*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Bernardo, Abad, Doctor de la Iglesia*
(Memoria)
20 de agosto de 2021
VIERNES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por el dolor creyente que brota del pecado,
por no haberte querido de todo corazón,
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como una hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Ga 2, 19b-20
Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó
hasta entregarse por mí.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
Primera Lectura
De la carta a los Efesios 3, 14-21
CONOCED EL AMOR DE CRISTO
Hermanos: Doblo las rodillas ante el Padre que da el apellido a
toda familia en cielo y tierra, pidiéndole que, mostrando la riqueza de su gloria,
os refuerce y robustezca interiormente con su Espíritu y así Cristo habite por
la fe en lo íntimo de vosotros.
Arraigados y cimentados en el amor, tendréis vigor para comprender, con todos
los consagrados, lo que es anchura y largura, altura y profundidad; y para
conocer, aunque sobrepasa todo conocimiento, el amor que Cristo nos tiene, llenándoos
de la plenitud total de Dios.
A aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos,
con la energía que obra en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús,
en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio Ef 3, 20. 21; Ga 1, 4
R. A aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo
que pedimos o pensamos, * a él la gloria en la
Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones por los siglos de los
siglos.
V. Jesucristo se entregó a sí mismo por nuestros pecados, según
la voluntad de nuestro Dios y Padre.
R. A él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las
generaciones por los siglos de los siglos.
Segunda Lectura
De los comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos
(Salmo 48,13-14: CSEL 64, 367-368)
UNO SOLO ES EL MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, EL HOMBRE CRISTO
JESÚS
El hermano no rescata, un hombre rescatará; nadie puede rescatarse
a si mismo, ni dar a Dios un precio por su vida; esto es, ¿por qué habré de
temer los días aciagos? Pues, ¿qué es lo que puede perjudicarme? No necesito yo
redención. Al contrario, yo mismo soy el único redentor de todos. En mis manos
está la libertad de los demás; y ¿yo voy a echarme a temblar por mí? Voy a
hacer algo nuevo, que trascienda el amor fraternal y todo afecto de piedad. A
quien no puede redimir a su propio hermano, nacido de un mismo seno materno, lo
redimirá aquel hombre de quien está escrito: Les enviará el Señor un hombre que
los salvará; aquel que, hablando de sí mismo afirma: Tratáis de matarme a mí,
el hombre que os ha hablado de la verdad.
Pero, aunque se trate de un hombre, ¿quién será capaz de conocerlo? ¿Por qué no
podrá nadie conocerlo? Porque, así como Dios es uno solo, así también uno solo
es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús. Sólo él podrá
redimir al hombre, aventajando en amor fraternal a los propios hermanos. Porque
él, por los que no eran de su propia familia, derramó su propia sangre, cosa
que no se hace ni por los propios hermanos. Y así no tuvo consideración con su
propio cuerpo, a fin de redimirnos de nuestros pecados, y se entregó en rescate
por todos. Así lo afirma el apóstol Pablo, su testigo veraz, como se califica a
sí mismo cuando dice: Digo la verdad, no miento.
Y ¿por qué sólo él es capaz de redimir? Porque nadie puede tener un amor como
el suyo, hasta dar la vida por sus mismos siervos; ni una santidad como la de
él, porque todos están sujetos al pecado, todos sufriendo las consecuencias del
de Adán. Sólo puede ser designado Redentor aquel que no podía estar sometido al
pecado de origen. Al hablar, pues, del hombre, nos referimos a nuestro Señor
Jesucristo, que tomó naturaleza humana para crucificar en su carne el pecado de
todos y borrar con su sangre el protocolo que nos condenaba.
Alguno podría replicar: "¿Por qué se dice que el hermano no rescatará, siendo
así que él mismo dijo: Contaré tu fama a mis hermanos?" Pero es que, si
pudo perdonar nuestros pecados, no es precisamente porque era hermano nuestro,
sino porque era el hombre Cristo Jesús, en el cual estaba Dios. Por eso está
escrito: Dios mismo estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo; en aquel
Cristo Jesús, el único de quien pudo decirse: La Palabra se hizo carne y acampó
entre nosotros. Por eso, al hacerse carne, acampó entre nosotros en cuanto
Dios, no en cuanto hermano.
Responsorio Sal 15, 8-9. 5
R. Con el Señor a mi derecha no vacilaré; * por
eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas.
V. El Señor es mi heredad y mi copa.
R. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas.
*Lecturas del Viernes de la 20ª semana del Tiempo Ordinario*
Viernes, 20 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (22,34-40)*
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los
saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le
preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de
la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El
segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Confiados en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha
creado y redimido con la sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha, Señor, y ten piedad.
Dios misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera
santidad,
y haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no olvides tu alianza con nosotros.
