*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San José de Calasanz*
MIERCOLES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Himno: SENTENCIA DE DIOS AL HOMBRE
Sentencia de Dios al hombre
antes que el día comience:
«Que el pan no venga a tu mesa
sin el sudor de tu frente.
Ni el sol se te da de balde,
ni el aire por ser quien eres:
las cosas son herramientas
y buscan quien las maneje.
El mar les pone corazas
de sal amarga a los peces;
el hondo sol campesino
madura a fuego las mieses.
La piedra, con ser la piedra,
guarda una chispa caliente;
y en el rumor de la nube
combaten el rayo y la nieve.
A ti te inventé las manos
y un corazón que no duerme;
puse en tu boca palabras
y pensamiento en tu frente.
No basta con dar las gracias
sin dar lo que las merece:
a fuerza de gratitudes
se vuelve la tierra estéril.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt
16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE Tb 4, 16-17. 19-20
No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y
da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor
en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a
buen fin todas tus sendas y proyectos.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
Primera Lectura
De la carta a los Efesios 5, 22-33
DEBERES DE LOS ESPOSOS
Hermanos: Las mujeres deben someterse a sus maridos corno si se
sometieran al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es
cabeza de la Iglesia y salvador de ella, que es su cuerpo. Ahora bien, como la
Iglesia está sometida a Cristo, así también las mujeres deben someterse en todo
a sus maridos.
Y vosotros, maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a su Iglesia y se
entregó a la muerte por ella para santificarla, purificándola en el baño del
agua, que va acompañado de la palabra, y para hacerla comparecer ante su
presencia toda resplandeciente, sin mancha ni defecto ni cosa parecida, sino
santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres como a sus
propios cuerpos. Amar a su mujer es amarse a sí mismo.
Nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la cuida con
cariño. Lo mismo hace Cristo con la Iglesia, porque somos miembros de su
cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer
y serán los dos una sola carne.» ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a
Cristo y a la Iglesia. En resumen: ame cada uno a su mujer como a sí mismo; y
la mujer respete a su marido.
Responsorio Gn 2, 23. 241 Ef 5, 32
R. ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Por
eso, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer * y
serán los dos un solo ser.
V. ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la
Iglesia.
R. Y serán los dos un solo ser.
Segunda Lectura
De las instrucciones de san Columbano, abad
(Instrucción 13, Sobre Cristo, fuente de vida, 1-2: Opera, Dublín 1957, pp.
116-118)
EL QUE TENGA SED QUE VENGA A MÍ Y QUE BEBA
Amadísimos hermanos, escuchad nuestras palabras, pues vais a oír
algo realmente necesario; y mitigad la sed de vuestra alma con el caudal de la
fuente divina, de la que ahora pretendemos hablaros. Pero no la apaguéis del
todo: bebed, pero no intentéis saciaros completamente. La fuente viva, la
fuente de la vida nos invita ya a ir a él, diciéndonos: El que tenga sed que
venga a mí y que beba.
Tratad de entender qué es lo que vais a beber. Que os lo diga Jeremías. Mejor
dicho, que os lo diga el que es la misma fuente: Me abandonaron a mí, fuente de
agua viva oráculo del Señor-. Así, pues, nuestro Señor Jesucristo en persona es
la fuente de la vida.
Por eso, nos invita a ir a él, que es la fuente, para beberlo. Lo bebe quien lo
ama, lo bebe quien trata de saciarse de la palabra de Dios. El que tiene
suficiente amor también tiene suficiente deseo. Lo bebe quien se inflama en el
amor de la sabiduría.
Observad de donde brota esa fuente. Precisamente de donde nos viene el pan.
Porque uno mismo es el pan y la fuente: el Hijo único, nuestro Dios y Señor
Jesucristo, de quien siempre hemos de tener hambre. Aunque lo comamos por el
amor, aunque lo vayamos devorando por el deseo, tenemos que seguir con ganas de
él, como hambrientos.
Vayamos a él, como a fuente, y bebamos, tratando de excedernos siempre en el
amor; bebamos llenos de deseo y gocemos de la suavidad de su dulzura.
Porque el Señor es bueno y suave; y, por más que lo bebamos y lo comamos,
siempre seguiremos teniendo hambre y sed de él, porque esta nuestra comida y
bebida no puede acabar nunca de comerse y beberse; aunque se coma, no se
termina, aunque se beba, no se agota, porque este nuestro pan es eterno y esta
nuestra fuente es perenne y esta nuestra fuente es dulce. Por eso, dice el
profeta: Sedientos todos, acudid por agua.
