
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la sagrada
Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en
tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Jerónimo, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)*
En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de
su tiempo, Donato, el cual hablaba el latín a la perfección, pero era pagano.
Esta instrucción recibida de un hombre muy instruido pero no creyente, llevó a
Jerónimo a llegar a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de
otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos.
Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores
latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito, y a los autores griegos: Homero,
y Platón, pero no dedicaba tiempo a leer libros religiosos que lo pudieran
volver más espiritual.
En una carta que escribió a Santa Eustoquia, San Jerónimo le cuenta
el diálogo aterrador que sostuvo en un sueño o visión. Sintió que se presentaba
ante el trono de Jesucristo para ser juzgado, Nuestro Señor le preguntaba:
"¿A qué religión pertenece? Él le respondió: "Soy cristiano –
católico", y Jesús le dijo: "No es verdad". Que borren su nombre
de la lista de los cristianos católicos. No es cristiano sino pagano, porque
sus lecturas son todas paganas. Tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón y
Homero, pero no encuentra tiempo para leer las Sagradas Escrituras". Se
despertó llorando, y en adelante su tiempo será siempre para leer y meditar
libros sagrados, y exclamará emocionado: "Nunca más me volveré a
trasnochar por leer libros paganos". A veces dan ganas de que a ciertos
católicos les sucediera una aparición como la que tuvo Jerónimo, para ver si
dejan de dedicar tanto tiempo a lecturas paganas e inútiles (revistas, novelas)
y dedican unos minutos más a leer el libro que los va a salvar, la Sagrada
Biblia.
Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus
pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, y por su terrible
mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho y ayunaba, y pasaba
noches sin dormir, no consiguió la paz. Se dio cuenta de que su temperamento no
era para vivir en la soledad de un desierto deshabitado, sin tratar con nadie.
El mismo en una carta cuenta cómo fueron las tentaciones que sufrió en el
desierto (y esta experiencia puede servirnos de consuelo a nosotros cuando nos
vengan horas de violentos ataques de los enemigos del alma). San Francisco de
Sales recomendaba leer esta página de nuestro santo porque es bellísima y
provechosa: Dice así: "En el desierto salvaje y árido, quemado por un sol
tan despiadado y abrasador que asusta hasta a los que han vivido allá toda la
vida, mi imaginación hacía que me pareciera estar en medio de las fiestas
mundanas de Roma. En aquel destierro al que por temor al infierno yo me condené
voluntariamente, sin más compañía que los escorpiones y las bestias salvajes,
muchas veces me imaginaba estar en los bailes de Roma contemplando a las
bailarinas. Mi rostro estaba pálido por tanto ayunar, y sin embargo los malos
deseos me atormentaban noche y día. Mi alimentación era miserable y desabrida,
y cualquier alimento cocinado me habría parecido un manjar exquisito, y no
obstante las tentaciones de la carne me seguían atormentando. Tenía el cuerpo
frío por tanto aguantar hambre y sed, mi carne estaba seca y la piel casi se me
pegaba a los huesos, pasaba las noches orando y haciendo penitencia y muchas
veces estuve orando desde el anochecer hasta el amanecer, y aunque todo esto
hacía, las pasiones seguían atacándome sin cesar. Hasta que al fin, sintiéndome
impotente ante tan grandes enemigos, me arrodillé llorando ante Jesús
crucificado, bañé con mis lágrimas sus pies clavados, y le supliqué que tuviera
compasión de mí, y ayudándome el Señor con su poder y misericordia, pude
resultar vencedor de tan espantosos ataques de los enemigos del alma. Y yo me
pregunto: si esto sucedió a uno que estaba totalmente dedicado a la oración y a
la penitencia, ¿qué no les sucederá a quienes viven dedicados a comer, beber,
bailar y darle a su carne todos los gustos sensuales que pide?".