Con alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque no hay confusión para los que en ti confían.
Tú que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a
seguir el camino de tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y
alcancemos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Bernardo, Abad, Doctor de la Iglesia*
Nace en Borgoña, Francia (cerca de Suiza) en el año 1090. Sus
padres tuvieron siete hijos y a todos los formaron estrictamente haciéndoles
aprender el latín, la literatura y, muy bien aprendida, la religión.
La familia que se fue con Cristo
Esta familia ha sido un caso único en la historia. Cuando Bernardo
se fue de religioso, se llevó consigo a sus 4 hermanos varones, y un tío,
dejando a su hermana a que cuidará al papá (la mamá ya había muerto) y el
hermanito menor para que administrara las posesiones que tenían. Dicen que
cuando llamaron al menor para anunciarle que ellos se iban de religiosos, el
muchacho les respondió: "¡Ajá! ¿Conque ustedes se van a ganarse el cielo,
y a mí me dejan aquí únicamente en la tierra? Esto no lo puedo aceptar". Y
un tiempo después, también él se fue de religioso. Y más tarde llegaron además
al convento el papá y el esposo de la hermana (y ella también se fue de monja).
Casos como este son más únicos que raros.
La personalidad de Bernardo
Pocos individuos han tenido una personalidad tan impactante y
atrayente, como San Bernardo. El poseía todas las ventajas y cualidades que
pueden hacer amable y simpático a un joven. Inteligencia viva y brillante.
Temperamento bondadoso y alegre, se ganaba la simpatía de cuantos trataban con
él. Esto y su físico lleno de vigor y lozanía era ocasión de graves peligros
para su castidad y santidad. Por eso durante algún tiempo se enfrió en su
fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano y lo sensual. Pero todo esto lo
llenaba de desilusiones. Las amistades mundanas por más atractivas y brillantes
que fueran lo dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía
más y más desilusionado del mundo y de sus placeres.
A mal grave, remedio terrible
Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se
revolcó entre el hielo hasta quedar casi congelado. Y el tremendo remedio le
trajo mucha paz.
Una visión cambia su rumbo: una noche de Navidad, mientras
celebraban las ceremonias religiosas en el templo se quedó dormido y le pareció
ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía
al Niñito Santo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde
este día ya no pensó sino en consagrarse a la religión y al apostolado.
Un hombre que arrastra con todo lo que encuentra
Bernardo se fue al convento de monjes benedictinos llamado Cister,
y pidió ser admitido. El superior, San Esteban, lo aceptó con gran alegría
pues, en aquel convento, hacía 15 años que no llegaban religiosos nuevos.
Bernardo volvió a su familia a contar la noticia y todos se
opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar una gran personalidad
para irse a sepultarse vivo en un convento. La familia no aceptaba de ninguna
manera.
Pero aquí sí que apareció el poder tan sorprendente que este
hombre tenía para convencer a los demás e influir en ellos y ganarse su
voluntad. Empezó a hablar tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que
tiene la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus cuatro hermanos
mayores, a su tío y casi a todos los jóvenes de los alrededores, y junto con 31
compañeros llegó al convento de los Cistercienses a pedir ser admitidos de
religiosos. Pero antes en su finca los había preparado a todos por varias
semanas, entrenándolos acerca del modo como debían comportarse para ser unos
fervorosos religiosos. En el año 1112, a la edad de 22 años, se fue de
religioso al convento.
El papá, el hermano Nirvardo, el cuñado y la hermana, ya
irán llegando uno por uno a pedir ser recibidos como religiosos.
Formidable poder de atracción. En toda la historia de la
Iglesia es difícil encontrar otro hombre que haya sido dotado por Dios de un
poder de atracción tan grande para llevar gentes a las comunidades religiosas,
como el que recibió Bernardo. Las muchachas tenían terror de que su novio
hablara con el santo, porque lo mas probable era que se iría de religioso. En
las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle hablar
de las excelencias y ventajas de la vida en un convento, se iban en numerosos
grupos a que él los instruyera y los formara como religiosos. Durante su vida
fundó más de 300 conventos para hombres, e hizo llegar a gran santidad a muchos
de sus discípulos. Lo llamaban "el cazador de almas y vocaciones".
Con su apostolado consiguió que 900 monjes hicieran profesión religiosa.
Fundador de Claraval
En el convento del Císter demostró tales cualidades de líder y de
santo, que a los 25 años (con sólo tres de religioso) fue enviado como superior
a fundar un nuevo convento. Escogió un sitio sumamente árido y lleno de bosques
donde sus monjes tuvieran que derramar el sudor de su frente para poder
cosechar algo, y le puso el nombre de Claraval, que significa valle muy claro,
ya que allí el sol ilumina fuerte todo el día.
