*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Virgen y Mártir
(Memoria Libre)*
9 de agosto de 2021
TIEMPO
ORDINARIO
LUNES
DE LA SEMANA III
De la Feria. Salterio III
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is
2, 2-5
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues
habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la
misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Escucha,
pueblo mío, que voy a hablarte.
R. Yo, el Señor, tu Dios.
PRIMERA LECTURA
Del segundo libro de los Reyes 5, 1-19
ELISEO REVELA EL PODER DE DIOS EN LA CURACIÓN DE NAAMÁN DE SIRIA
En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que
gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había
dado la victoria a Siria; pero estaba enfermo de la piel. En una incursión, una
banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la
mujer de Naamán; y dijo a su señora:
«Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaría; él lo libraría de su
enfermedad.»
Naamán fue a informar a su señor:
«La muchacha israelita ha dicho esto y esto.»
El rey de Siria le dijo:
«Ven, que te doy una carta para el rey de Israel.»
Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de
oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así:
«Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo
libres de su enfermedad.»
Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando:
«¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de
librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando
un pretexto contra mí.»
El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las
vestiduras, y le envió este recado:
«¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un
profeta en Israel.»
Naamán llegó, con sus caballos y su carroza, y se detuvo a la puerta de la casa
de Eliseo. Eliseo le mandó un mensajero a decirle:
«Ve, báñate siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia.»
Enojóse Naamán, y se marchaba, comentando:
«Yo me imaginaba que saldría en persona a encontrarme, y que en pie invocaría
el nombre del Señor, su Dios, pasaría su mano sobre la parte enferma y me
libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar,
no valen más que todas las aguas de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar
limpio?»
Dio media vuelta y se marchó furioso. Pero sus siervos lo abordaron, diciendo:
«Padre, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, ¿no lo habrías hecho?
Cuánto más si lo que te prescribe es simplemente que te bañes para quedar
limpio.»
Entonces Naamán bajó y se bañó siete veces en el Jordán, según la palabra del
hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su
comitiva al hombre de Dios y se le presentó, diciendo:
«Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta
un regalo de tu servidor.»
Eliseo contestó:
«¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré nada.»
Y, aunque le insistía, lo rehusó. Naamán dijo:
«Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de
mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a
otros dioses fuera del Señor. Y que el Señor me perdone: si al entrar mi señor
en el templo de Rimón para adorarlo, se apoya en mi mano, y yo también me
postro ante Rimón, que el Señor me perdone ese gesto.»
Eliseo le dijo:
«Vete en paz.»
RESPONSORIO 2R 5, 14. 15; Lc 4, 27
R. Su carne quedó limpia como la de un niño. * Entonces
Naamán dijo: «No hay Dios en toda la tierra más que el de Israel.»
V. Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero
ninguno de ellos obtuvo la curación, sino Naamán, el de Siria.
R. Entonces Naamán dijo: «No hay Dios en toda la tierra más que el de
Israel.»
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de Teodoreto de Ciro, obispo, Sobre la encarnación del
Señor
(Núms. 26-27: PG 75, 1466-1467)
YO CURARÉ SUS EXTRAVÍOS
Jesús acude espontáneamente a la pasión que de él estaba escrita y que más de
una vez había anunciado a sus discípulos, increpando en cierta ocasión a Pedro
por haber aceptado de mala gana este anuncio de la pasión, y demostrando
finalmente que a través de ella sería salvado el mundo. Por eso, se presentó él
mismo a los que venían a prenderle, diciendo: Yo soy a quien buscáis. Y cuando
lo acusaban no respondió, y habiendo podido esconderse, no quiso hacerlo; por
más que en otras varias ocasiones en que lo buscaban para prenderlo se esfumó.
Además, lloró sobre Jerusalén, que con su incredulidad se labraba su propio
desastre y predijo su ruina definitiva y la destrucción del templo. También
sufrió con paciencia que unos hombres doblemente serviles le pegaran en la
cabeza. Fue abofeteado, escupido, injuriado, atormentado, flagelado y,
finalmente, llevado a la crucifixión, dejando que lo crucificaran entre dos
ladrones, siendo así contado entre los homicidas y malhechores, gustando
también el vinagre y la hiel de la viña perversa, coronado de espinas en vez de
palmas y racimos, vestido de púrpura por burla y golpeado con una caña,
atravesado por la lanza en el costado y, finalmente, sepultado.
Con todos estos sufrimientos nos procuraba la salvación. Porque todos los que
se habían hecho esclavos del pecado debían sufrir el castigo de sus obras; pero
él, inmune de todo pecado, él, que caminó hasta el fin por el camino de la
justicia perfecta, sufrió el suplicio de los pecadores, borrando en la cruz el
decreto de la antigua maldición. Cristo —dice san Pablo— nos redimió de la
maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros. Así lo dice la
Escritura: «Maldito sea aquel que cuelga del madero.» Y con la corona de
espinas puso fin al castigo de Adán, al que se le dijo después del pecado:
Maldito el suelo por tu culpa: brotará para ti cardos y espinas.
Con la hiel, cargó sobre sí la amargura y molestias de esta vida mortal y
pasible. Con el vinagre, asumió la naturaleza deteriorada del hombre y la reintegró
a su estado primitivo. La púrpura fue signo de su realeza; la caña, indicio de
la debilidad y fragilidad del poder del diablo; las bofetadas que recibió
publicaban nuestra libertad, al tolerar él las injurias, los castigos y golpes
que nosotros habíamos merecido.