Porque esta fuente es para los que tienen sed, no para los que ya la han
apagado. Y, por eso, llama a los que tienen sed, aquellos mismos que en otro
lugar proclama dichosos, aquellos que nunca se sacian de beber, sino que,
cuanto más beben, más sed tienen.
Con razón, pues, hermanos, hemos de anhelar, buscar y amar a aquel que es la
Palabra de Dios en el cielo, la fuente de la sabiduría, en quien, como dice el
Apóstol, están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer, tesoros que
Dios brinda a los que tienen sed.
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de
la vida.
Dichosos los que tienen hambre de este pan y sed de esta fuente; nunca dejan de
comer y beber y siempre siguen deseando comer y beber. Tiene que ser muy
apetecible lo que nunca se deja de comer y beber, siempre se apetece y se
anhela, siempre se gusta y siempre se desea; por eso, dice el rey profeta:
Gustad y ved qué dulce, qué bueno es el Señor.
Responsorio Jn 7, 37-38
R. Jesús, puesto en pie, clamaba en alta voz: * «El
que tenga sed que venga a mí, y que beba el que crea en mí.»
V. Brotarán de su seno torrentes de agua viva.
R. El que tenga sed que venga a mí, y que beba el que crea en
mí.
*Lecturas del Miércoles de la 21ª semana del Tiempo Ordinario*
Miércoles, 25 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (23,27-32)*
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena
apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo
vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de
hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que
edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos,
diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos
sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto
atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los
profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
PRECES
Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido
santificarnos y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:
Santifica, Señor, a tus hermanos.
Concédenos, Señor, consagrar el principio de este día en honor de tu
resurrección
y haz que todos los trabajos que realicemos durante esta jornada te sean
agradables.
Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
sobre todo en los tristes, en los más pobres y en los que son menos útiles a
los ojos del mundo.
Tú que para aumentar nuestra alegría y afianzar nuestra salvación nos das el
nuevo día, signo de tu amor,
renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.
Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo
y que a nadie devolvamos mal por mal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tal como Cristo nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, salvador nuestro, danos tu ayuda para que siempre
deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así, los que de ti hemos
nacido en el bautismo, seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San José
de Calasanz*
Nació en Aragón, España, en 1556,
hijo del gobernador de la región.
Su padre deseaba que fuera
militar, pero los religiosos que lo instruyeron en su niñez lo entusiasmaron
por la vida sacerdotal, y pidió que le dejaran hacer estudios eclesiásticos.
Desde muy pequeño su gran deseo era poder alejar el mal y el pecado de las
almas de los demás.
En el colegio se burlaban de él
los compañeros, porque les perecía demasiado piadoso, pero poco a poco con su
amabilidad los fue ganando a su favor.
Siendo universitario tuvo que
huir de la ciudad donde estudiaba porque una mujer joven pretendía hacerlo
pecar. Imitaba así a José el de la Biblia, que prefirió perder cualquier
amistad aunque fuera de persona de alta clase social, con tal de no ofender a
Dios.
Su padre deseaba que José fuera
el heredero administrador de sus muchos bienes y riquezas. Pero en una
gravísima enfermedad, el joven le prometió a Dios que si le concedía la
curación, se dedicaría únicamente a trabajar por la salvación de las almas. El
joven curó de la enfermedad, y entonces el papá le permitió cumplir su promesa,
y fue ordenado sacerdote. Ya antes se había graduado de doctor en la
universidad de Alcalá.
Como tenía fama de gran santidad
y de mucha sabiduría, el señor obispo le fue concediendo puestos de mucha responsabilidad.
Primero lo envío a una región montañosa donde la gente era casi salvaje y muy
ignorante en religión. Allá, entre nieves y barrizales y por caminos
peligrosos, se propuso visitar familia por familia para enseñarles la religión
y el cambio total.
En Barcelona existía una terrible
pelea entre dos familias de las principales de la ciudad, con grave peligro de
matanzas. San José fue enviado a poner la paz y logró que se casara un joven de
una de las familias con una muchacha de la familia contraria y así volvió a ver
paz entre los que antes eran enemigos. El señor obispo de Urgel lo nombró su
vicario general, el más alto puesto en la diócesis después del prelado.
Pero él sentía una voz en su
interior que le decía: "¡Váyase a Roma! ¡Váyase a Roma!" Y en sueños
veía multitudes de niños desamparados que le suplicaban se dedicara a
educarlos. Así que renunciado a sus altos puestos, y repartiendo entre los pobres
las grandes riquezas que había heredado de sus padres, se dirigió a pie a la
Ciudad Eterna.