Supo infundir del tal manera fervor y entusiasmo a sus religiosos
de Claraval, que habiendo comenzado con sólo 20 compañeros a los pocos años
tenía 130 religiosos; de este convento de Claraval salieron monjes a fundar
otros 63 conventos.
La oratoria de santo. Después de San Juan Crisóstomo y de San
Agustín, es difícil encontrar otro orador católico que haya obtenido tantos
éxitos en su predicación como San Bernardo. Lo llamaban "El Doctor boca de
miel" (doctor melífluo) porque sus palabras en la predicación eran una
verdadera golosina llena de sabrosura, para los que la escuchaban. Su inmenso
amor a Dios y a la Virgen Santísima y su deseo de salvar almas lo llevaban a
estudiar por horas y horas cada sermón que iba a pronunciar, y luego como sus
palabras iban precedidas de mucha oración y de grandes penitencias, el efecto
era fulminante en los oyentes. Escuchar a San Bernardo era ya sentir un impulso
fortísimo a volverse mejor.
Su amor a la Virgen Santísima
Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios,
necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo, porque entre todos
los predicadores católicos quizás ninguno ha hablado con más cariño y emoción
acerca de la Virgen Santísima que este gran santo. Él fue quien compuso
aquellas últimas palabras de la Salve: "Oh clemente, oh piadosa, oh dulce
Virgen María". Y repetía la bella oración que dice: "Acuérdate oh
Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu
auxilio recibir".
El pueblo vibraba de emoción cuando le oía clamar desde el púlpito
con su voz sonora e impresionante. "Si se levantan las tempestades de tus
pasiones, mira a la Estrella, invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos
quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la
Estrella, invoca a María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte
al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale
a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te
desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial".
Sus bellísimos sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera
satisfacción y gran provecho.
Viaje incansable
El más profundo deseo de San Bernardo era permanecer en su
convento dedicado a la oración y a la meditación. Pero el Sumo Pontífice, los
obispos, los pueblos y los gobernantes le pedían continuamente que fuera a
ayudarles, y él estaba siempre pronto a prestar su ayuda donde quiera que
pudiera ser útil. Con una salud sumamente débil (porque los primeros años de
religioso, por imprudente, se dedicó a hacer demasiadas penitencias y se le
daño la digestión) recorrió toda Europa poniendo la paz donde había guerras,
deteniendo fuertemente las herejías, corrigiendo errores, animando desanimados
y hasta reuniendo ejércitos para defender la santa religión católica. Era el
árbitro aceptado por todos.
Exclamaba: A veces no me dejan tiempo durante el día ni siquiera
para dedicarme a meditar. Pero estas gentes están tan necesitadas y sienten
tanta paz cuando se les habla, que es necesario atenderlas (ya en las noches
pararía luego sus horas dedicado a la oración y a la meditación).
De Carbonero a Pontífice
Un hombre muy bien preparado le pidió que lo recibiera en su
monasterio de Claraval. Para probar su virtud lo dedicó las primeras semanas a
transportar carbón, y el otro lo hizo de muy buena voluntad. Después llegó a
ser un excelente monje, y más tarde fue nombrado Sumo Pontífice: Eugenio III.
El santo le escribió un famoso libro llamado "De consideratione", en
el cual propone una serie de consejos importantísimos para que los que están en
puestos elevados no vayan a cometer el gravísimo error de dedicarse solamente a
actividades exteriores descuidando la oración y la meditación. Y llegó a
decirle: "Malditas serán dichas ocupaciones, si no dejan dedicar el debido
tiempo a la oración y a la meditación".
Despedida Gozosa
Después de haber llegado a ser el hombre más famoso de Europa en
su tiempo y de haber conseguido varios milagros (como por ej. Hacer hablar a un
mudo, el cual confesó muchos pecados que tenía sin perdonar) y después de haber
llenado varios países de monasterios con religiosos fervorosos, ante la
petición de sus discípulos para que pidiera a Dios la gracia de seguir viviendo
otros años más, exclamaba: "Mi gran deseo es ir a ver a Dios y a estar
junto a Él. Pero el amor hacia mis discípulos me mueve a querer seguir
ayudándolos. Que el Señor Dios haga lo que a Él mejor le parezca". Y a
Dios le pareció que ya había sufrido y trabajado bastante y que se merecía el
descanso eterno y el premio preparado para los discípulos fieles, y se lo llevó
a sus eternidad feliz el 20 de agosto del año 1153. Solamente tenía 63 años
pero había trabajado como si tuviera más de cien. El sumo pontífice lo declaró
Doctor de la Iglesia.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.
Por tu roja frescura de alegría,
la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.
En el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.
Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE Rm 8, 1-2
No hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley
del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la
muerte.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre,
diciendo:
Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por
la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti
como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.