Vuelto a la ciudad, sucedió que los obispos de Italia tenían una
gran reunión o Concilio con el Papa, y habían nombrado como secretario a San
Ambrosio. Pero este se enfermó, y entonces se les ocurrió nombrar a Jerónimo. Y
allí se dieron cuenta de que era un gran sabio que hablaba perfectamente el
latín, el griego y varios idiomas más. El Papa San Dámaso, que era poeta y
literato, lo nombró entonces como su secretario, encargado de redactar las
cartas que el Pontífice enviaba, y algo más tarde le encomendó un oficio
importantísimo: hacer la traducción de la S. Biblia.
Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo tenían
muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy
exactas.
Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este
idioma toda la S. Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o
traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia
Católica durante 15 siglos. Unicamente en los últimos años ha sido reemplazada
por traducciones más modernas y más exactas, como por ej. La Biblia de
Jerusalén y otras.
Casi de 40 años Jerónimo fue ordenado de sacerdote. Pero sus altos
cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta
clase social le trajeron envidias y rencores (Él decía que las señoras ricas
tenían tres manos: la derecha, la izquierda y una mano de pintura... y que a
las familias adineradas sólo les interesaba que sus hijas fueran hermosas como
terneras, y sus hijos fuertes como potros salvajes y los papás brillantes y mantecosos,
como marranos gordos...). Toda la vida tuvo un modo duro de corregir, lo cual
le consiguió muchos enemigos. Con razón el Papa Sixto V cuando vio un cuadro
donde pintan a San Jerónimo dándose golpes de pecho con una piedra, exclamó:
"¡Menos mal que te golpeaste duramente y bien arrepentido, porque si no
hubiera sido por esos golpes y por ese arrepentimiento, la Iglesia nunca te
habría declarado santo, porque eras muy duro en tu modo de corregir!".
Sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no
aceptaban el modo fuerte que él tenía de conducir hacia la santidad a muchas
mujeres que antes habían sido fiesteras y vanidosas y que ahora por sus
consejos se volvían penitentes y dedicadas a la oración, dispuso alejarse de
allí para siempre y se fue a la Tierra Santa donde nació Jesús.
Sus últimos 35 años los pasó San Jerónimo en una gruta, junto a la
Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido
con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a
Belén a seguir bajo su dirección espiritual. Con el dinero de esas señoras
construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una
casa para atender a los peregrinos que llegaban de todas partes del mundo a
visitar el sitio donde nació Jesús.
Allí, haciendo penitencia, dedicando muchas horas a la oración y
días y semanas y años al estudio de la S. Biblia, Jerónimo fue redactando
escritos llenos de sabiduría, que le dieron fama en todo el mundo.
Con tremenda energía escribía contra los herejes que se atrevían a
negar las verdades de nuestra santa religión. Muchas veces se extralimitaba en
sus ataques a los enemigos de la verdadera fe, pero después se arrepentía
humildemente.
La Santa Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como
un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la S. Biblia.
Por eso ha sido nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a
hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras. El Papa Clemente VIII decía
que el Espíritu Santo le dio a este gran sabio unas luces muy especiales para
poder comprender mejor el Libro Santo. Y el vivir durante 35 años en el país
donde Jesús y los grandes personajes de la S. Biblia vivieron, enseñaron y
murieron, le dio mayores luces para poder explicar mejor las palabras del Libro
Santo.
Se cuenta que una noche de Navidad, después de que los fieles se
fueron de la gruta de Belén, el santo se quedó allí solo rezando y le pareció
que el Niño Jesús le decía: "Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi
cumpleaños?". Él respondió: "Señor te regalo mi salud, mi fama, mi
honor, para que dispongas de todo como mejor te parezca". El Niño Jesús
añadió: "¿Y ya no me regalas nada más?". Oh mi amado Salvador,
exclamó el anciano, por Ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por Ti he
dedicado mi tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras... ¿qué más te puedo
regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras en una hoguera y
así poder desgastarme todo por Ti". El Divino Niño le dijo: "Jerónimo:
regálame tus pecados para perdonártelos". El santo al oír esto se echó a
llorar de emoción y exclamaba: "¡Loco tienes que estar de amor, cuando me
pides esto!". Y se dio cuenta de que lo que más deseaba Dios que le
ofrezcamos los pecadores es un corazón humillado y arrepentido, que le pide
perdón por las faltas cometidas.