Fue abierto su costado, como el de Adán, pero no salió de él una mujer que con
su error engendró la muerte, sino una fuente de vida que vivifica al mundo con
un doble arroyo; uno de ellos nos renueva en el baptisterio y nos viste la
túnica de la inmortalidad; el otro alimenta en la sagrada mesa a los que han
nacido de nuevo por el bautismo, como la leche alimenta a los recién nacidos.
RESPONSORIO Is 53, 5; 1Pe 2, 24
R. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros
crímenes; él soportó el castigo que nos trae la paz, * por
sus llagas hemos sido curados.
V. Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para
que, muertos al pecado, vivamos para la justificación.
R. Por sus llagas hemos sido curados.
*Lecturas del Santa Teresa Benedicta de la Cruz*
Lunes, 9 de agosto de 2021
Evangelio
*Evangelio
según san Mateo (25, 1-13)*
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus
lámparas al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las
prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron
dormidas.
Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque
nuestras lámparas se apagan?'.
Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a
comprarlo al mercado'.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en
la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos pero él
respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc
1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que
trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida
hasta el día de hoy;
Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos
confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día
nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones,
según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en
todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Virgen y Mártir
(Memoria Libre)*
Edith Stein nació en Breslau,
Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11
hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de
Auschwitz el 9 de agosto de 1942.
Fue una estudiante brillante,
quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego
se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la
tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl. El filósofo
escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de
Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca
había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo
al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en
Filosofía con el grado de summa cum laude.
Luego de que muchos de sus amigos
fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de
voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales
militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y
cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la
disentería y el cólera. Al término de su período como voluntaria en el hospital
militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.
Tras retornar de la experiencia
de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el
insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos
cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los
diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de
la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús,
terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión
al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.
Por este tiempo, Edith dejó su
carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio
de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó por 8 años como profesora y
dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola
y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera
clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos,
incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación
era un trabajo apostólico.
A lo largo de este período, Edith
continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar
conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En
el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y
significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como:
"Ethos de las mujeres que trabajan", "Diferentes vocaciones de
hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza" , "La
Espiritualidad de la mujer cristiana", "Los principios fundamentales
de la Educación de la mujer", "Problemas en la Educación de la
Mujer", "La Iglesia, la mujer y la juventud" " y "El
significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional". Una
lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su
fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor
de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el
mundo.
En 1931, Edith deja la escuela
del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de
sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un
año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío.
Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus
proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También
recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la
situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al
convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa
al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y
reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de
Avila por su amparo espiritual.
En el convento, Edith continuó
sus estudios y escritos completando los textos de su libro "La Finitud y
el Ser", su obra cumbre.
En 1938 la situación en Alemania
empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas (la
Kristallnacht o "Noche de los Cristales") despejó toda duda acerca
del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores
preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31
de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de
Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo
judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia
Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y
escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.
Como la incineración y los
cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda,
empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los
Judíos en Amsterdam.
Edith pidió una visa a Suiza
junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser
transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le
Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a
Rosa.
Para Edith fue inaceptable y por
eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt.
Decidida a terminar "La Ciencia de la Cruz", Edith usó todo momento
para investigar, incluso hasta quedar exhausta.
En la Comunidad Holandesa de Echt,
la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue
temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente
implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe
católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de
Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en
contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando
la exterminación de los bautizados judíos.
Por esa razón, el domingo 2 de
agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como
siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre
San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron
junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la
situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la
mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven Rosa, vamos a ir por nuestra
gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la
policía que las esperaba.
Hay muchos testigos que cuentan
del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y
Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan
de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras
mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus
cabellos y cuidando de que estén alimentados.
En medio de la noche, antes del
amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a
Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la
Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que
fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He
aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados:Número 44070 : Edith
Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9
de Agosto de 1942.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LANGUIDECE, SEÑOR, LA LUZ DEL DÍA.
Languidece, Señor, la luz del día
que alumbra la tarea de los hombres;
mantén, Señor, mi lámpara encendida,
claridad de mis días y mis noches.
Confío en ti, Señor, alcázar mío,
me guíen en la noche tus estrellas,
alejas con su luz mis enemigos,
yo sé que mientras duermo no me dejas.
Dichosos los que viven en tu casa
gozando de tu amor ya para siempre,
dichosos los que llevan la esperanza
de llegar a tu casa para verte.
Que sea de tu Día luz y prenda
este día en el trabajo ya vivido,
recibe amablemente mi tarea,
protégeme en la noche del camino.
Acoge, Padre nuestro, la alabanza
de nuestro sacrificio vespertino,
que todo de tu amor es don y gracia
en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE St 4, 11-13a
No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga
a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley no
eres cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el legislador y juez: el que
puede salvar o perder. Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
PRECES
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación.
Digámosle, pues, confiadamente:
Atrae, Señor, a todos hacia ti.
Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la
esclavitud del pecado;
haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los
obispos de la Iglesia,
para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.
Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren
encontrarla
y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos.
Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados;
ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén
celestial,
allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos.
Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina
nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente
nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.