En Roma se hizo socio de una
cofradía que se dedicaba a enseñar catecismo a los niños y se dio cuenta de que
la ignorancia religiosa era total y que no bastaba con enseñar religión los
domingos, sino que era necesario fundar escuelas para que los jovencitos
tuvieran educación e instrucción durante la semana. En ese tiempo los gobiernos
no tenían ni escuelas ni colegios, y la juventud crecía sin instrucción. Se reunió
con unos sacerdotes amigos y fundó entonces su primera escuela en Roma. Su fin
era instruir en la religión y formar buenos ciudadanos. Pronto tuvieron ya cien
alumnos. Tenían que conseguir profesores y edificio, porque los gobiernos no
costeaban nada de eso. Pronto fueron llegando nuevos colaboradores y los
alumnos fueron ya setecientos. Más tarde eran ya mil los jóvenes que estudiaban
en las escuelas dirigidas por José y sus amigos. En sus ratos libres se
dedicaban a socorrer enfermos y necesitados, especialmente cuando llegaban la
peste o las inundaciones. Con su amigo San Camilo eran incansables en ayudar.
A sus institutos educativos les puso por nombre
"Escuelas Pías" y los padres que acompañaban al padre Calasanz se
llamaron Escolapios. Después de un par de años ya había "Escuelas
Pías" en muchos sitios de Italia y en muchos países. Ahora los padres
Escolapios tienen 205 casas en el mundo, dedicadas a la educación, con 1630
religiosos. Son estimadísimos como educadores. Los envidiosos empezaron a hacer
llegar quejas contra las Escuelas Pías, y el Sumo Pontífice Clemente VIII envió
a los sabios Cardenales Baronio y Antoniani a que hicieran una visita sorpresa
a las tales escuelas. Los dos cardenales se presentaron repentinamente sin
previo aviso y encontraron que todo funcionaba tan sumamente bien, que el Papa
al escuchar su excelente informe se propuso ayudarlas mucho más en adelante.
Algo parecido hizo más tarde el Papa Paulo V y al darse cuenta de los bien que
funcionaban las escuelas del padre Calasanz, le concedió toda su ayuda. Y en
verdad que la necesitaba porque las dificultades que se les presentaban eran
muy grandes.
El padre Calasanz tenía una gran
fuerza y un día se echó sobre sus espaldas una pesadísima campana y se subió
por una escalera para llevarla a la torre. Pero la escalera se partió y él cayó
con la campana y se rompió una pierna. Duró varios meses en cama entre la vida
y la muerte y desde entonces su falta de salud lo hizo sufrir mucho. Pero los
mayores sufrimientos le iban a llegar de otra manera totalmente inesperada.
Recibió el padre Calasanz como
colaborador a un hombre ambicioso y lleno de envidia, el cual se propuso
hacerle la guerra y quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias de
este hombre y de varios más, nuestro santo fue llevado a los tribunales y
solamente la intervención de un cardenal obtuvo que no lo echaran a la cárcel.
Él repetía: "Me acusan de cosas que no he hecho, pero yo dejo a Dios mi
defensa". El envidioso logró a base de calumnias que a San José Calasanz le
quitaran el cargo de Superior General, y después las acusaciones mentirosas
llegaron a tal punto que la Santa Sede determinó acabar con la congregación que
el santo había fundado. San José al escuchar tan triste noticia, repitió las
palabras del Santo Job: "Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea
Dios".
Afortunadamente, después se supo
la verdad y al Fundador le fueron restituidos sus cargos y la Comunidad volvió
a ser aprobada y ahora está extendida por todo el mundo.
Dicen que San Alfonso de Ligorio
cuando estaba fundando la Congregación de Padres Redentoristas, y encontraba
fuertes dificultades y oposiciones, leía la vida de San José de Calasanz para
animarse y seguir luchando hasta conseguir la definitiva aprobación.
El 25 de agosto del año 1648, a
la edad de 92 años pasó este gran apóstol a la eternidad, a recibir el premio
de sus grandes obras apostólicas y de sus muchísimos sufrimientos.
MIERCOLES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HORA DE LA TARDE.
Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.
Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.
Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE St 1, 22. 25
Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a
vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que
hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra,
éste encontrará la felicidad en practicarla.
RESPONSORIO BREVE
V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
PRECES
Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como
hijos, y digámosle:
Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal
y haz que crezca en tu amor.
Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.
A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes
y que tu bondad les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto
y dales posesión de tu reino.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro
Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y
durante la noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos
sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.