El 30 de septiembre del año 420, cuando ya su cuerpo estaba
debilitado por tantos trabajos y penitencias, y la vista y la voz agotadas, y
Jerónimo parecía más una sombra que un ser viviente, entregó su alma a Dios
para ir a recibir el premio de sus fatigas. Se acercaba ya a los 80 años. Más
de la mitad los había dedicado a la santidad.
*Ignorar las escrituras es ignorar a Cristo*
Del prólogo al comentario de san Jerónimo
sobre el libro del profeta Isaías
Nums. 1.2
Cumplo con mi deber, obedeciendo los preceptos de Cristo, que
dice: Estudiad las Escrituras, y también: Buscad, y encontraréis, para que no
tenga que decirme, como a los judíos: Estáis muy equivocados, porque no
comprendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Pues, si, como dice el apóstol
Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce
las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que
ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.
Por esto, quiero imitar al padre de familia que del arca va
sacando lo nuevo y lo antiguo, y a la esposa que dice en el Cantar de los
cantares: He guardado para ti, mi amado, lo nuevo y lo antiguo; y, así,
expondré el libro de Isaías, haciendo ver en él no sólo al profeta, sino
también al evangelista y apóstol. Él, en efecto, refiriéndose a sí mismo y a
los demás evangelistas, dice: ¡Qué hermosos son los pies del mensajero que
anuncia la paz, que trae la Buena Nueva! Y Dios le habla como a un apóstol,
cuando dice: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá a ese pueblo? Y él responde: Aquí
estoy, mándame.
Nadie piense que yo quiero resumir en pocas palabras el contenido
de este libro, ya que él abarca todos los misterios del Señor: predice, en
efecto, al Emmanuel que nacerá de la Virgen, que realizará obras y signos
admirables, que morirá, será sepultado y resucitará del país de los muertos, y
será el Salvador de todos los hombres.
¿Para qué voy a hablar de física, de ética, de lógica? Este libro
es como un compendio de todas las Escrituras y encierra en sí cuanto es capaz
de pronunciar la lengua humana y sentir el hombre mortal. El mismo libro
contiene unas palabras que atestiguan su carácter misterioso y profundo:
Cualquier visión se os volverá –dice– como el texto de un libro sellado: se lo
dan a uno que sabe leer, diciéndole: «Por favor, lee esto». Y él responde: «No
puedo, porque está sellado». Y se lo dan a uno que no sabe leer, diciéndole:
«Por favor, lee esto». Y el responde: «No sé leer».
Y, si a alguno le parece débil esta argumentación, que oiga lo que
dice el Apóstol: De los profetas, que prediquen dos o tres, los demás den su
opinión. Pero en caso que otro, mientras está sentado, recibiera una
revelación, que se calle el de antes. ¿Qué razón tienen los profetas para
silenciar su boca, para callar o hablar, si el Espíritu es quien habla por boca
de ellos? Por consiguiente, si recibían del Espíritu lo que decían, las cosas
que comunicaban estaban llenas de sabiduría y de sentido. Lo que llegaba a
oídos de los profetas no era el sonido de una voz material, sino que era Dios
quien hablaba en su interior como dice uno de ellos: El ángel que hablaba en
mí, y también: Que clama en nuestros corazones: «¡Abbá! (Padre)», y asimismo:
Voy a escuchar lo que dice el Señor.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.
Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.
Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.
Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.
Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.
Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el
fin de la tierra.
Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Salmo 71 II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.
Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de
la violencia.
Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE St 3, 17-18
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la
paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante,
sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la
justicia.
RESPONSORIO BREVE
V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.
V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Jerónimo, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Jerónimo, fiel
cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los
hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.
Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.
Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban
por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los
santos.
Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu,
los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.
Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado
de ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, que concediste a san Jerónimo saber gustar de la sagrada
Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en
tu palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.